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Kyūseishu por AsgardStar

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Notas del fanfic:

Basado en la canción Taion

No realizado con el afán de ofender a nadie 

Notas del capitulo:

Primer fanfic que escribo acerca de GazettE , no me odien , no quiero ofender a nadie, espero les guste y que no me maten

Kai despertó completamente adolorido en medio de la noche; ¿o acaso era de día? No tenía ni la más mínima idea. ¿Por qué tenía que haber despertado? ¿¡Por que?!

Daría lo que fuera por estar muerto, por no sentir nada, por no volver a ver la luz jamás. Por estar desangrándose en ese mismo momento, por que su corazón dejara de latir ya. Tan solo tenía dieciocho años, pero por dentro, todo rastro de vida se había esfumado de él. ¿Cómo se sentía vivir? ¿Cómo era respirar? ¿Cómo era ser libre?

Ni siquiera podía recordarlo, se había borrado de su mente rota por completo. Ahora en ella, no quedaba más que dolor y recuerdos a medias, tan solo los más importantes de los últimos días.

Tocó su rostro, aun seguía hinchado después de los golpes de la noche anterior… rompió a llorar de tan solo recordarlo, todo lo que había pasado hacía tan solo unas horas. ¿Cuántos hombres habían sido esta vez? Perdió la cuenta después del séptimo. La sangre seca estaba en sus piernas desde hacía más de una semana, junto con otros líquidos de procedencia dudosa, su piel quemada ardía; junto con las cortadas que se extendían por toda su espalda, y quién sabe, tal vez las tenía hasta en la cara. No se había mirado en el espejo desde hace más de un mes, y a decir verdad, tampoco quería. ¿Qué sentido tenía mirar su propia desgracia, y como lo azotaba sin dejarlo morir, tan solo manteniéndolo agonizante, sufriendo sin siquiera poder defenderse?

Defenderse… que idea tan estúpida. Ya había peleado, intentado soltarse de sus ataduras incontables veces, no tenía caso. Era imposible. Sus lágrimas cayeron mojando su pecho; al parecer estaba completamente desnudo de nuevo, y el frio le calaba hasta los huesos, por lo que empezó a temblar sin control. Habían dejado la ventana abierta de par en par, y la nieve comenzaba a caerle encima haciéndolo castañear los dientes y abrazarse el mismo intentando recuperar un poco de calor, lo cual era prácticamente imposible. Estaba haciendo un frío del demonio.

Justo en ese momento, una cubeta da de agua hirviendo le cayó encima, haciéndolo gritar.

-¿Se te quitó el frío perra? – rió aquel hombre del cual no sabía su nombre cerrando la puerta de nuevo  azotándola haciendo que la ventisca de aire frio lo golpeaba y la nieve revoloteara a su alrededor.

Intentó dormir sin lograrlo deseando despertar en su habitación, que cualquiera, quien sea le dijera que todo era un mal sueño, su peor pesadilla. Jamás pasaba, era un tormento sin fin, parecería que estaba pagando algún crimen; uno que no cometió.

El frío llegaba cada vez con más ímpetu hasta el fondo de su cuerpo, y su visión comenzó a nublarse. Si tenía suerte, la hipotermia lo mataría antes de que finalizara el día. Dejó de abrazarse deseando entregarse a la muerte, cuando alguien más entro a la habitación.

-Así que estás despierto tan tarde eh? – se abalanzó sobre el alguno de sus captores, ni siquiera los reconocía después de haber visto a tanta gente , hombres y mujeres pasar por esa casa , después de tantos golpes, quemaduras, cortadas , moretones y rasguños, los días sin poder caminar , las ataduras que rodeaban sus manos y pies , cuando entraban en el de manera brutal haciéndolo sangrar por horas , las agujas clavadas en su piel , todas las veces que había gritado hasta quedarse sin voz y desgarrarse la garganta, todas las lagrimas que había derramado … todo era lo mismo ya , solo cambiando que cada día , era peor que el anterior.- ¡¿Por qué no te mueves perra?!

Estaba entumido del frío, le costaba mucho respirar. Se odiaba por ello, por ser tan frágil. Las lagrimas cayeron por su rostro de nuevo en forma involuntaria, estaba muriendo de hambre, llevaba mínimo tres días sin comer y el estomago le dolía quemándole por dentro.

-Hoy va a venir a verte alguien hermoso muñeco- dijo el hombre tomándolo de la barbilla con una fuerza impresionante, tanta que creyó que se la iba a romper- Hoy te necesito precioso, ¿entendiste perra? – concluyo lanzándolo de vuelta a la nieve helada sobre el piso

Los invitados especiales eran de sus mayores temores. Si por lo menos conocía ya los alcances de quienes lo tenían cautivo, siempre se les ocurrían nuevas ideas para aplicarlas en el. Alguna vez lo hicieron tomar agua con pedazos de vidrio, por lo que tosió sangre más de una semana, y las gotas de ella salían de sus labios cada que intentaba decir una sola palabra.

El mismo hombre le trajo una cubeta de agua con nieve para que pudiera bañarse y una banda para el cabello, ya que a muchos les gustaba que se lo recogiera para poder jalarlo… Aún temblando de frio hizo lo indicado moviéndose muy lento sollozando hasta que a golpes lo llevaron a otra habitación, donde con grilletes de metal que rodeaban sus muñecas y tobillos le dejaron ahí, esperando a su “invitado”

Mientras tanto, un chico de cabellos rubios y con una extraña banda en el rostro andaba hacia el lugar incognito de alguno de los socios de negocios de su padre. Si bien no se encontraba en un rango alto de la gran mafia japonesa, su padre contaba con el suficiente poder para moverlo absolutamente todo, incluso a la policía, y en algunos años, ese lugar sería suyo.

-Y bien Reita cuéntame ¿Qué has hecho? – preguntó el chico encargado, no mucho mayor que el, seguro apadrinado por alguien superior.

- Ya sabes, estudiando y checando algunos pequeños negocios – rió desconfiado comenzando a aprender a moverse entre ese tipo de personas que no podían mas que darle mala espina, que en su medio, eran la mayoría.

- Creo tener algo para que te relajes pequeño Reita – dijo el chico entregándole una llave dorada y un poco oxidada

-¿Y que es? ¿Droga? – dijo el mirándolo escéptico manteniendo sus precauciones disimulando toda su inseguridad. Había llegado a convertirse en un buen actor después de tantos años de ver a su padre hacerlo.

- Es mucho mejor- contestó llevándolo a las escaleras - ¿Por qué no subes y lo averiguas?

- Tengo curiosidad- fue su única respuesta mientras subía los escalones con repugnancia. El lugar tenía un aura desagradable y perturbadora que lo había agredido, y algunas manchas de lo que parecía ser sangre permanecían en el piso secándose. Abrió la puerta con cuidado escuchando algunos ruidos metálicos que no supo identificar hasta que entrando,  sus ojos entraron en choque al ver la escena que se extendía ante el.

Un muchacho completamente desnudo permanecía encadenado a la pared en un ángulo completamente extraño, y jalaba sus ataduras intentando soltarse, haciendo que hilos de sangre cayeran por sus brazos y piernas completamente lastimadas, llenas de marcas y moretones, quemaduras, cortadas y algunos agujeros, su rostro permanecía hinchado de un lado casi cerrando uno de sus ojos a base de rasguños. El chico lo miraba aterrado llorando sin control, con una mirada rota, sin vida la cual lo aterró de la misma forma, su cuello mostraba marcas de quemaduras en formas extrañas y temblaba de frío, con el cabello mojado.

De inmediato corrió despojándolo de sus ataduras con la estúpida llave, ¿Qué demonios le había pasado? ¿Qué le habían hecho? ¿Por cuánto tiempo?

Kai se desplomó en el piso completamente inmóvil esperando que la tortura empezara. El rubio lo tomó en sus brazos y lo depositó cuidadosamente en la cama, ¿Qué estaba pasando?

-¿Estas bien?- pregunto Reita apurado sin poder creer las condiciones en que se encontraba y la cantidad de heridas en su cuerpo, sin recibir respuesta. El pelinegro lo miraba confundido y aterrado, completamente en silencio, esperando cualquier cosa de el.

Fue entonces cuando lo comprendió del todo. Ese pobre chico era un juguete, una simple diversión. Jamás había sentido tanto asco como en ese momento, pero no por el atemorizado pelinegro, si no por todos los demás, por absolutamente todos.

-No temas… mi nombre es Reita – dijo limpiando sus lagrimas a lo cual el chico cerro fuertemente los ojos, esperando un golpe o que lo lastimara. No conocía ninguna otra cosa- No voy a hacerte nada… tranquilo…

Kai permaneció en silencio sin entender absolutamente nada. ¿De donde había salido ese extraño? ¿Por qué no lo tocaba o lo golpeaba?

-¿Cuál es tu nombre?- pregunto con voz suave y completamente preocupado

-K-Kai- contestó el chico en un susurro. Había aprendido a no contestar preguntas… ¿Qué estaba planeando este nuevo individuo?

Justo en ese momento su estomago gruño causándole un enorme mareo. Seguro se desmayaría en cualquier momento, no era la primera vez que le ocurría.

-Tienes hambre… - dijo sacando en seguida el almuerzo que llevaba a la escuela dándoselo- come Kai… ¿cuanto llevas sin comer?

-Tre-tres días… - susurró temeroso de revelar tal cosa, sin embargo sentía algo diferente hacia esa persona. ¿Quería… ayudarlo?

- Estás muy delgado – dijo tocando el lado adolorido de su rostro haciéndolo quejarse – Toma esto – dijo buscando una pastilla que su madre insistía en darle por si la necesitaba- te quitara el dolor…

- ¿Todo bien Reita? – escucho la voz del dueño acercarse, poniéndolo nervioso y paralizando a Kai, mostrando terror puro en su mirar

- Grita Kai… - le susurro bajo para que el otro no escuchara- ¡grita!

-¡Ahh! ¡Por favor! ¡Suéltame! – decía el chico haciendo lo que le pedía. En verdad no iba a hacerle daño.

- Ya , esta bien Kai… - dijo tomando su mano sin que el otro se negara – no me tengas miedo… encontrare la forma de sacarte de aquí , lo prometo – dijo mirándolo a los ojos conectando sus miradas…- estás helado…

Kai comenzó a llorar nuevamente. ¿Salir de ahí? ¿en verdad? No podía estar hablando en serio. No quería ilusionarse…

-Debo irme Kai…empezará a sospechar – susurro viendo su rostro visiblemente mejor… - volveré para sacarte , te lo prometo – concluyó levantándose y dándole un beso en los labios de manera dulce – se fuerte… volveré pronto.

Reita salió de la habitación simulando acomodarse la ropa y llevándose la mochila al hombro completamente agobiado. Lo estaba dejando ¡ estaba abandonándolo en ese asqueroso lugar!

-¿Y bien?

- Pero que sorpresa- sonrió fingidamente intentando no matar al sujeto en ese preciso momento

-Sabía que te gustaría , pequeño Reita – rió el hombre de manera repugnante acercándolo a la puerta – puedes venir cuando quieras… no irá a ningún lado

-Me parece buena idea – sonrió el rubio despidiéndose y emprendiendo su camino directo a casa…

Los días pasaban dentro de la prisión para el pelinegro , donde nuevas cortadas , moretones y heridas se sumaban a las anteriores, sin mencionar el gran numero de hombres que tenia que “atender”  una y otra vez , sus noches en el frio punzante , los baños helados, los vidrios… un mes… Reita jamás regreso. No había querido ilusionarse , lo sabía…

Dos , tres , cuatro meses… Reita nunca apareció. Nada cambió.

De repente, un día, después de haber recibido un corte en la espalda y que le pusieran alcohol puro haciéndolo retorcerse de dolor, algunos gritos comenzaron a escucharse en la planta baja. Seguro alguien más había llegado, lo cual lo aterraba.

Corrió a esconderse al rincón, donde nadie lo viera, lo cual nunca funcionaba. Los pasos se acercaban cada vez más y más, entonces comenzaron los disparos. Tal vez al fin, habían decidido matarlo.

La puerta comenzó a abrirse con lentitud mientras el chico cerraba los ojos esperando su turno, quien fuera se acercaba cada vez mas hasta quedar frente a el, cuando una sola voz conocida e inolvidable se escucho rompiendo el silencio

-¿Kai?- dijo Reita acariciando su rostro suavemente mientras el pelinegro abría los ojos, sin poderlo creer

- Re-Reita…- susurró su nombre abrazándolo comenzando a derramar lágrimas

-Te dije que volvería Kai… no podía abandonarte aquí – dijo correspondiendo al abrazo – vámonos de aquí Kai – concluyo besándolo como la ultima vez… el rubio lo cubrió con su chaqueta, y alzándolo en sus brazos, caminó hacia la puerta refugiándolo en su pecho – eres libre Kai… eres libre

- Reita…- susurró el chico mientras el otro lo dejaba cuidadosamente en el auto

-Duérmete Kai… te ves exhausto…- le dijo tomando su mano – todo estará bien…

Kai despertó sumamente cómodo en una mullida cama con sábanas de seda; una pequeña sonda le administraba medicamento por intravenosa y estaba casi completamente vendado, pero nunca había dormido mejor en su vida

-Ya despertaste- escuchó su voz favorita acercándose dejando ver a un sonriente Reita trayendo una charola con comida

-¿Donde estamos?- pregunto Kai confundido

-En mi habitación… - contestó el rubio acariciando su cabello limpio, mas suave que nunca - ¿Cómo te sientes?

-Gracias Reita… ¡Gracias!- dijo el pelinegro llorando juntando sus labios, mientras el otro le correspondía

-No tienes nada que agradecer Kai-  sonrió Reita tomando su mano – nadie va a volver a lastimarte… te lo prometo

- Pero…

-Tienes que descansar Kai – dijo dándole un beso en la frente – no te preocupes por nada…

- Pero esta es tu casa…

-También tuya- respondió tranquilamente sonriendo-  tengo mucho que explicarte…

Kai comenzó a desayunar mientras el rubio hablaba… no había aparecido antes porque no quisiera… al parecer , su padre , uno de los mas grandes lideres de la mafia había movido cielo , mar y tierra para hacerlo pasar como su sobrino. Ahora tenia un nuevo nombre… además, al parecer cada hombre que se le había acercado ya no existía…no más. Tenía una vida completamente nueva, y no solo eso, al lado de Reita…

-¿Cómo… como lograste convencerlo?- pregunto Kai sonriendo, algo que nunca creyó volver a hacer… esa sonrisa que se convirtió en el nuevo motivo de vivir de Reita…

- Hablando con el – sonrió el rubio recordando aquella conversación con su padre

           -¿Lo amas?

           - Sí….

Notas finales:

Un review? un tomatazo? una mentada de madre (espero que no)?


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