¿Por qué tenía que apostar cosas tan estúpidas?, era por el hecho de que se confiaba demasiado; ¿y que era lo peor?, que siempre perdía. Y esta vez no fue la excepción.
Axel plancho su cabello con aquella maquina que Kairi siempre usaba para alisar sus cabellos rojos, como los de él. Se los peino para atrás y fijo un línea entre el lado izquierdo de su cabeza. Ahora todo su pelo estaba para el otro lado, suave, limpio, y con un pequeño moño blanco adornándolo.
Se miro al espejo, asqueado. Esa solo era la primera etapa de su fracaso, faltaba la ropa que Riku le había asignado específicamente para ese día. De su mochila saco una bolsa negra, completamente arrugada con un bulto dentro. El pelirrojo le rezo a los dioses para que lo que se fuera a poner no fuese tan vergonzoso. Pero al parecer ni los dioses estaban de su lado en ese instante.
- Estúpido y pervertido pederasta. No te basta con follarte a mi hermanito, sino que también me quieres ver en bolas-gruño por lo bajo mientras entraba al baño.
Unos instantes más tarde Axel salía ya vestido con un uniforme de colegiala. Falta corta, medias largas, camisa pequeña y una corbata a juego. Volvió a verse frente al espejo y sin duda era idéntico a una mujer, incluso podía pasar por desapercibido. Se tomo por los cabellos, desordenándolos, y dio un fuerte grito. Nadie estaba en su casa, por lo tanto podía hacer el berrinche que se le diera la gana. ¿Por qué diablos aposto el hecho de que su equipo ganaría contra el de Riku? ¿Por qué rayos había elegido a Demyx como su compañero si era el peor en el básquet? Se dio una cachetada mentalmente. Fue su idea desde el principio al escogerlo, porque sabía que su mejor amigo iría con el peliplata. Lo que él quería era ver a Ventus vestido de mujer, no él.
- ¿Por qué Dios mío, porque me haces esto?
- ¿Axel? ¡Oye Axel, ¿estás aquí?!- el pelirrojo se volvió a peinar de forma veloz y se asomo por la ventana. Ahí frente a su puerta estaba Ventus, con una camiseta sin mangas y unos shorts. Se sonrojo. ¿Qué pensaría ahora su amigo si lo viese así? Se suponía que Riku lo iba a recoger.
- ¡Ahí voy!
Bajo las escaleras como pudo y respiro repetidas veces, calmándose y aminorando sus nervios. Tomo el pomo de la puerta y la abrió. Ambos cruzaron sus miradas, verde con azul; el de ojos azulados bajo la vista lentamente, admirando a la persona que se encontraba enfrente de él. Sus mejillas se tornaron rojas a medida que lo miraba, al igual que las de Axel.
- Tu…tu cuerpo…tu ropa…tu cabello- balbuceo a penas el rubio.
- Lo sé, me veo ridículo. Con esto me ha quitado algo más que mi dignidad, o lo que quedaba de ella- respondió Axel dándole paso a Ventus.
- ¡Pero si te queda bien! ¡Cualquiera que no te conociera se enamoraría de ti así! –cada una de esas palabras avivaban los sentimientos de Axel hacia él. Ventus lo decía inconscientemente, para hacerlo sentir bien, no para enamorarlo.
- Vale, gracias-se sonrojo.
- Bueno, tengo que sacarte a fuera. ¿Sabes a lo que me refiero?-Axel asintió- Bien. Demuéstrale a Riku que tú puedes aceptar cualquier reto que se te mande.
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Caminaron por la calle abrazados y tomados de la mano. ¿Por qué? Porque muchas personas, (todos hombres, por supuesto), se le habían quedado mirando, le silbaban, le decían obscenidades o simplemente le tocaban su trasero. Axel no podía soportar aquello, tomarse de la mano con Ventus y que los demás lo tocaran en partes en donde nadie nunca antes lo habían tocado.
Las mejillas de ambos estaban completamente coloradas, Axel por vergüenza y Ventus porque…bueno, nunca había estado en una situación así.
- ¿Cuánto falta?
- No mucho. ¿Por?- le miro y este desvió su mirada- ¿Estás bien Axel?
- S-Si… Apurémonos.
No tardaron mucho en llegar hasta el campo de struggle. En donde los esperaban: Riku, Vanitas, Demyx y un muchacho rubio que estaba de espaldas. Ventus se soltó rápidamente de Axel y salió corriendo en dirección al pelinegro, quien gruño y sonrojo al tener a su amigo colgado en su cuello. El pelirrojo frunció el ceño, fastidiado y se acerco a los demás. Riku le miro y le silbo mientras le miraba de pies a cabeza.
- Te dije que no te iba a quedar mal. Y tuve razón. No te queda nada mal- el peliplata rodeo a Axel y a manera de juego le toco el trasero.
- Muérete, idiota.
- Oh, claro. Te presento al hermano de Ventus. Axel, el es Roxas. Roxas, ella es Axel- Vanitas sonrió de medio lado al escuchar ‘’ella’’.
‘’ ¿Y desde cuando Ventus tiene un hermano gemelo?’’, pensó Axel al verlo.
- Hola.- Roxas le estrecho la mano al pelirrojo mientras este fulminaba a Riku con la mirada. Cuando Axel volteo para verlo por fin, sus miradas chocaron, provocándole escalofríos a Roxas. Nunca en su vida había sentido eso. Aquel cosquilleo en la boca del estomago, el deseo nacía en su interior; sus mejillas ardían por la vergüenza. Pero, ¿Vergüenza de que? ¿Qué era todo aquello que sintió al ver a Axel por primera vez? O mejor dicho… ¿Qué tenía Axel de especial para hacerlo sentir así?
- Bien, ya que estamos todos aquí. ¿Por qué no salimos a dar una vueltecita por la ciudad? Me gustaría que todos admiraran a nuestra querida amiga con su nuevo traje- el peliplata se agacho justo a tiempo antes de que un puño cayera en su cara.
- Falle esta vez, la próxima no lo hare.
- Uy, que miedo…
- Yo creo que se le ve bien- dijeron al mismo tiempo Demyx y Roxas. El del sitar sonrió nervioso, Roxas solo se abstuvo a golpearlo.
Caminaron por ‘casi’ toda la ciudad, lo que le caía mal a Axel era que visitaban los lugares que él normalmente iba con Ventus. Y este, ahí bien gracias, revolcándose con su novio pelinegro. Vale, vale, no ‘revolcándose’ exactamente; sus lenguas se revolcaban entre sí. No podía desviar a mirada de esos dos, besándose, acariciándose, tocándose. Le causaba celos, si. No ser él quien tocara de esa forma a Ventus, no ser quien probara sus labios.
Sintió su mano ser apresada por otra. Bajo la miraba, ya que era mucho más alto que todos los que estaban ahí, y se encontró con una melena rubia, idéntica a la de su amigo.
Su rostro estaba bañado suavemente por un tono carmesí, sus labios estaban curvados por el nerviosismo, y sus ojos, esos hermosos ojos azules estaban medio lagrimosos.
- Disculpa –le llamo con una dulce voz, sintiéndose aun mas humillado que antes- ¿Sucede algo?
- No…nada…
- ¿Por qué tomas mi mano de esa forma?- esta vez se habían detenido, dejando que los demás pasaran de largo y quedándose a solas. Roxas no hablaba, mantenía la vista fija en el suelo.
- ¿Te…Te…?- empezó a tartamudear.
- ¿Sí?
- ¿Te gustaría salir conmigo?