Oneshot

Pansy Parkinson/ Hermione Granger

No era habitual en los Slytherins descansar en el Patio Empedrado, pero la lluvia parecía haber decidido hacer acto de presencia aquel sábado para fastidiar a todos los alumnos. Únicamente en esa zona del castillo habían utilizado un hechizo para crear una cúpula transparente que no dejaba que el agua llegara a mojar los grupos de jóvenes.

—Y ahora aparecen los pringados de turno —presentó Draco, haciendo volar su varita como si se tratara de un juego.

—No empieces, eh —contestó Pansy, quien había alzado la vista al instante con disimulo—. Que sólo estamos tú y yo.

Draco rodó los ojos.

—Son pocos, podríamos divertirnos sin problemas.

NO TOLERO NINGUN DESAIRE, MALFOY... TE LO ADVIERTO

Harry intenta escribir en su diario como fue que su vida comenzo en una noche de lluvia intensa, pero en lugar de escribirlo, termina platicandolo.

“Hay noticias buenas, noticias malas, pero una como esa, una como esa solo podía traer felicidad a cierto moreno, sino fuera por una cosa o mejor dicho, una persona”

  El destino siempre juega con nosotros, nunca sabemos a quién conoceremos o… de quien nos enamoraremos, Hogwarts siempre estará lleno de misterios, pero siempre son de ayuda para quienes realmente lo necesiten y sus intenciones sean sinceras. 

Hubo una vez, una profecía que decía:

Quien lo ose lastimar,

Quien lo haga lágrimas demarrar,

Quien haga sólo una gota de su sangre pura caer,

Tendrá marcado su destino,

Sus días estarán contados,

Por haber tocado esa obsesión plateada,

Por haber tocado el tesoro más grande,

Y más valioso del mundo mágico,

A la serpiente albina de la sangre más pura,

Por haber tocado al hijo de la Luna.

—Vamos a quitarte esto —sugirió mientras trabajaba en el lazo alrededor de su cuello.

Él suspiró cuando se la quitó, relajándose un poco sobre la cama y Draco decidió desembarazarse de la suya también.

—¿No está mejor así? —preguntó, deslizando la tela de seda de su cuello.

El chico comenzó a asentir, pero entonces se paró y frunció el ceño hacia el, mientras desabotonaba los tres primeros botones de su camisa.

—Sería mejor aún si me desataras.

Draco sonrió divertido por el modo en que él estaba luchando contra sí mismo, entonces intentó distraerlo pasando ligeramente sus dedos por el trozo de pecho que había dejado al descubierto y por esa cicatriz. Para su satisfacción, un escalofrío lo recorrió cuando sus largas uñas arañaron gentilmente su piel desnuda. Aquella tarea de la seducción estaba resultando ser más fácil de lo que se había temido.

—Desátame —él intentaba permanecer firme, pero era obvio que su corazón no tenía la voluntad de ir tras el deseo de ser libre.

Sonriendo sabiamente, Draco movió sus dedos a lo largo de la tela que había sobre su cinturón.

La acción provocativa puso a los músculos de su estómago a galopar y soltó el aliento con un pequeño silbido.

—Qué demonios —aspiró—. Hay cosas peores que ser un esclavo sexual.

Una última noche de pasión luego de meses de separación. Mientras ambos estén solteros y sean conscientes de sus decisiones, no tiene nada de malo. Pero, ¿y si alguno no está siendo completamente honesto? ¿Qué pasa con aquel al que le mienten?