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54. Un Hombre Valioso (32) por dayanstyle

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Hoon entró en el rancho por la tarde. Había contratado a los hombres necesarios para ayudar en el rancho. No debería haber ningún problema para hacer el trabajo, si todos se presentaban. No conocía a la mayoría de los hombres, pero el dueño de la forrajera parecía tener una gran cantidad de información. El hombre conocía a todos los que estaban en extrema necesidad de un trabajo, lo cual era extraño. Clay se había hecho cargo de la forrajera no hace mucho tiempo, sin embargo, sabía quién necesitaba un trabajo.

 

Era triste ver que un hombre que no había estado aquí mucho tiempo supiera más sobre la gente de la villa Kim que Hoon. No conocía bien a la gente del pueblo. Tal vez con ellos trabajando aquí, eso cambiaría. Jongin se enorgullecía de cuidar de esta comunidad y los Moon no podían ser menos.

 

—¿Conseguiste contratar a todos? —Pa le preguntó cuando Hoon salía de su camioneta.

 

—Contraté diez hombres. Estarán aquí a primera hora de mañana. —Hoon sabía que tenía que informar a su Pa de todo, pero estaba ansioso por ir a ver a Kiseop. Por mucho que Hoon hubiera querido que el hombre sufriera por su traición de mantener lo que eran el uno para el otro en secreto, ahora que su pareja estaba herido, quería asegurarse de que el elfo estuviera cómodo.

 

—Él no está en la casa, Hoon.

 

Hoon se detuvo y se giró lentamente hacia su Pa. — Entonces, ¿dónde está?

 

Oh, sí, no le gustaba esa lenta sonrisa que se formó en la cara de su Pa.

 

—Está afuera arreglando cercas con Soo Hyun.

 

—¿Él está qué? —Hoon sintió su corazón apretarse—. Pero está herido. ¿Lo enviaste a trabajar con una pierna lastimada? — Dejó caer las llaves de la camioneta al suelo, sorprendido de lo que su Pa hubiera hecho. No creía que el hombre fuera cruel, pero enviar a un hombre herido...—. ¿Por qué hiciste eso?

 

Un ceño sustituyó la expresión divertida. —¿Es eso lo que piensas de mí? Vaya, voy a darte una bofetada. Para tu información, Kiseop bajó las escaleras, diciéndoles a todos que estaba bien. Él quería ponerse a trabajar. —Su Pa puso las manos en las caderas—. Traté de darle algo fácil de hacer, pero creo que Kiseop no quiso sostener la cabeza de Hell Raiser mientras nosotros…

 

Hoon levantó una mano. —¿Ibas a dejar que se acercara a Hell Raiser?

 

—Él habría estado a salvo —su Pa le aseguró a Hoon—. Pero creo que él es un poco del lado delicado. Lo envié a ayudar a Leo con la cabra, pero de nuevo, tu compañero es delicado.

 

Delicado no era una palabra que Hoon hubiera asociado con Kiseop. El hombre era fuerte, hermoso, y tenía un maldito orgullo. Pero no podía imaginar a Kiseop alejándose de cualquier desafío. —Voy a ver cómo está. Los hombres estarán aquí por la mañana.

 

—Ya dijiste eso, hijo.

 

Hoon tomó las llaves del suelo y volvió a subir a su camioneta. Kiseop trabajando en el rancho era algo que tenía que ver. Se preguntó si su pareja se había recogido todo el blanco y sedoso cabello, o si era un lío limpiando el sudor de su cuerpo.

 

Se estaba poniendo duro sólo de pensar en eso.

 

Condujo por el camino de los pastos hasta que llegó al fondo, Hoon hizo todo lo posible para deshacerse de su erección, pero cuando estacionó su camión y vio a Kiseop trabajando duro, con los músculos tensos por el esfuerzo mientras ayudaba a Soo Hyun a asegurar el alambre de púas, toda esperanza de tener un pene flácido salió por la ventana.

 

Kiseop tenía una expresión determinada, el sudor empapaba la parte posterior de la camisa, el cabello enmarañado, aferrándose a su pálida piel. Hoon casi se masturbó en la camioneta ante la vista.

 

También le preocupaba que Kiseop no supiera arreglar cercas. Si el alambre de púas se rompía, podría matar a su pareja o a su hermano.

 

Hoon confiaba mucho en las habilidades de Soo Hyun, pero Kiseop era nuevo en todo esto.

 

Saliendo de la camioneta, Hoon estuvo malditamente cerca de tragarse su lengua cuando su pareja se quitó la camisa y se limpió la cara, dejando al descubierto pectorales bien formados y un abdomen plano con bordes suaves. Estaba tan pálido que sus pezones marrones se destacaban en marcado contraste con su piel blanca.

 

—¿Tienes que descansar? —Soo Hyun preguntó mientras se enderezaba. El alambre de púas estaba en su lugar, pero Hoon podía ver algunas cosas más que necesitaban reparación.

 

—Estoy bien —respondió Kiseop, pero Hoon podía ver la leve mueca de dolor en el rostro de su pareja. Kiseop no estaba bien. Él tenía dolor. Eso era claro por la forma que apretaba sus dientes.

¿Qué estaba tratando de probar el hombre?

 

Hoon se aclaró la garganta. —Pa me envió aquí para ayudar. —Era una mentira, pero Hoon no iba a quedarse viendo a Kiseop trabajar hasta que sus puntos se rompieran. Las vallas necesitaban ser reparadas porque el ganado iba a regresar durante el verano, pero eso no significaba que su pareja tenía que sufrir para que las cosas estuvieran hechas.

 

Kiseop deslizó sus ojos hacia Hoon de manera encubierta, y Hoon se quitó la camisa, sin duda mostrándose ante el hombre.

—Vamos a hacer esto.

 

Podía ver la conocedora sonrisa en el rostro de Soo Hyun. Su hermano sabía exactamente lo que Hoon estaba haciendo. Kiseop seguía dándole miradas furtivas, fingiendo ignorar a Hoon.

 

—Agarra el cable y tenlo listo para la próxima valla —dijo Soo Hyun mientras señalaba el carrete en el suelo. Hoon se inclinó por la cintura, dejando que sus músculos se flexionan mientras agarraba el cable.

 

—¿Puedes terminar aquí? —Soo Hyun preguntó—. Tengo que hacer algunas cosas en el pueblo.

 

Kiseop giró la cabeza hacia Soo Hyun, entrecerrando los ojos.

 

—Claro, adelante. —Hoon le despidió con la mano—. Podemos manejar las cosas desde aquí. —Sólo rezaba por terminaron su labor. Hoon tenía otros planes en mente. Él aun no iba a emparejarse con Kiseop, pero podrían divertirse haciendo otras cosas igualmente placenteras juntos.

 

Tan pronto como Soo Hyun se apartó, Kiseop recorrió con la mirada el pecho de Hoon. —Está bien, me tienes solo. ¿Y ahora qué?

 

—No sé de lo que estás hablando —dijo Hoon mientras comenzaba a caminar hacia la siguiente sección que necesitaba ser reparada—. Sólo vine para ayudar. ¿Cómo iba a saber que Soo Hyun nos dejaría?

 

Trabajaron juntos durante las próximas horas, Hoon asegurándose de hacer casi todo el trabajo duro. No quería que Kiseop se lastimara más de lo que ya lo estaba. El obstinado hombre se había negado a ir a sentarse a alguna parte.

 

Hoon finalmente se levantó, estirando la espalda cuando el sol empezó a ponerse en el cielo. —Creo que es todo. —Iba a tener que ir a tomar un baño caliente después de la tarde que acababa de tener. Si Kiseop lo supiera o no, Hoon había hecho la  mayor parte de la obra.

 

Pero Kiseop no había aflojado. Estaba cubierto de sudor y tierra. El chico parecía que había rodado en el suelo. Tan duro como Kiseop actuaba, Hoon sabía a ciencia cierta que el hombre no estaba acostumbrado al trabajo manual. Iba a tener que hablar con su Pa para encontrar algo fácil que Kiseop hiciera, al menos hasta que sanara.

 

—Trabajamos hasta la cena —dijo Hoon—. Pero debe haber un plato destinado para cada uno de nosotros.

 

—¿Trabajas así todos los días? —Kiseop preguntó mientras ayudaba a Hoon a cargar las herramientas y materiales en la camioneta.

 

Hoon se burló. —Ha sido un día fácil en comparación a la mayoría.

 

—Veo por qué estás tan grande como un oso. —Kiseop cerró de golpe la puerta trasera. Todo lo que Hoon pudo hacer era permanecer allí y mirar a su pareja. ¿Kiseop lo había halagado?

 

Kiseop le dio a Hoon una pequeña sonrisa, y Hoon sabía que no era inmune. Era un hombre encantador cuando no estaba siendo un terco imbécil. A Hoon le gustaba el coqueteo de Kiseop. Era agradable.

 

Pero rápidamente la mirada coqueta se había ido. Kiseop estaba apretando la mandíbula, y Hoon no creía que todo el sudor en el cuerpo del hombre fuera del trabajo.

 

Kiseop estaba sufriendo.

 

Y lo demostró cuando cayó al duro suelo.

 

Hoon le dio la vuelta sobre su espalda y vio su respiración.

 

Los ojos de Kiseop estaban parcialmente cerrados, pero no hablaba. Un pequeño gemido escapó de su garganta.

 

—Te sobrexcediste hoy —reprendió a Kiseop mientras levantaba a su pareja en sus brazos y corrió hacia la parte delantera de la camioneta. Con su corazón acelerado, Hoon acomodó al alto hombre en el interior y colocó el cinturón de seguridad—. Voy a tenerte en casa en un minuto.

 

Mientras subía en su lado, Hoon tomó el teléfono y llamó al doctor Jaejoong, pidiéndole al hombre que lo viera en el rancho.

 

No le gustaba que Kiseop no dijera ni una palabra, o que sus ojos aún estuvieran parcialmente cerrados. Conduciendo la camioneta tan rápido como pudo sin llegar a ser imprudente y Hoon llegó a la casa en menos de treinta minutos.

 

El doctor Jaejoong ya estaba ahí.

 

—¿Qué tan mal?

 

—No estoy seguro. Se desmayó y no ha dicho una sola palabra desde que te llamé.

 

—¿Lo tenías afuera trabajando? —el doctor le preguntó con asombro.

 

Hoon levantó a Kiseop del asiento mientras el doctor Jaejoong corría a abrir la puerta delantera. —No me des sermones, Doc. Fue idea suya, no mía. Dime, ¿puedes discutir la lógica de tu pareja cuando se vuelve un obstinado?

 

Yunho gruñó detrás de él.

 

—No, no puedo. —El médico siguió por las escaleras a Hoon a su dormitorio. Acostaron a Kiseop con cuidado, Hoon trabajó en quitarle los pantalones a su pareja.

 

«Dulce Niño Jesús». Kiseop iba a comando. Hoon cubrió la ingle de su pareja con una pequeña manta y luego dio un paso atrás para que el médico se encargara, pero no pudo sacar la imagen del eje de Kiseop de su mente. Nunca antes había visto vello tan blanco y suave rodeando el pene de alguien. —¿Cómo está?

 

—Voy a tener que suturarlo de nuevo. Se rompió hasta el último.

 

El doctor se oía francamente enojado. Hoon lo observó mientras metía la mano en su bolso y sacaba una jeringa.

 

—¿Qué es eso?

 

—Para mantenerlo inconsciente mientras trabajo. Él va a tener mucho dolor cuando vuelva en sí. —El doctor Jaejoong inyectó a Kiseop y luego comenzó a trabajar—. Si se levanta de la cama una hora antes de que lo dé de alta, voy a traer unas correas y lo ataré.

 

—Voy a transmitir el mensaje —dijo Hoon cuando su Pa entró en el dormitorio.

 

—Maldición, chico, no dije que lo hicieras trabajar hasta que sus puntos se reventaran.

 

Hoon frunció el ceño a su Pa. —No lo hice. No quiso escuchar cuando le dije que se sentara.

 

Su Pa echó un vistazo por encima del hombro del doctor Jaejoong. —Sí, no puedo ver a alguien diciéndole qué hacer. No creo que jamás haya conocido a un hombre más terco.

 

«Esa era la verdad».

 

—¿Pueden quedarse en el pasillo? —preguntó el doctor Jaejoong—. Tengo que concentrarme aquí.

 

Hoon no quería ir a ninguna parte, pero su Pa le dio una palmada en el hombro y lo sacó de la habitación. —Está en buenas manos.

 

Yunho estaba de pie fuera de la puerta de la habitación, con la espalda contra la pared.

 

—Vamos, hijo. Vamos por una taza de café.

 

Yunho miró hacia la habitación y luego de nuevo a Pa.

 

—Tu pareja está segura —dijo Pa mientras los tres caminaban a las escaleras. La cocina estaba en pleno apogeo, todos cenando. Hoon ya no tenía hambre. Todo lo que quería hacer era ir arriba y hacer que Kiseop estuviera bien.

 

—Toma asiento —Pa le dijo a Yunho—. Toma un plato y sírvete.

 

—Gracias —dijo Yunho e hizo lo que dijo Pa.

 

Hoon tomó una taza de café y se apoyó en el mostrador, mirando el techo cada pocos segundos.

 

—Él estará bien hijo. Estoy bastante seguro de que el doctor habría dicho algo si estuviera mal.

 

Sabía que su Pa decía la verdad, pero hasta que Hoon viera a Kiseop, iba a preocuparse. Se quedó allí reprendiéndose por no hacer que Kiseop se sentara. Decir al hombre que fuera a casa había estado fuera de la cuestión. Kiseop hacía lo que quería. Era evidente en la forma en que caminaba, hablaba y actuaba. A Hoon le gusta tener una pareja con carácter fuerte, pero él sabía que iban a discutir una y otra vez. Tenía la sensación de que iba a estrangular a Kiseop antes de que la semana terminara, quizás incluso antes de que la noche terminara si el hombre era tan testarudo.

 

—No voy a estrangularlo. No voy a estrangularlo. —Era el mantra que Hoon murmuraba mientras entraba en la sala y se acomodaba en una silla a esperar.

 

 

 

Kiseop gruñó golpeando la mano de Hoon alejándola. — Puedo hacerlo.

 

—Golpéame una vez más y meteré las sábanas bajo el colchón y te atraparé ahí.

 

Formando una línea con sus labios, Kiseop descansó de nuevo mientras Hoon cambiaba el vendaje de la pierna. No estaba seguro de cuánto más podría aceptar del oso niñera. Él no era un maldito inválido.

 

Kiseop también se estaba poniendo duro como el acero con Hoon jugando entre sus piernas. Después de todo, era un hombre, y no era inmune a su pareja. Su pene comenzó a engrosarse mientras Hoon frotaba la crema con antibiótico sobre las puntadas. Su pareja sabía perfectamente lo que estaba haciendo, porque había un brillo en sus ojos de color gris claro.

 

Trató de pensar en otra cosa que no fuera su pareja pasando sus rudas manos por la cara interna de su muslo, pero eso era imposible. Kiseop había tenido su parte justa de amantes, pero ninguno había sido su pareja. Y ninguno le afectaba de la forma en que Hoon lo hacía. Sólo un simple toque y estaba listo para rodar sobre el oso y joderlo.

 

—Parece que estás sanando bien —comentó Hoon, mientras tomaba una toalla y limpiaba la crema de la mano—. Voy a llamar al doctor Jaejoong mañana y ver si podemos lograr que te quite el reposo en cama.

 

—Puedo salir de la cama cuando quiera.

 

Hoon tiró la toalla sobre la cama. —¿Siempre tienes que ser tan combativo? ¿Cuál infiernos es tu problema? Estoy tratando de hacer mi mejor maldito esfuerzo para no recordar las cosas que hemos perdido debido a que tu tribu se enteró de que estás emparejado con un shifter masculino. Solo dame una buena razón por la que no deba lavarme las manos de ustedes.

 

Kiseop oyó la tensión en el tono de Hoon. El hombre estaba al final de su paciencia. —No me conoces —dijo Kiseop. Fue una respuesta débil, pero sentía como si Hoon pudiera ver a través de él.

 

—Dudo mucho que alguien te conozca. Eres tan malditamente cambiante. ¿Incluso sabes quién eres?

 

Kiseop apretó la mandíbula. —Soy el único que lo sabe. — Agarrando la sábana, Kiseop envolvió sus piernas, deseando que Hoon se fuera.

 

—Maldición, ¿realmente eres tan solitario?

 

Kiseop no iba a esconder la verdad. No con Hoon. —Trata de gobernar una tribu de elfos de la Sombra que están tan atrapados en la tradición y el prejuicio que su propia raza está desapareciendo. Trata de vivir con una prima que preferiría apuñalarte por la espalda que ayudarte. Prueba preguntarte todos los días de tu vida si alguien está realmente queriendo ser tu amigo o tiene un motivo oculto porque eres su líder y el status significa todo para ellos.

 

Kiseop estaba cansado de la carga. Él no quería guiar a los elfos de la Sombra más tiempo. Él los había gobernado durante más de trescientos años. Ya era hora de que diera el manto del liderazgo a alguien más y disfrutar de su tiempo.

 

—Parece que es una mierda ser su líder. —Hoon se sentó en la cama, apoyando la mano en la espinilla de Kiseop—. ¿No tenías  a nadie con quien pasar el rato y reír un poco?

 

Kiseop tuvo un amigo cercano hace unos doscientos años, pero el hombre había muerto en una batalla. Él no había querido experimentar ese dolor de nuevo. Sólo de pensar en Bryne hizo que su pecho le doliera. No habían sido amantes, solo realmente buenos amigos. —No.

 

—No me extraña que seas un aguafiestas tan tenso — bromeó Hoon—. Necesitas hermanos como los míos para soltar ese palo que tienes en el culo.

 

Kiseop miró a Hoon. —No estoy seguro de si debo sentirme ofendido o no.

 

—No. —Hoon hizo un gesto con la mano hacia él—. Nunca tomes lo que digo personalmente. Estarás permanentemente enojado conmigo si lo haces. —Su pareja acariciaba con su pulgar la pierna de Kiseop, haciendo que su pene se volviera rígido de nuevo—. De hecho, nunca tomes en serio nada que un Moon te diga. Estarías enojado con muchos de nosotros.

 

—¿Alguno de ustedes tiene un hueso serio en su cuerpo?

 

—Oh, sí —respondió Hoon—. No quieres enojar a alguno de nosotros. Pero la mayor parte del tiempo tenemos un buen carácter de oso.

 

Kiseop movió su pierna buena, chocando suavemente contra la de Hoon. —Entonces, ¿cómo sé cuándo te estoy enojando?

 

La mano de Hoon se tensó sobre su pierna. —Ya lo haces. Pero dado que aún respiras, debe significar que me preocupo por ti.

 

Kiseop se quedó atónito. Después de todo lo que le había hecho pasar al oso, ¿Hoon aún se preocupaba por él? ¿Cuándo ocurrió eso? —¿Lo haces? —Las palabras salieron antes de que Kiseop pudiera censurar su lengua.

 

Los ojos grises de Hoon comenzaron a arder mientras miraba a Kiseop. —Lo hago.

 

Kiseop tenía miedo de bajar la guardia. Tenía miedo a confiar. Durante el curso de su vida había sido apuñalado por la espalda tantas veces que debería tener heridas permanentes de cuchillos. A pesar de que Hoon era su pareja, seguía siendo difícil para él confiar.

 

—¿Cómo puedes decir eso cuando ni siquiera me conoces? —Kiseop preguntó un poco cortante.

 

Cuando Hoon se acercó y golpeó la punta de la oreja de Kiseop, lo único que pudo hacer fue una mueca de dolor y mirar al hombre como si hubiera perdido la cabeza. —Me acabas de golpear.

 

—No —Hoon le corrigió—. Te di con el pulgar. Di algo estúpido otra vez y voy a golpear con el pulgar tu otra puntiaguda oreja.

 

Él se quedó sin habla. Kiseop no sabía qué decir. Así que se acercó y golpeó con el pulgar a Hoon en la barbilla.

 

—¿Por qué fue eso? —Hoon preguntó.

 

Kiseop quería reír. Hoon se veía tan asombrado. —Por ninguna otra razón además de que puedo.

 

Esta vez, cuando Hoon extendió la mano, no fue para golpear a Kiseop, sino que le agarró el cabello y lo jaló. Él empezó a protestar hasta que Hoon se inclinó y le lamió el labio inferior. — ¿Te sientes agresivo?

 

Su pene palpitaba ante el tono profundo y gutural de Hoon. Llenándose con urgente necesidad. Kiseop jaló su cabeza hacia un lado, lo que hizo que Hoon agarrara las hebras de su cabello más duro. —Parece que eres el único con sentimiento un poco agresivo.

 

Kiseop se movió sobre Hoon cuando subió a su lado y estiró su robusto cuerpo junto a él. —Tal vez lo soy. Pero no te preocupes, mi pequeño gatito sexy, voy a hacer todo el trabajo.

 

«¿Gatito sexy? ¿Qué infiernos?»

 

Kiseop abrió la boca para decirle a Hoon que no era un gatito sexy, cuando una gran mano pasó por su abdomen y olvidó lo que iba a decir.

 

Hoon lentamente se giró y colocó las palmas de sus manos a cada lado de la cabeza de Kiseop. —Tenerte tan cerca tiene a mi oso hambriento.

 

Los ojos de Kiseop se abrieron como platos y luego los estrechó en unas rendijas mientras miraba a Hoon a los ojos. Tenía que admitir que eran de un gris impresionante, pero estaba demasiado ansioso por su pareja para de verdad apreciarlos en este momento.

 

—¿Y crees que va a devorarme? —Kiseop preguntó, al ver la verdad en los ojos color gris claro de su pareja. El hombre estaba danzando alrededor de Kiseop. Estaba dispuesto a conseguir joder sucio—. ¿Qué pasa con mi lesión?

 

Hoon cerró los dedos en el cabello de Kiseop, acercando su rostro aún más, Kiseop podía sentir el cálido cosquilleo del aliento en sus labios. —Oh, estoy seguro que va a devorarte.

 

—Nadie me domina —dijo con menos convicción en su temblorosa voz, empujando las manos de Hoon.

 

Kiseop podía ver el deseo en los ojos de Hoon, la necesidad de su pareja para aceptar lo que él quería dar. No era fácil para Kiseop confiar, pero sabía que si quería conservar al oso, tenía que bajar la guardia, incluso si era sólo una grieta en su armadura.

 

Kiseop sólo rezaba como el infierno que Hoon no se fuera como todos los demás y lo dejara. Sabía que tenía que compensar mucho a su pareja, pero darle al hombre su plena confianza era lo más difícil que había tenido que hacer. Un poco a la vez, le probaría a Kiseop que Hoon no lo iba a lastimar.

 

—Sólo descansa y disfruta de lo que quiero hacer contigo, Kiseop. —Hoon bajó la cabeza y tomó los labios de Kiseop. Su beso era hambriento y dominante y francamente abrasador, haciendo que el pene de Kiseop estuviera duro como el acero. Kiseop no estaba tan seguro de poder discutir más con Hoon acerca de devorarlo. Los labios del hombre sabían a miel pura para Kiseop y él quería más. Se quedó sin aliento cuando Hoon obligó a sus labios a abrirse empujando su lengua. Sin dudarlo, Kiseop los abrió, Hoon entró con una intensidad salvaje.

 

Besar a Hoon no tenía el efecto que Kiseop había pensado. Era como besar a un tren de carga fuera de control. Un minuto estaban corriendo, y al siguiente iban viento en popa, con los penes duros y gruñidos salían de sus gargantas.

 

El gruñido de Hoon se convirtió en un gemido cuando comenzó a luchar de nuevo con Kiseop, igualando los empujones y lamidas. Y maldición, el hombre sabía besar.

 

Hoon se agachó y lanzó la sábana a un lado. El aire fresco contra su caliente pene fue como el nirvana. Kiseop se acercó y colocó las palmas de sus manos sobre el pecho de Hoon. Las depresiones y duras crestas hicieron jadear a Kiseop cuando su mano rozó el impresionante pecho de Hoon.

 

Kiseop casi se reía ante la idea, pero la retiro rápidamente de la cabeza para ser sustituida por la necesidad de ver más piel desnuda. Kiseop extendió los dedos sobre los esculpidos abdominales de Hoon y lentamente se movió hacia abajo hasta que llegó a la suave piel y desabrochó el botón de los deslavados jeans de Hoon.

 

Kiseop giró la muñeca mientras desabrochaba los jeans de Hoon y los separaba, su boca se hizo agua al ver el camino feliz de vello que iba desde el ombligo de su pareja a muy por debajo de sus jeans. Kiseop rozó los nudillos sobre el camino, siguiendo hacia abajo hasta que golpeó la tela.

 

Levantó la vista y vio a Hoon sobre él, jadeando, mirándolo, eso hizo sentir a Kiseop que aún estaba bajo control.

 

Cuando sintió el largo y duro pene contra sus manos, él tenía que ver. Kiseop apartó la vista de Hoon y bajó la mirada.

 

Tragó saliva.

 

—Maldición.

 

—¿Me quieres probar? —Hoon preguntó, con un tono en el borde. E hizo que las bolas de Kiseop se tensaran al pensar en chupar el pene del hombre. El aliento que acababa de tomar de repente no era suficiente. Tenía toda la intención de chupar al hombre hasta que se corriera.

 

Hoon se giró de lado y ayudó a Kiseop a llegar a su posición. Chupó a Hoon todo el camino por su garganta, tomando el pene, hasta que su nariz estuvo enterrada en el vello púbico de Hoon.

 

El tragó…duro. Hoon gritó.

Usando su lengua, Kiseop lamió la sensible depresión por debajo de la corona y luego encajó la lengua en la minúscula hendidura, lamiendo el salado sabor de los deseos de Hoon.

 

Pero Kiseop se sentía travieso. Trabajó la carne sin piedad, llevando a Hoon al borde del clímax sólo para apartarse y empezar de nuevo.

 

—Mierda, Kiseop… mierda —Hoon estaba jadeando, sus manos se enredaron en el cabello de Kiseop, y lo jalaban.

 

Kiseop rápidamente levantó la vista cuando Hoon contuvo el aliento. Sonrió lentamente, el rubor empezaba a florecer en el hermoso rostro del hombre. Él utilizó su lengua para trazar las gruesas venas, sus mejillas hundidas.

 

—Estás torturarme a propósito —susurró Hoon justo antes de que moviera sus caderas, y empujara su pene a la boca de Kiseop. Kiseop ahuecando las mejillas y chupó de nuevo la dura erección    de Hoon, hasta llegar a la cima.

 

—Maldición, Kiseop —Hoon gritó.

 

Kiseop sabía que estaba deteniendo el orgasmo de Hoon. Pero ¿dónde estaría la diversión en dejar que el hombre se corriera tan pronto? No quería darle a su pareja una mamada rápida y terminar. No, Kiseop planeaba mostrarle a Hoon el amante experto que era.

 

El problema con torturar a Hoon era que Kiseop también quería joder al hombre, pero sabía que era imposible a causa de su lesión.

 

Justo cuando Hoon volvió a gemir, Kiseop chupó el pene del hombre hacia abajo a su garganta y tragó saliva. Y luego se apartó.

 

Kiseop se inclinó y palmeó el saco del hombre y comenzó a rodar suavemente los testículos de Hoon en la mano. Hoon empujó sus caderas hacia delante y gimió. Oír el placer de su pareja hizo que las bolas de Kiseop se pegaran más a su cuerpo. Era el sonido más dulce que había oído. Pero, eso hizo que la sangre corriera por todo su cuerpo aún más cuando vio a Hoon y sus caninos estaban expuestos. Eran largos y afilados, y lo más impresionante de ver.

 

Kiseop no quería jugar más. El ver a Hoon en la agonía de la pasión le estaba afectando tanto como a su pareja. Envolvió sus dedos alrededor de su pene y comenzó a acariciar su propio pene mientras chupaba a Hoon de nuevo intensamente.

 

Él no lo dejó.

 

Su mano se movía rápidamente masturbándose. Sus labios formaron un sello más apretado mientras chupaba a Hoon varias veces. Hoon miraba a Kiseop con ardiente y salvaje brillo en los ojos.

 

—Hazme correr, maldición —dijo Hoon con un gruñido mientras tomaba el cabello de Kiseop, enviando sacudidas de deseo por todo su cuerpo—. Chupa mi pene, bebé.

 

Chupó con fuerza mientras tomaba con la otra mano las bolas de Hoon y jalaba duro el arrugado saco. Su pareja gimió y empujó sus caderas mientras Kiseop lo chupaba hasta la parte posterior de su garganta una última vez antes de que Hoon se empujara y gruñera su liberación mientras jalaba suavemente el cabello de Kiseop.

 

Kiseop le dio a su pene unos cuantos jalones más y se corrió uniéndose a Hoon, su semen salpicó sus dedos. Ahora estaba muy cansado, no protestaría si Hoon se salía y le diera un beso de buenas noches. Estaba demasiado agotado.

 

Hoon sacó su pene y acunó la cara de Kiseop, colocando un suave beso en los labios. —Descansa un poco. —Hoon rodó de la cama, caminó hasta el baño y regresó con una toalla  mojada en la mano. Kiseop sólo se quedó allí mientras su pareja lo limpiaba.

 

Estaba muy cansado. Ningún amante había sido tan atento, y Kiseop estaba disfrutando de la intimidad entre ellos.

 

Cuando Hoon regresó al cuarto de baño, Kiseop podía sentir otra grieta en su armadura.

 

 

 

 continuara...

 


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