Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi cuento de hadas por JuneProductions

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Amane: uy, tuvimos que adelantar nuestra publicación de la semana
Maname: a ultima hora venimos a hacer memoria, junto con una amiga, de todo los que nos toca la semana sgte, desde el mismo lunes!
Amane: así que aquí estamos con unos días de adelanto!
Maname: esperamos que les gusten y no nos vemos hasta dentro de una semana

¿Cómo es posible que le ocurra ese tipo de cosas a personas como ella? Ella es buena e inocente, no se merece ese tipo de tratos. Estoy tan molesta, tan enfadada, juro que si me lo encuentro en la calle se las va a ver conmigo. No se lo voy a perdonar.

Se me ocurrió encender la radio, necesitaba distraerme un poco. Aunque no sé cual es mi increíble sincronización con la radio que cada vez que la enciendo está pasando una canción que en vez de distraerme, logra que no deje de pensar. Suspiro molesta, intentaré no pensar mucho y solo distraerme. You’rebeautiful de James Blunt, perfecto. Amo esa canción, pero ahora siento como me golpea la maldita canción. Vuelvo a suspirar molesta, cansada. ¡Dios! ¿Qué tiene que hacer una para olvidarse del mundo un momento?

— ¡Da-ni-e-la!—Gritó mi hermana, entrando a mi habitación y lanzándose encima de mí. Me abrazó con fuerza, casi estrangulándome.

—Dios, Nancy, eso es demasiado amor. Suéltame—Le pedí ya casi sin poder respirar.

—Lo siento, lo siento—Se disculpó ella, soltándome de a poco y sentándose en la cama, frente a mí.

— ¿Qué pasó? ¿A qué viene tanta euforia?—Le pregunté sentándome yo también en la cama y bajándole el volumen a la radio.

—Bueno, como se nos viene el “18” estoy feliz. Nuestra madre me llamó hace poco y me dijo que allá en la casa iba a estar nuestro hermano, estaba confirmado—Su alegría me lo decía todo, era verdad, no era una broma.

—Dios santo... ¿Nuestro hermano? ¿Jorge? ¿Mí Jorgito?—Abracé a mi hermana de la felicidad, hace tanto tiempo que no veíamos a nuestro hermano.

—Ammm, y también van a estar nuestros primos, nuestros tíos, van a estar todos ahí—Parece ser que ella también estaba feliz, hace tiempo que no teníamos una reunión tan grande. Hacía ya mucho tiempo, desde que todos tomamos caminos distintos, que no nos veíamos, cuando antes éramos tan unidos. Ahora solo nos comunicamos, con algo de suerte, por teléfono.

—Voy a llevar mi guitarra, de seguro todos van a querer cantar y bailar. Volveré a cantar con mi familia—

Seguimos hablando de lo que sería ese día. De seguro volveríamos a vernos todos de nuevo, después de tanto tiempo. Yo y mi hermana somos las únicas que viven tan cerca. Me pregunto que habrá sido de todos. No suelo hablar mucho con ninguno, solo con mi hermano. Esto fue mejor que encender la radio. Me distrajo más que nada, pensar en que tendré a la familia reunida de nuevo.

º/º/º/º

 

Comencé un nuevo día, lo empecé bien para ser sincera. Desde que mi hermana llegó con aquella noticia algo cambió en mí. No me he olvidado de mi princesa, por supuesto, pero realmente algo cambió en mí. Si yo misma me sentía con la mirada perdida.

Voy de camino a la cafetería, voy de prisa, se me hacía tarde. Por primera vez tomé un paso veloz para llegar a algún lugar, pero es que se trataba de mi pequeña dulce princesa. Finalmente llegué, antes de entrar me fijé en la hora, no era tan tarde como yo creí, o realmente volé para poder llegar. No pasaban de las dos con quince minutos. Siento un récord. Respiré profundo, a ver si recuperaba el aliento antes de entrar a verla. Al entrar al lugar noté que aun no llegaba, sentí algo desubicado de mi parte ir a sentarme a su mesa, así que fui a la que yo siempre iba. Me quedé esperándola, de seguro con la mirada perdida. No pensé en sacar mi libreta, es que justo éste día no la traía conmigo, como es nueva porque la otra se me acabó. Pido un café, hoy el día estaba algo helado, así que algo caliente no me vendría nada de mal. Como siempre, al pasar a un lado mío, golpeas mi brazo izquierdo. A veces me pregunto si es una costumbre tuya, o es tu manera de llamarme la atención, o sencillamente no te das cuenta. Levanto mi vista hacía ella, feliz de volverla a ver, pero a penas la vi mi expresión cambió y mi sonrisa desapareció. No sé que fue lo primero que me alertó, si sus lentes o las lágrimas que quería ocultar. Algo le había pasado. Venía asustada. Corrí hacía ella, como un impulso nuevamente, y la abrazo. Nuevamente su rostro queda acunado en mi vientre, pero no se atreve a llorar. Se aferra a mí con fuerza, temblando, asustada. No sé que hacer, como actuar.

— ¿Por qué soy tan estúpida? ¿Por qué? ¿Cómo es posible que me enamorara de un salvaje como él? ¿De qué forma? No lo entiendo, señor ¿Por qué? ¿Qué hice yo para merecer esto?—Se estaba desahogando, así que mejor no dije nada. Su llanto me dolió tanto. Las lágrimas que ya no pudo contener más comenzaron a caer en mi ropa.

La separé un poco de mí y me incliné, hasta quedar casi a su altura. Le quité las lentes de sol que me impedían verla a los ojos, solo para descubrir lo más horrible que me pude imaginar. Tenía un ojo morado, uno de sus hermosos ojos morados y ahora empapado en lágrimas. Traía un pequeño corte en su labio. Y había marcas de dedos en sus brazos. De seguro el desgraciado de su pareja se atrevió a golpearla. Le sequé las lágrimas, quitándoselas con mis dedos. Me miró, aguantándose las lágrimas, directo a los ojos. Estoy haciendo todo lo humanamente posible por contenerme y no besarla ahora. Le sonreí, con ternura y compresión, para dejarle en claro que ahora todo estaba bien, estaba conmigo y estaba a salvo. Me regaló una pequeña sonrisa y me abrazó, con fuerza. Ocultó su rostro en mi cuello. Respiraba contra mi pobre cuello, me estaba torturando. La abracé, para reconfortarla. No la quería ver llorar.

—Te puedo preguntar ¿Qué pasó ahora? ¿Por qué estás con moretones?—Le pregunté, aun sabiendo la respuesta, pero quería saber que pasó exactamente.

—Nada, solo se me ocurrió enfrentarlo. La peor idea que he tomado. Me dejó en claro tantas cosas, sobre todo, que nunca me amó—Se secó ella misma las lágrimas que le quedaban y tomó una de las servilletas de la mesa, para limpiarse un poco la cara.

—No tiene nada de malo que lo hayas enfrentado. Lo que está mal, es que se haya atrevido a golpearte—Hijo de puta, debió haberlo denunciado.

—No, y lo peor de todo es que pasaré por esto muchas más veces si no me mantengo callada y se me ocurre seguir insistiéndole con esto. Nunca podré escapar de él—Agregó con una dolida sonrisa.

—Pero ¿Por qué no lo dejas?—Le pregunté, era tan obvio. Eso era todo lo que tenía que hacer.

— ¿Dejarlo?—Me preguntó, como si eso fuera la idea más estúpida que hubiera dado en mi vida—No puedo, no tengo a donde más ir. Mi madre no tiene ni idea de que estoy embarazada, ni siquiera de que estaba saliendo con alguien. Ella cree que aun estoy estudiando gracias a mi beca. Si se llega a enterar me echara de la casa, me odiara, y de seguro no me volverá a hablar nunca más. Soy su única hija, esto no es lo que ella quería para mí—Me respondió, dejándome en claro por qué no podía dejarlo. Quedé sin palabras, no creí que existieran madres así.

Lo pensé un poco, no quería verlo pasar por esto nuevamente mientras yo me quedaba aquí de brazos cruzados. No quería eso. Debía haber algo que yo pudiera hacer por ella—Múdate conmigo—Dije, sin pensarlo si quiera.

— ¿Cómo?—Me preguntó extrañada.

—Eso, que te mudes conmigo—Le volví a repetir—Mira, sé que no te conozco hace mucho, ni tampoco nos conocemos mucho, pero escúchame bien: Yo no quiero verte así de nuevo. No lo voy a tolerar—Tome ambas manos suyas y la miré suplicante—Yo me encargaré de cuidar de ti de ahora en adelante, pero por favor, múdate conmigo, no vuelvas con el imbécil ése—Le pedí, casi como rogándole.

—Eres muy amable, pero...

— ¡No!, no voy a dejar que te niegues porque crees que serás una carga para mí—Le interrumpí, apretando un poco más sus manos, pero sin mucha fuerza para no lastimarla.

—Estoy esperando hijos, no puedo permitirle que cuide de nosotros—Me dijo, aun negándose por razones estúpidas.

—No importa, mira, si no quieres no tiene por qué ser para siempre. Incluso si quieres puedo darte alojo hasta que encuentres donde vivir, pero por favor—Le volví a pedir, buscando alguna excusa con la cual aceptara. Después de todo, incluso si el pequeño nace, no la dejaré ir a menos que esté segura de que estará bien y solo si en realidad se quiere ir.

—Bien—Me respondió derrotada—Usted gana, me aprovecharé de su amabilidad por esta vez y me mudaré. Créame, yo tampoco quiero volver a pasar por eso—Agregó a su respuesta.

º/º/º/º

 

Debe confiar mucho en mí para aceptar mudarse con una total desconocida. Eso me alegra, al menos, confió en mí.

Fuimos por sus cosas inmediatamente, mientras su ex-pareja. Que lindo suena eso. Estaba trabajando. Mi hermana se ofreció a ayudarnos, quería conocer a la inquilina que aceptó vivir con alguien como yo. No sé si tomar eso como una ofensa, o como un alago. Pero bueno, mi hermana dice que es imposible convivir conmigo. Ellas se encargaron de ordenar la ropa, ya que tendrían que ver como hacían que cupiera la ropa de ambas en mis muebles, mientras yo me encargué de las cosas extras. Lo que significara fuerza más que nada, porque las cajas que se trajo y que tuve que levantar yo no estaban nada livianas, y para colmo sola, porque mi hermana no hubiera podido con una sola, ni con ayuda, y no iba a dejar que Lily hiciera fuerza, y como la pareja de mi hermana no estaba. La demostración de fuerza iba por mi cuenta. Parecían llevarse bien, eso era bueno, pocas veces, en realidad casi nunca, mi hermana parecía llevarse bien con las personas en las que me interesaba. Quizás esto no era tan mala idea después de todo.

— ¡¡Nancy!! ¡¡Na-Nancy!!—Se me estaba viniendo una caja encima, por la mierda. Estaba arriba del armario y yo arriba de una silla. Esto no sería nada de lindo— ¡¡Na!! ¡¡Nancy, por la cresta, ven a ayudarme mierda!!—Le grité ya desesperada, estaba a punto de caerme y la caja encima de mí, y no estaba nada liviana.

— ¿Pero qué cresta quieres?—Me preguntó apareciendo donde estaba yo, molesta por haberla interrumpido.

—Que me ayudes a prevenir un viaje innecesario al hospital, ahora ven a ayudarme—Le respondí en su mismo tono, ya a punto de ceder.

Me ayudó a detener la caja y acomodarla dentro del armario para yo poder bajar tranquilamente y poder respirar aliviada. Mi pequeña dulce princesa se rió, con disimulo, pero lo hizo, de verdad. Llevaba algo de tiempo sin verla así.

— ¿Se encuentra bien?—Me preguntó con esa bella sonrisa de diversión delatándola en su risa

—Sí, ahora sí. Gracias—Le respondí, devolviéndole la sonrisa y enderezando mi espalda, poniéndome en posición de héroe.

—Es a mí a quien tienes que agradecer, desgraciada—Me recriminó mi hermana, susurrándome para que solo yo escuchara— ¿“Se”? ¿Acaso la acabas de tratar de “usted”?—Preguntó mi hermana, algo extrañada con la formal habla de Lily.

—Sí ¿Por? ¿Qué tiene de malo?—Le preguntó Lily, preocupada de haber hecho algo mal.

—Ah, no nada. Es solo que eso es demasiado amable, y ella no se lo merece—Eso último lo agregó para molestarme—Pero dime cariño— ¿Cariño? Espero que sea tu forma amistosa de tratarla— ¿Qué edad tienes?—Yo también quedé interesada en su respuesta, acabo de percatarme que no tengo ni idea sobre su edad.

—Tengo veintitrés años—Nos respondió a ambas.

Ambas quedamos en silencio, era menos que nosotras dos. Era más joven—Dios, me siento como una vieja al lado de ella en estos momentos—Susurró mi hermana.

— ¿Por qué? ¿Qué edad tienen ustedes?—Nos preguntó, dirigiéndose a ambas. Vaya, me ha estado tratando tan cordialmente y no tiene ni idea de que edad tengo. Quizás así fue educada.

—Yo tengo veintiocho—Le respondí yo, saliendo de mi asombro, y también sintiéndome vieja en su presencia.

—Y yo tengo treinta—Respondió mi hermana. Bueno, al menos no estoy tan mal.

— ¿Enserio? Yo pensé que tenían menos—Nos dijo a ambas. Ese es un alivio, ninguna de las dos ha perdido su juvenil encanto—Bueno, me iré a descansar un rato, sino les molesta—Y con una dulce sonrisa se retiró y se fue a mí...A nuestra habitación.

— ¿Te puedo hacer una pregunta?—Me preguntó mi hermana, una vez Lily se había retirado. Qué ganas me dieron de decirle “ya la hiciste” solo para molestarla, pero en vez de eso solo asentí con la cabeza, enfocando mí atención en ella— ¿Se puede saber quién es ella?—Me preguntó con una mueca de extrañeza. Se me olvidó por completo que nadie tiene idea sobre su existencia, claro, excepto yo.

—Ella es...Una amiga—Le respondí, pensando en algo rápido. Asintiendo, pensando en que eso estaba bien—Sí, eso, una amiga—Le volví a decir, una vez estuve convencida de que era una forma de verlo.

—Sí, claro. ¿Y hace cuánto la conoces?—Me preguntó nuevamente, queriendo llegar a algún lado.

— ¿Pero que es esto? ¿Un interrogatorio?—Pregunté en un tono de enfado, no quería seguir respondiendo temiendo lo que pudiera descubrir. Levanté la última caja que me quedaba, esta era más pequeña, pero también iba arriba. Claro, arriba de la que estuvo a punto de caer encima de mí.

—Solo respóndeme—Me dijo, como una orden.

—Bien, como quieras. La conozco hace cinco meses—Prácticamente, no es mentira, visto desde mi punto de vista.

—Okey, cambiaré la pregunta—Se cruzó de brazos y se ubicó detrás de la silla en la que me estaba subiendo— ¿Hace cuánto que hablas con ella?—Me pillo, siento que me pillo.

Me quedé en una posición por un buen rato, pensando en que decirle. Estirando los brazos para guardar la caja y apoyando uno de mis pies contra una de las cajas de más abajo para ganar equilibrio—Ammm, yo...—Tenía que venir algo rápido a mi cabeza. ¿En qué estoy pensando? Si le miento a mi hermana lo descubrirá de todos modos, no serviría de nada—Hace solo un par de días, creo que hace 3 ó 4 días, más o menos—Le respondí, sin mirarla a la cara y acomodando la caja para que no cayera.

— ¿Ella es la razón por la que estuviste llorando durante tres largos meses?—Me preguntó en modo “hermana sobreprotectora”. Me bajé de la silla, con cuidado, y quedé frente a ella, pero no me digné a mirarla a la cara, tampoco a responderle, solo asentí con mi cabeza. Mi hermana me abrazó, acunando, como siempre, mi cabeza en su pecho, con cariño, y acariciándome la cabeza— ¿Por qué no me lo dijiste antes?—Me preguntó, susurrando en un tierno tono— ¿Es qué te has enamorado de ella?—Quiso saber y yo solo asentí— ¿Es qué acaso no se te enseñó que al querer poseer bien ajeno pasan cosas malas? ¿O es qué se te olvidó?—Siento que ahora me estaba regañando—Ella tenía pareja cuando la conociste, y ahora está esperando hijos de él. Aun así ¿Todavía estás enamorada de ella?—Volví a asentir.

—Creo que ella es mi princesa—Le susurré yo, asfixiándome contra su pecho, me estaba apretando demasiado contra ella.

—Pero... ¿Estás segura esta vez?—Me preguntó levantando mi rostro y tomándolo con ambas manos suyas—No quiero pensar que primero te encargaras de enamorarla y luego el amor se te va a ir, como ya ha pasado en veces anteriores—No tenías por qué agregar eso.

—Nancy, hermana. La conocí hace cinco meses, le hable hace solo unos días. La estuve observando desde lejos como una real acosadora visual durante dos meses, le hable hace solo unos días. Sentí que realmente la perdí cuando le comentó a su pareja que estaba embarazada, le hablé hace solo unos días. Se me rompió el corazón ahí mismo e intenté olvidarla por durante tres largos meses que, como tú viste, me significaron un sufrimiento horrible, algo por lo que nunca había pasado y por lo que nunca creí iba a pasar, y, te repito, le hablé hace solo unos días. La volví a encontrar, después de tres tortuosos meses, y me atreví a hablarle hace solo unos días. ¿Y todavía me preguntas si esta vez estoy segura de si es ella? Yo creo que está más que claro—Le respondí, con un largo discurso para dejarle en claro que estaba segura, pero con un largo discurso a fin de cuentas.

Mi hermana solo me sonrió, enternecida. Yo creo que feliz porque por primera vez estaba sintiendo lo que era enamorarse de verdad. Llevó una de sus manos a mi hombro y con la otra acunó mi mejilla—Esperemos que así sea, porque te veo realmente convencida—Me besó la frente, como si fuera una niña pequeña. Hay veces que en realidad no la entiendo—Entonces, eso quiere decir que todavía quieres vivir tu cuento de hadas—Yo solo asentí y ella suspiró resignada. Me miró seria, como si ahora viniera la más importante revelación de mi vida—Escucha, si ella se va a convertir en tu princesa, pues déjame decirte que aun te queda mucho por vivir. No necesito recordarte lo que usualmente pasa en un cuento de hadas. Si realmente la quieres, pues necesitará de un príncipe que esté dispuesto a dar la vida por ella, a atravesar de todo por ella, y por sobre todo que nunca se dé por vencido. ¿Serás capaz de pelear, hasta el final y sin darte por vencida cuando veas que ya no hay caso y cuando veas que la hayas perdido, por tu princesa?—Me preguntó, seria total. Quedé sin habla unos segundos. Tenía razón, en todo, tenía razón.

Salí de mi asombro y tomé una actitud seria, igual a la de ella—Claro, por supuesto que sí—Le respondí, convencida, segura de que así sería.

—Bueno, entonces te daré el primer capitulo de tu cuento—Me dijo con una sonrisa, como si aquello fuera mi primer desafío. Me quedé mirándola, esperando que hablara—Presentarla a nuestra familia. A nuestra madre sobre todo. Te recuerdo que ella y a quien cuida en su vientre son bien ajeno, no te pertenece. No todavía. Y tú sabes como es nuestra madre, nuestra familia con esas cosas—Eso es cierto, hay veces que se me sigue olvidando.

—Ya lo sé, ya lo sé. “Nunca debes desear bien ajeno o cosas malas te sucederán”—Sagrada frase de enseñanza, se enseña de donde yo vengo. O por lo menos en donde yo crecí.

—No quiero ni pensar como se pondrán todos cuando se enteren—Gracias, me eres de mucha ayuda.

º/º/º/º

 

Entré a la habitación, esperaba verla despierta, pero no. Lily se encontraba descansando plácidamente en la cama. Se veía tan tierna, tan tranquila. Me dirigí a la cama, menos mal es lo suficiente grande para ambas. Con dos plazas, como no. Me senté a un lado de ella. Solo quería verla descansar más de cerca. Inhaló con fuerza y se movió, dándose vuelta hacía mí. Pestañeó un par de veces para acostumbrarse a la luz y me miró, con cansancio y todo encima, pero me miró. Sus largas pestañas, tan crespas, tan lindas y brillantes, eran un hermoso escudo para sus ojos, eso que de a poco iban recuperando el brillo que yo conocí.

—Mi hermana ya se fue a su apartamento. Queda un pisos más abajo, por si no te lo dijo—Le dije, sin atreverme a ponerle una mano encima.

Me sonrió, aun con cansancio. El que significaba despertar en medio del sueño, como si fuera casi a la fuerza—Gracias, por alojarme—Ya era como la quinta vez que me lo decía.

—No tienes que agradecérmelo tanto—Le quedé mirando, me era imposible quitarle la mirada de encima.

—No, si debo. Es lo mínimos que puedo hacer por usted, después de que me sacó de ese infierno—Me respondió, levantándose un poco, apoyándose con una de sus manos.

Le sonreí enternecida y le besé la frente. Eso el mínimo que puedo hacer yo por ti, es una forma de auto-controlarme, aunque no sé que tanto me estaba funcionando—Se nos acercan fiestas patrias. Dime ¿Tenías algo planeado?—Quise saber, solo para ver si la iba a ver o no en esos cinco días.

Negó con su cabeza—No puedo. Es decir, se supone que debo ir a celebrarlo a casa de mis padres, pero desde que mi padre falleció ya no es obligación. Además, no puedo presentarme así en frente de mí madre—No parecía muy feliz con ello, pero al parecer no le agradaba nada estar con su madre.

—Bueno, en ese caso...—Me lo pensé un poco, viendo de que forma le preguntaría— ¿Te parece si lo pasas conmigo y mi familia?...

Notas finales:

Maname: bueeeno!!!
Amane: con esto nos despedimos por esta semana!
Maname: ojala lo hayan disfrutado! :3!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).