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Ideas abyectas por Shinjimasu

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-Bien, eso es todo por hoy, descansen y nos vemos mañana- se escuchó una voz a través del megáfono.

Zinan se levantó y tomó su bata. Ahora solamente quería beber algo.

-Oye Zinan, buen trabajo- le dijo su compañero que interpretaba el papel de seme –Seré sincero contigo, estuviste a poco de causarme una erección-

-Puedo hacer muchas cosas- sonrió burlón –Tantas como quiera-

-A veces me pregunto cómo es que lo logras… parece que de verdad lo tienes todo bajo control-

Zinan no le respondió de inmediato –No todo-

-Hey, no te estreses, nuestra escena intima ya quedó grabada, no tendrás que gemir más-

-Sí, mi garganta lo agradecerá- contestó sin querer seguir con la burla. No estaba con ánimos ahora.

-Has trabajado muy duro, deberías tomarte un descanso ¿Qué te parece si vamos a tomar algo? Unos chicos y yo saldremos esta noche-

-Tengo un compromiso, será en otra ocasión- sonrió dándose la vuelta para entrar a su camerino para cambiarse de ropa.

Finalmente había terminado con la escena que tanto trabajo y esfuerzo le había causado; después de tres meses de ensayos y pruebas de campo había conseguido terminar de grabar y ahora solamente se dedicaría a terminar con las demás partes de la grabación.

Esos habían sido días difíciles.

Apenas terminó de vestirse cuando sonó su celular: era un mensaje de texto. No pudo evitar molestarse al leerlo y salió del set para  llegar al café en el que se había quedado de ver con Haruki.

Si hubiera sido por él habría terminado “su relación” desde hacía mucho tiempo, pero había llegado a  un punto en el que le resultó ser imposible. Habían pasado tres meses desde la primera vez que se habían acostado y desde entonces lo hacían varias veces por semana. Nunca fue su intensión llegar a tanto, pero resultó ser algo que se escapó completamente de sus manos: Haruki no le daba pauta para que lo terminara, aunque sabía que había sido culpa suya desde el principio por haber accedido a iniciar una relación con él. Cuando se dio cuenta de ello ya era demasiado tarde como para detenerse.

Su vida giraba en torno al set de grabación y hasta la casa de Haruki, todos los  días exactamente iguales. Cuando menos se dio cuenta despertaba en una habitación que no era la suya, algunas veces desnudo, otras no. Tomaba una ducha en una bañera que no era la de su apartamento y un chico por el que comenzaba a tener sentimientos extraños le preparaba el desayuno. Si no hubiera tenido tanto trabajo en esos meses quizá hubiera sido más sencillo separarse de esas comodidades y podía haber regresado a su casa; no lo negaría, eso era lo que lo paraba. No tenía que preocuparse por mantener su casa limpia y tenía alguien que lo alimentaba tres veces al día. Estaba tan atareado con la grabación, obras próximas a confirmarse, contratos y demás juntas como para tomarle importancia a un problema que lo ayudaba a sobrellevar su caos momental al que llamaba “vida”.

Pero ahora que la situación se había tranquilizado un poco se daba cuenta de que no había sido una buena idea continuar engañando a Haruki, quien se encargaba de recordarle todos los días que lo amaba.

No importaba cuan cortante fuera con él, cuan grosero o caprichoso, Haruki simplemente nunca se molestaba, por el contrario, se exigía más para complacerlo y se convencía de que aquel comportamiento suyo era causado por el estrés. Lo cual en parte era cierto.

Y el hecho de cortarlo solo porque sí no era opción porque sabía que Haruki no lo dejaría en paz hasta que terminaran por resolver “el problema” (o hasta que lo perdonara). Si estaba consciente de que todo era por culpa suya nunca fue su intensión llegar a tanto.

Cuando llegó al café, el chico de cabello azulado ya estaba ahí, esperándolo con una sonrisa.

-Haitani-san me alegra que terminaras a tiempo- le dijo en su habitual tono amable -¿Cómo estuvo tu día?-

-Bien, supongo-

-¿Terminaste la escena que habían trabajado durante la semana?-

-Sí, así fue-

-Me alegra escuchar eso- respondió -¿Qué quieres comer?-

-Lo que sea, no importa- respondió tomando su celular para activar uno de sus juegos. Se sentía frustrado e inquieto. Sabía que aquella idea que lo molestaba en su cabeza no se iría solo con desearlo.

-¿No quieres que hablemos de algo?- preguntó Haruki al notar que su actitud de nuevo era cortante.

-Solo quiero estar así ¿De acuerdo?- respondió algo molesto –Déjame tranquilo-

-Lo lamento, debió ser un día pesado- se disculpó mientras llegaba una mesera.

A pesar de que Zinan podía ser una persona muy arrogante y terca, no le gustaba tratar mal a las personas que no lo merecían. Ser grosero con Haruki era algo que ya no encontraba satisfactorio en lo absoluto, por el contrario, le empezaba a ser doloroso.

-Oye…- lo llamó sin quitar la vista de su celular –No es tu culpa, soy yo-

-Está bien Haitani-san, a veces olvido que tu trabajo en muy demandante- le sonrió –No debería hacer que te esfuerces tanto-

-Si me esfuerzo es porque quiero, no por ti-

Hubo un silencio después. El ambiente era denso, para nada agradable.

La mesera terminó por llevarles algo de comer y así pasaron alrededor de una hora. Aquello era estresante y molesto. Zinan estuvo a punto de inventar que tenía una junta para poder escapar de ahí, pero Haruki fue quien acabó con el silencio.

-Me gustó mucho tu actuación en esa obra- le dijo de pronto, llamando la atención de Zinan.

-¿Qué?-

-Esa obra- le dijo señalando una revista vieja en el mostrador donde aparecía en portada una puesta en escena de hacía algunos años donde Zinan había tenido uno de los papeles principales -Fui a verla en cuanto salió. La disfruté mucho-

Aquello llamó la atención de Zinan en serio -¿De verdad fuiste a verla?-

-Por supuesto que fui, realmente me pareció muy hermosa- le respondió con una sincera sonrisa –El papel que interpretó Haitani-san era tan delicado y hermoso que lloré en algunas partes. En ese momento supe que tenías un potencial enorme, sabes darle a cada uno de tus personajes una identidad propia, y para mí eso es lo más bello de todo-

-Gracias…- contestó sorprendido, pues aquella obra teatral había sido una de las primeras que había realizado, cuando aún no se convertía en la estrella que era ahora y por ende, de no mucho presupuesto –Oye, tú…¿Cuántas de mis obras has visto?-

-Creo que solo me faltaron dos- respondió –Eso fue porque estaba en un congreso en *** y no estuve en el país. Seré poco modesto, desde un principio me dispuse a verlas todas sin falta-

Zinan se sintió halagado en ese momento. Sus inicios habían sido en el teatro y siempre amó esa parte de su carrera, por lo que escuchar comentarios favorables sobre eso lo llenaba de energía y ánimos para seguir, pero si en realidad había algo que admirar era el hecho de que Haruki lo estuviera siguiendo durante todo ese tiempo.

-Creo que solamente hubo una película en la que no me agradó el papel que interpretaste… bueno, no directamente tu actuación, estuviste perfecto, más bien fue con el personaje-

-¿Por qué?-

–Me cuesta pensar que existan personas que traten de beneficiarse tan fácil, sin que les importe de verdad los sentimientos de quienes los rodean… la actitud de tu personaje sobre el de esa chica fue brutal. Personas así no merecen ser amadas-

Zinan tragó. Aquello había sido un golpe bajo.

-Ah, pero tú estuviste genial Haitani-san- le sonrió –Y no lo digo solo porque seas tú, sino porque es verdad. Lo que haces lo haces con el corazón, eso es lo que muchos han olvidado… eres una persona maravillosa-

Zinan se quedó en silencio un par de segundos –Sabes, yo…ahm… lo siento, tengo que ir al baño- se disculpó para huir disimuladamente. Una vez solo tuvo que mojarse el rostro con agua fría.

-Tranquilízate Zinan, te estás preocupando en exceso- se dijo mirándose al espejo –No tienes que tomártelo tan en serio, pronto todo acabará, sabrás cómo hacerlo, ensayarás el resto de las escenas y te alejarás de Migiwa Haruki para siempre-

Inconscientemente comenzaba a sentir culpa. Quería que todo acabara en ese momento, absolutamente todo.

Ya no quería estar ahí por más tiempo.

Trataba de ignorarlo, de quitarse esas ideas de su cabeza, pero a fin de cuentas era algo que ya sabía que estaba fuera de sus manos, principalmente porque estaba consciente de ello desde hacía varios días. Esa manera en la que Haruki lo abrazaba, esa manera de tocarlo, cuando lo besaba… todo era tan sincero que no podía evitar sentirse así.

Si bien podría ser una persona que manejara a otros por su propia conveniencia, era muy consciente de sus sentimientos y de lo que en verdad quería. Por eso le era tan sencillo aprovecharse de las situaciones.

Cuando salió le dijo a Haruki que se sentía mal, pero contrario a lo que hubiera querido, el amable chico lo llevó hasta su casa con intenciones de quedarse hasta que Zinan estuviera mejor. No importaba cuantas veces intentara convencerlo para que se fuera, nada funcionaba de la manera en la que hubiera querido.


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