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Me cuesta entenderte por OnlyBekah

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Notas del capitulo:

Espero que les agrade.

Aun estoy considerando la pareja principa, agradezco sugerencias :D

Era un niño mimado, Bang yong guk siempre lo había sido, rebosaba talento, era alto y apuesto, y eso intensificaba más los mimos y privilegios que, a menudo le ofrecían, haciendo ascender su ego hasta un punto demasiado alto. No contaba con nada más, tan solo era él y sus derechos.

 

Sin embargo, por muy señorito que fueras siempre hay alguien que esta ahí para hacerte desfallecer, hacer que tus piernas tiemblen, para volverse tu debilidad. Verdad?

 

El joven subió a su caballo, como siempre una mueca de superioridad adornaba orgullosamente su rostro. Las botas se adaptaron a las pisadas de la montura, y son suma sutileza tomo las riendas del negro corcel. Solo ese animal tenía su aprecio, era lo que más quería en el mundo, después de a el mismo.

 

Suavemente movió sus pies, rozando su bota con los lados del estómago del caballo, haciéndolo comenzar a moverse. El simple movimiento del cabalgar lo relajaba.

 

Como siempre un largo paseo lo dirigió por los campos que ya eran oficialmente de su propiedad, ya sembrados, a punto de dar cosecha, el verano se acercaba. Mas allá parte de la cuidad se veía, otra zona más a su favor, no perteneciente a él, pero en la que tenía suma autoridad.

 

Tenía calor, esas camisas le hacían sofocarse en esas épocas, sin embargo debía llevarlas para infundir algo de superioridad.

 

Hace años sus abuelos, sus bisabuelos dominaron por completo la ciudad, prácticamente el país, los tratos feudales eran su mayor juego, siendo ellos en cualquier partida los ganadores. Ahora, las cosas habían cambiado ligeramente, oía desfachateces varias sobre futuros medios de transporte, avances científicos, la medicina avanzaba a paso de gigante, A su opinión nada ganaría  a la peste, nada, e incluso el pueblo se levantaba en ocasiones.

 

Pero poco le afectaba eso a el, si algo era cierto es que sabía manejar las cosas a su único favor controlándolo todo, dando lo que quería a sus súbditos pero asegurándose de manejar sus futuros.

 

Con paso lento miro a sus lados, estaba llegando a la ciudad que lo vio crecer, y que el mismo hacia crecer.

Había prometido asistir a un extraño evento, una venta de esclavos algo particular, la curiosidad lo invadió nada mas oír sobre ello, más que nada porque nada hay de interesante o particular en un esclavo.

 

Las calles estaban repletas de gente, el mercado matutino estaba en pleno apogeo, sin embargo las masas se abrían ligeramente cuando su caballo se iba acercando, las miradas de nuevo se posaban en el, seamos sinceros, era tan respetado como amado, no era un simple noble rico y codicioso, más bien, a pesar de su frialdad, ante el populacho era un bondadoso amo, Amo? enserio? tan solo era un noble rico, a cargo de muchas de las fierras  en las que los hombres trabajaban. En esos momentos el que te da trabajo es tu mayor salvador.

 

Unas calles más allá, la masa de gente se dispersaba, y otro tipo de persona se dejaba ver. Las vestimentas cambiaban enormemente, viendo desde hidalgos hasta condes.

En una gran mesa de madera, color caoba estaba su viejo amigo, sentado orgulloso del éxito de sus ventas.

 

Desmonto, atando su caballo a un poste cerca de unas casas.

Acaricio la cabeza del animal hasta el hocico cariñosamente y a continuación se giró, para acercarse a la subasta.

 

Los múltiples saludos se hicieron presente, obligándolo una vez más a ser cínico y sonreír ampliamente. Algunas damas lo saludaban alegremente, acercando discretamente a sus hijas, de verdad esperaban que el joven y apuesto más codiciado de la ciudad se fijara en ellas.

Paso de largo por casi todas, inclinándose ligeramente de vez en cuando frente a altos cargos, pudo reconocer al duque, primo de la reina, y a la dama sin título más poderosa de la ciudad, como he dicho sin título, proveniente de familia burguesa, había logrado hacerse un hueco, tanto en la sociedad, como en la cama del rey.

 

Se acercó a la mesa con una sonrisa, esta vez sincera.

 

-Buenas.

 

-OH! Te has dignado a venir!?- el susodicho se levantó con una sonrisa inmensa, en sus mejillas se hicieron unos hoyuelos perfectos, sonriendo con sus ojos. Le ofreció su mano educadamente.

 

-Por supuesto- Correspondió el saludo, y tras ello lo atrajo abrazándole amigablemente- No me perdería uno de tus famosos eventos, dicen por ahí que tu mercancía es la mejor.

 

-Acaso vienes a comprar?- levanto una ceja sorprendido, la verdad es que al señorito Bang Yong Guk no le hacían falta esclavos, tenía demasiados, pero algo es cierto, solo mujeres habitaban su casa, a excepción de algún que otro secretario y ayuda de cámara, pero de larga edad encima, a los que no pudo dar libertad, dado que le pertenecieron a su padre durante muchos años, en parte le daba nostalgia deshacerse de esos hombres que aun a distancia, le vieron crecer- Sabes que aquí solo hay hombre, no es cierto?

 

-Pues claro, Dae…!acaso te crees que no te escucho cuando me hablas?- bromeo- me informaste hace casi una semana de esto, y tal vez sea hora de renovar el servicio, algunas tareas no son aptas ni soportables para mi servicio de féminas- Bien… ahora seamos sinceros, no recordaba haber oído hablar a su compañero nada del genero de los esclavos, si tenía intención de comprar alguno de ellos, pero suponía que abría mujeres. Aunque también es cierto que su excusa no era del todo incorrecta, las mujeres que lo servían estaban o mayores o no podían desempeñar todos los trabajos, lo secretarios ya eran casi ancianos, y sus escuderos no tenían por qué ayudar ni ocuparse de dichas tareas, así que supongo que no estaría mal introducir algunas almas jóvenes y fuertes en casa.

 

-Bien, bien, pues ya sabes, siéntate y empezaremos.

 

Se dirigió con lentitud hasta una de las sillas situadas en la pequeña plazoleta, le dio un repaso al lugar, Algunos guardias cercaban el lugar, a pesar de estar en un lugar público, era algo privado, para personajes adinerados, capaz de comprar a las personas que allí se vendían, Dae no era un mindundi de ciudad, era caro.

 

No le agradaba demasiado estar allí, prefería los lugares cerrados, donde un vendedor ponía frente a ti la mercancía y punto. Pero por desgracia lo legal tenía la costumbre de ser al aire libre. Y esto por desgracia lo era.

 

La primera subasta fue mediocre, un chico delgaducho salió al frente, se veía extrañamente bonito, demasiado. Eso no era muy de su preferencia, un esclavo tan débil no te servirá para nada, no es cierto?

Sin embargo a pesar de eso, se vendió a gran precio, más de 5.000 coronas fueron capaces de pagar por el niñato, mucho para su opinión.

 

El segundo era bastante más decente, medianamente alto, con un pelo marón despeinado, vestía ropas simples, pero no descuidadas, al parecer Dae trataba bien su mercancía, tanto que el mismo acabo comprando al muchacho, dejando a todos algo sorprendidos. “Fue de mi agrado” respondió ante las miradas de interrogación.

 

Así pasaron al menos diez más, algunos mejores que otros, la verdad que estuvo a punto de comprar a un muchacho fuerte y alto, de pelo también castaño, era una buena adquisición, los trabajos de fuerza los desempeñaría fácilmente y el precio fue bastante barato, aun valiendo más. Pero aun así no le convenció, comenzaba a dudar de si compraría algo en este dia.

 

No me decepcione, faltaban al menos cinco más de salir.

 

Un chico se acercó quedando frente a todos, un ápice de brillo se veía en sus ojos, los anteriores eran tristes, alegres, temerarios… pero este era diferente, no sabría definirlo completamente.

La suma pagada comenzó a subir, levanto su mano, sorprendiendo tanto a su viejo amigo, como a los presentes, algunas mujeres lo miraron extrañadas, y a continuación al chico que se hallaba frente a todos, algunas manos subieron también, interesados repentinamente por el chico.

Una mueca se filtró por los labios del señorito, acaso la gente no tenía personalidad? Necesitaban que alguien superior se adelantara para poder actuar.

 

Siguió levantando su mano, ante cualquier comprador, la suma ascendía a 8.000 coronas, no era demasiado caro, aunque eso no era problema.

 

-Una nueva mano, frente a él se levantó, comentando una suma de dinero nueva-10.000- la miro, fulminándola con la frialdad de su mirada, de verdad? De verdad pretendes ganarme?

 

La burguesa, con decisión bajo la mano, girándose y sonriendo a nuestro chico, con sorna.

Sin decir una palabra volvió a levantar la mano. No la bajo hasta unos segundos después, pensó delicadamente lo que diría, no se había encaprichado, ni intentaba ganar a la ricachona, tan solo ese chico le había interesado, que los demás intentaran competir lo ponía de lo nervios, queriendo tajar el asunto lo antes posible.

 

-10.100- comento tranquilamente, fue un reto, todos lo supieron, la mujer se giró de nuevo, quedando de nuevo de espaldas a él , mirando al chico, maldiciéndose a sí misma. Claro que podía hacer ofrecido más, podría haber comprado a todos los esclavos y a los asistentes a las ventas en un solo momento, eso no suponía un problema, pero el hecho de que pretendieran quitarle algo en lo que se había interesado suponía una molestia para él.

 

El silencio se hizo presente, el miedo y el respeto salieron a la luz, el muchacho no miraba a nadie, tan solo el cielo y las casas de la plazuela parecían ser de su interés.

Mientras un divertido moreno se reía ruidosamente tras una mesa llena de papeles. Lo conocía demasiado, sabía que estaba vendido.

 

-Vendido pues- dijo Dae conteniendo la risa, haciendo que los hoyuelos desaparecieran.

Notas finales:

Gracias por leer.


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