EL JUEZ MALDITO
Hatori y Chiaki vagaban perdidos y asustados por el circo, no sabían dónde estaban ni a donde ir, lo único de lo que estaban seguros es que de alguna manera habían terminado en el área de animales. Había grandes jaulas con leones, tigres, y bestias extrañas en ellas, quienes lo único que hacían era mirarlos con ojos brillantes en la oscuridad, y con filosos colmillos rugiendo con ferocidad que les indicaba lo mucho que esos animales querían comérselos vivos.
El peli-negro apretaba fuerte la mano del mayor, mientras miraba en todos lados para asegurarse de que nadie los siguiera. Estaba asustado, eso era seguro. Ambos hombres caminaban cautelosos por el circo cuando de pronto un ruido sobresalto al menor.
Tan solo unas hojas moverse y el crujido de sus ramas al hacerlo.
-¡Ah!-grito-¿Qué es eso?
-¡Tranquilo Chiaki!-lo reprendió Hatori-¡Solo son las hojas!
-Lo lamento…
-Ahhh-suspiro-Escucha, sé que estas asustado, pero tranquilízate. Te prometo que saldremos de aquí
-¡¿Y cómo?! ¡Llevamos dando vueltas por horas!
-¡Si tienes una mejor idea, te escucho!
-…-
-Confía en mí, creo que ya estamos cerca de la salida
-…de acuerdo…
Continuaron su camino hasta llegar al área de camerinos, donde repentinamente escucharon el rugido de una de las bestias que los atacaron en la carpa, pero esta vez mucho más cerca.
-GRRR
-¡Corre Chiaki!
En cuanto empezaron a correr, la bestia también lo hizo, Hatori y Chiaki tocaron desesperadamente las puertas de los camerinos, gritando y suplicando porque los ayudaran, pero nadie les respondió. Corrieron lo más rápido que pudieron, sus cuerpos ya estaban muy exhaustos y el sudor se escurría de sus frentes, hasta que finalmente llegaron a una carpa detrás de donde había sido la función. ¿Acaso habían dado la vuelta? ¿Cómo era posible que volvieran al mismo lugar en donde habían iniciado? No lo sabían, pero no les importo cuando la bestia dejo de perseguirlos una vez dentro de ahí.
Se tomaron unos momentos para respirar cuando escucharon una voz muy conocida hablándoles.
-¿Qué hacen aquí?
Al levantar la vista, ambos amantes se encontraron con l editor del circo, aquel del sombrero de copa y la máscara de arlequín sonriente que causaba escalofríos a cualquiera que lo viese.
-¡Por favor ayúdenos!-le suplico Chiaki-¡Hay monstruos afuera, y toda la gente ha sido devorada! ¡Por favor, ayúdanos a salir!
-Claro, yo…
-¿Usted sabia de eso?-le pregunto Hatori con desconfianza
-¿Qué?
-¡No se haga el desentendido! ¿Usted sabia de esos monstruos, bestias o lo que sea que este matando a la gente? ¡¿Lo sabía?!
-No, ¿Debería?
-¡ES SU CIRCO!
-Y como tal, supongo que sabes que soy el único que conoce la salida ¿no?
-¡¿Qué estas…
-¡Ayúdenos!-volvió a decir Chiaki-Por favor, se lo suplico
-Jjajajaja-rio macabramente- Si quieren salvarse solo tienen que pagar. ¿Cuánto dinero me ofrecen por dejarlos salir del Circus Of Monster?
En ese momento, una chispa se encendió en la mente de Hatori, y algunas piezas se acomodaron en su lugar. Ahora entendía el porqué de un circo de terror, porque después de aquellas palabras del director <<Oh, ¿en serio?>>Todo esto había comenzado, y el porqué de una historia que cualquiera daría por falsa.
Y es que ellos no podrían ser otros más que…
-Tu….-abrió los ojos como platos-Eres el Juez Maldito
Kirishima sonrió y, ante la mirada asustada de ambos, se quitó la máscara de arlequín revelando su rostro totalmente quemado debido a la muerte que había sufrido como consecuencia de su pecado. Aquel, era un rostro quemado por la avaricia.
-Entonces sabrás que solo pagando te dejare ir
-¡Eres un…
-¡Y! recuerda que haya afuera hay demonios bestia que les encantaría deleitarse con tu sabor
-¡NO SI TE MATO PRIMERO!-lo tomo del cuello y lo miro con furia
-¡Tori!
-¿Matarme? Ajajajaj…Ya estoy muerto-dijo fríamente
-Está bien-ambos castaños voltearon a ver al menor-Le pagaremos, no se preocupe
-¿Chiaki?
-Tori, suéltalo
-Pero
-Suéltalo Tori
A reñadientes, el oji-azul lo soltó y saco su cartera para entregarle todo el dinero que poseía. Cada centavo se le fue otorgado por la pareja, incluso los objetos de valor como relojes y anillos, dejándolos a ambos sin nada más que ofrecer.
-Ya lo tienes, ahora sácanos de aquí
-Sí, claro. Ahora….Oh! ¡Qué pena!-fingió estar apenado-Agradezco su cooperación, pero…
-¿Pero?-pregunto Hatori desconfiado
-Pero mi amado “osito” estuvo triste anoche, tenia…hambre-sonrió con malicia
Hatori entendió la indirecta, y abrió los ojos con terror, para luego sentir como unos brazos quemados cubrían su boca por detrás, y lo inmovilizaban por completo al igual que Chiaki. Ambos se removieron intentando soltarse, pero todos sus esfuerzos eran en vano.
-¡mgh!
-nnmrg
-Adiós! Bae, bae
Entonces, aquellos brazos quemados jalaron sus cuerpos hacia lo más profundo del suelo, donde se había formado lodo sumiso, que lentamente los hundía dentro. Kirishima solo vio con alegría como desaparecían en el fango, para luego darse la vuelta y marcharse caminando de ahí, hasta desaparecer en la oscuridad del pasillo.
“Con este banquete, mi osito me dará sexo hasta el amanecer”