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Síndrome de Estocolmo. por Elle Trancy

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Notas del fanfic:

Bien. De nuevo subo este Fanfic que a mi parecer, es el mejor de toda mi colección, es... mi favorito. Aunque en su época no tuvo mucho éxito.

 

Lo resubo editado y mejoradizado. Espero lo dsifruten tanto como yo disfrute escribirlo. 

 

Los personajes no me pertenecen, pertenecen a la obra de Kishimoto "Naruto" 

 

 

 

Mi mejor defensa es huir de ti. Huir de aquí. 
Pero no puedo resistir, así que toma todo lo que quieras de mí 
Quebrándome lentamente.

 

Te daría todo a ti 
Dejando que salga de mi 
Alcanzándote mientras caigo

Amándote, amándote  de nuevo, amándote por siempre.

 

 

 

Le deseaba, si. Él era todo lo que necesitaba, él era su enfermedad, y su cura. Era lo prohibido y lo perfecto, era lo que más quería en el mundo. Y era el reto que debía cumplir para saciar su mente psicópata.

 

 

No pediría ayuda, ni recompensa, ni mucho menos haría escándalo, solo iría lentamente hacia él, lo tomaría y se iría de allí, como si nada hubiese pasado.

 

 

Repaso mentalmente el plan una vez mas mientras lo veía tomar café, con aquel semblante serio y amenazante, con aquellas ojeras enormes alrededor de sus ojos por tanto trabajar, demasiadas imperfecciones, demasiados contras, demasiados riesgos... Y él estaba conciente de aquello, aun así, y como su retorcida mente no se lo permitía, no desistió ni un segundo. No, aquello no era una opción. Lo haría. Sí. Y todo ese tormento acabaría por fin...

 

 

 

Miro el reloj en su muñeca; Marcaban las diez con nueve de la noche, había aparcado el auto a la acera del café donde el pelirrojo estaba, con aquel aspecto salvaje y a la vez sereno. ¿Cómo podía volverle tan loco esa melena roja? Esos labios rosados y pequeños, ese traserito redondo y posicionado... Como pidiendo ser penetrado a gritos.

 

 

-“Sí...” – Se relamió.

 

 

Iba a hacerlo suyo. De sólo pensarlo se le hacia agua la boca.

 

 

 

El plan emprendió en marcha, mientras las manillitas del reloj no dejaban de darle prioridad a la cuenta regresiva. A las diez con quince minutos exactamente saldría del café y se iría caminando como todos los días hábiles en su agenda a casa.

 

 

El corazón empezó a palpitarle fuertemente, comenzó a sudar frío, le temblaban las manos, y el tick de zarandear el pie había vuelto... ¿Nervioso? Es poco para el terror que sentía, sin embargo, y a su vez, la adrenalina se estaba acumulando en su cuerpo, como gasolina esperando ser invadida por algún fósforo encendido por un pirómano. Un psicópata adicto al fuego, adicto al placer sexual y de poder que le daba el ver a alguien retorcerse en el suelo calcinándose hasta quedar solo polvo de lo que alguna vez fue algo o alguien.

 

 

Diez con catorce de la noche, abrió la puerta del auto perfectamente camuflado con el oscuro y gélido ambiente. Como un guepardo fijó a  su presa con la mirada, sin quitársela ni un segundo de encima, pendiente de cada movimiento, desde que tomó el último sorbo de café, hasta cuando pidió la cuenta. Vio como acomodó su maletín lleno de papeles y salió del local.

Sus músculos se tensaron, ya no había tiempo para pensar, solo de actuar; Lleno el pañuelito que llevaba en el bolsillo derecho de su pantalón rasgado de tela pana negro y lo mojo levemente con cloroformo. Allí pudo sentir como la adrenalita detono, después de eso, no había vuelta atrás.

 

 

 

Corrió de una forma extraterrestre aferrando el pañuelito a su mano derecha y abordo al descuidado pelirrojo por detrás, colocándole enseguida el pañuelo sobre la nariz, presionando hasta que el líquido hiciera efecto. El más bajo, a pesar de su condición, luchó hasta el último segundo, pataleando, rasguñando, logrando arrancarle el reloj de la muñeca; Pero todo fue inútil, el efecto actúo y pronto sus ojos se cerraron. Después de aquello, no supo más nada...

 

Los pocos testigos que presenciaron todo, se quedaron plasmados. Nadie hizo nada.

 

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- Kakashi – Le llamó Iruka, quien había estado tomándole fotos a la escena del crimen, el peliblanco se acerco sin dejar de examinar la escena – Aquí he encontrado este reloj, al parecer hay restos de vellos.

 

 

- Mándalo a revisión ahora. Encontraremos a ese hijo de puta...

 

 

 

Kakashi se dio la vuelta y continuo examinando la situación, imaginando como fueron los hechos...

 

 

En su mente dibujaba a un hombre de mediana edad, estatura alta, tez probablemente pálida... Lo que no se imaginaba era el rostro, lo cual lo tenía estancado.

 

 

Camino la cera frente al café y siguió perfilando la escena del crimen; Probablemente el secuestrador habría utilizado cloroformo, pero la victima, aún así. Se habría defendido. Por eso el reloj en el suelo, y el reloj... ¡Si! lo tenia, el reloj era del agresor, y los vellos...del brazo del mismo.

 

 

-“Caso resuelto...Te tengo, maldito” – Kakashi esbozó una sonrisa de satisfacción.  Esas canas no eran más que basta experiencia en el campo. Pronto encontraría al secuestrador, y lo hundiría en la cárcel...

 

 

-¡Iruka! Necesito las pruebas de ADN con los vellos que encontraste... ¡Para ayer es tarde! ¡Vamos!

 

 

- ¡Si señor!

 

 

 

 

 

- Cuénteme, ¿Cuál era la rutina del señor Sabaku no?

 

 

- Pues él... – Comenzó la hermana de la victima, Temari, secándose las lágrimas – siempre se levantaba temprano, pero se acostaba en la madrugada, así que casi no dormía... – Se sonó la nariz y prosiguió – Iba a trabajar como administrador de la empresa Chidori, a pesar de su corta edad, era muy bueno en su trabajo y por eso lo ascendieron.

 

 

- ... El siempre iba a tomar café a Kiba’s Coffe, decía que era el mejor café de la ciudad, salía después de tomarse uno grande y volvía a casa... – Prosiguió El otro hermano; Kankuro, una vez el turno de relatar a Temari se le había acabado. – los fines de semana sólo se quedaba en casa repasando su trabajo, siempre muy eficiente...mas de lo que debería...

 

 

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En la penumbra oscuridad de su oficina, Kakashi examinaba las pruebas en la escena el crimen; Las marcas que dejaron los neumáticos en el suelo, las gotitas de cloroformo que Shikamaru milagrosamente había encontrado y Uchiha Sasuke. Pero todo aquello no tenía sentido.

 

 

Uchiha Sasuke, había muerto hacia meses en un accidente de auto. ¿Por qué entonces había su ADN en la escena del crimen?

 

 

-“Nada de aquello tenía sentido; Era imposible que alguien volviera meses después de la muerte y lo primero que hiciera fuera cometer un delito, un secuestro.”

 

 

Paro en seco al examinar sus pensamientos; De por sí, era imposible volver de la muerte, a la pelona nadie se le escapa...

 

 

Se restregó los ojos y siguió observando el informe del fallecido Uchiha Sasuke, quien ahora después de muerto se le acusaba de secuestro. ¡Que irónica es la vida! ¿No?

 

 

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Abrió los ojos lentamente después de un largo, largo sueño. Un adormecer tan profundo y eterno que no supo interpretar, tenía años sin dormir de esa forma. Y con lo ocurrido meses antes, menos aún podía conciliar el sueño, porque cada vez que cerraba los ojos, le recordaba; Y una punzada en el corazón se hacia presente...

 

 

Así que decidió no dormir mas nunca, cuando se recostaba solo cerraba los ojos para pestañar, porque el sueño nunca aparecía, ni por mas cansado que estuviese. Simplemente, no aparecía.

 

 

 

Observó el lugar, era un departamento amplio, pero desordenado; Terriblemente desordenado. Intentó moverse, pero pronto descubrió que estaba atado. Y el pánico se hizo presente cuando recordó lo que había sucedido...

 

 

 

 

Escucho que alguien abrió la puerta y pronto cerro los ojos de nuevo, no quería que supiese que ya estaba conciente.

 

 

Los pasos resonaron por el lugar, seguido del sonido de unas bolsas, luego mas pasos y una mano grande que acaricio su rostro. Tenia miedo, si. Ya el cuerpo le había comenzado a temblar. Sólo deseaba salir de allí pronto.

 

 

 

- Cariño, despierta. Ya he llegado, te necesito conmigo – le dijo una voz varonil, bastante gruesa, una voz que él conocía.

 

Irremediablemente abrió los ojos de nuevo, tenía que confirmar que era él...

 

 

-Oh, pero mírate. Ya has despertado... ¿Tienes hambre?

 

- ¿Qué estas haciendo? – fue lo primero que dijo. Aún no podía creerse quien estaba junto a él en aquel sofá.

 

 

- Amarte. Amarte con todo mi ser... – Respondió el otro con la mirada perdida.

 

 

- Si no me sueltas ahora, gritaré. Gritare tan fuerte que te sangraran los oídos... – Amenazó el aguamarina.

 

 

- Vamos, inténtalo. Veamos a cuantos pandilleros de por aquí le interesa lo suficiente tu trasero como para salvarte, mas que a mi. Vamos, grita. – Dijo con voz calmada el secuestrador.

 

 

Gaara se reprimió, y encogiéndose en posición fetal plañó de miedo. ¿Cómo saldría de allí? ¿Cuándo lo haría?

 

 

 

Si él estuviese vivo, le salvaría, definitivamente lo haría...

 

 

 

 

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Detallo la foto una vez mas, los ojos ya le ardían de tanto observarla, estaba cansado, adolorido y abatido. Pero por sobre todas las cosas; Confundido.

 

 

Como él no estaba ahora entre los vivos, todo sería más difícil. No solo porque era el “acusado” y dueño de los vellos encontrados entre los agarres del reloj. Sino porque Uchiha Sasuke, era su mejor agente y el hombre que secretamente ocupaba un espacio especial en su corazón.

 

 

Soltó la fotografía donde se veía al Uchiha, Haruno Sakura, Uzumaki Naruto y él cuando los había entrenado para ser detectives y agentes de la ANBU (Alineación Nacional de Búsqueda Ultrasecreta) en cambio, ocupó su mano con la bocina del teléfono. Pulso en la marcación rápida a la línea de Iruka y espero a que este contestara.

 

 

- Habla Iruka, diga.

 

 

- Oye, necesito la prueba física donde fueron encontrados los restos del ADN.

 

 

- En un segundo.

 

 

 

Pronto Ino entro a la oficina de Kakashi con una bolsa plástica transparente tipo zip donde dentro descansaba el relojillo de muñeca que había encontrado Iruka en la escena del crimen.

 

 

La rubia dejo la prueba sobre el escritorio y salió del lugar del mismo modo en la que había entrado; En silencio. Porque ya sabían todos que cuando Kakashi está en medio de una investigación, nadie debe hacer ni el más mínimo ruido y cuando el peliblanco solicitara algo, se le debía entregar lo mas rápido posible y sin protestar si no querían ganarse un buen y humillante despido. Que además le haría salir por la puerta trasera, que daba al basurero.

 

 

 

Kakashi tomo la bolsita sin siquiera ponerse guantes protectores de identidad, bien sabía que si encontraban huellas dactilares de él en la prueba nadie podría acusarle; Era imposible.

 

 

 

Tomo el reloj y comenzó a inspeccionarlo, algo estaba olvidando...algo se le estaba hiendo de los recuerdos...

 

 

-“Recuerdos, recuerdos....Re...”

 

 

Y recordó...

 

 

 

- Oye necesito los permisos para poder exigir la orden de allanamiento, no pudo hacerlo sólo... – dijo el azabache frunciendo el ceño.

 

 

- Ya, ya. Te lo doy, no te enojes... – Respondió Kakashi con una sonrisa, gesto que hizo que Sasuke relajara el semblante y cruzara sus brazos en su pecho.

 

 

 

Kakashi comenzó a firmar el papeleo que el Uchiha necesitaba y se los entrego con una sonrisa, como se le caracterizaba en aquel momento.

 

 

- ¿Es nuevo? – pregunto al ver el reloj en su muñeca.

 

 

- ¿Él que?

 

 

- El reloj...

 

 

- ¡Oh! Sí, me lo ha regalado Itachi...

 

 

 

 

 

Allí cayó en cuenta...

 

 

 

¡El reloj era de Sasuke! No, no lo más importante no era eso...

 

 

- ¡ITACHI! – exclamó Kakashi tomando de nuevo el teléfono. – Iruka necesito que localices a Uchiha Itachi. Para ¡Ya!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Haruno estaba abrazada a Uzumaki, quien junto a la pelirosa, lloraba desconsoladamente por la muerte de su amigo.

 

Todos sus compañeros estaban alrededor de la urna que lentamente se hundía tres metro bajo tierra, dándole la última visión del gran amigo y compañero: Uchiha Sasuke. Quien murió a sus veinticuatro años de edad, por un accidente automovilístico.

 

 

Kakashi estaba frente al descendiente ataúd después de arrojarle una rosa roja llena de punzantes espinas afiladas. Subió la mirada distante para mirar como su alrededor lentamente se alejaba del lugar con los ojos llenos de lágrimas. Sakura se había desplomado en llanto, por lo que Naruto tuvo que cargarla y sacarla del pantano. Al fondo y con una cajita llena de las pertenencias del fallecido, se encontraba Itachi, el hermano mayor, sin siquiera vestir de negro.

 

 

El hombre mayor estaba mirando desde lejos como su hermano terminaba de hundirse. Pronto gotas comenzaron a descender del cielo anunciando mas temprano que tarde, que iba a ser una tarde lluviosa. Y es que hasta los ángeles lloraban por tan lamentable pérdida, claro, todos menos su hermano mayor, el último Uchiha...

 

 

Chasqueó la lengua y dándole una ultima mirada al ahora enterrado ataúd, el cual habían comenzado a echarle la tierra, se alejo de allí con vacilante caminar.

 

 

Al salir del ahora espeso lodo y entrar al pavimento, observo que unos pasos a su derecha se encontraba un pelirrojo vestido totalmente de negro, con lágrimas melancólicas en su rostro.

 

 

Sabaku no Gaara, la pareja de Uchiha Sasuke se encontraba en el lugar, sosteniendo un clavel rojo, con esa mirada aguamarina deshaciéndose en lágrimas, apretando la mandíbula  y frunciendo el ceño. Sin embargo, no tuvo el valor de entrar a lanzar la flor. Sólo se quedó allí, mirando de lejos como su amor le lanzaban tierra encima.

 

 

Negó con la cabeza y dio una última y definitiva mirada a la lápida ahora totalmente rellena de tierra lodosa. Observo como Itachi se arrodillaba ante el lugar y apretando los puños, lo vio sonreír.

 

 

Esa imagen jamás se borraría de su mente.

 

 

 

 

Notas finales:

Dejen su comentario por favor, muy pronto continuaré. Saludos!


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