Ha transcurrido un año desde que Yugi sufrió aquella violación la cual lo dejo en estado de coma del cual aun no despierta. Desde que mi amigo entro en ese estado, yo me encontrado a su lado todo el tiempo a excepción de dos a la semana en las cuales regreso a la posada a bañarme y cambiarme vestimenta.
Después de terminar con aquellas actividades, salgo de la posada hacia una Liberia en donde compro libros de aventuras que son los favoritos de Yugi. Luego de obtenerlos, me regreso al hospital, entro en la habitación de mi niño, me siento a su lado y comienzo a relatarle la historia que tengo en mis manos.
Quizás se pregunten ¿Qué paso con Len?, bueno lo único que yo supe, gracias a las noticias que transmite la televisión es que ese malnacido es que hace aproximadamente seis meses atrás, se realizo su juicio en el cual salió culpable y condenado a treinta años de cárcel por los delitos que había cometido no solo contra mi amigo sino también en contra de varias personas más.
Después de enterarme de esta noticia me alegre mucho al saber que mi pequeño no corría peligro. Sin embargo mi confianza no duraría mucho dado que luego de seis largos meses, me enteraría de algo que no me esperaba y esto sucedió así…
Aquella mañana yo me encontraba leyéndole una historia a Yugi, la cual se trataba de un joven marinero que recorría los siete mares en busca de un tesoro perdido por siglos.
Estaba tan concentrado en mi lectura que no me di cuenta que mi teléfono estaba sonando hasta que una enfermera que entro a revisar a Yugi, me lo hizo saber, yo le agradecí algo apenado por lo ocurrido y me retire de la habitación para contestar aquella llamada.
- Diga-digo contestando el teléfono.
- Yami, soy yo Salomón y no tengo buenas noticias- me dice por la otra línea con un tono demasiado serio para mi gusto.
- Aun así dímelas- le menciono seriamente.
- Len se fugo de la cárcel
- ¿Qué? Pero ¿Cómo ocurrió?- pregunto confundido dado que el estaba en una prisión de máxima seguridad por lo que le era imposible salir de ese lugar.
- No lo sé, solo sé que esta mañana no estaba en su celda ni dentro del centro de reclusión
- Ya veo, gracias por informármelo – le doy las gracias por la información recibida.
- Por nada y ¿Qué harás?- me pregunta con interés por saber cuáles serian mis próximos pasos.
- Aun no lo sé, necesito pensar-le respondo seriamente dado que tenía que pensar en un plan corto pero ágil.
- De acuerdo, cuando tengas una idea avísame – me dice antes de cortar la llamada.
- Si
- Nos vemos
Luego de cortar la llamada, guardo mi teléfono en mi bolsillo del pantalón y comienzo a caminar hacia los jardines del hospital ya que la caminata me ayudaría a pensar en la mejor forma de evitar que ese gusano vuelva acercarse a Yugi.
Después de estar dos horas dando vueltas y vueltas por el mismo lugar, al fin se me había ocurrido un plan para impedir que a mi amigo le ocurriera algo peor de lo que ya había vivido por culpa de ese infeliz.
Mi idea consistía en lo siguiente: ir al departamento de Yugi por sus cosas, luego ir a la posada por las mías, después pedirle el alta al doctor y para terminar llevarlo conmigo a Egipto.
Antes de hacer cualquier cosa le mande un mensaje de texto a Salomón en donde le contaba mi plan y él me dijo que le parecía bien y que no me preocupara de los boletos, el se haría cargo de ese pequeño detalle.
Con esta idea en mi cabeza, salí rápidamente del hospital hacia el apartamento de mi pequeño teniendo mucho cuidado de ser descubierto por ese malnacido. Al llegar al departamento de mi amigo me di cuenta que la puerta aun estaba en el suelo, así que entre sigilosamente para no hacer ruidos dado que pensaba que ahí podría estar Len dispuesto a todo.
Para mi suerte el lugar estaba vacío por lo que me fui directamente al cuarto de Yugi en donde saque una maleta y le comencé a echar todas sus cosas. Luego que terminara de guardar las pertenencias de mi pequeño, me retire del apartamento lo más rápido que pude hasta llegar a mi pensión en donde guarde mis cosas en el bolso que traje cuando llegue de Egipto.
Con ambas cosas listas, me dirigí directamente hacia el hospital en donde deje las valijas en el cuarto de Yugi y salí a buscar al doctor. Lo busque por todos los pasillos hasta que por fin pude encontrarlo.
- Doctor, necesito pedirle que le dé el alta a Yugi-le pido seriamente.
- Lo siento joven pero no puedo hacer eso- me responde con seriedad a la vez que se cursa de brazos.
- ¿Por qué no?- le pregunto con intriga aunque creo que la respuesta que me dará es que Yugi aun no ah abierto los ojos.
- Porque su hermano aun no despierta y es peligroso sacarlo del hospital- me responde lo mismo que yo me había imaginado.
- Es más peligroso que se queda en el- le digo un poco más serio pero sin perder la calma.
- ¿Por qué lo dice?- me pregunta confundido ante mis palabras.
- Porque el desgraciado que violo a Yugi, se escapo de la cárcel y lo más seguro es que venga acá a buscarlo para vengarse- le explico la situación y lo miro suplicante- por favor doctor déjeme llevarme a mi hermanito y el no podrá soportar una segunda violación y le prometo que yo me hare cien por ciento responsable de el
- -suspira- está bien, venga conmigo para firmar los papeles
- Se lo agradezco doctor
Después de firmar los documentos, me fui a la farmacia que está al lado del hospital en donde compre cien sueros y cien agujas dado que lo único que alimentaba a mi amigo era ese producto. Con ambas cosas en mis manos, me regrese a la habitación de mi pequeño, guarde las cosas de la farmacia en mi bolso y espere a que llegaran las enfermeras para que me ayudaran a sacarle las cosas a Yugi.
No paso mucho tempo ya que llegaron dos enfermeras una le retiraba el suero y la otra la mini jeringa que tenía mi pequeño encima de su mano derecha. Luego que terminaran de hacer eso, las dos se fueron mientras que yo lo desvestí, lo vestí, lo subí a una silla de ruedas, me colgué el bolso en el hombro y puse la maleta de Yugi sobre sus piernas y me encamine con él a la salida.
Al estar afuera tomamos un taxi el cual nos llevo al aeropuerto en donde nos esperaba Salomón quien había comprado los boletos del avión. Después de toparnos con él, el se quedo con Yugi mientras que yo iba a dejar los equipajes a los encargados. Luego de terminar con aquello, me regrese a donde estaban estos dos, le di las gracias por todo al amigo de mis padres y me encamine con la silla de ruedas a subir al avión.
Al llegar a este dos Azafatas me ayudaron a subir a mi amigo a la nave y a sentarlo en su asiento. Al finalizar con ello, se retiraron a la vez que yo me sentaba al lado de mi pequeño a esperar que la nave comenzara su viaje.
El vuelo duro doce largas horas hasta que por fin llegamos a Egipto, cuando aterrizamos las mismas muchachas de antes me ayudaron a bajar a Yugi y además le conseguirán una silla de ruedas. Estaba a punto de irme con él a buscar nuestras partencias, cuando de repente una voz se escucho detrás de mío.
- ¿Necesitas ayuda Atem?
CONTINUARA