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Nosotros. por CupcakeSmile

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Notas del fanfic:

bueno, esto es algo que tenia en mi carpeta desde hace mucho tiempo y no había terminado..se me ha ocurrido terminarlo ahora, así que espero les guste <3

Estaba probando con este tipo de narración xD y me ha gustado mucho como ha quedado. 

Notas del capitulo:

les dejo esto aqui, que me parece increible no tener ni un solo fic de BigBang siendo yo VIP de corazón y orgullo <3

Aunque...tendria que ponerme a terminar otros que tengo por ahí xDD

Sin mas, disfrutenlo <3

Tu cabeza te dice que lo ignores, que pases de largo y trates de no prestarle atención a ese chico de cabellos rosas que te vuelve loco, pero es imposible. No puedes evitarlo, él te incita, te tienta, te provoca, y sabes que lo hace apropósito, porque al igual que tú, él también siente algo.

Pero ninguno se atreve a confesarlo, acallan sus sentimientos en lo más profundo de sus corazones, ignoran que sus sentimientos gritan por salir, porque tienen miedo de perder esa amistad. Se conforman con roces, risas y amagos,  nada serio ni lo suficientemente cariñoso para decir que tienen algo o al menos, que diga indirectamente que se quieren.

 

No puedes evitar observarlo y lo maldices en tu interior ¿Cómo puede ser tan hermoso? Cantando así, con el cuerpo perlado en sudor, usando una camiseta negra, dejando a la vista sus brazos y ese tatuaje que te vuelve loco, aunque en realidad, cada parte de él te vuelve loco. Jiyong te trae loco ya de por sí, no puedes observarlo sin tener la necesidad de acercarte y abrazarlo, le quieres, pero sabes que eso está mal; porque los dos son hombres y amigos, se conocen desde hace años, incluso antes de que debutaran juntos como Big Bang. Él es como tu hermano, tu amigo, tu más fiel confidente, casi es de tu propia familia.

Tus ojos siempre están encima de él, lo vigilas y velas por él, te duele separarte, te cuesta despedirte aunque sea por unas horas, peor aún, unos días; te espantas cuando no sabes nada de él, cuando sonríe, tu también lo haces, si está triste, tú también lo estas. Know Jiyong es tú vida, lo quieres, lo amas, tu corazón late con fuerza cada vez que estas cerca de él, cada vez que sus pieles se rozan, en cada toque mínimo, cada mirada inocente, cada sonrisa, todo lo referente a el hace que sientas tu corazón latir con tanta fuerza que amenaza con salirse de tu pecho.

 

No tienes idea de cuando lo comenzaste a amar, eso fue hace mucho, tampoco tienes idea de cuando te diste cuenta de que el te quería también; pero aún así tienes miedo, prefieres mantener la relación de amistad, temeroso de que esta se rompa cuando se confiesen sus sentimientos de manera…legal. Pero eso nunca va a pasar, tienes planeado que tu boca se quede callada, que tu corazón no te obligue a hablar, que no diga esas peligrosas palabras que tanto temes decir.

 

G-Dragón jamás debe escucharte decir “Te amo” jamás debes confesarles tus sentimientos. Su amistad, debe quedar intacta.

Pero eso no te impide sentir celos, y te dan celos de toda persona que se le acerca, de SeungHyun, principalmente. Lo ves tan unido a él, tan cercanos, tan cariñosos, que no puedes evitar sentirte molesto, te dan ganas de golpearlo y obligarlo a que se aleje de él pero no puedes, le tienes un cariño inigualable a todos tus amigos, pero con Jiyong es diferente.

 

Te preguntas si Jiyong también tiene miedo de confesarse, y al parecer es así porque nunca ha dicho nada, pero la curiosidad es mucha, quieres saber si él te ama tanto como tu a él, si le dan celos cuando te ve con otra persona, quieres saber todos y cada uno de los pensamientos que tiene cuando te ve; quisieras que fuera un libro abierto, que con solo mirarlo a los ojos ya supieras que está pensando, pero Jiyong no era así, pese a tantos años juntos no podías descifrar las cosas que le pasaban si no las decía, te molestaba eso de él, se guardaba sus cosas.

 

Te esfuerzas por ignorarlo, pero como siempre todo es en vano, cada parte de él te llama, no puedes despegar tus ojos de él. Lo amas tanto que te sientes impotente por no poder estar con él como quisieras, porque quisieras poder abrazarlo y besarlo, nunca dejarlo ir, tenerlo solo para ti, pero no te lo puedes permitir.

 

El show ha terminado, las fans gritan afuera como locas, piden por más, te sientes mal porque no pueden seguir por siempre, tienen que irse, descansar para la próxima presentación. En el backstage todos celebran, se felicitan por haber terminado con éxito, se abrazan, se dan cariño y tu solo quieres que Jiyong te rodeé con sus brazos, pero no lo ves, no lo consigues por ningún lado hasta que ese rosa particular te llama la atención, abrazando a SeungHyun; Los celos te encienden, te has molestado, no quieres hacerlo pero tu corazón te obliga a sentir ese amargo sentimiento, te duele verlo con otro.

Se separa de él, lo ves caminar hacia ti con seguridad, sientes que todo dentro de ti se derrite, sus caderas se mueven a la par de sus piernas en un movimiento que a ti, te parece hermoso. Sus brazos se extienden y luego se cierran alrededor de tu cuerpo, te sientes feliz, su calor te llena, te sientes completo; lo abrazas también, rodeas ese pequeño cuerpo con tus fuertes brazos, no quieres dejarlo ir, pero aún así tienes que hacerlo. Cuando te separas sientes que se lleva parte de ti, te vuelves a sentir incompleto, pero igual lo dejas ir.

 

No sabes cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que lo tocaste así, pero fue hace ya mucho, ese abrazo te había devuelto la vida, y te das cuenta que aún no lo has dejado de amar, es más, lo amas aún más de lo que ya lo hacías; te comienzas a preguntar cómo es posible que te tenga así, loco por él, pero no encuentras respuesta, simplemente sabes que lo amas.

 

En casa, es donde más te vuelve loco, Paseándose por ahí mostrando muy poco, pero siendo suficiente para que desees tocarlo. Sabes perfectamente que todo eso lo hace para provocarte, porque espera que tu des el primer paso, que seas tú el primero en confesarlo, porque pese a tantos años de que se conocen, este tema los trae retraídos.

 

—    YoungBae— esa voz que tanto admiras penetra en tus oídos, haciéndote imaginar mil y unas cosas que podías y quisieras escuchar de ella, te tardas tanto en contestar, que te vuelve a llamar, y de nuevo, entras en una especie de trance—YoungBae ¿estas escuchándome?

 

Sales del trance, todo pensamiento que tenías sobre él aumentan al momento en que le miras, está usando solo un pantalón, su torso desnudo mostrando apenas pequeños músculos que se comienzan a desarrollar, gracias a sus idas al gimnasio por el lanzamiento de su nuevo álbum; su cabello está mojado y pequeñas gotas de agua caen de él. Pero no ves su cuerpo, esos ojos te atrapan inmediatamente; ahí es cuando te das cuenta que es como un libro abierto para ti, puedes leer cada uno de sus pensamientos, su mirada está llena de emocione y todos ellos van dirigidos hacia ti; niegas con tu cabeza en un movimiento leve, indicándole que no le has escuchado.

 

—    Pregunté si habías visto mi  camiseta azul— te pasas la lengua por tus labios, pensando, quieres decirle que no la has visto y que continúe así por la casa, pero en realidad, si la has visto, más no recuerdas donde.

—    No recuerdo donde la vi— respondes evitando su mirada— pero creo que estaba tirada bajo tu cama.

—    ¿Me ayudas a buscarla?

 

Dudas antes de responder, pero asientes levemente mientras sonríes y te paras del sofá donde estabas sentado; caminas con él hacia su habitación, no sabes a donde mirar, están los dos solos ahí y sabes que es una buena oportunidad para confesarte, al menos legalmente, pero no te atreves a tal cosa; diriges tu mirada hacia él, lo sigues con tus ojos, como se mueve, agachado para mirar por bajo la cama y estirándose ya en el suelo para alcanzar la camisa que supones, ha conseguido.

 

Cuando se levanta, en su mano tiene la camiseta azul, levanta sus brazos para ponérsela y te sonríe con timidez cuando ha terminado de vestirse. Se acerca a ti moviendo sus caderas, seduciéndote inconscientemente, sus ojos llegan hasta los tuyos, la sonrisa no se desvanece de su cara; te ve por un largo tiempo con la mirada cargada de esperanza y amor, esperando algo que jamás tendrá: una confesión.

 

Los dos se aman, pero no se dicen nada. ¿Por qué? Te lo preguntas una y otra vez, porque de verdad lo amas, te derrites cuando lo vez, te aceleras, te emocionas, te encanta; y él también siente lo mismo, lo sabes, pero nadie habla, nadie lo confirma. Sientes que es una estupidez de los dos, pero tienes miedo de que él te deje de amar, que se valla con otra persona; aun así, tu corazón es un cobarde y oprime a tu cerebro para que no hable.

 

—    YoungBae— te llama, su tono de voz ha cambiado, es más suave y lo ha dicho en un susurro, lo notas: está nervioso— tú y yo…

 

Tu corazón se acelera. “Tú y Yo” aquello había sonado tan hermoso que quisiste que fuera verdad pero, no había un “tú y yo” intentas decirlo, pero no quieres herirlo, la batalla interior entre tu cerebro y tu corazón es grande, pero tu cerebro parece tener la ventaja, puesto que palabras peligrosas escapan de tus labios.

 

—    No hay un…Tú y yo, Jiyong— tu pecho se oprime, te duele, los ojos de Jiyong cambiaron rápidamente, esos sentimientos de esperanza y amor habían desaparecido dejando tristeza. Le habías herido.

—    Lo siento— te lamentas en tu interior por las palabras que le habías dedicado, pero no te permites remediarlo. Mantenía su rostro bajo, triste, masajeando su cuello intentando pensar en algo que decir para reparar lo que había dicho antes— pensé que…podía haberlo.

 

Te muerdes el labio inferior, nervioso. No puedes creer que él se haya atrevido a declararse, pero así fue.

 

—    Como te dije, no hay un tú y yo— Te aceleras más, tú corazón está tomando control en la batalla, tu boca se abre y las palabras brotan de ella con rapidez que ni te has dado cuenta que has dicho— Quizás un nosotros.

 

Su mirada se levanta, te mira a los ojos, sientes que escudriña tu interior como comadreja  con su mirada, una mirada que volvía a tener esperanzas, la sonrisa vuelve a su rostro, está vez más amplia pero aún desborda timidez. Haz metido la pata, y bien hondo, te arrepientes de tus palabras ¿Un nosotros? ¡No debías decir aquello! Debías destruirle sus esperanzas, debías rechazarlo, pero no habías logrado el objetivo, fallaste la misión.

 

—    ¿un nosotros? — te cacheteas mentalmente, una, dos, tres, cuatro, veces, todas las necesarias para regañarte— ¿Qué quieres decir con, un nosotros?

—    Que me gustas, Jiyong— fuiste claro. No le diste rodeo, sabías que a la larga esto pasaría, era ahora o nunca — Siempre me has gustado.

 

Jiyong se debate mentalmente, no sabe que decir, sus mejillas están rojas y sus ojos abiertos a más no poder. ¿No se esperaba eso? Pero había sido él el que había comenzado todo, ríes y te acercas a él lentamente; sus pies se mueven en dirección contraria, alejándose, pero se detiene al cabo de segundos, dejando que te acerques más y más.

Buscas su mirada pero él rehúye, tus manos se mueven en busca de su rostro, lo tomas entre ellas, acariciando sus mejillas mientras lo obligas a mirarte directo a los ojos; te sientes tentado, tienes ganas de besarle y tu corazón ya ha derrotado a tu cerebro, así que no lo piensas y diriges tus labios hacia los de él. Lento, tierno, con paciencia, como si tuvieran todo el tiempo del mundo; Te sientes en el cielo, no puedes creer que lo estés besando, a él, a Jiyong.

 

Poco a poco lo vas tumbando en la cama,  no despegas tus labios de él, pero una de tus manos baja hasta encontrar la de él y entrelazarlas, mientras la otra acaricia su cuello. Se toman su tiempo, besando cada centímetro de sus labios, explorando sus bocas, juguetones y traviesos, riendo como cómplices. Unos dientes se cierran alrededor de tu labio inferior, jalándolo cuando decidiste separarte, obligándote a volver a acercarte y seguir besándolo, lo oyes reír y suspirar mientras lo besas, su mano libre sube hasta tus hombros, acariciándolo, pasando por tu cuello y tu nuca para volver a tu hombro.

 

Bajas tu mano hasta su cintura y lo acaricias, raspando levemente la yema de tus dedos contra la piel, colándola apenas por debajo de la camisa que se acababa de poner, lo sientes temblar bajo de ti, suspirando, subes la mano acariciando su torso, hasta llegar a sus pezones y apenas los tocas un suspiro se ahoga en medio del beso; Alejas tu boca de la contraria y repartes besos por toda la anatomía visible,  tocando con tus labios levemente la piel de su cuello y hombros. Lo jalas para sentarlo en tus piernas, el abraza tu cuerpo con las suyas y enrosca sus brazos alrededor de tu cuello, uniendo de nuevo sus labios en un beso, que esta vez subía de todo.

 

Todo está mal, tu cerebro te grita que lo dejes así como está, pero el corazón lo patea encerrándolo; piensas que es hora de comenzar a guiarte por él que por el cerebro ¿Quién iba a pensar que esto pasaría? Que te correspondería así de bien.

 

 

Saboreas su piel y cuando llegas a su tatuaje de la dragon ball, no puedes evitar jalar de su camisa para sacársela; ríes por lo bajo, se la ha puesto para nada. Apoya sus brazos en la cama y expone su pecho hacia ti, tu boca toma uno de sus pezones, lamiendo y chupando, sus labios poco se esfuerzan por callar los gemidos, bajos y suaves. Se contorsiona y mueve bajo de ti, y tú te sientes glorioso, tocándolo y logrando sacarle gemidos, llevarlo al placer, nunca pensaste que lograrías aquello, pero lo has logrado y te sientes orgulloso de eso. Jala tu camisa con desesperación, subiéndola y atrayéndola hacia si con deseos de despojarte de ella, subes tus brazos y dejas que él mismo te la quite, sus manos exploran tu cuerpo, sientes como sus suaves palmas acarician tu torso, contorneando tus bien formados músculos

 

Vuelves a tu trabajo, atender sus pezones, tu mano baja hasta sus pantalones y acaricias por sobre la tela, él arquea un poco su espalda, suspirando, devuelves tu mano hacia su pecho, acaricias el otro pezón y lo vuelves a besar en los labios, gime dentro de tu boca y las vibraciones que sus sonidos provocan dentro de ella te excitan más.

 

Unen sus lenguas en un baile sin coreografía, él cae por inercia de espaldas a la cama y quedas entres sus piernas, el beso salvaje hace que sus manos se pongan así también, recorriendo sus cuerpos sin pudor alguno; Jiyong te atrapa con sus piernas nuevamente, el contacto de sus entrepiernas los vuelve locos a ambos; se desean, de eso no hay duda, y ya no tienes excusa alguna para detenerte.

 

 

Te alejas nuevamente, él se queja, pero debes hacerlo, quieres que todo sea lento y cuidadoso, no permitirás que salga lastimado en su primer contacto;  la mano de Jiyong  sube por tus piernas, hasta llegar a tu entrepierna, la cual acaricia con la punta de sus dedos, ya que no logra alcanzar por completo, sonríes, está tan desesperado que no evitas que te de ternura pero el tacto, aunque sea por sobre la tela del jean, te da pequeñas descargas eléctricas que te hacen delirar del placer.

 

Alejas su mano y desabrochas su pantalón, no puedes creer que a estas alturas ya esté duro, acaricias por sobre el bóxer, muerde sus labios y su dedo, el cual había llevado hasta su boca; lentamente vas bajando su ropa interior junto a sus pantalones, hasta tenerlo completamente desnudo bajo tuyo. Te relames los labios como depredador hambriento y el ríe con picardía, mueve sus caderas con ganas de que sigas lo que empezaste, pero algo dentro de ti se contiene a seguir.

 

Giras tu rostro un poco, hasta la puerta, y te alarmas al ver que la han dejado abierta. Te levantas pese a las quejas y gemidos en forma de reproche que Jiyong te dedica, mordiéndote el labio e inquieto, cierras la puerta; A penas te giras, te le lanzas encima como un león hambriento, deseoso de comerse a su presa, a ese lindo cervatillo asustado.

Solo que en este caso, el cervatillo asustado, es un cervatillo algo pervertido.

 

Las piernas de Jiyong se enroscaron en tus caderas, atrayéndote hacia él, pegando sus miembros duros y necesitados, el de él, totalmente expuesto y desnudo, frotándose con una intensidad que dejaba ver su excitación; contra el tuyo, aún escondido bajo la tela del jean. Y comenzaba a molestar.

Jiyong lo notó, y de un rápido y ágil movimiento, desabotonó tu pantalón y simplemente te lo sacaste, dejándolo tirado por ahí. El bóxer solo es otro impedimento más, y ha quedado tirado al lado del jean. Están desnudos, piel contra piel, tocándose sin pudor y con una pasión totalmente visible.

 

Sus delgados y largos dedos toman tu hombría y acarician su glande de una manera experta que te hace preguntarte dónde aprendió, pero sacas el pensamiento de tu mente y te entregas al placer. Inclinas tu cuello para morder y chupar la piel del cuello de él, desesperado, dejándole el cuello húmedo por tu saliva y lleno de marcas que él ya luego verá como ocultar de las cámaras.

Gimes contra su piel sudada cuando su mano comienza a bombear, y no puedes evitar que tus propias manos viajen a su redondo culo para tomarlo con fuerza de ahí y elevarle un poco la cadera, dejando su entrada al aire y que alejara sus manos de tu miembro.

Te separas, y bajas besándole el pecho, siguiendo sus abdominales y lamiendo y mordisqueando su vientre; Hundes tu rostro en su escaso vello púbico y lo sientes temblar, jadeando. Sus dedos se hunden con fuerza en tu cabellera y aspiras su olor, tan excitante…el olor de tu Jiyong. Solo tuyo.

 

Lames su miembro, lentamente, rodeándolo todo y un brutal gemido escapa de sus labios, acompañado de tu nombre de pila. Ese YoungBae  había sonado más hermoso de lo que sonaba de sus labios; Lo rodeas con tu boca, y comienzas un suave vaivén, acariciando con tus labios, lengua y paladar, aquel pedazo de carne palpitante.

Jiyong no lo soporta más, jala tu cabello y tú tampoco puedes aguantarte, así que te separas y te posicionas entre sus piernas; busca con tu mirada la mesita de noche, y con un torpe movimiento te inclinas para poder abrir el cajón y sacar un preservativo.

 

Jiyong te mira alzando una ceja, ordenándote con la mirada que te des prisa. Te apresuras para colocártelo, rompiendo el pequeño empaque y deslizando el preservativo por tu gran falo.  Jiyong abre sus piernas, entregándose por completo, sonriendo y mordiéndose el dedo índice.

Tomas tu miembro y lo posicionas en su entrada, y de una sola estocada te introduces en su interior. Lo sientes exquisito, la gloria, es el cielo. Sus paredes interiores se contraen aprisionando tu miembro, y es tan exquisito que jadeas de placer; escuchas su gemido, apretando la sabana bajo sus manos, y mordiéndose el labio, sin despegar la vista de ti.

 

Su cadera se mueve y él gime al sentir como dentro de él, tu miembro se mueve lentamente. Es el paraíso, esas estrechas paredes, húmedas y calientes te aprisionan, comienzas a mover tu pelvis, primero lento, disfrutando de las sensaciones que estar dentro de él te brindan.

Tus sentimientos explotan, no sabes con exactitud como te sientes, o que sientes, simplemente sabes que es una extraña mezcla de felicidad y excitación; El cuerpo bajo de ti tiembla, y se estremece mientras gime tu nombre.

Las embestidas aumentan, con fuerza entras y sales de su interior, sus gemidos se convierten en gritos de placer y se aferra a tu espalda, clavando sus uñas en tu piel. El dolor no importa, porque simplemente es transformado en placer, eres incapaz de sentir otra cosa que no sea placer, sus gemidos te encantan, se escuchan tan bien combinados con los tuyos.

 

Sus uñas te arañan la espalda de manera agresiva, dejando surcos rojizos por donde la sangre comienza a emanar. Quizás te deje sordo al gritarte y gemir directamente en tu oreja, pero te encanta, no lo puedes negar.

Sientes como su interior se contrae, aprisionando tu miembro, y se siente mejor de lo que pensabas. Sus gritos, sus estremecimientos, ese pequeño y menudo cuerpo tiembla bajo de ti, se convulsiona con fuerza mientras todo su semen es expulsado, no puedes parar de embestirlo, y Jiyong no para de gemir aunque ya ha llegado a su orgasmo. Estás a punto de llegar, y no puedes parar ahora, un poco más…

 

Una ultima embestida, y con un gruñido de placer, sales de su interior rápidamente y te sacas el preservativo para masturbarte directamente en su abdomen, manchándolo por completo al eyacular. Cuando lograste ver el rostro de tu pequeño Jiyong, pudiste notar unos rastros de semen en su cara; te relames, se ve tan deseable así que eres capaz de otra ronda, pero ya estás exhausto. Te inclinas para buscar un pañuelo y limpiarlo, mientras él suelta una risita divertida que te hace feliz.

 

—YoungBae — te llama, y lo miras a los ojos, fijamente, transmitiéndole con la mirada todo lo que sientes. Y el parece entender, porque te ha respondido con la misma mirada — Te amo.

 —Y yo te amo a ti, Jiyong.

 

Y juntan sus labios, fundiéndose en un beso delicado y suave, donde parecen que en cada suspiro, de forma inconsciente, sueltan un suave “te amo” que se funde con el aire, haciéndose, esperan ustedes, que sea eterno.

Notas finales:

Y eso fue todo...espero les haya gustado <3


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