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Wife por metallikita666

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Notas del capitulo:

¡Saludos, mis hermosos querubines! *w* Hoy quiero comenzar agradeciéndoles por hacerme llegar, a través de diferentes medios, sus comentarios e impresiones conforme ha ido avanzando la historia. Estoy sumamente feliz de ver que, en términos generales, les ha gustado y la están disfrutando. 

La primera escena de hoy, como su nombre lo anuncia, está dedicada a un acercamiento importante entre Yuki y Kenzi. Así que, sin más por el momento, les invito a comenzar.

Trece: Mamá

 

El viernes de esa semana transcurrió con tranquilidad en el colegio, aunque tanto Tetsu como yo nos perdimos un par de horas de clases a causa de una inesperada coincidencia. Llegamos a lección de Cívica a media mañana y, tras enterarnos de que el espacio sería usado para seguir con el planeamiento del proyecto conjunto, ubicamos a los de onceavo en el patio, cerca de un árbol.[1] Mi hermano dirigía la sesión, en la cual se dedicaron a darle un poco más de forma a la idea que queríamos presentar, pues para entonces los habían informado del tiempo que tendría cada equipo, de los escenarios disponibles y uno que otro detalle más.

En cierto momento, Takashima tuvo el descaro de preguntarme si me había gustado el flan del miércoles: a lo que yo le respondí, con igual frescura, que se lo había comido Tetsuya. El bobo, además, sonrió y se relamió cuando hice el comentario, provocando la molestia ajena. No obstante, y aunque les cueste creerlo, ello no produjo que el mayor se abstuviera de enviarme distintas porquerías dulces los días subsecuentes, intentando dar con la golosina que me “conquistara”. De la misma manera, está de más decir que todas estas fueron a parar al estómago del enano.

La primera parte del día concluyó cuando definimos que Ruki se encargaría de pedirle ayuda a Tatsu-ojisan para diseñar y hacer el vestuario, mientras que Itakura escribiría los diálogos. Uruha asistiría al rubio y Akira a mi amigo (si bien no tenía gran confianza en lo que pudieran hacer); y yo, por último, me ocuparía de la utilería y de cualquier otro faltante que surgiera. Tanto los diseños como un borrador del guion tenían que estar listos el fin de semana.

Sin embargo –y a pesar de que la mayoría de actividades acontecieran sin sobresaltos y de forma bastante cotidiana-, había algo que me hacía sentirme extraño. Una de las razones quedaba muy clara, aunque hubiera pasado un día: lo sucedido la noche del miércoles, en donde, y a pesar de que no medió intercambio alguno entre papá y yo, pude entender por fin los motivos detrás de sus acciones, por más que siguiera reprobando sus métodos. Que me sintiera indefenso, poco experimentado y por ende, bastante idiota a causa de mi actitud impulsiva e inmadura me hizo comprender que aún me faltaba muchísimo, tal y como siempre decía el mayor a su manera. Y que lo ocurrido hubiera sido a manos de relativos conocidos no cambiaba nada: me había salvado gracias a Tetsu y al viejo; e, indirectamente, a Taiji.

Pero, por otra parte, aún quedaba lo de mamá. Así fue que habiendo visto que guardarme las palabras en vez de decir lo que sentía, o hablar en un estallido de insensateces cuando tenía el ánimo revuelto no servía de nada, decidí emplear esa tarde para acercarme a ella. Una de mis grandes dudas era si la rubia incluso se daba cuenta de lo que hacía, o si por la mente le pasaba que ello realmente lograba incomodarme.

En la división de la Anarchist las cosas se habían manejado con particular “comunismo” desde el inicio, dadas las características de la subsidiaria, si bien el sistema no era ajeno al resto de la Free-Will. Resultaba de conocimiento general que Kenzi-san gustaba de trabajar a una menor escala de publicidad, distribución y reconocimiento, con propuestas mucho más crudas que necesariamente agrupaban a gente menos experimentada a veces, y con un perfil diferente.[2] Así que era lógico que ella viera con normalidad los intercambios; aún más por el hecho de que nuestra banda ni siquiera estaba oficialmente formada para entonces.

Apenas acabaron las lecciones de la tarde, tomé mis cosas y le referí brevemente a mi mejor amigo que regresaría a casa para tratar aquel tema: ante lo cual me sugirió calma y mucha cautela. Antes de partir, por supuesto, llamé al pequeño baterista para asegurarme de que no estuviera en Namba.

-¡Adivina qué!- Me dijo cuando abrí la puerta, todavía con el teléfono en la mano. –Tommy-chan me contó que la otra vez te pusiste muy triste porque no pudiste estar aquí durante la visita de Tada-chan y Neko, ¡así que acabo de hablar con tu tío y me dijo que vendrán en un rato! ¿No te parece genial?-

La situación me causó gracia y no falló en hacerme sonreír, pues aunque poder ver al Gato Negro claramente me entusiasmaba, también sabía muy bien que parte de la alegría de la mayor provenía del hecho de que ella podría estar de nuevo con su adorado Tadashi. Es decir, que lo que mi padre le comentó le caía como anillo al dedo para armar sus planes de esa tarde.

-Claro que sí, mamá. ¡Es una muy buena noticia!- Respondí, genuinamente contento, y muy satisfecho de haber decidido no quedarme con mis camaradas ese día. Pero aquello también significaba que tendría menos tiempo para hablar a solas con la rubia, así que debía apresurarme si no quería que las visitas nos interrumpieran. –Pero, dime… ¿A qué hora llegan?-

-En unos cuarenta minutos, más o menos. Tada-chan dijo que solamente le avisará a Morrie, y pasará a recoger a la nena a su clase de pintura abstracta.-

Por si acaso surgen dudas al respecto, mencionaré que aquella extravagante lección correspondía a una más de las extrañas obsesiones de Ohtsuka-san. Podía imaginarme perfectamente lo aburrida que estaría Akiko en tales sesiones, pues apenas tenía once años y medio. Y a pesar de eso, no era que a ella no le gustara el arte, sino que su padre no la dejaba elegir. Lo que a ella realmente la apasionaba era el dibujo manga, pero por aquel entonces, Morrie-sama lo consideraba una afición demasiado burda para su refinada hijita.

-Ah, genial. Entonces eso quiere decir que todavía tenemos tiempo para hablar acerca de una cosa.- Dije, intentando parecer muy seguro, y de inmediato me senté a su lado en el sofá de tres plazas, luego de que dejé caer la mochila en el de una.

A causa de mis acciones, Ishii se vio obligado a devolver su cuaderno de bocetos a la mesita, sobre el cual también tenía otros papeles y fotos de todo tamaño. Aparentemente, en ese momento se hallaba creándole una banda propia a su rosada, tierna y violenta mascota, pues alcancé a leer un título que decía “Pipanku Stars”[3]; pero también valoraba un diseño para su nuevo tatuaje, el cual sería mucho más grande y vistoso.

El baterista solo me miraba, intrigado y algo sorprendido.

-¿Qué sucede, Yuki-chan?- Inquirió, poniendo el auricular del teléfono en su base. -¿Te pasó algo malo?-

Decidirme por fin a encarar el tema no había sido sencillo, pero menos lo sería exponérselo sin sentir que deliberadamente la estaba lastimando. En ese instante recordé la segunda noche en Suminoe-ku, cuando me atreví a llamarla “egoísta” delante de mis amigos, lo cual me hizo merecedor de la reprimenda de Ruiji. El pelirrojo, si bien me había amonestado de forma suave, no dejó de mostrarme la poca razón que tenía al expresarme de tal manera, recurriendo a la comparación jocosa entre mis dos padres. Yo, en cambio, tenía todos los antecedentes posibles en la memoria como para saber que lo que había afirmado ese día fue muy injusto.

-No sé si llamarlo así… Pero es algo que he querido decirte desde hace algún tiempo.- Y mientras nuestro contacto visual se acentuaba, decidí lanzarme de una vez. No tendría sentido darle tantas vueltas al asunto. –Dime, ¿por qué insistes en llevarte contigo a Ruiji-kun? Me parece que alguna vez te comenté que estaba totalmente seguro de quererlo como miembro fijo para the Piass…-

Contrario a mis temores, y mientras yo rogaba internamente para que ella no se lo tomara a mal, su reacción inició con una apertura mayor de sus ojos color avellana, seguida de una pequeña sonrisa. Acto seguido, se volteó hacia donde estaba el peluche que había llevado consigo a la sala -un perro celeste bastante grandecito- y lo colocó en su regazo. Se puso a mirarlo durante unos instantes mientras le movía las patitas delanteras y le acariciaba la cabeza, luego de lo cual posó su vista en mí.

-Tú te fijaste en él porque también sabes que es mejor que los demás, ¿no es así?- Preguntó, ladeando la cabeza de manera pizpireta, y cambiando el ambiente en tan solo segundos con aquella intervención.

Ya no se trataba solo de que lo quisiera conmigo porque era mi compinche a quien había conocido en el secundario, sino porque claramente había advertido sus dotes. Y de repente me sentí como quien intentaba convertirse en uno de sus socios para negociar con ella, lo cual provocó que se me subieran los colores al rostro. Por si no fuera poco, tampoco estaba seguro de si su pregunta iba más allá, y aludía a otro tipo de interés en el bajista.

-Mamá, yo…-

-Sólo deseo que tenga más entrenamiento de lo que podría si se queda en una sola banda, hijito. Es lo mejor que puedo hacer desde mi sello con algún músico, si no me es posible promoverlo a otra de las subsidiarias.- Contestó de forma muy tranquila, interrumpiendo mis balbuceos atinadamente. Mi admiración, que era grande para entonces, se convertiría en verdadero asombro segundos después. –Es justo lo que quiero hacer contigo una vez que los lance oficialmente. ¿Te gustaría? ¡Vendrías de tour conmigo y nos divertiríamos mucho juntos!-

El rubor se me trocó en sonrisa, y absolutamente todas las dudas se disiparon en aquel momento. Casi que sentía ganas de llorar de la felicidad. Me abstuve de palabra alguna, pues prácticamente no merecía pronunciarlas. Pero nada, ni siquiera el hecho de que ya no fuera un niño, haría que me refrenara de darle un abrazo, por lo que de inmediato caí sobre ella y la estreché, tirando el peluche al piso en el proceso. Apoyé el rostro contra su pecho y no la solté, enjugando las incipientes lagrimillas en su piel. En menos de tres días, mis dos padres me habían demostrado cosas muy importantes probablemente sin habérselo propuesto, en un momento de mi vida donde parecía gritar por auxilio una y otra vez.

-Así que da por un hecho que Ruiji-kun será miembro estable y oficial de the Piass, siempre que él quiera, claro está.- Agregó mientras me acariciaba el cabello y permanecíamos en la misma posición.

Segundos después me incorporé, la miré y sonreí.

–No puedo esperar para decírselo al bobo y a los demás. Ah, pero oye… ¿Él ya sabe eso?-

Pensé en las evasivas que me había dado el bajista cuando le comentaba algo al respecto, pero pronto me di cuenta de que posiblemente intentaba empujarme a que hablara con mi madre sobre el tema.

-Yo nunca le dije que tendría que ser exclusivo. Solamente le pregunté que si tenía tiempo y ganas de practicar algunas de las canciones de Anti Feminism, y pues… no me dijo que no.- Replicó el líder, encogiéndose de hombros. –A Kirala-kun también le ofrecí cantar un poco. Por cierto, Yuki-chan… ¿Ya elegiste vocalista?-

Apenado, bajé la mirada.

-Todavía no logro decidirme. Me gusta el tono crudo de Chihiro, pero Tecchan es mucho más armonioso. Y no quiero que ninguno se moleste conmigo. Especialmente, el enano…-

Mi interlocutor levantó la mano y colocó la palma en mi mejilla, logrando que con ello volviera a subir el rostro.

-No te apures. Sigue componiendo, escriban algo; graba un par de cosas con cada uno. Solo así sabrás con quién quieres quedarte, o si los necesitas a los dos.-

-Es que quisiera no perder tanto el tiempo.- De alguna manera, aquello me hacía sentir inmerecidamente aventajado. Eran los recursos del hijo de los jefes, lo sabía y no tenía culpa de ello, pero de todas formas me ponía algo incómodo. –A Ruki-chan y a los demás todavía les faltan dos músicos, aunque él ya ha escrito bastantes cosas. Y no quiero ser ave de mal agüero, pero creo que están por llenar las vacantes…-

Takanori a mí no me engañaba. Aquel comentario sobre que Takashima también tocaba la guitarra me había sonado demasiado emocionado de su parte, y no me iba a sorprender en nada que el condenado castaño metiche fuera capaz de hacer a su amiguito tomar un bajo con tal de que ambos pudieran estar en el grupo.

-¡Oh, eso sería muy bueno! Estoy seguro de que a tu papá también le encantaría.-

-Ehh, sí… Así sería. Si logra tranquilizarse un poco con el éxito del perro y su banda, pero en fin.- Concluí, suspirando. Empero, antes de dar por terminada nuestra conversación, necesitaba solicitarle algo. -Ah, por cierto, mamá. Solamente quisiera pedirte una cosa. La próxima vez que quieras reclutar a otro de mis amigos… ¿Por lo menos me lo dirías antes?-

Ishii asintió sonriente, prometiéndome solemnemente no volver a llamar a uno de los míos para sus propios proyectos sin antes avisarme.

Después de eso me despedí de ella con mucha emoción por lo hablado, y corrí al teléfono a contarles la noticia a los chicos, Ruiji incluido. Hablando con Kirala y con Yoshio surgió la idea de organizar una fiesta en casa del primero el día siguiente, aprovechando que sería sábado y que todavía no teníamos excusa para juntarnos.

Utilizaría el resto de la tarde para salir por ahí con Neko, y la llevaría a ver alguna película, a jugar a los arcades o a comer algo; todo cuanto la pequeña adoraba pues no podía hacer normalmente en su vida. Está de más decir que Morrie-san no se enteraba de que su hija se la pasaba fuera de casa conmigo, “cometiendo actos vandálicos contra la reputación de tan distinguida señorita”; tanto ella como Tada-nii disimulaban a la perfección una vez de vuelta, contándole al pelinegro una versión de la visita que se ajustaba a sus exigencias de padre modelo.

Durante la salida, Akiko me dio otra buena nueva cuando me refirió que, al parecer, su madre le había prometido convencer a Morrie-san para que la inscribieran en una secundaria mixta al terminar el primario, y que una de las posibilidades sería nuestro colegio. Si al año siguiente Makoto salía y Kuroneko entraba, ¿qué más podría pedir? Definitivamente sería el año perfecto, a excepción del pequeño detalle de que a Takanori, pero también a Uruha, Reita y Aoi les faltaría uno más para graduarse. Aun así, sacarse al primo de encima sería un gran avance.



[1] El sistema educativo en Japón incluye los Estudios Sociales como una de sus asignaturas obligatorias, los cuales se dividen en: Educación Cívica, Geografía, Historia Japonesa, Historia Mundial, Sociología y Política/Economía.

[2] La descripción que menciona Takayuki es verídica, pues Anarchist Records corresponde a una de las subsidiarias con bandas menos comerciales del emporio Free-Will. The Piass, the Dead Pop Stars y Anti Feminism son probablemente sus agrupaciones insignia, y las tres mantienen un estatus de culto por parte de los seguidores del visual kei clásico, en lo cual puede que esté parte de la razón de que la banda de Takayuki no haya escalado fuera de ahí como lo hicieron otros actos. Y si bien Anarchist no ha sido su único sello, sí editó la gran mayoría de sus producciones.

En general, la escena visual y rockera japonesa se mueve en términos de numerosas colaboraciones y proyectos paralelos aun en la actualidad, enfatizando en las hermandades entre bandas de cada sello, pero Anarchist sería uno de los ejemplos más pequeños y antiguos en cuanto a lo que un manejo casi doméstico de los músicos se refiere.

[3] Pipanku (-chan) es la coneja/especie de pikachu creada por Kenzi como mascota de Anti Feminism, a quien se puede ver en la mayoría de merchandise de la banda (la nombro como hembra, aunque en realidad desconozco si tiene sexo del todo). Su cuerpo es mayormente rosa, con detalles en negro, hocico blanco y una “A” vuelta al revés en la frente. Suele aparecer portando armas pandilleras o bien objetos inofensivos como chocolates; y, correspondientemente, es representada ya sea en actitudes agresivas o tiernas. Según lo que parece, se comportaría como algo parecido a un Happy Tree Friend (serie de la que Kenzi también es adepto).

Notas finales:

La puta madre que parió a Morrie y la clase de pintura abstracta para su hija... Ahí tienen, por si todavía les quedaba duda acerca de la presuntuosidad de la momia tetona XD

#MorroILoveYouButIWillNeverAcknowledgeSuchCreepyTruth 

Por otro lado, está mi Kenchita bella <3 Ya raya en la majadería repetir cuánto la quiero; pero de todas formas, mi vida es una majadería. Así que no me voy a detener. El enano, con todo y sus déficits, sus caprichitos y su eterna actitud en apariencia distraída, siempre está buscando lo mejor para sus niños de acogida y de protección (entiéndase, pues, hijos y protegidos de la industria). Yuki no se lo imaginaba, a como tampoco pudo darse cuenta de la preocupación de Tomás, pero es probable que a partir de ahora esté más consciente de esas cosas y deje de sentir que el mundo está en su contra (aunqueneotroscofaspectosciertamenteloestécofcof).

Luego de esta, tendremos otra escenita más. En las siguientes notas explicaré por qué.

 


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