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54. Un Hombre Valioso (32) por dayanstyle

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Kiseop apareció en su oficina y luego entró en su sala. El lugar estaba oscuro, pero podía sentir que alguien lo observaba.

 

—Muéstrate.

 

Krystal se deslizó de entre las sombras, con las manos detrás de la espalda mientras le hacía una mueca de desprecio. —El mestizo ha regresado.

 

Kiseop se acercó al sofá, mirándola con cautela. Él no confiaba en ella. Krystal siempre había estado celosa de él. Ella quería lo que no podía tener, y eso la hacía un ser desagradable para tratar. —¿Por qué no puedes dejar las cosas en paz, Krystal? ¿Está la tradición profundamente en ti? Ya no estoy aquí,  pero ¿te sientes obligada a darme caza y tratar de arruinar a los Moon?

 

Cuanto más hablaba, más furioso se ponía. Si alguien hubiera salido lastimado, él no estaría tratando de razonar con ella en estos momentos. Estaría estrangulándola hasta la muerte con sus propias manos. Ni siquiera estaba seguro de por qué estaba tratando de razonar con ella. Podría ser el hecho de que no quería entrar en una pelea con ella. No cuando sabía que estaba embarazado de Hoon.

 

Eso aún estaba jodiendo su cabeza, pero ahora no era el momento para reflexionar sobre ese pensamiento. En este momento necesitaba enjaular a esa perra.

 

—Me tiene sin cuidado la tradición, querido primo. Sabía que fuiste tú quien tomó el sobre. Siempre y cuando estés vivo, no podré hacerme cargo de esta tierra. Para mí vales más muerto que vivo.

 

Los dedos de Kiseop se curvaron en los cojines del sofá, atónito ante lo que estaba diciendo. —¿Crees que esta tierra juzga lo que valgo? Desde que me emparejé con Hoon, he aprendido lo que es realmente importante para mí y lo que valgo. No le importa que sea propietario de la tierra, o que sea el líder de una tribu entera. A Hoon le importa una mierda que sea un mestizo. Puedes aprender algo de él.

 

Echando la cabeza hacia atrás, Krystal le dio una sonrisa arrogante. —Que se joda tu valor como hombre. Sólo me importa la unión de dos grandes naciones.

 

Su mano se deslizó por detrás de su espalda y Kiseop no se sorprendió al verla con una pistola. Ella lo mataría y ocultaría su cuerpo en algún lugar remoto donde nunca sería descubierto. Krystal haría el papel de una prima en duelo y luego exigiría que se entregaran sus derechos como su sucesor.

 

Tenía que pensar en una manera de salir de esto. Incluso si desaparecía detrás de ella para quitarle el arma, podría escapar. Kiseop tenía que pararla de una vez por todas. —Ya he elaborado los documentos legales para dar esta tierra a Junjin.

 

Sus ojos se estrecharon mientras sus labios se torcieron en una mueca. —¿Ese tonto? Él no tiene ni idea de qué hacer con esto. Junjin no tiene visiones de lo que el futuro podría ser si las dos tribus se vuelven una. —Su voz se estaba volviendo un tono más alto, y Kiseop sabía que no tenía mucho tiempo antes de que ella apuntara el arma hacia él y apretará el gatillo—. Parece que   tendré que sacar a alguien más del camino.

 

Kiseop parpadeó cuando Hyesung, Eric, y un muy, muy grande oso apareció detrás de Krystal. Ella giró, apretó el gatillo cuando el oso la atacó. Kiseop rápidamente corrió hacia la pelea, pero no había nada que pudiera hacer. Hoon había matado a Krystal. Ella estaba en el suelo, con la garganta desgarrada.

 

—¿Alguien recibió el disparo? —Kiseop preguntó mientras miraba a los tres.

 

Eric se pasó la mano por la mandíbula, viendo hacia abajo a la forma de Krystal. —No, pero así no fue exactamente cómo pensaba que terminaran las cosas. Hoon cambió justo antes de que Hyesung nos apareciera aquí.

 

Aunque Krystal estaba muerta, Kiseop pateó el arma de la mano.

 

—Voy a informarle a Junjin lo que ha sucedido. No creo que nunca vaya a entender cómo alguien puede ser pura maldad.

 

—Hay de su tipo, hijo. Solo me alegra que no causase un daño irreparable. El establo se restaurará, y estoy muy muy seguro de que los caballos han sido ya atrapados. —Eric deslizó su brazo alrededor de hombro de Hyesung—. Tenemos que seguir adelante.

 

Kiseop tomó un puño de pelo de Hoon, y apareció de nuevo en el rancho. Kiseop Sabía que no podía resolver el problema de los elfos de la Sombra en una noche. Iba a tomar tiempo encontrar una solución a su creciente problema. Pero no iba a darse por vencido.

 

En cuanto a ser cazado… Kiseop iba a hacer que Junjin se hiciera cargo de todos los manifestantes. Sabía que había sido Krystal quien avivaba las llamas de odio entre su tribu. Con ella fuera del camino, las cosas deberían de establecerse,  aunque pasaría un tiempo muy largo antes de que pudiera regresar a las tierras de su pueblo.

 

Pero eso estaba bien para Kiseop. Tenía una familia que necesitaba llegar a conocer y una pareja que lo mantenía ocupado.

 

 

 

Hoon y Kiseop estaban sentados en la oficina del doctor Jaejoong, esperando los resultados. Kiseop estaba inquieto y miraba fijamente hacia la puerta.

 

—Oh, no. Si yo tengo que esperar, tú lo haces.

 

—No tengo la menor idea de lo que estás hablando…

 

—Vaya, vaya, vaya —Jongin dijo mientras entraba en la oficina. Hoon rodó los ojos. El Alpha de los lobos Timber era la última persona que Kiseop quería ver—. Parece que Papá Pitufo va a tener un pequeño pitufito. —Sus ojos estaban llenos de diversión mientras se apoyaba contra el marco de la puerta.

 

Kiseop no se enojó. Su pareja no saltó ni amenazo la vida de Jongin como Hoon pensó que haría. Había un travieso destello en los ojos de Kiseop mientras miraba al imponente hombre en la puerta. —Y he oído que vas a ser abuelo. Algo así le quita la rudeza a tu persona, ¿no te parece?

 

Jongin se tensó y luego se enderezó, sus ojos grises llenos de fastidio. —Aun así soy el lobo feroz, Pitufo.

 

Kiseop se rio. —Lo que digas, abuelo.

 

—No te metas con mis pacientes —dijo el doctor Jaejoong al entrar en la oficina. Despidiendo a Jongin, cerró la puerta y se giró.

 

—Parece que van a ser padres.

 

Hoon no podría haber evitado la sonrisa que se formó en su cara si lo hubiera intentado. Sólo que no esperaba que Kiseop pareciera que iba a desmayarse. El elfo se apoyó en la mesa de exploración con una mano, líneas de estrés aparecieron alrededor de los ojos. —¿Estás seguro? ¿Cómo?

 

—Toma asiento y voy a explicarte sobre los pájaros y las abejas —el doctor Jaejoong bromeó—. Sin embargo, esto puede llevar un tiempo.

 

Kiseop entrecerró los ojos, apareció la expresión de feroz guerrero. —Sé cómo. Quiero decir, ¿cómo pude lograr...? —Kiseop sacudió la cabeza.

 

—Sabes que he estado estudiando tus análisis de sangre ya que me parecía que los marcadores de vampiros y tu tipo de sangre eran poco común. Creo que con la combinación de los genes asexuales y siendo uno de los descendientes de Jae Hyo, eso sucedió. —El doctor Jaejoong levantó la mano cuando Kiseop abrió la boca para decir algo—. Sé que tus ancianos revocaron la capacidad de los hombres para reproducirse, pero parece que el gen de Jae Hyo triunfó sobre lo que hicieron.

 

—Jesús, tendré que recordar enviarle una carta de agradecimiento.

 

Hoon envolvió con sus brazos a su mal humorada pareja. Sabía que era desconcertante para Kiseop. Pero su pareja se acostumbraría a la idea de estar embarazado. —Ah, vamos, mi pequeño sorbo de champagne rosado. No es tan malo.

 

Kiseop miró a Hoon como si hubiera perdido la cabeza. —¿Tú qué?

 

—Nos vemos en un mes para un examen —dijo el doctor Jaejoong riéndose y dejándolos solos.

 

—Yo-yo soy un líder. Yo destruyo las cosas, lucho junto a mi tribu, y pateo culos en serio. ¿Qué sé yo de llevar un niño? ¿Por qué no puedes tú llevar al niño? ¿Por qué tengo que ser yo? ¿Por qué yo soy el que tiene…? —Hoon capturó los labios de Kiseop, deteniendo las protestas mientras deslizaba su lengua dentro de la húmeda boca de Kiseop.

 

—Cállate —susurró en la boca de Kiseop—. Vamos a casa y celebraremos.

 

Kiseop empujó el pecho de Hoon. —Así es como nos metimos en este lío en primer lugar.

 

Tomando el largo y hermoso cabello de su pareja alrededor de su puño, Hoon le dio un jalón, viendo cómo Kiseop comenzaba a jadear. —No es como que tengamos que preocuparnos de que quedes embarazado. Ahora llévame a casa, mi pequeño trago de whiskey.

 

Kiseop apareció en su dormitorio y Hoon comenzó inmediatamente a desnudar a su pareja. No dejaba de besar la marca en el cuello de Kiseop, sus manos se movían rápidamente haciendo a un lado hasta la última de las ropas de Kiseop.

 

Un sonido que nunca pensó escuchar salió de la garganta de Kiseop, cuando tomó a su pareja y suavemente la arrojó sobre la cama. Kiseop había gritado.

 

—Oh, sí —dijo Hoon mientras se desvestía—. Sabes que estoy a punto de joderte. —Su pene se engrosó cuando la lengua de Kiseop recorría su labio inferior. Tan sexy como era la imagen, no era nada comparada con el impresionante pene que sobresalía de un nido de vello blanco como la nieve. La vista era impresionante.

 

Un disparo de lujuria llegó a la ingle de Hoon, haciendo que su pene palpitara con los latidos de su corazón cuando Kiseop abrió las piernas, y tomó sus bolas en la mano.

 

Arrastrándose sobre la cama, Hoon contempló lo que estaba haciendo su pareja, pero luego sus ojos se alzaron para ver el poco hinchado abdomen de Kiseop. Era el espectáculo más impresionante que hubiera visto. Su estómago se tensó con la idea de que casi había perdido a Kiseop. El hombre había mantenido su esencia escondida durante años, negándose. Pero ahora que tenía al hermoso hombre en su cama, en su vida y en su corazón, él no iba a desperdiciar un día sin mostrar al elfo de la Sombra lo mucho que valía para Hoon.

 

Vio los profundos ojos azules de su pareja mientras deslizaba su mano por el abdomen de Kiseop y luego masajeó la caliente carne. Estaba duro, pero se sentía como seda líquida bajo sus dedos con el pre-semen que se filtraba a su mano.

 

Levantando la mano a la boca, Hoon chupó los dedos —el sabor explotó en sus papilas gustativas como néctar de los dioses. Gimió, lamiendo cada dedo antes de tomar el pene de Kiseop de nuevo. Le dio unos buenos pequeños jalones. —¿Te he dicho hoy que te amo?

 

Kiseop tragó saliva mientras negaba con la cabeza.   —Hoy no.

 

Hoon bebía la imagen del hombre mientras separaba los muslos de Kiseop. Kiseop no dudó. Separó las piernas, viéndose más sexy de lo que Hoon jamás hubiera visto. El cuerpo del hombre era una pieza de arte esculpida —tan perfecto, tan exótico. Se encontró queriendo frotar su olor por encima de su pareja.

 

El impulso era fuerte, obligándolo a inclinarse hacia adelante hasta que su nariz estuvo enterrada en el cuello de Kiseop. Hoon inhaló profundamente, lamiendo la marca que mostraba el estado de Kiseop como un hombre embarazado. Hoon aún estaba conmocionado por la noticia. Iba a ser papá. Kiseop le había dado el regalo más precioso, aunque el chico aún parecía que se iba a desmayar.

 

—¿Por qué estás oliéndome, mi pequeño cachorrito de charcos de besos? —Kiseop preguntó. Su voz se envolvía alrededor de Hoon, llegando a los más perverso lugares. Hoon sonrió mientras empujaba su cuerpo a lo largo del cuerpo de Kiseop, hasta que su cabeza estuvo sobre el pene de su pareja que seguía escurriendo.

 

—Amo las palabras cariñosas que se te ocurren.

 

—Tú empezaste —contestó Kiseop mientras sus manos vagaban por los costados de Hoon, descansando en sus caderas. El tacto era casi relajante, pero Hoon estaba lejos de estar relajado. La necesidad golpeaba rápidamente, para que lo reclamara y dominara, jodiéndolo duro. Tuvo que tomar una profunda respiración para aplacar la urgencia y no lastimar al hombre. Sabía lo que Kiseop pensaba sobre estar embarazado. Eso estaba aumentando lo posesivo de Hoon.

 

Hoon lamió un camino hacia el pene de Kiseop. Acarició el suave cabello antes de lamer más el camino hasta el eje completamente duro y chupar la cabeza llena de sangre para saborear el pre-semen de Kiseop. En un movimiento suave, Hoon llevó el eje de Kiseop a la parte posterior de la garganta, chupando con fuerza, Kiseop jadeó y agarró un puñado del cabello de Hoon.

 

Hoon amaba eso.

 

El extraño olor en el aire era salvaje, indómito, y jalaba la ingle de Hoon. Quería consumir a Kiseop.

 

—Vas a hacer que me corra —dijo Kiseop sin aliento mientras pasaba los nudillos por la mejilla de Hoon. Hoon luchó para no dejar que sus caninos se extendieran. Pensamientos de joder a Kiseop se deslizaron por su mente cuando Hoon retrocedió, dejando que el duro pene se deslizara por sus labios.

 

—Pásame el lubricante.

 

Kiseop metió la mano bajo la almohada y le entregó la botella a Hoon. Envolvió el pene de Kiseop una vez más mientras tomaba el lubricante entre sus dedos y estiraba a Kiseop. El hombre se retorcía, sus dedos jalando el cabello de Hoon, quien se aseguró de chuparlo lenta y suavemente. No quería que el hombre se corriera demasiado pronto.

 

Con sus manos libres, Hoon giró a Kiseop sobre sus manos y rodillas, agarró la base de su pene, y lentamente se hundió. Sus ojos se fueron hacia la parte posterior de la cabeza, y tenía ganas de aullar. Aunque Kiseop parecía ser hecho totalmente para el sexo, le iba a hacer el amor lentamente. Quería mostrar a su pareja lo mucho que le gustaba la idea de que Kiseop estuviera embarazado de su hijo.

 

Hoon colocó las manos en los costados de Kiseop, mientras sus caderas comenzaban a moverse dentro y fuera. Su cuerpo se estremecía por el control que estaba usando para ir despacio. Él estaba tratando de joder al hombre, no empujarlo contra la cabecera. Sus piernas empezaron a temblar cuando sus instintos de shifter le exigían tomar a Kiseop más duro.

 

—Ni se te ocurra empezar a tratarme como cristal —gruñó Kiseop por encima del hombro—. Jódeme como te gusta.

 

Hoon tuvo que sacudir la cabeza. La lujuria estaba construyendo una niebla cegadora que pronto le haría olvidar que sostenía a su embarazado pareja debajo de él. No importaban las protestas de Kiseop, Hoon no estaba dispuesto a tomar al hombre con brusquedad. Tenía que concentrarse en ir lento y suave, incluso si su pareja acababa de pedirle que hiciera lo que su oso quería.

 

Hoon se empujó hacia adelante lentamente. Aún no se había hundido totalmente hacia adentro El miedo de lastimar a Kiseop le hizo contenerse. El sudor empezó a salir por todo su cuerpo mientras sus manos temblaban. La cantidad de control que estaba obligando a su cuerpo a usar estaba pasándole  factura.

 

Kiseop gruñó y empujó su trasero hacía Hoon, Hoon empaló su pene completamente en Kiseop. —Ahora. Jódeme.

 

Hoon tomó una temblorosa respiración, diciéndose una y otra vez que obtuviera el control de su cuerpo. Estaba tan malditamente cerca.

 

Infiernos, si el hombre no se sentía bien envuelto alrededor de su pene. Lo único que podía hacer era temblar y cerrar los ojos cuando sintió que su pene entraba en el apretado y húmedo calor una y otra vez. Hoon gritó, sus brazos temblaban cuando apoyó sus manos en la espalda de Kiseop. Estaba abrumado por la sensación de estar dentro de su pareja y sentir su cuerpo empalado por el pene de Hoon.

 

Finalmente, Hoon aceleró sus movimientos, y pronto estaba jodiendo a Kiseop con pasión, empujando su pene duro y profundamente en el culo de su pareja. Era la sensación más increíble del mundo. Hoon podría morir en este segundo sabiendo que ya había visitado el cielo.

 

Kiseop comenzó a deslizarse hacia atrás al pene de Hoon, aferrándolo como un puño de hierro mientras el cuerpo de Hoon temblaba. Él gruñó suavemente, mirando hacia abajo a donde sus cuerpos se unían, viendo su pene reaparecer del cuerpo de Kiseop.

 

Sus dedos trazaron los hundimientos y crestas de la espalda de Kiseop, tocando cada lugar mientras movía su pene dentro y fuera del cuerpo de Kiseop.

 

Hoon quería morder, la necesidad era tan intensa que sus encías dolían. —Necesito morderte.

 

Hoon se inclinó hacia delante, presionando su pecho contra los músculos de la espalda de Kiseop. Hundió sus colmillos en el hombro de Kiseop, del mismo lado de la marca. Una explosión se disparó a través del cuerpo de Hoon, la sensación recorrió los brazos, y luego se esparció por los cuatro puntos cardinales.

 

Su mente estaba fragmentada mientras empujaba su pene en el culo de Kiseop, su semilla salió con fuerza de su cuerpo. Hoon mantuvo sus dientes en el cuello de Kiseop mientras ondas de choque recorrían su cuerpo.

 

Kiseop se corrió justo después de él, gritando mientras su cuerpo se sacudía y aumentaba la presión alrededor del pene de Hoon.

 

Kiseop arqueó la espalda, dejando escapar un sonido gutural. Hoon ralentizó sus movimientos, secándose el sudor de la cara con la mano y agarrando las caderas de Kiseop, rodando suavemente hasta que la hinchazón de su miembro cedió. Si él vivía hasta los mil años, estar dentro de Kiseop nunca sería mundano o rutinario. Amaba al hombre con todo su corazón y mataría a cualquiera que viniera tras su pareja de nuevo.

 

 

 

 

—¿Estás seguro de eso? —Kiseop preguntó mientras se agachaba en el armario.

 

—Amigo, estoy muy seguro. Lee Joon sigue hablando de que tratas de morderlo porque tienes un mínimo trazo de vampiro en ti. Digo que le demos lo que quiere.

 

Kiseop movió los falsos dientes de vampiro en su boca. Eran voluminosos, y lo único que quería hacer era quitárselos. Pero podía ver lo mucho que esta broma significa para Hoon. Y, además, estaba un poco emocionado. Lee Joon era un dolor real en el culo y pagarle con la misma moneda sonaba divertido.

 

Kiseop vio cómo la luz salía de la puerta entreabierta del armario. Lee Joon estaba en la cama. Se movió un poco, el bulto de tamaño medio en su vientre le hacía difícil sentarse con las rodillas contra el pecho. El período de gestación de los elfos de la Sombra duraba tres meses. Habían pasado cinco semanas desde que se enteró de que estaba embarazado.

 

Su vientre seguía creciendo y creciendo. Era la cosa más extraña que le había pasado. Él y Hoon se habían negado a dejar que el doctor Jaejoong realizara una ecografía para comprobar el sexo de su hijo.

 

Ellos no querían saber lo que tendrían hasta que él bebe llegara. Kiseop amaba que su hijo fuera mitad shifter y mitad fey. Él o ella, iba a ser fuerte con sus especiales genes. Kiseop iba a asegurarse de enseñarle a sus hijos a amar quienes eran y abrazar su herencia.

 

Hoon le había enseñado lo mismo.

 

Tomando la perilla de la puerta, Kiseop jadeó.

 

¿Qué sucede? —Hoon marcó con los labios.

 

—El bebé se movió —Kiseop le contestó de la misma manera.

 

La mano de Hoon al instante fue a su vientre, sus dedos lo recorrieron mientras su expresión se volvió suave. Tenía la sonrisa más grande que Kiseop le hubiera visto. Se dio cuenta por la forma en que Hoon había estado actuando que iba a ser un infierno de padre. Su pareja entraba en pánico con el más pequeño estornudo de Kiseop. Era molesto y entrañable al mismo tiempo.

 

Por mucho que Kiseop quisiera pasar más tiempo dejando que Hoon sintiera a su hijo moverse, habían planeado este ataque durante semanas. No iba a dejar que se escapara ahora. Inclinándose hacia arriba, Kiseop besó la mejilla de Hoon y luego  abrió la puerta del armario muy lentamente.

 

Lee Joon estaba en la cama, de espaldas a Kiseop. Enderezándose en toda su estatura, Kiseop salió del armario y se dirigió a su lado de la cama.

 

Los ojos del oso se abrieron.

 

Kiseop le enseñó los falsos colmillos.

 

Con un profundo gruñido, Lee Joon metió la mano debajo de la almohada y sacó una botella de spray. ¿En serio? El hombre no le había estado mintiendo. Kiseop tenía que luchar contra la risa. Moon Lee Joon dormía con una botella de spray llena de jugo de ajo.

 

«Qué cobarde».

 

Tenía la sensación de que no era sólo para él. Había otros vampiros que vivían aquí. Kiseop saltó sobre la cama, presionando los falsos dientes en el cuello de Lee Joon mientras el oso gritaba, tratando de empujar lejos a Kiseop y tratando de ser amable al mismo tiempo.

 

—¡Lo sabía! —Lee Joon bramó—. Saca tu culo embarazado fuera de mí, bicho raro.

 

Kiseop no lo liberó. Hizo ruidos de succión, que sólo hizo que Lee Joon se asustara más. Empezó a gritar, el sonido se hacía más agudo hasta que se oía como una mujer. Kiseop no pudo contener su risa ni un momento más.

 

Había asustado suficiente a Lee Joon. El hombre yacía allí con su mano en su cuello, lanzando dagas con la mirada a Kiseop.

—La venganza es una perra.

 

Kiseop tenía un oso más para atacar. Seung Ho seguía. Saltó de la cama, poniéndose de pie con cuidado mientras sostenía su   costado, la risa casi le impedía respirar. —Adelante, hermano. Adelante.

 

 

 

Fin

 

 

Notas finales:

a continuación...

Extra 1. Diario de Jongin - Primera Parte   Manada Kim


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