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54. Un Hombre Valioso (32) por dayanstyle

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Hoon se despertó con un sobresalto e inmediatamente se centró en el cielo anaranjado más allá de su ventana. —¡Fuego!

 

Kiseop rodó de la cama, despertó al instante y se puso la ropa. Hoon se puso sus jeans y metió los pies en sus botas, y luego salió de su dormitorio, Kiseop ya iba por delante de él bajando las escaleras.

 

—¡Fuego! —Hoon gritó otra vez mientras corría hacia la puerta principal y afuera. El establo se estaba quemando, y parecía que el fuego había iniciado en el fondo del establo. El incendio aún no había consumido toda la estructura.

 

Hoon necesitaba sacar los caballos. Rápidamente corrió hacia la entrada y abrió las puertas, y vio que el establo estaba rápidamente llenándose de humo. —Ayúdame a llevar a los caballos al corral.

 

Kiseop fue a la caballeriza en donde estaba Buster. Hoon fue por Hell Raiser. El caballo retrocedió y Hoon podía ver el miedo en sus ojos negros. No iba a dejar que Hoon se acercara a él. El caballo tenía miedo, y con razón. Hoon sólo rezaba para poder sacar a la bestia antes de que fuera demasiado tarde.

 

Su pareja estaba de regreso, pasando por las caballerizas mientras sus hermanos entraban, centrándose en apagar el fuego. Chansung trabajó con diligencia tratando de eliminar todo lo inflamable, que era casi todo en el establo. Lee Joon y Seung Ho utilizaban extintores de incendios, pero no estaban haciendo ningún progreso.

 

—Ya llamé a los bomberos —dijo Doon Joon cuando enfurecido, empezó a ayudar a sacar a los animales—. ¿Por qué no has sacado a Hell Raiser?

 

—No me deja acercarme —dijo Seung Ho mientras Amor Perdido salía corriendo hacia el corral abierto.

 

Hoon observó cómo Doon Joon se acercó a la caballeriza, sólo para dar unos pasos atrás cuando el caballo se encabritó y pateó con sus patas delanteras.

 

—Necesitamos a Hyuk —dijo Hoon—. Parece que es el único que puede calmar a la bestia.

 

Doon Joon miró alrededor del establo. El fuego ya estaba lamiendo el techo y comiéndose las vigas. Era un gran establo pero sabía que la estructura podría caerse en minutos. —Voy a ir a buscarlo. Pero si veo que esto se vuelve inestable, no entrará o Leo me va a matar porque permití que su pareja se lastimara.

 

Hoon odiaría perder a Hell Raiser, pero entendía el miedo de Doon Joon. Ninguno de ellos estaba dispuesto a arriesgar la vida de sus parejas ni la vida de las parejas de sus hermanos. Leo se había ido a llevar el ganado al mercado. Estaría devastado si algo le sucedía a Hyuk.

 

Pensando rápidamente, Hoon corrió hacia el canal de agua y dejó caer una manta en el agua. La empapó y luego fue a la caballeriza de Hell Raiser.

 

—¿Qué estás haciendo? —Kiseop preguntó mientras se apresuraba a entrar en el establo después de rescatar a la cabra Rags y su cría recién nacida.

 

—Tratar de poner esta manta mojada en él. Si el fuego se acerca demasiado antes de que podamos sacarlo, la manta debería ayudar.

 

—¿Dónde lo quieres?

 

Hoon parpadeó hacia Kiseop. —¿Qué quieres decir?

 

—¿Lo quieres en el corral con los otros caballos?

 

Hoon se percató de lo que estaba diciendo Kiseop. Él iba a desaparecer al caballo fuera del establo.

 

—Déjalo en el campo junto a los otros caballos, pero no con ellos. Después de eso, ve a decirle a Doon Joon que no tiene que traer a Hyuk.

 

Vio cómo Kiseop agarró la crin del caballo en un abrazo apretado. Tanto hombre como bestia desaparecieron.

 

Hoon quería salir y asegurarse de que su pareja estaba bien, pero tenía que ayudar a sus hermanos a mantener el fuego bajo control.

 

Hoon estuvo malditamente cerca de tener un ataque cardíaco cuando vio a Soo Hyun subir al desván. Subió la escalera y jaló a Soo Hyun. —El equipo puede reemplazarse. Tú no puedes.

 

Soo Hyun vio hacia el desván. Hoon podría decir que su hermano no quería perder nada, pero no había nada que pudiera hacer al respecto.

 

Los animales eran lo primero, lo segundo salvar la estructura. Golpeó a Soo Hyun en el brazo. —Ve a ayudar a Chansung.

 

Ellos eran trillizos, y amaba a sus compañeros de útero más que su próximo aliento. Por eso no iba a permitir que Soo Hyun hiciera algo estúpido.

 

Hoon oyó el sonido de sirenas a lo lejos y se apresuró a salir del establo. Sus hermanos también estaban saliendo. No había nada más que pudiera hacer, sólo dejar que los bomberos controlaran el incendio.

 

—¿Cómo crees que empezó? —Soo Hyun preguntó mientras ambos veían el camión de bomberos entrar y dirigirse directamente al establo.

 

Las cejas oscuras de Soo Hyun se unieron en un ceño enojado.

 

—No estoy seguro, pero estoy dispuesto a apostar que fue provocado. No hay nada en el edificio que pueda causar un fuego.

 

Hoon miró bruscamente alrededor, con los ojos ardiendo. Estaba buscando a quienes habían iniciado el fuego, pero sabía que se habían ido.

 

¿Sería un elfo de la Sombra? ¿Habrían venido a arruinar a los Moon y todo en lo que habían trabajado duro para tener? No estaba seguro, pero iba a llegar al fondo de esto.

 

—¿Alguna idea? —Soo Hyun preguntó.

 

—Podría ser el tipo que Leo despidió hoy. —Con largos y poderosos pasos, Doon Joon acortó la distancia—. Olaf tenía una actitud bastante desagradable y podría haber regresado e iniciar  el fuego como venganza.

 

Ellos tenían algunos sospechosos, pero nada concreto. Aun cuando el jefe de bomberos les dijo cómo se inició el fuego, Hoon sabía que eso no les ayudaría a resolver las cosas. La expresión de Doon Joon se nubló con ira. —Si me entero de que fue Olaf, voy a despellejar al hombre vivo.

 

Girando la cabeza hacia el corral, Hoon vio a Kiseop ayudar a Hyuk a asegurarse de que los animales estuvieran sanos y salvos. Su temperamento se encendió al pensar en que Kiseop resultara lastimado. Lo único de lo que el hombre era culpable era de emparejarse con un shifter masculino. Nadie debería de ser perseguido por a quien amase.

 

—Hasta que averigüe quién está detrás de esto, tenemos que mantener un ojo en el lugar. Voy a tomar el primer turno — comentó Soo Hyun antes de darse media vuelta y dirigirse a la casa.

 

Kiseop levantó la vista cuando Hoon se acercó. La piel alrededor de los ojos de su pareja estaba tensa antes que los ojos azules parpadearan hacía el establo. Si Hoon no se equivocaba, Kiseop parecía preocupado de ser culpado sólo porque pudieron ser los elfos de la Sombra quienes iniciaron el fuego.

 

—Todos se ven bien —dijo Hyuk con voz rasposa, como si su garganta estuviera cerrada por el nudo de lágrimas—. Voy a ayudar a los demás.

 

Kiseop se acercó a Hoon, subiendo el pie en la cerca del corral, su barbilla levantada. —Me iré si eso es lo que tu familia quiere.

 

Un músculo tembló en la mandíbula de Hoon. —¿Es fácil para ti irte?

 

Kiseop estrechó sus azules ojos y su espalda se tensó como un palo.

 

—No, pero no voy a permitir que nadie me acuse de traer problemas, si resulta que alguien de mi gente inicio esto. —Kiseop señaló con indignación el establo—. Tengo que encontrar a la persona responsable y hacer que él o ella pague.

 

—Nadie sabe quién provocó el incendio. —Hoon se inclinó más cerca, manteniendo el control por un hilo—. Pero para  tu información, mi familia no ha dicho una sola palabra acerca de ti. No vamos tras  los hombres inocentes.

 

Kiseop parecía como si quisiera discutir, pero cruzó los brazos sobre el pecho. Inclinó la cabeza, pero no dijo una palabra. Hoon sabía lo que estaba pasando. Kiseop estaba esperando que la familia de su pareja pensara que él había sido parte de esto y le dieran la espalda. Eso no iba a suceder. —Tú eres parte de la familia, Kiseop. Realmente necesitas aprender lo que significa eso para un Moon. No le damos la espalda a uno de los nuestros sin importar la causa. ¿Convocaste a los elfos de la Sombra aquí para incendiar el granero?

 

Sus ojos se abrieron más por la sorpresa. —¿Y por qué habría de hacer eso?

 

—Exactamente —dijo Hoon—. Ahora, deja de actuar como un idiota antes que te de una patada en el culo.

 

Kiseop inclinó la cabeza más cerca, sus ojos como fragmentos de vidrio. —Podrías intentarlo, mi pequeño arco iris psicodélico.

 

Una carcajada brotó de pecho de Hoon mientras acercaba más a Kiseop, envolviendo al hombre en sus brazos. — Estás tomándole la mano a esto. —Y aunque las cosas que Kiseop le decía estaban fuera de la pared, a Hoon le encantaba. Kiseop estaba intentándolo. Eso era todo lo que podía pedir.

 

Tomando la mano de su pareja, Hoon lo llevó al lugar donde todo el mundo estaba. Los bomberos lograron apagar el fuego, y ahora Hoon estaba viendo un edificio lleno de humo, que tenía su trasero quemado. Estaba agradecido de que toda la maldita cosa no se hubiera quemado hasta los cimientos. Pero no había forma de saber si la estructura era segura o si tendrían que ser derrumbada y empezar de nuevo.

 

 

 

 

Kiseop se sentó tras el escritorio en el dormitorio de Hoon, elaborando el documento con el que le entregaría las tierras a Junjin. Esto era algo que nunca pensó que iba a hacer en su vida, pero Kiseop sabía que tenía que hacer esto antes de que Krystal llevara a cabo sus malvados planes. La perra se daría cuenta de la donación, y entonces no sabía lo que iba a hacer. Su intrigante prima era capaz de hacer cualquier cosa.

 

—Bonita habitación.

 

En un abrir y cerrar de ojos, Kiseop estaba lejos del escritorio y en cuclillas y listo para la batalla. Junjin se quedó allí con una ceja  arqueada.

 

Kiseop se enderezó, notando unas cuantas cajas y maletas en el suelo junto a Junjin. El ver que sus pertenencias cabían dentro de unos cuantos contenedores hizo que Kiseop se sintiera un poco desanimado. Esto era todo. No podría regresar a la tierra de su pueblo. Kiseop era oficialmente un residente del rancho Moon.

 

Junjin se quedó en silencio mientras Kiseop miraba sus pertenencias. Aunque era un guerrero feroz, capaz de guiar una tribu de hombres fuertes y capaces, a Kiseop no le gustó el cambio. No algo tan drástico. Perder su casa fue tan drástico como podría serlo.

 

—No puedo creer que realmente renuncies. —Junjin finalmente rompió el silencio.

 

—Y te agradezco por tomar el cargo. —Kiseop se acercó al escritorio y firmó el documento—. He elaborado el   documento para entregarte las tierras. Tan pronto como lo lleve a notariar, voy a hacer que te den una copia.

 

—Sabes que no quiero la tierra, Kiseop. Creo que lo que la tribu está haciendo es una barbaridad.

 

—Aun así, cuando un shifter te habla, Junjin el Grande le habla como si fuera basura debajo de su zapato. —Seung Ho era irritante como el infierno, pero Kiseop no iba a permitir que le faltaran al respeto a su familia.

El hombre parecía avergonzado. —Eso no fue intencional. Suspirando, Kiseop asintió. —Es un hábito difícil de romper.

Casi pierdo a Hoon por nuestras tradiciones y prejuicios. Tienen que  cambiar  sus  mentes,  Junjin.   Si nuestra  gente sigue cerrándose al mundo, vamos a extinguirnos.

 

—Lo estoy intentando, Kiseop. Pero Krystal está envenenando la mente de todos. Ella habla sobre tu emparejamiento como algo fuera de proporción. —Junjin se aclaró la garganta—. ¿De verdad tienes sangre de vampiro en ti?

 

Kiseop tensó los labios. —No estoy seguro. El médico cree que tengo los mismos marcadores que un vampiro media-raza que conoce. En este punto, no estoy muy seguro de lo que está pasando. —Kiseop sonrió—. Pero no he mordido a nadie, si eso es lo que te estás preguntando.

 

Junjin soltó una risa profunda. —Creo que me habría dado cuenta si se te antojaba la sangre. Bueno, aparte de querer matar a alguien.

 

Kiseop se puso serio. —No seas un extraño, amigo. Siempre serás bienvenido aquí.

 

—Siempre y cuando no me encuentre con ese oso grosero.

 

Cruzando la habitación, Kiseop se acercó a dar a Junjin una palmada en la espalda. Cuando el elfo se acercó y apartó el cabello del hombro de Kiseop. Kiseop se quedó inmóvil. ¿Qué estaba haciendo Junjin? Se habían conocido durante mucho   tiempo, pero nunca se habían reído juntos o compartido cualquier tipo de momento. Nunca había hecho nada para que Junjin creyera que podría haber algo entre ellos.

 

—Tu cuello —dijo Junjin en voz baja mientras Kiseop daba un paso hacia atrás.

 

—¿Qué pasa con él?

 

—Llevas la marca. —Los ojos de Junjin recorrían a Kiseop desde el cuello al abdomen—. La marca que las mujeres llevan cuando están embarazadas.

 

Kiseop corrió hacia el espejo de la cómoda, levantando su abundante cabellera para ver el campo de fresas que todas las  mujeres elfos de la Sombra desarrollaban cuando concebían. Pero no podía ser eso. Sí, Jae Hyo dijo que la gente de Kiseop solía ser asexual, ¿pero los ancianos no habían invertido su ADN?

 

Destellos de la pequeña pareja de Jae Hyo con un vientre abultado entró en la mente de Kiseop. Inclinando la cabeza hacia un lado, Kiseop miraba con incredulidad la marca. La habría visto antes de haber nacido con ella. Conocía cada centímetro de su cuerpo.

 

—¿Cómo es esto posible? —Junjin preguntó mientras daba un paso por detrás de Kiseop—. ¿Cómo puede ser esto?

 

Junjin se oía tan aturdido y confundido como Kiseop se sentía. Él lo miró por encima del hombro. —Junjin, ¿sabías que solíamos ser asexuales? —Por la mirada en los ojos del hombre, Junjin sabía.

 

—Pero ya no es más así —argumentó Junjin—. Los ancianos lo quitaron de nosotros.

 

«Aparentemente no de todos».Pensamientos caóticos se agolpaban en la mente de Kiseop mientras se preguntaba cómo había sucedido esto. Bueno, está bien, él sabía cómo sucedió. La noche que dejó que Hoon lo jodiera, obviamente lo dejó con más de un orgasmo alucinante. —Necesito hablar con Hoon.

 

—Avísame si hay algo que necesites. —Junjin desapareció y Kiseop se acercó a la ventana. Dejó que las imágenes de Hoon jodiéndolo rodaran por su mente mientras miraba el cristal oscuro. Su reflejo en el cristal oscuro parecía desvanecerse.

 

Él lo veía, levantó la mano al cuello. La realidad de eso lo tenía en shock, lo hacía sentirse desconectado por un momento, pero sabía que era real, y sabía que estaba en shock, y sabía que era un caos detrás de esos ojos en la ventana.

 

 

 

Hoon se sentó en uno de los árboles que bordeaban el bosque de la propiedad. Tenía una buena vista desde aquí arriba. Podía ver cada lado del establo junto con todos los ángulos de la casa, salvo el otro lado. Hoon estaba seguro de poder ver si los atacantes se mostraban.

 

Había una suave brisa que traía en el aire los olores de la primavera en flor. Además del adictivo aroma de su pareja, nada olía mejor para Hoon. Los olores a su alrededor hacían que Hoon quisiera cambiar y correr, dejando que sus patas golpearan la tierra con la misma brisa rozando su pelaje.

 

Pero esta noche era para vigilar. No para correr. Eso apestaba.

 

Recostándose en el árbol, Hoon bostezó. Dios, estaba tan malditamente aburrido. Estaba casi rezando para que algo sucediera. Había muchos lugares en los que prefería estar que en la rama de un árbol.

 

¿No se suponía que Leo tendría este turno? —¿Cómo infiernos? —Los pensamientos de Hoon se detuvieron, cuando vio a Kiseop por la ventana de su dormitorio, con una expresión pensativa.

 

Hoon bebió la imagen de su pareja, todavía sorprendido por lo hermoso que realmente era Kiseop. Cuando Hoon había puesto los ojos en el hombre hace años, pensó que Kiseop era una fuerza impenetrable. Era distante, nunca hablaba, y tenía un aire peligroso.

 

Se encontró que su pareja solo estaba atrapado dentro de sus propias responsabilidades, necesitaba a alguien que lo persuadiera de relajarse un poco. Sus ojos se arrugaron mientras fruncía el ceño. ¿Por qué Kiseop se estaba frotando el cuello? Si estaba cansado, ¿por qué no iba a dormir? Pero entonces Hoon vio cómo la mano de su pareja yacía con la palma hacia su  abdomen.

 

El movimiento era demasiado tierno, demasiado íntimo para ser sólo un gesto ordinario. Hoon casi se cae del maldito árbol cuando se dio cuenta. Pero su momento fue interrumpido cuando vio algo azul por la esquina de su ojo. Moviendo la cabeza, tuvo tiempo suficiente para echar una mirada a la persona que abría el corral, azuzando a los caballos para que corrieran.

 

Krystal.

 

Esa jodida perra.

 

Sacando el radio de dos vías de su clip, Hoon pulsó el botón. —Dongho, ¿estás ahí? —Las parejas se turnaban para vigilar el radio. Había sido idea de Mir configurar las radios. Él había dicho que podría haber circunstancias en las que uno de los hombres de guardia necesitara ayuda, pero no pudiera llamar a sus teléfonos celulares.

 

Roger that.

 

Hoon rodó los ojos. —Envía a la caballería. La perra está de regreso, dejando sueltos a los caballos.

 

—¿Qué quieres que haga? —Dongho gritó por la radio.

 

¿No acababa de decir que enviara a la caballería? —Diles a mis hermanos que muevan sus culos aquí afuera. —Guardando el radio, Hoon bajó del árbol. Los caballos corrían a todo galope. Tuvo que tener mucho cuidado de no ser atropellado.

 

En el momento en que Hoon llegó a donde había visto a Krystal, ella se había ido. Ahora él y sus hermanos tenían la tarea de reunir a los caballos y conseguir que regresaran a casa.

 

—¿Qué ha pasado? —Pa preguntó saliendo corriendo de la casa.

 

—Fue Krystal. —Hoon estaba allí y le explicó a su Pa lo que había sucedido en la oficina de Kiseop, y cómo su tribu quería su cabeza por acoplarse con Hoon.

 

Entre más hablaba, más la expresión de su Pa se ensombrecía.

 

Hoon vio a Kiseop por la puerta de atrás, con la cara manchada de rabia.

 

Antes de que Hoon pudiera decir una palabra, su pareja desapareció.

 

«¡Mierda!»

 

—Necesito a Hyesung. Kiseop va tras su prima. —Hoon se detuvo y finalmente confesó sus sospechas—. Creo que Kiseop lleva a mi hijo.

 

Para darle crédito a su Pa, no se veía en shock. Ira brillaba en sus ojos. —Chansung —gritó—. Cuida que los caballos sean arreados. Hoon y yo tenemos algunos asuntos que atender.

 

Chansung asintió y luego se fue.

 

—¿Me ayudarás? —Hoon preguntó.

 

—Cuidamos de los nuestros. Kiseop pertenece a los Moon, y nadie dañará un pelo de su cabeza.

 

Hoon casi se echa a reír. Kiseop no era alguien que necesitara protección. Cuando Hoon pensaba en su pareja, pensaba en un fuerte e intrépido líder. Pero también había visto el lado más suave de Kiseop, el lado que era vulnerable y sólo quería ser él mismo. Necesitaba protección, ya fuera que el hombre lo admitiera o no. Tenía todo un pueblo tras él. Incluso el hombre más fuerte no podría derrotar a una tribu entera que quería verlo muerto.

 

 

 

 

 continuara...

 


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