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Wife por metallikita666

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Notas del capitulo:

Y llegó por fin... el culmen del ridículo en esta historia, junto con el pináculo del descaro de nuestro pato yandere favorito.

VEAN QUE SE LOS ADVIERTO: ESTA ESCENA ES SUMAMENTE PATÉTICA EN TODO SENTIDO POSIBLE.

¡Así que luego no se caguen en mi alma si no pueden con ella! XD

ENJOY.

Dieciséis: Ménage à trois

 

A las nueve de la noche me encontraba en el lugar convenido, aguardando la llegada del castaño. Dado que Kouyou vivía en Chuo-ku –al norte de Naniwa y Tennoji- y que la casa de Kirala quedaba aun en mi barrio, acordamos que lo esperaría cerca de su paradero, y de ahí nos moveríamos al lugar de la fiesta. De alguna manera y sin hablarlo, parecíamos estar de acuerdo en que yo no quería conocer su casa, y él no deseaba que lo hiciera.

Por si todavía se están preguntando cómo cuerno había aprendido a conducir a esa edad, les diré que fue una más de las enseñanzas de nuestro pistolero, puesta en práctica en una que otra carcacha de algunos compinches de mis compinches. No mentiré diciendo que a los catorce conducía formidablemente, pero al menos tenía la suficiente destreza como para que no me detuviera un oficial en la primera esquina.

Y ahí estaba yo dentro del Alcyone SVX, fastidiado tras diez minutos de esperar aparcado al costado de una plaza; considerando dejar plantada a “mi cita”. Total, si no se iba conmigo, el muy idiota no tendría modo de saber la dirección del pelirrojo. Pero no lo hice, y hasta el día de hoy me pregunto cómo habría terminado todo si hubiera tenido la inteligencia de largarme en ese instante.

A lo lejos (como a tres cuadras) divisé la silueta de lo que creía era una chica, la cual venía acercándose. Sin embargo, como yo no esperaba a ninguna muchacha no me di por enterado, y más aún cuando otros coches tomaron la calle. Pero al ver que ninguno se detenía y que “ella” seguía caminando, me sentí intrigado; a determinada distancia, me fue posible distinguir su atuendo. Llevaba un vestido corto (y cuando digo corto, me refiero a bastante corto) de color plateado, zapatos negros con plataforma de colegiala, medias a tono hasta el muslo, y un abrigo oscuro que parecía ser de piel. La corazonada matadora empezaría cuando noté que su cabello era castaño, hasta un poco más abajo de los hombros…

La pequeña ramera no era otra que el grandísimo estúpido en persona.

-¡Hola, Yuki-chan! Ohh, wow… ¡Qué bonito auto!…- Saludó con descaro, acercándose a la ventana del lado del chofer y posando la mano en la portezuela; todo, mientras ignoraba olímpicamente mi mueca de perplejidad.

Tras unos segundos durante los cuales yo ni siquiera había logrado reaccionar, y luego de que recorriera con la vista parte de la carrocería, se allegó todavía más a mí, recargándose en el vehículo.

-Oye, pimpollito… ¿No saldrás a saludarme?- Habló, con voz melosa. -Esa no es manera de tratar a una dama…-

Yo tenía los ojos abiertos como platos, y el resto de músculos de la cara más agarrotados que si hubiera visto a mi papá con un traje de casimir inglés de color negro. La voz luchaba por salir de mis cuerdas vocales; y cuando por fin lo hizo, prácticamente me quemó la garganta del esfuerzo.

-¿¡Me quieres decir qué carajos haces así vestido!?- Casi no había gente alrededor, pero poco me habría importado que el sitio estuviera totalmente atestado. -¡En ningún momento te dije que fuera una fiesta de disfraces!-

-Oh, pero si yo no me disfracé de nada.- Pero claro; todo era sin duda mi error. Era yo el que no me había dado cuenta de que el mayor asistía todos los días al colegio con sailor fuku. –¿A qué te refieres con es--…?-

-¡ESTÁS VESTIDO DE MUJER, COÑO!-

Al escucharme, se quedó callado. Pero fue ingenuo de mi parte creer que finalmente me había entendido.

-Ah, eso…- Sí, idiota; eso. Eso tan evidente que no te hacía el mismo imbécil de siempre. En ese momento, eras un imbécil travestido. –No es nada extraño en el visual kei, ¿o sí? He estado interesándome más en el tema desde que te conocí, y ya lo averigüé todo: la estética visual incluye elementos andróginos, o que directamente los músicos se vean lo más femeninos posible. Y tú y tus amigos quieren ser músicos de bandas conocidas, ¿no es verdad?-

-Sí, es cierto lo que dices, pero la fiesta a la que vamos no tiene nada que ver con el sello o la promoción, sino que es aparte. ¿O eres lo bastante tonto como para creer que siempre andamos vestidos así?- Mi cara de indignación debió de ser tajante, pues el otro no hacía más que pestañear confundido. –Salvo uno que otro caso, no encontrarás a ninguno de los muchachos llevando nada que sea de mujer, a excepción del maquillaje. Y lo que es peor: tú ni siquiera estás en ningún grupo.-

-Todavía.- Añadió él, cruzándose de brazos y haciendo puchero.

-Como sea. Qué pena.- Fingí voz de sarcástica pesadumbre. -Lo confundiste todo y ahora no te puedo llevar conmigo en esas fachas.-

Y tras decir aquello, hice ademán de encender el auto, pero el mayor se apuró.

-¡Yuki, no! ¡Espera! ¡Si no me llevas contigo a la fiesta, no habrá trato!-

Como es posible apreciar a estas alturas, sí había aceptado la propuesta que me hiciera Takashima la noche anterior con tal de que su amigo intentara alejar a mi hermano de Makoto, por mucho que a mí me diera la impresión de que no lo lograría. Había considerado que si Reita fallaba, al menos yo me divertiría bastante viéndolo incomodar al primo, así que no tenía realmente nada que perder. Porque claro: en ese momento ni me imaginé que uno puede tirar al cesto de la basura su dignidad en cuestión de horas, por ponerse a hacer tratos con el mismísimo Satanás.

-¡No puedo hacerlo! ¡Vas vestido de chica, y me harás pasar vergüenza!- Le grité, asiendo el volante con fuerza mientras le clavaba una mirada fiera. -¿Qué quieres? ¿¡Que te dé mi ropa!?-

-¿Qué acaso a sus fiestas no pueden asistir mujeres?- Inquirió él, y yo de primera entrada no entendí a qué se refería con eso. –¡Contesta!-

-Claro que sí. Amigas, hermanas; incluso algunos tienen novia, como dijiste tú anoche. Y si pudiera, yo también llevaría a mi prima. ¿Pero qué mierda tiene que ver eso ahora?-

-¡Que yo esta noche seré tu chica!-

Si estuviera en una situación parecida a esa ahorita mismo (y sobre todo después del ridículo que pasé en tal ocasión), soltaría las carcajadas frente a quien fuera a modo de respuesta ante semejante ocurrencia. Pero hace seis años, apenas y si me podía limpiar los mocos. Sé que no tengo ni que terminar de narrar toda esta odisea para que ese punto quede claro.

No obstante, sí atiné a palmearme la cara. Desafortunadamente, mi descuido al no querer retirar la mano provocó que no me diera cuenta de en qué momento el cargoso individuo se subió al asiento del copiloto, sino hasta que lo tuve al lado.

Por consideración al tiempo que todavía me falta de vida, me referiré a lo que resta de la terrible noche en estilo indirecto tanto como pueda, comenzando por decir que no tuve más remedio que dirigirme siempre a casa de Kirala. Realmente quería ir a la fiesta en honor del retorno de Ruiji que yo mismo había propuesto, y no estaba dispuesto a dejar que las sandeces de Kouyou me aguaran la noche.

Consideré que como ninguno de los chicos estaba asistiendo al colegio, era imposible que supieran acerca del compañero recién transferido de Ruki; y ese hecho, aunado a que Uruha me prometió comportarse como una mujer en todo momento, hizo que creyera que el infeliz podría pasar desapercibido. Tengo que reconocer también que el impertinente no se veía nada mal en atuendo femenino, y que de no haber sido por su pecho excesivamente plano, parecía una linda muchacha. Incluso, se había maquillado primorosamente y llevaba un adorno en el cabello.

Pero era más que obvio que yo estaba olvidando un pequeño –realmente pequeñísimo- detalle: Tetsu.

Cuando el bobo salió a nuestro encuentro –emocionado a causa de que papá me hubiera prestado el coche- y vio al mayor, se quedó atónito. Tiendo a pensar que contuvo la risa porque quedó realmente estupefacto con las fachas del castaño, y porque le parecía imposible que yo hubiera cometido la animalada de, aun así y con todo, llevarlo.

-¿Qu-qué haces aquí, Takash--…?-

-Takako-chan vino porque yo la invité, ¿entiendes?- Alzando la voz para interrumpirlo, me adelanté y lo abracé de lado, trabándole el cuello con el brazo; acercándolo lo suficiente como para poder hablarle al oído. Inmediatamente, nos separamos un par de pasos de los demás. –Tecchan, te lo ruego… No digas nada. Después te explico.-

El maldito apretó los labios a como pudo para tragarse las risas, disfrutando mi gesto compungido.

-De acuerdo.- Dijo por fin, una vez que mis ojitos de borrego camino al matadero lograron convencerlo. -Pero esto te costará el resto de postres que ese sujeto te envíe… ¿Entendido?-

Luego se soltó del agarre, volteándose hacia el resto.

-Ohh, ya veo. ¡Pues tendrás que cuidarla muy bien, Yuki-chan, porque este lugar está infestado de lagartos!- Ante la ocurrencia, el resto de los que se encontraban afuera rio animadamente. –En especial, si se trata de las estudiantes del Secundario Católico para chicas.-

Enano idiota. No hacía falta inventarse tanta historia, y menos una como esa. Apenas hubo dicho aquello, y aunque sonaba the Ramones a un volumen bastante elevado, algunos de los que estaban dentro de la casa se asomaron, y otros directamente salieron: Kirala, entre ellos.

Takashima se asió de mi brazo cuando vio tal cosa, y poco le faltó para ocultarse tras de mí.

-¡Yuki-chan, defiéndeme!-

-Shhh, ¡que me sueltes! Es tu problema por haber venido así. Ahora, ¡actúa normal!- Le repliqué por lo bajo también, sacudiéndome el brazo. –Se supone que, a lo sumo, somos amigos. ¡No le digas a nadie que eres mi novia, porque no te van a creer!-

A partir de ese momento, busqué escaparme de su acoso todo lo que pude, pasando tiempo con Tetsuya, Chihiro, Ruiji y algunos de los mayores, los cuales no se mostraban tan interesados en asediar a una chica de la edad que fingía ser Uruha. A pesar de todo, una vez dentro de la casa pude notar cómo el rubio miraba a Kouyou de cuando en cuando, enfocándose en sus piernas (las cuales debo confesar que eran su segundo mejor atributo, después de sus labios).

Con el correr de los minutos, el mencionado idiota se había empezado a comportar más desenvuelto y a aceptar los tragos que le llevaban los muchachos –en especial, de sake y cerveza-, los cuales bebía con gran avidez y prontitud; tanta, que hasta a mí me sorprendió ver cómo se los empinaba. Definitivamente, algo de experiencia tendría con el alcohol, y no sería esa su primera fiesta. A causa de ello, se convirtió en la sensación de la noche, acaparando a todos los que no iban acompañados y que no estaban en mi grupo.

-Parece que tu amiga tenía mucha sed, Yuki-kun.- Comentó el pistolero de forma casual, tomando luego un sorbo de su botella. Estaba sentado en el descansabrazos del sillón donde me había ubicado yo. –Ah, y también resultó muy sociable...-

Suspirando quedo, ignoré a mi compinche lo mejor que pude y seguí hablando con el bajista homenajeado sobre cómo le había conversado a mamá acerca de él. No obstante, miraba de reojo al castaño, quien reía muy animado en medio de los rufianes que lo rodeaban: extasiado a causa de la atención que todos esos buenos para nada le estaban dedicando.

Por otra parte, e infelizmente para mí, Tetsu no se pudo quedar quieto y sin maquinar maldades. Al cabo de un buen rato, el pelicolorido interpeló a Yoshio, quien se había levantado para tomar una botella de la caja de cervezas que estaba cerca de ambos, y apenas advirtió su intención lo animó a llevarle una a “la chica” nueva, aprovechándose de la incipiente ebriedad de su interlocutor. Al darme cuenta de lo que había hecho, no pude dejar de reprenderlo.

-Ay, ¡pero no te preocupes, mi cielito azucarado! De todas maneras, Tomioka-sama te prestó el auto para que vayas a dejar a Takako-chan a su casa cuando la fiesta termine, ¿no? Por cierto… ¿Dónde vive? ¿En Higashiyodogawa-ku[1]?-

La pregunta provocó las risas de todos los presentes, incluido el pelirrojo de coletas, quien casi nunca intervenía en las bromas a causa de su forma introvertida de ser. Y es que con justa razón, pues el sinvergüenza de Itakura era abominable cuando se lo proponía. Pero yo sé muy bien que de haber estado en su lugar, habría hecho lo mismo. Esa es la regla que siempre ha regido nuestra amistad.

-No seas menso. Vive en Chuo-ku…-

-¡Menos mal! Pero vaya que eres un chambelán muy raro. ¿No deberías estar con ella? Mira que entre todos esos parece que se la quieren comer…-

Al principio no supe a qué diablos le apostaban del otro lado, pero después advertí que parecía ser el juego de la botella. Tanto Kouyou como los demás se veían bastante afectados por el alcohol a esas alturas. Reían como estúpidos, hablaban a los gritos y hasta habían logrado integrar al par de muchachas que estaban por ahí junto con sus novios; cosa que se había formado una gran rueda.

Entonces, el que intervino fue Chihiro, a quien le fascinaba seguirle la corriente a mi mejor amigo.

-Oye, Tecchan… Pero qué extraño que estés diciendo esas cosas. ¿No deberías estar celoso?-

-Lo estaría… ¡si ella fuera un chico!- Contestó él y luego se acabó su trago; feliz de haber logrado una vez más las burlas ajenas hacia mí.

Empero, en ese momento no me importó porque era ese tipo de comentarios el que me salvaría de ser relacionado con aquel metiche travestido. Pero no contaba con que el enano también estaba un poco alcoholizado, lo cual aumentaba la “creatividad” de sus ocurrencias. En realidad, para entonces era hora de que absolutamente todos estuviéramos así, pero a mí no se subía el licor a causa de la preocupación. Inconscientemente, parecía estar esperando que Takashima cometiera alguna imbecilidad.  

-Es más… Para demostrarte que no tengo nada en contra de esa chica, Hiro-kun, voy a ir a jugar con ellos.- Lo dicho provocó gran admiración y expectación en los de nuestro grupo, quienes lo expresaron de forma sonora[2]. -¡Pero Yuki-chan viene conmigo!-

El desgraciado prácticamente me arrastró hacia el círculo, e hizo que nos sentáramos como a 155 grados respecto de Kouyou[3]. No obstante, para mi desgracia no advertí ese detalle en aquel momento.

La botella dio unos cuantos giros y por suerte ninguno me implicó a mí. A la cuarta vez, a Tetsuya le tocó besarse con una de las chicas, y a la quinta fue Takashima con Kirala (felizmente para el pobre idiota, quien había estado deseando acercársele desde que llegamos). Pero a la sexta, la maldita botella del demonio se detuvo cuando su base apuntaba hacia Uruha, y su cuello quedó justo en medio de Itakura y yo. La confusión me produjo un escalofrío, especialmente en el momento en que todo el mundo se quedó callado.

-Son… Takako-chan y Yuki, ¿no?- Dijo el averiado dueño de la casa, señalando la improvisada aguja en el suelo con la misma mano con la que sostenía su bebida.

-¡No! ¡Miren que también está apuntando a Tecchan!- Opinó Yoshio, siendo secundado por las chicas.

Un barullo se armó cuando todos empezaron a expresar sus veredictos, pero la decisión final la daría, muy inesperadamente, el canalla de Chihiro.

-Yo no estoy jugando, así que decidiré.- Interrumpió desde afuera, mientras se acercaba en compañía de Ruiji. –Takako-chan con Yuki y con Tetsu.-

Su dictamen fue recibido con un escándalo todavía mayor, entre los que aprobaban la sentencia con emoción, los que reían y los que protestaban. Estaban quienes proponían que “la chica” debía escoger a uno de los dos, pero a otros les había fascinado la idea de que fuera con ambos. Yo simplemente quería que me tragara la tierra, mientras que Takashima me miraba con cara de hambre y Tetsuya no podía más de la risa. Nunca había jugado a esa porquería de juego, y era en ese momento en que comprendía que así debí haber continuado.

-¡Momento, Hiro-kun! ¿Dices que sea beso de a tres?- Inquirió Takashi, uno de los que todavía estaban menos borrachos, logrando calmar el alboroto por un instante. -¿O propones que sea con cada uno?-

-Oh, no, no; con cada uno. Los besos de a tres son muy incómodos.-

Hecha la terrible sugerencia (y estando yo más que seguro por fin de a quién iba a dejar como vocalista tras las actuaciones de ese cabrón), la concurrencia celebró al unísono, y comenzaron a corear el nombre del pelicolorido menor al ritmo de las palmas.

-¡Tetsu! ¡Tetsu! ¡Tetsu!-

Al bobo no le importaba nada: estaba perdido en la fiesta, el alcohol y el momento -y todavía más por la manera en que lo aclamaban-; así que de lo más sonriente adelantó las manos hasta el centro del círculo y se colocó a gatas, como correspondía. Uruha hizo lo propio y cuando ambos estuvieron frente a frente me miró, enarcó una ceja y sonrió de lado, para después cerrar los ojos y acercarse al menor con ademán fingidamente casto. Tetsu juntó sus labios con los de él, pero el infeliz senpai, una vez que se allegaron del todo, lo asió sorpresivamente por el cuello con el brazo y le plantó tremendo beso con lengua.

La expectación colectiva crecía conforme pasaban los segundos; y mientras todos se acercaban más para ver mejor, yo ya no sabía si podría volver a juntar las quijadas alguna vez. A la distancia, escuchaba a Kirala quejarse porque su beso con el tarado no había sido tan largo ni tan apasionado, así como a los que temían que el enano fuera a morir ahogado; pero yo no me podía mover. ¿Por qué carajo hacía eso ese imbécil? ¿¡Intentaba excitarme o darme celos!? Ni yo sabía cómo demonios sentirme, y un revoltijo de emociones e impresiones me sobrecogieron, materializándose en mi estupor.

El infeliz castaño soltó al menor cuando por fin se le acabó el aire, y este se alejó de él asustado y jadeando. Tanto, que hasta se le había bajado un poco la borrachera.

-¿Qué pasa… Tecchan?- Preguntó un muy ebrio Takashima, sonriéndose con total descaro y mirándonos a ambos. –¿Nunca… te habían dado un besito así… en tu vida?-

De inmediato capté las intenciones implícitas en su comentario, pero no pude hacer nada aunque lo hubiera querido pues, acto seguido, la emocionada y beoda muchedumbre comenzó a gritar mi nombre. Tras lo visto, y a pesar de que obviamente no sería la primera vez en que lo besara, no quería acercármele, pues si a Tetsu le había hecho aquello, yo tendría que esperar quién sabe qué indecencia.

Jamás habría creído, en semejante situación, que lo peor podría presentarse de una manera totalmente distinta.

Al ver mi reticencia a aproximarme, el mayor tomó la delantera, pero con tan mala suerte que, o el movimiento lo agitó demasiado, o su ya de por sí inoportuno sistema estaba a punto de colapsar. El muy infeliz, idiota y desgraciado intentó taparse la boca, pero eso no pudo evitar que acabara devolviendo toda la asquerosa mezcla que tenía en el estómago –aperitivos incluidos- delante de mí. Se arrojó sobre el suelo, pero consiguió salpicarme y por poco me baña entero.

Ya era demasiado. Si no me detenían, iba a matarlo en el acto.

-Aghhh, ¡¡¡pero qué asco!!!- Rugí descontrolado, pues era la segunda vez en que el atorrante me hacía pasar vergüenza de esa misma manera, y descuidé totalmente la forma correcta de interpelarlo. Tanto Tetsu como Ruiji se apresuraron a contenerme, mientras que Chihiro sujetaba al desdichado alcohólico labios de pato y cerebro de chorlito. -¡Maldito imbécil! ¿¡Qué mierda crees que haces!?[4]-

Mi rabia fue todavía más grande porque si bien algunos se preocuparon por el idiota y hasta se escandalizaron por mi forma de gritarle a “mi amiga”, la mayoría se estaba carcajeando, como era lo esperable. En ese momento, prácticamente todos estaban hechos una piltrafa, y considerándolo hoy, tengo que reconocer que topé con relativa suerte. La humillación se difundiría, sí; pero mediante relatos de ebrios con lagunas parciales.

Mis amigos me sacaron a empellones de la casa y el pistolero se cargó al castaño en el hombro, quien se había desmayado. Sin decir nada, lo llevó al auto y lo puso en el asiento de atrás, acercándose luego a mí para aconsejarme que “lo” devolviera a su hogar mientras todavía no despertaba.

-Coño… Te diste cuenta. No debí gritarle de esa manera…-

No me atreví a mirar al mayor a la cara; estaba muerto de pena. Y por supuesto que, ingenuamente, culpaba a mi último exabrupto.

-¿Bromeas, Tomioka? Desde el principio. Jamás vi una chica tan bebedora en toda mi vida, y el día que la conozca, ten por seguro que haré lo que sea por convertirla en mi novia.-

Ambos reímos a causa de su respuesta, pero fue cuando me iba a ir que me di cuenta de que no tenía ni idea de dónde vivía Kouyou. Entonces, se me ocurrió recurrir a un ya más repuesto Tetsuya para preguntarle el número de Reita, el cual supuse que habría anotado por ahí, pues ese día ambos se habían comunicado durante la tarde. Tuvimos que llamar a su casa a pesar de que era de madrugada, a riesgo de que alguno de los adultos nos regañara con justa razón. Afortunadamente, Suzuki mismo fue quien contestó y obtuve la ansiada dirección.

Al final todo salió bien… excepto por el segundo vómito sobre el tapizado gris del Subaru Alcyone SVX de mi papá, el cual le valió a Takashima amanecerse afuera de su casa por primera vez, con la cara enterrada en la alfombra que daba la bienvenida.

 


[1] Es el barrio de la ciudad de Osaka más al norte, al que Yuki no iría ni loco sin licencia de conducir.

[2] Probablemente, con una interjección como “heee!”, muy común entre los nipones.

[3] Es decir, estando de frente, un poco hacia la derecha.

[4] Dado que es en castellano, redacto la imprecación de Yuki en masculino porque no queda alternativa, pero no hay que suponer que su mención delataría al travestido Uruha, pues en japonés sería indistinto. Lo que sí logra preocupar al protagonista cuando cae en cuenta es el tratamiento empleado (esperable entre varones por lo rudo), las palabras y la reacción, inusuales para hablarle a una mujer. 

Notas finales:

¿Aún me siguen? La puta madre. ¡La gente sí que es rara! skdjsd

Bueno, les cuento que la idea para el atuendo de "Takako-chan" (¡qué imperdonable!) surgió de un montajito que circula por ahí, de Uruha con un vestido strapless (supongo que lo es... O al menos, nunca me enteré de lo contrario). Y a causa de eso, no dejo de sorprenderme, porque de verdad que nadie sabe nunca hasta dónde sus nefastas ocurriencias lograrán inspirar a otros, para bien y para mal (y usualmente, para mal lol).

PERO UYSHHH, EL JUEGO DE LA BOTELLA... ¡Y mi pobre enano asustado! ¡Jajajaja awww! Díganme perverta (cosa que ya tengo muy clara que soy), pero yo no le hago ascos a ese trío *O*

Un perso que también llegué a querer mucho gracias a la escritura de este fic fue Chihiro (como perso; que como músico ya lo tenía entre mis favoritos). Tan oportuno, solícito y protector; pero a la vez, tan dispuesto a fregar a Yuki cada que pudiera xD Con una hermandad parecida a la que hay entre el protagonista y su mejor amigo, aunque distinta debido a la edad y (en su caso se siente más) la posición. Aun así, eso no le impidió a mi mente volar y visualizar entre estos dos un muy lindo bromance

RIP Chihiro, Yoshio y Hiroshi: mis niños Piass de la primera generación.

Mil gracias a ustedes por leer. Espero que hayan reído mucho :'D xD


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