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54. Un Hombre Valioso (32) por dayanstyle

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—Has esto rápido —dijo Hyesung mientras miraba alrededor de la oficina—. No me gusta estar aquí.

 

Kiseop fue directo a su escritorio y abrió el cajón que contenía la llave de la pulsera. Malditamente cerca de llorar de alegría cuando vio que la pequeña llave seguía donde Kiseop siempre la guardaba. La tomó y abrió la pulsera de su muñeca. — Puedes ir a casa, Hyesung. Gracias por traernos aquí.

 

Los ojos de Hoon estaban fijos en el brazo de Kiseop, y Kiseop sabía lo que el hombre estaba pensando. Dejó caer la pulsera sobre la mesa y se acercó a su pareja, y habló bajo solamente para los oídos de Hoon. —Sólo porque me deshago de este artefacto no significa que te voy a dejar.

 

En los ojos gris claro de Hoon había dudas, pero hizo un gesto que decía que iba a confiar en la palabra de Kiseop.

 

—¿Estás seguro? —preguntó Hyesung—. No me gusta esto, pero si me necesitas, me quedo.

 

—Vete a casa —dijo Lee Joon—. Si algo te sucede, Pa va a matarnos a todos. Eres un buen padre, Hyesung, pero no estoy dispuesto a ser despellejado por ti.

 

Hyesung sonrió y luego desapareció.

 

—¿Dónde está el archivo? —Hoon preguntó.

 

Kiseop se acercó al estante en donde la había dejado antes de ser atacado, sólo para ver que no estaba allí. Señaló el lugar vacío. —Lo dejé aquí.

 

—Parece que no va a ser un trabajo fácil de solo entrar y salir —dijo Seung Ho—. Vamos a buscarlo.

 

Kiseop recorrió su oficina, buscando el archivo en cualquier lugar donde pudo haber sido colocado. Mientras buscaba en su escritorio, se calmó cuando encontró un sobre justo debajo del calendario del escritorio. Tenía el nombre de Krystal. Kiseop lo tomó y lo abrió.

 

Era el título de propiedad de la tierra y la firma falsificada de Kiseop. El documento indicaba que una vez que Krystal se emparejara con el padre de Yuri, sus tierras serían una propiedad dual. Ellos combinarían líneas de sangre y pondrían su plan de gobernar el trono juntos.

 

«Sobre mi cadáver».

 

Kiseop metió los papeles en el sobre y se lo metió en el bolsillo. El complot de los elfos no iba a conseguir su tierra. Kiseop había planeado elaborar los documentos para dejar la tierra a Junjin.

 

Su segundo era el más adecuado para gobernar los pantanos. Blythe podría tratar con Yuri y su padre. Kiseop no les daría ni el culo de las ratas a ellos. Le parecía que su familia era muy diferente de la de Hoon. No podía ver a uno de los osos tratando de apuñalar por la espalda a uno de sus hermanos, ni siquiera a su padre. Eran una familia muy unida, y eso era algo que Kiseop envidiaba. Sólo quería estrechar un nudo corredizo alrededor del cuello de su familia y matar a los traidores.

 

Tenía que encontrar una manera de detener los intentos de robar sus tierras. Si algo le sucedía a Kiseop, entonces la tierra sería del  padre  de  ella.  Kiseop iba a  hacer      todo  lo  posible  para asegurarse de que no lograra matarlo.

 

—Eso no se parece a un archivo —comentó Hoon mientras permanecía de pie frente al escritorio de Kiseop—. ¿Algo que tengo que saber?

 

Los otros dos osos seguían buscando, pero Kiseop sabía que sus oídos se animaron con la conversación. ¿Le importaría si sus cuñados sabían que su prima quería matarlo? ¿Quería que supieran lo verdaderamente disfuncional que era su familia? Ellos probablemente no sabían nada sobre que un miembro de la familia los traicionara. —Tengo dificultades con una prima quien cree que debería gobernar mi tierra.

 

—¿Familia? —Lee Joon resopló—. Tienes que amarlos.

 

—No realmente —admitió Kiseop—. ¿Has tenido alguna vez a un familiar apuñalándote en la espalda? —Hizo la pregunta con ácida precisión, sólo que él no estaba preparado para la honesta respuesta que el gemelo le dio.

 

—Infiernos, sí. Mi primo trató de matar a Yoseob. Él estaba usando Liquid Wrath y trabajaba con un turbio shifter que solía abusar de Yoseob.

 

Kiseop quedó atónito hasta la médula. Había conocido a Yoseob. El humano era un hombre muy dulce. No podía imaginar a nadie tratando de herir al hombre.

 

—¿Qué sucedió?

 

—Matamos a mi primo Seung Jin —respondió Hoon—. No fue algo que nos alegre haber hecho, pero cuando todo se redujo a   Seung Jin o a Yoseob, la pareja de Doon Joon tenía las de ganar.

 

—Mi prima está tratando de emparejarse con el líder elfo de otro territorio. Ella piensa matarme para que mis propiedades sean de su padre. Ella es una puta codiciosa que deseo que nunca hubiera nacido.

 

Seung Ho silbó. —¿Qué vas a hacer con ella?

 

—Haré el papeleo para dejar la tierra a Junjin, mi segundo al mando. Ha luchado y vivido a mi lado durante siglos. Es más que adecuado para asumir el control.

 

Hoon rodeó el escritorio y tomó la cara de Kiseop. —¿Estás seguro de eso? Estás dedicado a tu gente. ¿Puedes entregar el liderazgo y marcharte?

 

—Ellos se alejaron de mí primero. —Kiseop le dio un duro recordatorio a Hoon—. Voy a ayudar a resolver el problema de la tasa de mortalidad infantil, pero regresar a mi papel como su líder —Kiseop tensó la espalda, con dura decisión en su voz—, eso nunca va a suceder.

 

—¿Cómo puede tu raza estar en vías de la extinción si hay otras tribus? —Lee Joon preguntó.

 

Kiseop sabía que no todos veían la forma de vida de los elfos de la Sombra como algo aceptable. —Todos estamos relacionados de una manera u otra.

 

—Eso es solo… —Seung Ho se estremeció—. Está bien, no voy a juzgar, pero si alguno de mis hermanos viniera a mi lado, patearía sus bolas a su garganta.

 

Kiseop se encontraba con esa opinión cuando alguna persona descubría cómo los elfos de la Sombra habían vivido. Había sido su forma de vida desde antes de que Kiseop hubiera nacido. No era extraño para él, pero desde un punto de vista externo...

 

—Bueno —dijo Lee Joon dándole una palmada en la espalda a Kiseop—. Tienes suerte. Hoon no es pariente tuyo... creo. Después de todo, tienes sangre de vampiro.

 

—¡Él, qué!

 

Kiseop se giró para ver a Krystal de pie en el umbral, su cara manchada con intenciones asesinas. Detrás de ella estaba Junjin, con una expresión aturdida en su rostro. Los osos avanzaron hacia Kiseop, pero no necesitaba que nadie lo defendiera. Junjin no pelearía contra él, y él podía limpiar el suelo con Krystal.

 

Empujando a los osos, Kiseop se puso de pie alto y orgulloso.

—Tengo sangre mezclada. —Casi podía sentir el orgullo viniendo de Hoon.

 

—Primero te emparejas con un macho, que ni siquiera es un elfo de la Sombra y ahora ¿tienes la desfachatez de aparecer aquí afirmando con orgullo que eres un mestizo? —Krystal se burló—. La tribu va a estar en la gloria con tu muerte.

 

—Infiernos que lo estarán —Seung Ho gritó antes de que Kiseop tuviera la oportunidad de hacer frente a sus acusaciones—. Toca un pelo de la cabeza de Kiseop, y llamaré a los hermanos Wu. Les encanta quemar la mierda del suelo.

 

—No lo  harías  —dijo Krystal  entrecerrando  los ojos—.  El Ultionem no te permitiría matar a toda una raza.

 

—Está bien —dijo Hoon mientras agarraba la muñeca de Kiseop y lo jalaba a su lado—. En su lugar, sólo voy a matarte.

 

—¿Esta es tu prima? —Lee Joon preguntó mientras señalaba a Krystal.

 

Kiseop asintió, liberando su muñeca y avanzando hacia ella.

—¿Te atreves a amenazarme?

 

Krystal cruzó los brazos sobre el pecho, dándole una mirada desafiante. —Ya no eres nuestro líder. No eres nadie. Puedo decir y hacer lo que quiera sin repercusiones.

 

—Krystal —dijo Junjin en advertencia—. Kiseop me dejó a cargo.

 

Krystal se giró y empujó con el dedo a Junjin. —Él no tiene autoridad para dejarte a cargo. Perdió su derecho cuando nos  traicionó.

 

—Aun soy el propietario del terreno en donde vive la tribu. —Kiseop le recordó—. Legalmente, no puedes quitármelo. —Podía ver el calculador brillo en sus ojos y sabía que ella estaba pensando en los papeles que estaban ahora dentro de su bolsillo.

 

—¡Mírame! —Krystal empujó a Junjin y salió de la habitación.

 

—Encantadora chica —dijo Seung Ho—. ¿Gira la cabeza trescientos sesenta grados, mientras escupe sopa de guisantes?

 

Junjin entró en la habitación, cerrando la puerta detrás de él. —No deberías de haber venido aquí, Kiseop. No es seguro para ti.

 

—Necesito el archivo que dejé arriba del estante, Junjin. ¿Lo has visto?

 

El hombre parecía sorprendido. —¿Aún ayudarás a una raza que prefiero verte muerto?

 

—Sigue siendo mi pueblo, les guste o no. No todos están mal, Junjin. Lo sabes. Las pocas manzanas podridas hacen que los demás se vean bárbaros.

 

Junjin se movió a través de la oficina hasta que se detuvo frente al aparador. Movió la bandeja a un lado, el archivo estaba oculto debajo. —Sabía que regresarías por esto. No quería que cayera en las manos equivocadas. —Le entregó el archivo a Kiseop. Su segundo le estrechó el hombro—. Haré lo que sea necesario para llevarlos en la dirección correcta. Si necesitas ayuda, llámame. Pero te tienes que ir. Tengo la sensación de que Krystal está reuniendo a las tropas mientras hablamos.

 

Kiseop guardó el archivo bajo el brazo. —¿Mis objetos personales?

 

Junjin dio un paso atrás, dejando caer la mano a su lado.

—Voy a empacar tus cosas yo mismo y entregarlas en la casa de tu pareja.

 

—Gracias —dijo Hoon—. Apreciamos…

 

—Hago esto por mi viejo amigo, shifter.

 

Kiseop agarró el brazo de Hoon. Conocía a Junjin, pero también conocía a Hoon. Los dos convertirían su oficina en madera astillada si no los separaba. La triste verdad era que la reacción de Junjin era como la que toda su tribu sentía cuando llegaba un forastero. Kiseop sabía que tenía una dura batalla por delante. Junjin no era un hombre malo, pero cuando se te enseñaba desde la cuna a rechazar todo lo que no era de la forma de los elfos de la Sombra, era un hábito difícil de romper. Kiseop lo sabía de primera mano. Casi había perdido a Hoon debido a la forma en que fue criado.

 

—Él tiene razón. Tenemos que irnos. —Kiseop jaló a Hoon hacia los gemelos, asegurándose de que todos estaban tocándose cuando desaparecieron de su oficina y aparecieron en la sala del rancho.

 

—Dios, él es un imbécil —se quejó Seung Ho.

 

—Junjin es un buen hombre. Fue contaminado con las enseñanzas con las que todos crecimos. Él no sabe que hay otro camino.

 

—Sigue siendo un imbécil —se quejó Seung Ho mientras caminaba por la sala.

 

—Bueno, mi trabajo aquí está hecho. Básicamente fui de paseo ya que no pasó nada, así que me retiro. —Lee Joon salió.

 

—¿Chicos, secuestraron a mis ayudantes? —Pa preguntó mientras entraba en la sala—. Tengo un rancho que manejar.

 

—Me estaban ayudando… Pa —dijo Kiseop. Los ojos de Hoon se abrieron como platos cuando Kiseop causó en su Pa una sonrisa de oreja a oreja—. Me disculpo por cualquier inconveniente que esto causara.

 

—Bueno, en ese caso, hazme saber si necesitas más ayuda.

 

Bien, ahora su boca caía contra el suelo. Pa salió de la sala con el pecho lleno de orgullo.

 

—Besando culos —dijo Hoon.

 

—No eres el único que sabe cómo engatusar a alguien.

 

Hoon tomó a Kiseop, jalando al hombre con fuerza contra su pecho. —No puedes hablarle a nadie dulcemente aparte de mí.

 

Kiseop agarró los brazos de Hoon, utilizando la fuerza de igual manera. Era posible que hubiera dejado que Hoon lo jodiera, pero no había forma en que su pareja no fuera también reclamada. —Vamos arriba, pastel de azúcar. Ahora es mi turno para enterrar mi pene dentro de ti.

 

Hoon se lamió los labios, sus ojos de color gris claro brillando con el deseo.

 

Dio un paso atrás y luego se dirigió hacia las escaleras. Kiseop sonrió consigo mismo mientras lo seguía. Aún estaba conmocionado por la forma en que los osos lo habían aceptado y defendido. Kiseop nunca había tenido a nadie haciendo eso por él antes. Junjin era un buen hombre, pero él sabía que no debía tratar de luchar las batallas de Kiseop.

 

Era una sensación extraña saber que tenía toda una familia que no lo apuñalaría por la espalda ni lo traicionaría. Lo consideraban uno de los suyos ahora, y era la más extraña sensación en el mundo.

 

Kiseop nunca había pertenecido realmente a ninguna parte ni a nadie. Tenía un sentimiento posesivo mientras pensaba en Hoon y sus hermanos, incluso sus dos padres. Esta casa era cálida y acogedora, y Kiseop sentía que realmente podría hacer su hogar aquí.

 

Él no tenía que tener que pretender ni mantenerse a la defensiva. Kiseop era un guerrero fuerte y capaz, pero incluso los guerreros necesitaban desprenderse de su armadura y ser ellos mismos de vez en cuando.

 

Pero ¿quién era? Kiseop siempre había llevado el manto del liderazgo. Ahora que ya no guiaba a los elfos de la Sombra, no estaba seguro de cuál era su propósito en la vida, aparte de averiguar el problema cada vez mayor en su raza. ¿Qué podía hacer para ser un miembro productivo de la familia?

 

—¿Qué te está tomando tanto tiempo? —Hoon preguntó desde arriba de las escaleras—. Creía que subirías corriendo y me empujarías dentro del dormitorio.

 

Kiseop inclinó la cabeza y miró a su pareja. En lo alto de las escaleras, Hoon se veía diez veces más autoritario, imponentes e impresionantes. —¿Qué voy a hacer aquí?

 

—¿Qué quieres decir? —Hoon preguntó mientras empezaba a descender.

 

—Quiero decir, ahora que soy un residente   permanente, ¿dónde encajo? —Kiseop se sentía vulnerable en formas que nunca había experimentado antes, y no le gustaba sentirse así. No le gustaba parecer débil o ser vistos como inútil.

 

—Puedes hablar con Leo. Él siempre tiene su plato lleno. Quizás puedan trabajar lado a lado. —Hoon llegó al pie de la escalera y apoyó una mano en el barandal—. No puedo verte saliendo con Hyuk o Jinwoon, o con Soo Hyun y Chansung, atendiendo los cultivos y la vida cotidiana de los animales. Leo y los gemelos cuidan de los trabajos que requieran esfuerzo. Estoy bastante seguro de que a Leo le encantaría tener a un hombre de mano derecha.

 

—¿Qué pasa con tu padre? —Kiseop se acercó más, necesitando del calor del cuerpo de Hoon. Ahora lo ansiaba—. Pensé que Leo era la mano derecha de Eric.

 

—Pa ha estado hablando últimamente de pasar más tiempo con Hyesung y YooGeun, dejando que sus hijos mayores manejen las cosas por aquí. —Hoon tomó con sus nudillos la barbilla de Kiseop, pasando el pulgar por su piel—. Vas a aprender las cosas y te ajustarás bien. No puedo imaginar a nadie siendo impertinente contigo.

 

A Kiseop le gusta la idea de trabajar junto a Leo. No estaba tan seguro de montar un caballo, pero si iba a vivir aquí, tenía que acostumbrarse a eso. —Gracias.

 

—De nada, mi amoroso monito. Ahora sube para que me puedas enviar al cielo.

 

A Kiseop no tuvieron que repetírselo dos veces. Estaba subiendo  las  escaleras,  cruzando  la  puerta  del  dormitorio y desnudándose  antes   de   que Hoon siquiera  entrara a la habitación.

 

Su pareja se carcajeó, pero Kiseop no encontraba absolutamente nada gracioso. Él estaba caliente, y Hoon estaba a punto de ser jodido en el suelo. No pasó mucho tiempo para que Hoon se desnudara. Parecía que el hombre estaba tan ansioso como él.

 

Una vez que su oso se acomodó en la cama, Kiseop tomó una almohada y la colocó junto a las caderas de Hoon. —Voy a meter esta almohada bajo tu culo. Te quiero en el ángulo correcto para joderte como el infierno.

 

Los ojos grises de Hoon se oscurecieron mientras levantaba sus caderas. Kiseop metió la almohada bajo el trasero de su pareja. Su pene empezó a palpitar con la idea de joder a Hoon por primera vez. Tuvo que apretar bajo la cabeza de su pene con el fin de no llegar al orgasmo sólo de pensarlo.

 

—¿Estás excitado? —Hoon preguntó arqueando una de sus negras y gruesas cejas.

 

Kiseop palmeó su pene, pasando su mano por arriba hasta que tomó el pre-semen que se filtraba con sus dedos. —¿Qué crees? —Kiseop reunió el líquido claro en sus dedos y los metió en la boca, haciendo un fuerte ruido de gemido.

 

—Santa jodida —murmuró Hoon—. Mueve tu culo y jódeme.

 

Kiseop se rio. —Ahora, ¿quién es el excitado?

 

—Ese soy yo, mi pequeño tazón de nachos con salsa. Kiseop se carcajeó. —No tienes ningún sentido.

—Sólo trato de hacerte sonreír. Misión cumplida.

 

Kiseop miró con ternura a Hoon por un momento y luego se movió hasta que estuvo entre las piernas de Hoon. No podía creer lo grande que Hoon se veía allí acostado.

 

Y maldición, el hombre era peludo. Sus piernas eran tan peludas que parecía que alguien había olvidado la rasuradora, dejando que toda la piel allí se cubriera de vello. Kiseop pasó las manos por los muslos de Hoon, dejando que el vello le hiciera cosquillas en los dedos. —Eres un hombre sexy.

 

—Lo sé —dijo Hoon dándole un guiño a Kiseop—. Ahora, jódeme.

 

Kiseop rodó los ojos, tomando el lubricante que Hoon le entregó y Kiseop usó una mano para estirar a Hoon, la otra trazó el grueso pene de su pareja. Vio con asombro cómo Hoon giraba la cabeza, sus labios abiertos y gemidos de placer llenaron la habitación.

 

No podía soportarlo más. Kiseop sacó su mano, tomó su llenó pene, y se hundió profundamente en el cuerpo de Hoon. Apoyó sus manos sobre las piernas de Hoon y cerró los ojos ante la magnífica manera que el cuerpo de su pareja se sentía envuelto alrededor de su pene. Kiseop sabía que joder a Hoon sería bueno. Nunca creyó que sería alucinante, y ni siquiera había comenzado.

 

Cuando sintió que tenía un poco de control de nuevo, Kiseop comenzó a moverse.

 

Su pene se deslizó dentro y fuera del cuerpo de Hoon, el eje de su pareja flotando libremente en el aire. Kiseop agarró la carne dura como el acero, acariciándolo con el ritmo que se había puesto. Kiseop no podía controlarlo. Sus caderas comenzaron a empujar su pene más duro al interior de Hoon, el placer era tan condenadamente bueno que quería aullar. Separando los muslos de Hoon más, Kiseop empujó sus  caderas contra el culo de su pareja, sintiendo su escroto apretarse contra la base de su pene mientras se empujaba duro y profundo en el interior de su pareja.

 

—Kiseop... voy a correrme pronto. Jódeme más duro,  por favor.

 

Kiseop obedeció, empujándose hasta que el sonido de sus cuerpos golpeando juntos llenó la habitación. Creó un ritmo duro, rápido, y fuerte dentro del erótico cuerpo dispuesto que se movía debajo de él. Hoon se arqueó en la cama y un gemido escapó de sus labios. Estaba abrumado por la tensión en torno a su caliente y duro eje y la mirada de puro éxtasis en el rostro de Hoon.

 

El canal de Hoon ondulada alrededor del pene de Kiseop, abrasándolo, llevándolo al borde del abismo. Sus bolas se pegaron contra su cuerpo, y él sabía que no duraría mucho tiempo. Sus embestidas se volvieron salvajes y erráticas mientras buscaba su liberación. Podía sentir su esperma aumentar, listo para disparar, y él no podía esperar a dejarlo salir dentro de su pareja.

 

—¡Kiseop! —El cuerpo de Hoon se arqueó, sus ojos se abrieron, y él se quedó mirando a Kiseop con un hambre salvaje por un segundo antes de que su pene estallara entre ellos.

 

Los músculos de Hoon se apretaron alrededor del pene de Kiseop, su pareja estaba tan caliente y apretado que Kiseop no pudo hacer nada más que seguir al hombre. La ardiente presión de los músculos de Hoon, el estar inundado del placer de su pareja, llevó a Kiseop al borde. Con una fuerza líquida que lo habría aterrorizado en cualquier otro momento, Kiseop sintió que su pene iba a explotar en el culo de su pareja.

 

Cuando la última gota salió de su pene, Kiseop se derrumbó encima de Hoon, sus alientos mezclados, jadeando.

 

continuara....

 


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