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AGONICA ESPERA por DRAGIOLA

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Notas del capitulo:

A como diera lugar él detendria a esa boda, no por nada habia llegado tan lejos.

CAPITULO 4.: REVELACIONES



Llevaba días cabalgando, debía detener esa boda a como diera lugar, utilizaría su arma mas preciada y peligrosa en contra del Maou, sabia bien que al hacerlo quedaría expuesto ante él pero a esas alturas no tenia muchas opciones, mas tarde debería arreglárselas para ganarse nuevamente la confianza del Heika de los demonios.

Cuando llego se encontró con la sorpresa que el castillo estaba de fiesta, según lo que decía un soldado, se encontraban en el segundo día de celebración.  Sabia que los rituales de ese país no se le parecían en nada a los efectuados en tierras humanas pero eso era bastante derroche para una boda que no llegaría a efectuarse.

En cuanto se le permitió la entrada al castillo pidió hablar con el Heika, estuvo por varias horas esperando, armándose de paciencia, repasando el plan, pero el sujeto no llego, en cambio fue guiado al cuarto que se le había designado para descansar en su estadía.

No podía creerlo, acaso le estaba evitando, para colmo se encontraba en el ala contraria de la habitación real.  Intentaría llegar a él a como diera lugar, envío hasta a Berias pero este llego sin noticias del moreno, tendría que esperar hasta la noche, en las penumbras llegaría a este sin despertar sospechas, porque según su hombre de confianza, hasta
con aquella fiesta la vigilancia parecía aumentada mas de lo habitual.  No debía parecerle raro, ya que cuando se baja la guardia en este tipo de eventos es cuando los imperios caen bajo el ataque enemigo.  Lo que llamaba su atención fue el hecho que casi todos esos posibles enemigos estaban en el castillo.

Meditaba sobre esto cuando se escucho un fuerte sonido, parecido a una trompeta pero bastante molesta, entonces tocaron la puerta, un guardia le anunciaba que los invitados debían bajar al jardín de palacio, ya que los novios habían llegado.

Salio del cuarto en seguida, iba tan rápido que su propio guarda espaldas casi lo pierde de vista en esos largos pasillos.

Debía hallar la forma de alejarlo de su prometido, tenia que hablarle a como diera lugar, ya estaba perdiendo la paciencia de la que tanto le gustaba vanagloriarse.

Un carruaje estaba apostado en la entrada del castillo, la gente que le rodeaba comenzó a ser ordenada disciplinadamente por los guardias, todos se apostaban en un camino bien formado por miles de pétalos de rosa.


Mientras su impaciencia crecía escucho el típico cuchicheo de los presentes.

-Me muero de impaciencia por ver a los novios-

-Si, como se verán-

-Lastima que no veamos un hermoso vestido-

-Como se te ocurre si ambos son hombres-

-El novio consorte se habría visto bien- decía entre pucheros la mujer.

-No importa, igual…-


Así que el nuevo prometido de Yuri nuevamente era un hombre, estaba claro que el no le había escogido, conociendo sus tendencias lo mas obvio hubiese sido casarse con una bella chica, lo que quería decir que su tarea seria aun mas fácil, habría un gran escándalo cuando le dejara plantado, pero como le conocía, lo haría sin chistar si recibía el apoyo de alguien y para eso siempre podía contar con él.



-¡DADLE LA BIENVENIDA A LA PAREJA REAL!- grito el soldado apostado junto al carruaje.


Todos callaron esperando verles por fin. 


La puerta se abrió, el primero en bajar fue un moreno vestido de negro con una capa roja y una majestuosa corona, que apenas piso tierra extendió su mano al pasajero que venia tras de el.  Pudo notar la mano temblorosa afirmarse con fuerza del joven rey, se podría decir que bestia un traje blanco crema, un gran velo cubría su rostro y una delicada tiara posaba sobre su cabeza.  En cuanto descendió el moreno paso su mano por su brazo, regalándole una sonrisa que hizo suspirar a los presentes.  Eso no fue de su agrado, tanto que llego apretar con fuerza sus puños, volviendo sus nudillos excesivamente blancos.

-¡CON GRAN ORGULLO Y AGRADO LES PRESENTO A LOS NOVIOS DE SHIN MAKOKU!- quien se pronunciaba en ese momento era un castaño que no se molestaba en disimular su alegría.


Saralegui sentía su corazón latir a mil por horas, aquello no le gustaba, tenia un mal presentimiento.


-¡YURI SHIBUYA, HEIKA  Y SU CONSORTE REAL…-

Sentía el mundo írsele al suelo, quedo tan asombrado que hasta el propio Berias temió por su bien estar, viéndolo en cualquier momento desmayarse en ese lugar.


-¡WOLFRAM VON BIELFIELD!-


Imposible, pensó abriendo sus ojos de manera descomunal, sintió como su corazón se detenía, vio al rey de esas tierras sacarle el velo para posteriormente darle un tierno beso que pasado unos segundos se convirtió en todo menos en la primera impresión, tanto que el propio consorte bastante sonrojado tuvo que regañarle por tan osada demostración publica de amor.

Tuvo que dar el saludo protocolar a los novios, entonces aprovecho para pedirle al Heika un minuto de su tiempo para hablar con el mas tarde.  Sabía que no seria su primera opción, mas ahora estaba preparado para aquello, hasta encontrárselo como diera lugar caída la noche para escuchar sus explicaciones.  Pero ese día tenia grandes sorpresas, el moreno fue hacia él apenas dejo los saludos protocolares, llevándoselo a una esquina estratégica del gran salón de baile en donde pudieran conversar sin interrupciones, ni mucho menos ser escuchados.


-Te sorprendió- le dijo el joven recién casado.

-¿Cómo?, escuche de su funeral- decía impávido como de costumbre el muchacho de lentillas de color lila.

-Chismes, rumores, sabes como es la gente- le contesto el joven.

-No tenías porque casarte, pudiste usar su salud para darte tiempo- alegaba Sara.

-Es cierto, pero no pude- ahí estaba de vuelta el corazón blando del Heika de los demonios.

-Pero tú no lo amas- le reprocho el rubio.

-Lo se, pero míralo, no se ve hermoso, siempre lo fue pero al caer enfermo su belleza aumento considerablemente-

El rey de pequeño Shimarron no podía dar crédito a lo que escuchaba, acaso ese sujeto era fetichista.

-Acaso no recuerdas lo que te conté, sobre…- se sorprendió al verse interrumpido por el moreno, pero mas cuando escucho de su propia boca que no creyó ni una sola palabra de lo que le dijo.

-Si todo eso fuera cierto mi hija no habría ido a verle a hurtadillas, arriesgándose a ser castigada-

-Quizás lo hizo bajo amenaza- el moreno río por lo bajo mientras su interlocutor comenzaba a perder la poca paciencia que le quedaba.

-¿Qué niño llora para ver a quien le teme Sara?-


Luego de meditar un poco resolvió que la hora había llegado.

-¿Qué piensas hacer?-

-¿A que te refieres?- preguntaba curioso el moreno.

-A lo que paso, acaso crees que Wolfram lo olvido- le dijo en tono suave, al fin lo había hecho.

-El no dirá nada- contesto el joven de cabello azabaches.

-No recuerda esa noche- pregunto intrigado el joven a su lado.

-Claro que lo recuerda-


Perfecto tenía como llevar a la discordia esa situación para ponerla a su favor.


-Crees que no hablara-

-Se que no lo hará- respondió sonriente el rey.

-Te dijo que te amaba y todo olvidado- el moreno quedo en silencio tras las palabras del rubio.

-Conoces su carácter, en cualquier momento puede traicionarte, ahora ya no es tu prometido, es tu consorte, sabes lo que significa-  el moreno le miro curioso.

-No, dímelo- le pidió, fue en ese momento que se percato, en toda la velada no había quitado su vista de encima de su rubio esposo, salvo en esa ocasión.

-Si se descubre que conspiraste en su contra para matarlo, fácilmente puede derrocarte- el joven le miraba con asombro.

-El tiene de su lado a sus hermanos y no dudo que algunos nobles le ayuden- le decía

Sara mirándolo de soslayo, mientras observaba atento la ubicación del mazoku de fuego, que se encontraba sentado junto a su hermano y notoriamente pálido.

-Conrad me apoya ciegamente y Gwendall jamás dejaría el reino de lado-

-Yuri, no seas ingenuo, antes que todo son sus hermanos, llevan la misma sangre, no te dejes engañar, estarás en peligro-

-Eso crees-

-No lo creo, estoy seguro de ello-

-Solo existe un inconveniente para que todo lo que has dicho se lleve a cabo- ahora eran los ojos ámbar quienes le ponían atención al otro.

-¿Cuál?-

-Esta vivo, no hubo conspiración, ni siquiera hay algo que lo pruebe-

-La medico puedo detectar algo y esta el mismo Wol…- nuevamente se vio interrumpido.

-De que hablas, mi prometido sufrió una enfermedad llamada Icririus, es bastante raro que les de a los demonios jóvenes de pura sangre, pero bueno, mi pobre Wolf tuvo la mala suerte de adquirir el virus en alguna misión.-


Sara no creía lo que escuchaba.


-Es un virus traicionero sabes, puede permanecer en el organismo por meses hasta que un día estalla, dejando al huésped al borde de la muerte-

-¿Enfermedad, pero tu?-

-Lo tire Sara- el joven estaba asombrado.

-Ese día en tu despacho-

-No era el original, no te preocupes, me deshice de el en mi mundo-


Estaba perplejo, acaso el inútil Heika de Shin Makoku lo había engañado.


-No sabes como me angustio el verlo tan mal, ya ni me importo que todo su amor fuese un engaño-


Que significaba eso, acaso se había enamorado de esa vil escoria de demonio.


-Jamás le hubiera hecho daño-


Le miraba de una forma no muy amistosa, mas bien seria, amenazante, no le reconocía.


-Si te atreves o intentas algo similar, te doy mi palabra que no tendrás vida suficiente para arrepentirte-


Anonadado, esa fue la única palabra que podía describirle en ese momento, estaba siendo amenazado por quien se suponía tendría bajo sus pies, peor aun, fue engañado, estaba expuesto, debía hacer algo y rápido.


-Ellos te engañaban, no dudo que aun lo hagan, todo lo que hice…- decía apenado, sin verle a la cara un joven humano que antes de terminar su oración alguien mas la completo por el.

-Fue por mí, porque me amas- decía el moreno, mientras un tímido rey humano asentía afirmativamente.

-Realmente sabes lo que eso significa- continuo diciéndole aun ahora descolocado joven que ya no podía evitar sentir como perdía aquella batalla.

-Discúlpame, pero debo regresar con mi esposo, aun esta delicado de salud y ya e tomado demasiado tiempo hablando contigo- a solo unos pasos se volteo para agregar.

-Por cierto, escuche el rumor que las arcas de Pequeño Shimarron fueron saqueadas-

-No son más que rumores- contesto el humano.

-¿En serio?, vaya escuche que hasta quemaron tu palacio, una verdadera lastima siempre me gusto-


El joven de lentillas lilas quedo de una pieza, acaso ese inofensivo rey lo estaba amenazando, pero aun, planeaba vengarse.


-Bueno me retiro, disfruta la fiesta, quizás no tengas mucho tiempo de divertirte en el futuro, así que aprovecha- le dijo el moreno con una gran sonrisa y una mirada que el joven rey de Pequeño Shimarron no creyó ver nunca en alguien como aquella persona.


Fue por Berias, apenas tuvo tiempo de reaccionar, debía marcharse a su reino a como diera lugar.


Esa fue la última vez que el rey Saralegui piso tierras mazokus.








CONTINUARA….

Notas finales:

Para los que creian que el malvado rey humano se saldria con la suya, jajaja.  Bueno espero que sigan leyendo la historia que todavia quedan un par de capitulos que no dejara indiferente a nadie.

Gracias por continuar leyendo y sobre todo por sus comentarios.


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