Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Wife por metallikita666

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a todos, y feliz segunda semana de febrero!

Los días avanzan y los chicos están a muy poco de presentar el proyecto escolar, por lo cual deben trabajar duro para sacarlo a tiempo. Empero, no por ello la vida se detiene, y esperablemente, cada uno sigue intentado hacer prosperar sus cosas...

Para ver a qué me refiero, les invito a que continúen leyendo ;D x)

Dieciocho: La maldición del parfait

 

Durante los tres siguientes días me quedé a dormir en Tennoji-ku, lo cual –y tal vez sin quererlo- redundó en una mejoría exponencial de mi puntualidad por la mañana. Gracias a la compañía de Tetsu arribaba al colegio mucho más temprano de lo normal, y a primera hora estaba cada uno perfectamente sentado en su sitio, dentro de su respectivo salón. Para el jueves, en particular –un día en que no había tareas ni exámenes cortos-, tantísima escrupulosidad hizo sospechar hasta a mi trío (amén del hecho de que llegábamos juntos), pero la verdad es que no caía mal cuando la jornada comenzaba precisamente con la clase de japonés. Por fortuna, y gracias a que la semana pasada no había faltado, no tendría que molestar a las chicas con los reportes.

La lección de lengua materna era de las que más me gustaban; posiblemente, porque los conceptos y kanji nuevos siempre me daban renovadas ideas para escribir una que otra letra. A nadie sorprenderá si digo que, junto con esa, Música era de mis clases favoritas; y a dicha pequeña lista podría agregar Política con bastante facilidad.

La mañana siguió su curso sin mucha novedad; y cuando me correspondió ir al salón de Takanori para pedirle el dinero de los gastos, lo hice bastante rápido, evitando mirar al castaño de labios voluptuosos que sabía perfectamente que su penetrante y nada disimulada mirada se sentía a kilómetros. Aquello sirvió para recordarme que era tiempo de conversar con papá para que me diera lo mío directamente, pues si mal no recordaba, y además de todo lo incómodo y vergonzoso que era, esta historia comenzó justo un día en que tuve que hacer el rutinario recorrido hasta el pabellón de la preparatoria.

La clase de Moral de la segunda hora voló gracias a un documental que preparó el profesor, por lo que tras menos parla y con bastante apetito pude al fin reunirme con el enano en la azotea, quien cargaba los almuerzos de ambos por haber sido él quien preparó y convidó el día anterior, luego de que fuéramos a comprar algunas provisiones.

-Uhhh, ¡me muero de hambre!- Me quejé apenas lo vi llegar, portando las dos cajas. Era una suerte que el infeliz de su padre no se llevara la suya a donde demonios se hubiera ido, y así pudiera usarla yo.

-¿No merendaste?-

Negué con la cabeza ante su interrogante.

-Fui al salón de Ruki a recoger el dinero, pero la verdad es que prefiero usarlo solo cuando me esté desmayando a media mañana. Así no tengo que ir todos los días…-

-Eres tonto. Si haces eso, Nori-chan se queda con la parte que te corresponde de los días en que no vas.- Comentó Tetsuya alegremente, al tiempo que sacaba las viandas y los palillos.

-Por supuesto que no. Siempre le pido todo lo que no he recogido, ya sea en casa o aquí.-

Empezamos a comer de buena gana, y nuestra ingesta se mantuvo pacífica durante la mayor parte del receso; pero yo sabía que esa tranquilidad solo duraría hasta que Mai hiciera acto de presencia con el dichoso nuevo postre que su insistente compañero le encomendaba llevarme. Y a pesar de que existían decenas de ellos (todavía más si se contaban las recetas tradicionales), cada mediodía la expectación me producía un pequeño retortijón que insistía en ignorar, y sobre el que jamás le dije a nadie. Sí, yo también tenía debilidad absoluta por un tipo de golosina a la que nunca podría negarme, así me la ofreciera un asesino serial. Y el secreto, por precaución, solamente lo conocían mi tío Taiji y mi prima Kuroneko.  

La dichosa fulana apareció cuando ni siquiera habíamos acabado de comer, y nos saludó con su sarcástico gesto usual.

-¡Espero que este tampoco sea el indicado!- Exclamó un nada disimulado Itakura, relamiéndose desde antes de que la otra depositara el envase en el piso, y casi abalanzándose sobre este una vez que estuvo en su sitio. No obstante, cuando abrió el recipiente (pues ya contaba con mi permiso para hacerlo) y volteó hacia mí, no supo qué pensar al ver mi cara.

Era… un maldito parfait de fresa.

-¿Yuki? Oye… ¿Tampoco lo comerás, verdad?- El sigilo al preguntar era necesario, pues de seguro me había quedado mirando el dichoso platillo con el mismo gesto con el que uno vería a su peor enemigo. Claro, siempre que este fuera el ser más irresistible y atractivo de todo el condenado planeta. –Yuki-chan…-

Para rematar, Mai también continuaba observando lo que sucedía, pues su encargo no era solamente llevar el dulce, sino verificar si me lo comía o no. Las veces anteriores, cuando desaparecía rápido, muy posiblemente se quedaba por ahí escuchando la conversación, o en todo caso confiaba en lo que Tetsuya dijera si le preguntaba, pues el goloso nunca aseguraría haberse comido algo que no le dieron.

Las peligrosas curvas de su copa, que ya para entonces estaban perladas con grandes gotas de agua, dejaban apreciar la magnificente blancura del helado de vainilla en su interior. Las capas del relleno se dividían mediante la conserva de trocitos de fresas en almíbar con la gracia y belleza de una roca metamórfica. Y como si ya no fuera suficiente sensualidad y sugerente explosión de sabor, el endemoniado postre tenía –sobre una cama de cuadritos de chocolate oscuro y sólido- una elaborada corona de suculenta crema batida, a la que habían rociado con avellanas finamente picadas.

-Yo, ehh… Este sí lo quiero…-

-¡Ajá!- Exclamó la latosa chica con aires de victoria. –¡Al fin, Shima-kun dio con el indicado! Ja, ja, ja, ¡perdiste, Yuki!- Agregó, haciendo amago de alejarse.

Mi deshonra –una más en esta cadena de humillaciones- era inevitable; y como si no fuera bastante ridículo doblegarse ante un miserable poco de helado con fruta y crema, me puse rojo al ser descubierto.

-¡Ey, espera! No vayas a decirle tan pronto… ¡Quédate aquí!-

Pero la desgraciada estaba extática: más parecía que se hubiera sacado la lotería. Y todo por un simple, absurdo y… perfecto parfait de fresa.

-Cómete tu parfait en paz, y después vienen a la prepa. De todas maneras, hay algo más que debes ver. Oh, y no olviden que tenemos proyecto durante toda la tarde.-

Cuando ella se fue, no me quedó más remedio que hacer como había dicho, pues para entonces no podía solucionar nada. Devolví mi atención a la copa de la perdición y a la cuchara de plástico que venía con esta, la cual tomé de inmediato y saqué de su envoltorio, acordándome también de otro asunto que estaba sentado justo en frente de mí.

Con ojitos de ternero degollado, el bobo me miraba como si se le hubiera muerto un familiar.

-¿Tecchan? Ay, no te pongas dramático, que tampoco es para tanto…-

Pero no me respondió. Solamente hacía puchero.

-Tetsu, no me vas a convencer. No te voy a convidar…- El menor seguía mirándome, y yo de ninguna manera podría comer así. Ni aunque le diera la espalda. –¡Joder! ¡Te regalé todos los de estos días atrás!-

-¡Eres un mentiroso! Dijiste que no te gustaban, ¡que no te gustaba ninguno! ¡Que eso era muy poco masculino, y no sé qué tanto rollo!-

-¡Y lo es!- Repliqué, abrazado a mi parfait, con los cachetes ardiendo y vuelto de costado, con tal de no tener que verlo. –Es de maricas, muy de maricas, ¡pero yo no puedo resistirme a uno de estos! ¿¡Lo entiendes!? ¡Es mi maldición!-

Al final, terminé dándole dos o tres cucharadas yo mismo, mientras comía, las cuales recibió muy contento.

-Mmm, ¿qué será… lo que dijo Mai-chan que tienes que ver?- Inquirió mi amigo tras saborear la última porción.

-Ni idea. Pero si tiene que ver con Uruha, no ha de ser nada bueno. En fin, dentro de poco lo averiguaré, quiera o no.-

Al final de la hora de almuerzo estaba mentalmente preparado para dirigirme hacia el pabellón de los mayores, pues tomando en cuenta las palabras de la compañera de mi hermano, ellos no se molestarían en aparecer por el nuestro ese día. Mi primera intuición fue dirigirme hacia las mesitas de concreto que había en su patio, en las cuales Takanori solía tomar su comida.

-¡Yuki-chan! Qué tarde llegas.- Me reclamó un Takashima salido de la nada a mitad del camino, con el cual no esperaba encontrarme tan de repente. Su aparición, por supuesto, hizo que el enano y yo nos detuviéramos. Yo ni le contesté; solamente levanté una ceja. –Ah, pero claro. Te estabas tomando tu tiempo para saborear el postre…-

-Deja eso de una vez. No fastidies.- Le dije, desviando la mirada y la cara toda. Con solo esa bienvenida, sabía bien a qué atenerme durante el resto de la tarde. -¿Aquí ya están listos?-

Por toda respuesta, el castaño se acercó todavía más y se tomó de mi brazo, pero no dejaba de mirar a Itakura, quien también lo observaba con sospecha.

-Tetsu… Necesito hablar a solas con Yuki.-

-¿Y si no quiero irme?- Repuso el más bajito con tono desafiante y cruzándose de brazos.

Pero no contaba con la astucia de un artero Kouyou.

-Pues si no te vas… Tendré que succionarte el alma como la otra vez.-

No había ni terminado de decirlo, cuando el pobre Tetsuya se había ido a esconder detrás de unos bambúes, y el mayor reía como idiota. Como el idiota desvergonzado que era.

-No tenías que ser tan infeliz; ¡pobre criatura! Le diste tremendo susto.-

-¡Él se lo buscó!- El tarado seguía riendo, pero pronto se volteó hacia mí. –Tetsuya es muy lindo también, pero me gustas más tú.- Entonces, utilizó su mano libre para presionarme y juntarme las mejillas, sacándome una forzada trompita. -Ah, y nada de “pobre”, si a ti también te voy a succionar la tuya apenas pueda… Mira que me lo debes…-

-Ughh, ¡ya no me estés molestando, con un demonio!- Grité, todo ruborizado y sacudiéndome su cercanía de forma violenta. –¡Si no me vas a decir qué otra cosa debía ver, entonces pongámonos a trabajar, que en unos cuantos días es la presentación del estúpido proyecto!-

-Tranquilo, bombón; ni te apures. Que gracias a Toshiya-san, acabamos con los trajes ayer.- Bien, por lo menos Ruki y el zonzo ese habían aprovechado el tiempo la tarde anterior, mientras que el enano y yo… pues tuvimos también unas lindas vísperas de calidad. -Ahora solo queda ensayar los guiones que tú y tu amiguito corrigieron, ¿no?-

-Mierd--…- Me mordí el labio para acallar la prueba de que apenas y si me acordaba para qué había ido a Tennoji-ku la primera vez. Claro: los guiones.

-Pero en fin. Lo que tienes que ver está aquí. Pon atención.-

Y agarrándome de la muñeca, me condujo hacia un sitio desde donde se podía atisbar a quienes estaban en las mesitas (mi destino original hasta que me topé con él), sin que estos lo vieran a uno. En una de ellas, se encontraban Takanori y Akira conversando animadamente, cosa que jamás en la vida me imaginé que atestiguaría. Tanta fue la sorpresa al llegar, que ni siquiera me importó que el majadero me hubiera tomado casi que de la mano.

-¿Pero qué carajo…?- Boquiabierto, me volteé hacia el mayor. –¿Cómo es posible? ¿¡Desde cuándo!? ¡Si yo pensé que Suzuki era técnicamente mudo!-

-Shhh, no hagas alboroto. Mira, ¿ves esa tarta que está en la mesa?- Cuando contesté afirmativamente con la cabeza, el otro prosiguió. –Pues es de frambuesa, y la hizo Rei-chan. Le quedan riquísimas.-

Entonces, me volteé hacia él con gesto ceñudo y aire fastidiado. Definitivamente, tendría que estar tomándome el pelo.

-¿Y tú piensas que yo te voy a creer semejante mentira? ¡Debe de haberla comprado!-

-No; te lo juro. Reita tiene esa habilidad, y es que hace unos años trabajó en una pastelería en Kanagawa, cerca de donde vivíamos.[1] Oh, y por cierto que esta es como la segunda o tercera que le trae.-

Tras la información, solamente me quedé mirando el cuadro. Lo peor era que no tenía ni la más mínima autoridad moral para reprobar la actitud de mi hermano, pues hacía pocos minutos que yo también había caído víctima de un condenado postre. ¿Pero que todo el aparente encanto de la charla estuviera motivado por un regalo del mal teñido? Eso sí que no me lo tragaría. Conocía demasiado bien al rubio, y además había una situación totalmente anómala en todo ello: a esas horas, ¿dónde cuerno estaba Makoto?

-Muy lindos los tortolitos, pero yo voy a interrumpir.- Anuncié, y no me detuve por más que el castaño intentó retenerme.

Caminé hasta donde estaban los mayores y, una vez allí, me colgué del cuello de Ruki por detrás.

-¡Ah! Oh, Yuki, ¡me asustaste!- Dijo él, un poco más nervioso de lo normal, me pareció a mí. Pero de inmediato me ofreció tarta. –Mira, me la trajo Akira-kun, y está deliciosa. ¿Quieres una porción?-

-Muchas gracias, pero no.- Al declinar, miraba al del trapo en la cara, tratando de descifrar su semblante. Pero el tipo era más plano que tabla de planchar, y nunca parecía intimidarse por las miradas ajenas. Eso, o vivía constantemente intimidado, y era imposible percibir la diferencia. –Acabo de comerme un dulce yo también. Por cierto, fíjate que quería preguntarte algo…-

Por fin, Suzuki como que entendió la indirecta y se excusó, argumentando que iría a buscar a Takashima en lo que nosotros hablábamos, antes de comenzar con el ensayo.

Ruki me miraba intrigado, una vez que tomé el lugar de su compañero.

-Takanori… ¿Dónde está tu novio?- No perdería el tiempo yéndome por las ramas. El mayor sabía que ese no era mi estilo, y que cuando quería decir una cosa, la decía sin más.

Evidentemente, la pregunta lo tomó por sorpresa.

-Yo… pues…Ehh…- Miró la tarta, luego a lo lejos, y finalmente devolvió la vista hacia el frente. -¿Por qué me preguntas eso? ¿Es por el pastel?-

-Mmm… No veo mucho ligamen entre la cosa esa y nuestro primo, a menos que tú admitas que lo tiene.- La acotación lo perturbó todavía más, y fue cuando supe que había acertado. –No, en serio… Tú sabes que el hijo de Taiji no me importa mucho que digamos, pero en este caso sí me llama la atención que no estés con él. O lo que es lo mismo, ¿por qué no está contigo? ¿Qué diablos le pasó ahora?-

Ruki sabía bien que no le serviría de nada darme largas, así que tras un suspiro, se decidió a hablar.

-Mako-chan no vino hoy al colegio… y no sé si del todo va a dejar de asistir porque…- No me gustó nada su tono apesadumbrado, pero no me quedó de otra que darle tiempo para que hablara. -Ha aplicado para convertirse en roadie de Dir en Grey para el próximo tour…-

Demonios. Y yo que pensé que la escena más fumada del día había sido la conversación de mi hermano con Reita.

Aturdido al extremo, llevé el meñique al oído y me lo escarbé un poco, comprobando al sacarlo que nada había obstruido mi audición.

-¿Escuché… lo que creo que acabo de oír?-

-Ay, Yuki; ni me hagas repetirlo. Es horrible, y yo tampoco me lo quisiera creer. Lo peor es que papá está fascinado con la idea, y se propuso convencer a Taiji-ojisan a como dé lugar…-

El mundo me había malinterpretado hasta ese instante. Yo no malquería a mi primo mayor: ¿cómo podría haberlo hecho? Solo un ser humano así de “especial” sería capaz de darme momentos de sarcástico solaz como esos. Y de dramática indecisión, porque no sabía si reír o llorar a todo lo que me dieran las energías aportadas por el parfait.

Pero volviendo al pobre tonto enamorado de mi hermano –a quien tenía en frente y por consideración al cual no me iba directo a gozar el chisme con el enano (el otro enano, pues)-, me apenó verlo tan compungido. Empero, solo pude morderme los labios y levantar las cejas con gesto de acongojada conmiseración.

-Entiendo. Y creo que te mereces tu tarta.- Y un novio nuevo, pero eso desde siempre. El problema era que el casi autista de Suzuki no terminaba de convencerme. Como fuera, empujé el postre hacia él, notando de paso que tenía buena pinta.

-Bueno, por otra parte… No todo son malas noticias.-

El anuncio recobró mi atención de inmediato, pues no esperaba que cambiara de tema tan rápido.

-¿De veras? ¿Cómo así?-

-Yuu, Yuta y yo hemos decidido pedirles a Shima-kun y a Aki-chan que audicionen para tocar en nuestro grupo. Y si el plan sigue igual, lo harán el fin de semana siguiente.-

¿Y de dónde sacaba Takanori que eso no era una mala noticia? ¡Para mí sí lo era! Pero realmente no estaba seguro de qué cosa de todo lo que había dicho me dejó más descolocado: que siguiera con la idea de aliarse con el bastardo que le hizo la primaria cuadritos (Yutaka, por su parte, me daba bastante igual. A decir verdad, el chico estaba más pintado en la pared que otra cosa); que los fulanos en cuestión fueran a audicionar, o que llamara a Suzuki “Aki-chan”.

-Ruki…- Lo miré con dejo de severidad, tomándome la frente y apoyando el codo en la mesa después. –¿Sigues con esa tonta idea de querer tocar con Aoi?...-

-Las cosas han cambiado entre nosotros, Yuki. Ya él no me fastidia.- Claro, después de que le rompimos la madre tantas veces, fue lo menos que pudo hacer. –Y no; no se debió a lo que tú estás pensando. Fue porque maduramos, y se dio cuenta de que había actuado mal… Pero como sea. No puedo perder la oportunidad: es un buen músico. Y tengo la impresión de que hará muy buen dúo con Shima, no sé por qué.-

-Pues tú haz como quieras, pero luego no vengas con quejas porque yo te lo advertí.- Al mirarlo, recordé lo del primo, así que intenté bajarle a mi reprimenda. Además, por más que le dijera que no le prestaría atención a sus lamentos, bien sabía que no podría dejar de auxiliarlo en caso necesario. –En fin, que es hora de que empecemos con lo del ensayo. Me dijo Takashima que los trajes están listos, y que solamente falta practicar los… diálogos…-

El rubio me oía mientras les hacía señas a los mayores para que se acercaran, y con ellos venía mi amigo portando las hojas de los guiones en la mano.

-¡Psss, Tecchan! Qué mierda; se nos olvidó corregir eso.- Le susurré cuando pasó a mi lado, pues los cinco nos dirigíamos hacia otra parte del patio. No obstante, el menor me enseñó los parlamentos llenos de anotaciones.

-P-pero… ¿cuándo?...-

-Estabas tan cansado que te quedaste dormido muy temprano, así que yo aproveché y adelanté esto.- Replicó, guiñándome un ojo con complicidad. –Oh, y ayer, en el receso de la mañana, Akira-senpai me ayudó a terminarlo.-

Las prácticas estuvieron relativamente bien al principio, pero luego de unas cuantas veces convinimos en dar un rato para que cada uno intentara memorizar del todo sus líneas, pues sería mejor ensayar sin papeles. Solo así podríamos definir hasta los gestos y movimientos exactos que haríamos.

-¡Yuki-chan! Estoy pensando en cuál sería el mejor castigo para ti…-

El pegajoso de Uruha había escogido su lugar de práctica individual muy cerca del mío: un salón contiguo que también estaba desocupado. Pero en vez de quedarse ahí, se infiltró donde me encontraba para poder incordiar.

-¿De qué castigo me hablas?- Pregunté sin darme por aludido, aunque sabía a qué se refería. –Yo no perdí ninguna apuesta.- Me hallaba sentado sobre el escritorio del profesor, consciente de que cualquier maestro que entrase, me regañaría. Pero seguía con la vista puesta en mis líneas.

-Mmm… No aceptaste participar expresamente, pero es lo mismo. Perdiste porque yo logré adivinar cuál es tu postre favorito.-

Si no le prestaba atención aunque fuera por un momento, no me lo sacaría de encima. Así que, tras apartar mis hojas, lo miré.

-¿Y qué quieres que haga a cambio? Si es algo sencillo, aceptaré. Pero nada de ridiculeces, ¿estamos?-

Como siempre, el castaño se acercó demasiado. Lo suficiente para poder tomar un mechón de mi cabello entre sus dedos y enrollarlo.

-Ven a casa de tu senpai esta tarde.-

Ante la petición y la cercanía, tragué grueso. Acto seguido, intenté hacerme el tonto, pero no me funcionó.

-Mi senpai… ¿Reita-kun?-

-Es lo mismo. Rei-chan y yo vivimos en la misma casa.-

Dicho eso, se inclinó para darme un beso en la mejilla y luego se fue, dejándome extrañadísimo y sintiéndome como un tarado. Era un hecho que algo inusual se avecinaba desde lo del parfait, pues solo cosas raras habían estado pasando.

-¿Cómo que viven juntos? ¿Están casados, o qué?-

Como mi pregunta sonara a reclamo, el de los labios carnosos se devolvió de la puerta, riendo.

-¿Ahora sí estás celoso, mi vida?-

-No. Es tu problema si tienes algo con el tipo ese.- Respondí, tajante. –Solo quiero saber por qué así. Se me hace extraño.-

De forma casi increíble, el mayor no se acercó más, sino que se apoyó de espaldas a la pared y continuó hablándome desde ahí.

-Bueno, es porque cuando nos mudamos a Osaka, vinimos a casa de los abuelos de Reita. Él y yo hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, desde que éramos niños; supongo que como Tetsuya y tú. Así que su familia es como si fuera la mía.-

-Ya veo.- De nueva cuenta, enarqué una ceja. No sabía si creerle o no. –Entonces, no viven aquí con sus padres, que se quedaron en Kanagawa…-

El castaño afirmó con la cabeza.

-Bueno, siendo así… Está bien. Acepto ir a Chuo-ku para cumplir con tu tonto castigo, a ver si así me dejas en paz de una buena vez.-

¿Quién me podría haber culpado? Al considerar que ambos vivían con los abuelos de la iguana tímida tamaño natural, pensé que me encontraría con un par de viejecitos adorables, metiches y recatados como lo son los abuelos promedio (no hablaré de los míos porque esos son un mundo aparte en todo sentido: desde gente más bien desinteresada como en el caso de los maternos, a la madre de mi padre, quien le dio un enorme apoyo cuando él apenas estaba comenzando su sello); los cuales por nada del mundo permitirían acercamientos raros entre el amigo de su nieto y un kouhai desconocido.

Para no hacer la excepción, Takayuki volvió a equivocarse.

 


[1] Hay algunas fuentes que indican que, previo a alcanzar la fama con Gazette, Reita trabajaba en una panadería/pastelería/tienda de dulces. Este dato, por supuesto, no nos ha dejado indiferentes, provocando muchos chistes sobre el tema al estilo American Pie.

Notas finales:

De este detallito ridículo sí que tiene la culpa Takayuki directamente, por haberle hecho caso a su jefa Kenchita y participar -en 2006 y para un evento en el Holiday Shinjuku- de una bandita... un proyectico bautizado nada más y nada menos que como Ichigo Parfait... Con unos cuantos resbalositos de turno; entre ellos, Kaya de Hagakure en las vocales. Qué penita, Yuki... Y yo que te consideraba mi chinpira favorito, y uno muy plantado e incapaz de seguirle los jueguitos tontos a la enana (Ni idea de qué iba el grupo, pero no es tan difícil imaginar que se habrá tratado de una reculiolada pedorra cualquiera, de esas que tanto le gustan a la señora Grabaciones Anarquistas).

#CómoSeLeCayóLaCoronitaDePutoMachoMasculino

#AlMejorCallejeritoSeLeSaleLoUtito

#EsDeMaricasMuyDeMaricas

Y como las desgracias no vienen solas, ahora debe cumplir con un "castigo"... que aceptó demasiado rápido. Así de en las nubes lo tenían esos días en Tennoji adsdsdsd

Pero reconozcamos que, a esta altura y aunque se supone que ya pasó lo peor, no dejan de suceder cosas tremendas. Como el hecho de que Gara está a muy poco de cumplir su sueño mojado; o que si Uruha y Reita entran a la banda de Ruki, es altamente posible que Takayuki no salga nunca del rango de acoso del pato.

En resumen, que les sigo mimando con las desventuras y desmadres de esta gente tan feíta. Y a ustedes les encanta XD

¡Mil gracias por leer! Nos vemoooss -se va cantando por el bosque como kyo lolito, con su canasta de fruta y su caperuza roja-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).