-“¿Toda la verdad?” – Pensó el niño - … a que se refiere con… ¿la verdad? – pregunto sorprendido ante las palabras del adulto, apretó fuertemente contra su pecho su osito de peluche que se encontraba en su brazo izquierdo, pues durante todo este tiempo lo había sujetado muy fuerte, como si su vida dependiera de ello, no quería perderlo, no quería soltarlo.
-Dime ¿Sabes quién soy? – pregunto serio Shion.
-No, señor, nunca antes lo eh visto – dijo educadamente el peliceleste, el mayor suspiro y continuo.
-Mi nombre es Shion Kagami… yo soy tu padre, Tetsuya – ante sus palabras el pequeño abrió sus ojos, como si de dos platos se tratasen.
-¿Q-Que…? – pregunto con una voz débil, quebrada, casi en un débil susurro, sin darse cuenta de que lagrimas nuevamente salían de sus celestes ojos, recorriendo así sus suaves mejillas – E-eso no puede ser, m-mi p-padre, pensé que él…p-pensé que él…había muerto… - logro decir entre sollozos.
-Eso no es verdad, no estoy muerto, yo soy tu padre… Tetsuya, cuando tú naciste, tu madre me dijo que naciste sin vida, pero eso no era verdad, todo aquello fue una vil mentira, tu estas vivo y eres mi hijo, sangre de mi propia sangre. – dijo Shion con una muy pequeña sonrisa para no alterar más al pequeño peliceleste.
-¿M-Mi m-madre? ¿Ella d-dijo eso?, p-pero…pero ella falleció dándome a luz, n-ni siquiera me pudo ver… - dejo de llorar, ahora si el pequeño estaba más que sorprendido, eran demasiadas cosas como para que su pequeña mentecita de niño pudiera procesar, no era tonto, aun así demasiadas preguntas cruzaban por su cabeza, eran demasiadas noticias, demasiadas emociones y sentimientos encontrados para un solo día, su padre no estaba muerto y…su madre… ¿tampoco?
El mayor no quería alterar más al niño, recordó que su pequeño cuerpecito era algo débil, y que tal vez demasiadas emociones podrían hacerle daño – Si, es verdad, no fue ella quien me lo dijo, fue una enfermera del hospital, ella me dijo que tu mama y tu habían fallecido, ella dándote a luz y tu antes de nacer, lo siento, es solo que me confundí – a pesar de decir aquello, dijo esta vez serio Shion, no quería mostrarse débil ante nadie, y educaría al pequeño como èl lo intenta hacer como su primer hijo, de una manera fría, para que cuando sean mayores no se muestren débiles ante nada ni nadie, para que fueran fuertes y puedan sobrevivir en este cruel mundo.
-Entonces… Usted ¿Si es mi padre? – pregunto un poco más calmado, aun abrazando fuertemente su osito, el pequeño pensó que lo mejor será calmarse ante el mayor, lo mejor sería pensar con la cabeza fría y pensamientos ordenados, ya que no quería que el mayor lo odiase, no quería enojarlo…no como lo hizo con aquella “amable” señorita que era amiga de su abuelita…
-Así es, Tetsuya.
-… ¿P-Puedo llamarlo… padre? – pregunto inocentemente el peliceleste, saber que su padre estaba vivo y con él, le alegraba muchísimo.
-Si – respondió Shion, luego el pequeño pregunta algo, algo que quería preguntar hace mucho.
-…Padre… ¿Dónde está mi abuelita? – pregunto cabizbajo y con la mirada perdida, tal vez, en su mente ya sabía la respuesta, pero aun así quería oírla, quería oírla solo para saber si aquello era real y no una muy horrible pesadilla, como las que había tenido con su madre…
-Ella…Ella falleció ayer por la tarde.
-…Ya veo… - entonces era cierto, el pequeño aún recuerda los naranjas rayos del sol ocultándose que entraban por la ventana de la pequeña habitación del hospital, también el leve viento que entraba por la misma ventana abierta revolver sus cabellos, recuerda la calidez que le brindo el ultimo toque de la mano de su abuelita y el frio que poco a poco se apoderaba de esta, ese frio que le advertía que… ella había muerto, tal vez no recuerda haber visto el cuerpo sin vida, pero si la última sonrisa que le regalo antes de irse. El niño no lloro al recordar aquello, era verdad que sus ojos ardían, resultado de contener sus lágrimas, pero no lloraría aun si quisiese, no lo haría, su abuelita siempre le decía que odiaba verlo llorar, que la sonrisa del pequeño era muy hermosa y que no debía ocultarla, que sonriera siempre… justo como ella lo hizo hasta el final - …Ella… ella ahora está en un lugar mejor, a ella no le gustaba verme llorar, ella siempre estará en mis recuerdos y en mi corazón…siempre… - dijo el niño levantando su rostro y con una pequeña, pero sincera sonrisa en su pequeño rostro.
Al mayor le pareció muy valiente de su parte, a pesar de ser un niño pequeño, y a pesar de su pequeño cuerpo débil, su alma era muy fuerte - ¿Te gustaría conocer tu nuevo hogar? – pregunto el adulto, aliviado un poco por la actitud del pequeño, aunque no lo demostrara ni con su rostro, ni con su tono de voz.
-Si, por favor – respondió el niño limpiándose los rastros de lágrimas de su pequeño rostro.
-Bien, sígueme por favor – dijo Shion levantándose de la silla y empezando a caminar, el peliceleste hizo lo mismo, se levantó de la cama abrazando con sus dos bracito su peluche, caminando atrás del pelirrojo, siguiéndolo en silencio mientras él le indicaba cada parte de su nuevo hogar, primero le mostro el segundo piso, exceptuando cuatro habitaciones, cosa que le llamo la atención, pero decidió mejor no preguntar, luego le enseño la terraza, donde había una hermosa y excelente vista del jardín delantero y trasero, también se podía ver parte de las casas de alrededor, se podía apreciar a lo lejos un parque, allí estaba el cuarto de lavado, después bajaron en la planta baja donde había una pequeña oficina que era de Shion, una pequeña sala de juegos, la sala era amplia y habían varios muebles muy elegantes, pero lo que más llamo su atención fue una grande pecera con varios peces de colores, pues nunca antes había visto peces, solo en el televisor, ya que no salía mucho de casa, también fueron a la cocina, donde se encontró con Momoi-san y ahí también conoció a Riko-san, quien se veía muy amable, Shion lo presento, pues ellas dos junto con Kiyoshi iban a cuidar de el de ahora en adelante, aunque todavía no conocía a este último, finalmente ambos salieron hacia afuera, primero la parte trasera, allí estaba el enorme y hermoso jardín, con flores de varios colores y una gran variedad de plantas, también había un gran y frondoso árbol, el más grande de allí, debajo de este había una banca de color blanco adornándolo, se veía muy hermoso, un lugar muy pacifico para una buena lectura.
-Es hermoso… - hablo luego de mucho tiempo el pequeño, en su carita se formaba una sonrisa, sus ojos brillaban y no paraba de ver de un lado para otro, realmente era un gran fanático de las plantas, y aquel jardín era realmente hermoso, era como ir a una tienda de dulces, aunque él nunca ha ido a una antes.
Shion solo sonrió levemente ante la reacción del pequeño, pues él también era un fanático de las plantas, por eso cuidaba mucho su jardín y de vez en cuando se daba el tiempo de cuidarlo el mismo regando las plantas – Si, lo es, sigamos – dijo el pelirrojo.
-Si – dijo el pequeño junto con un asentimiento de cabeza, ahí también había una piscina, ubicada al lado del jardín, esta estaba rodeada de arbustos y el verde pasto, dando una visión muy agradable de la misma, por ultimo fueron a la parte de al frente, ahí había un camino de flores que comenzaban desde la entada de la casa y terminaba en la enorme puerta de rejas, que era la entrada y salida al exterior.
-bueno, eso es todo – dijo Shion entrando nuevamente hacia adentro de la casa.
-Mmm… ¿Qué hay en las cuatro habitaciones de arriba? – se atrevió a preguntar el pequeño, ya dentro de la casa y abrazando fuertemente a su Teddy, pues siempre había sido curioso, y quizás ese era su pequeño defecto, lo que en el futuro tal vez lo lleve a grandes problemas.
Shion se giró para verlo y le explico, después de todo era algo que no se lo debía ocultar – La habitación de al fondo a la izquierda es la biblioteca, la que se encuentra al frente de esta… era el estudio de mi esposa – dijo serio el pelirrojo.
-¿Esposa? – por un momento se sintió un poco feliz, pensó que tal vez ella lo aceptaría y podría tener la madre que tanto quiso, aunque siempre vio a su abuelita como una.
-Sí, desde que ella falleció, nadie entra allí, por eso esa habitación está cerrada con llave y está prohibido entrar allí… – su voz volvió a sonar fría y distante, provocando que el pequeño temblara levemente – La primera habitación de la derecha es de…
-…Es mía… - ahí hizo su primera aparición… - …Kagami Taiga.
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Según él se había levantado temprano, ya eran las 10 de la mañana y él normalmente se levantaba a las 12 del día los fines de semana, no sabía el porqué, pero se sentía más feliz de lo común el día de hoy, bostezo luego de ver la hora y camino hacia el baño, se lavó los dientes y la cara, se cambió de ropa para después salir de su habitación dispuesto a ir a la cocina a comer algo, pero ni bien termino de bajar las escaleras escucho la puerta de la sala abrirse, era su padre, iba a correr hasta donde el para abrazarlo, pero detuvo esa idea al notar a un pequeño niño atrás de este, ni bien lo vio quedo hipnotizado, sintiendo un palpitar en su pecho, era un niño realmente muy hermoso, muy lindo, de piel nívea, estatura pequeña, labios pequeños y rosados, casi rojos como una fresa, sus cabellos eran de un color celeste muy hermoso, y sus ojos del mismo color eran grandes, le recordaban y brindaban la tranquilidad del cielo mismo, aquella mirada fija en su padre, quien ya se había girado para ver al pequeño, era una mirada de inocencia pura, dándole un toque completamente adorable, también pudo notar que aquel pequeño abrazaba fuertemente un osito de felpa, de un principio pensó que era una niña, pero casi al instante se dio cuenta de que era un chico, pues su ropa era la de un niño y su cabello corto también, aquel niño realmente parecía una muñeca de porcelana, como aquellas hermosas muñecas que tenía su amiga Alex, tan frágiles y tan hermosas, que era casi imposible desprender la vista de ellas, así era aquel niño, justo como una muñeca de porcelana…Una muy hermosa y frágil muñeca… Sintió otro palpitar en el pecho, pero este era diferente, este le recordó a aquellos palpitares que siempre tenía cuando veía a cierto castaño… a cierto castaño que no veía desde hace mucho tiempo, él era uno de sus mejores amigos y primer amor de la infancia, realmente seguía amando a dicho castaño, pues cada vez que lo recordaba sentía que su corazón saldría volando de su pecho. Salió de su pequeño trance y despacio camino hasta aquellos, escuchando así a su padre hablar sobre su habitación…
-La primera habitación de la derecha es de…
-Es mía… Kagami Taiga. – con una sonrisa y señalándose a sí mismo interrumpió a su padre, quien giro para poder verlo.
-Taiga, veo que te levantaste temprano hoy – dijo serio Shion, él ya sabía que su padre era así y también el porqué de su seria personalidad, ya se había acostumbrado a ella, sabía que su padre lo quería mucho y por eso lo hacía.
-Sí, es que tenía hambre – dijo Taiga restándole importancia y rascándose la nuca, moviendo su mirada hacia un lado, después poso su vista en el pequeño peliceleste que lo veía curioso atrás de su padre - … Mmm, papá ¿Quién es él? – pregunto señalando con uno de sus dedos al niño, quien puso cara de sorpresa al ser señalado.
-Es mala educación señalar a las personas con el dedo directamente – le dijo, más bien regaño, el pequeño peliceleste.
-¿Ah? – Taiga se asombró abriendo exageradamente sus ojos, ¿Un extraño regañándolo? ¿Qué se creía?, los únicos que hacían eso eran sus amigos y, de vez en cuando, su padre, aunque… - “No solo su aspecto, sino también su voz es hermosa” – pensó Taiga, pues aquella voz era muy dulce, suave, agradable… - “Como la de un ángel…” – pensó nuevamente, por eso no le moleste el regaño del pequeño, más bien se alegró un poco al oír aquella dulce voz.
Shion rio internamente al escuchar el regaño del más pequeño, pues por lo visto el peliceleste era más educado que su hijo mayor, aunque bueno, comprendía el comportamiento mimado del pelirrojo, pues su madre siempre lo consentía en todo y Taiga siempre hacia lo que quería, pero ahora solo esperaba que el pequeño Tetsuya ayudara un poco a que Taiga mejorara su comportamiento y también que se llevasen bien, para que Taiga ya no se sintiese tan solo, pues desde que su madre falleció, los amigos de Taiga siempre venían a jugar con él en las tardes, pero aun así, el pelirrojo menor no paraba de decirle a su padre lo solo que se sentía, y que necesitaba un hermanito, Shion siempre suspiraba ante esos comentarios y terminaba cambiando de tema, pues para él, su único amor siempre seria su difunta esposa, a pesar del error que cometió hacía ya varios años atrás, aquel error que posiblemente sea el porqué de la depresión que tuvo su esposa, aunque nunca comprobó si ella alguna vez supo de algo respecto a ello, ya que ella nunca le decía nada, siempre se guardaba todo para sí misma – Deberías aprender un poco de él, Taiga – dijo Shion con un poco de burla viendo serio a su hijo mayor.
-¿Quién es el, papá? – pregunto curioso Taiga mirando fijamente a su padre.
Shion solo suspiro, se giró y comenzó a caminar hasta el pequeño peliceleste, quien solo permanecía callado, mirando fijamente al pelirrojo menor – Él es… - dijo tomando de los hombros al pequeño peliceleste, quedando ambos asi frente a Taiga - …Tetsuya, Tetsuya Kagami – vio fijamente y con mirada fría los ojos de asombro de su hijo mayor - …Él es tu hermano menor.
“Una tormenta de sentimientos, de pensamientos, de preguntas… el inicio de una gran hermandad, que poco a poco se convertiría en odio… Así fue nuestro… -primer encuentro-…”
Continuará…