Jeon Jungkook había logrado asistir a una increíble Universidad, todo parecía ir como a él le complacía, como había soñado, mas no contaba con un molesto problema, sí, su nuevo vecino ; al cual sólo podía tachar como un simple exhibicionista mujeriego, además de sinvergüenza.

 Todo lo que le desquiciaba ése hombre lo tenía, todo lo malo, él lo poseía. Lo peor era ¿no llegaba el horror de tenerlo que ver por los pasillos del edificio prácticamente todos los días? pues parecía que no, si un Dios existía ahí arriba quiso inclusive que se lo encontrase cada una de sus mañanas en el mismo lugar donde tendría que estudiar, en el caso de que quisiera acudir a las clases, claro. EL único beneficio parecía ser que no era muy partidario de ir, un punto a su favor.