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94. Silk Room (08) por dayanstyle

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Jong Bin estaba teniendo una gran noche con Yoo Ara, Lime, y Sun Youl. Incluso Jung Shin había aparecido, y todos estaban sentados en la sección VIP, riendo y hablando.

Pero, al parecer, no podía evitar la sensación de que estaba siendo vigilado. Cada vez que echaba un vistazo a su alrededor, no vio a nadie mirando en su dirección, pero la sensación estaba todavía estaba allí, y cada vez más fuerte.

—Discúlpenme —dijo a sus invitados, antes de que parase y dirigirse hacia la barra. Ki Ho estaba situado detrás de ella, sirviendo bebidas y sonriéndole a algún twink, quien parecía estar arrojándose al barman.

—¿Puedo hablar un momento, contigo? —Le preguntó a Ki Ho.

El twink lo fulminó, pero ignoró al tipo. Estaba acostumbrado a ver a los hombres lanzarse a Ki Ho y solía conseguir una fulminante mirada, cada vez que se metía entre esa persona y el barman.

—Voy a traerlo de vuelta —le dijo al twink.—Lo puedes tener, una vez que haya terminado con él.

Le guiñó un ojo, cabreando deliberadamente al chico. Ki Ho rodó los ojos.

—¿Quieres dejar de ser un bloquea pollas? Algunos de nosotros, no tenemos a nadie en casa, así que tenemos que cazar, a nuestros compañeros de cama.

—Oh, por favor —le dijo. —Como si no pudieras conseguir a cualquier hombre o mujer, con un chasquido de los dedos.

—Ese no es el punto —discutió Ki Ho, mientras lo seguía, por el pasillo, que conducía a su despacho. Miró por encima del hombro, para asegurarse de que nadie los había seguido o estaba observándolos.

—¿Pasa algo? —Preguntó Ki Ho, mientras también, miraba por el pasillo.

—Me siento, como si alguien me estuviera mirando —, dijo, deteniéndose justo fuera de su oficina. —Me he sentido así, desde que J.Jun y Mino se fueron.

Ki Ho frunció el ceño. —No he notado a ninguna persona mirando en tu dirección.

Arqueó una ceja. —¿Me has estado observando?

Tal vez esa era la sensación que tenía. Había escaneados la multitud, pero no había prestado atención al shifter lobo. Quizás Ki Ho, era la razón de que su pelo, se pusiera de punta.

 

—Es mi trabajo vigilarte—Ki Ho señaló. —Además, J.Jun me hizo prometer que cuidaría de ti, cuando él no estuviera aquí.

Eso era dulce, y lo molestaba. Podía manejarse solo, ahora que las amenazas inmediatas, ya no colgaban sobre su cabeza.

Bueno, así que probablemente era un paranoico, ya que no sabía por qué J.Jun seguía desapareciendo con Mino y el hecho de que estaba embarazado. Durante la semana pasada, se había dado cuenta, de que se había vuelto un poco más emocional y no estaba anhelando el momento, en que sus hormonas enloquecieran.

Había tenido una charla con su madre, y ella le había dicho, qué esperar durante el embarazo. Fue una conversación que no podía borrar y deseó como el infierno poder hacerlo.

Lo único que ella no sabía, era cómo iba a dar a luz, y él hizo todo lo posible para no pensar en eso. Las posibilidades hacían girar su estómago, en nudos.

—Voy a volver con mi compañía —dijo. —Sólo permanece con los ojos en cualquiera, que me preste atención.

Ki Ho asintió. —Lo haré.

Fue en dirección, de regreso a la sección VIP, atravesando la multitud de bailarines. Estaba a mitad de camino, cuando sintió que algo lo pinchó en el brazo.

—Ow.—Tiró de su brazo contra su pecho y lo frotó. Miró a las personas a su alrededor, pero todo el mundo estaba gozando, nadie mirando en su dirección.

Había dado unos pasos más, cuando una ola de mareo zumbó en su cabeza. Se detuvo, tratando de aclarar su mente. No sirvió de nada. Comenzó a ver dos de todo, mientras las imágenes delante de él se balancearon a izquierda y derecha.

¿O era él?

Presionó la palma de la mano, contra su cabeza. Dios, sentía como si fuera a vomitar. Alguien lo agarró del brazo y comenzó a conducirlo a través de la pared de personas.

—No te ves muy bien —dijo la voz. No podía ver a nadie. Apenas podía concentrarse. —Deja que te lleve al baño, para que puedas salpicar un poco de agua en tu cara.

¿Dónde estaba Ki Ho? ¿Por qué no podía ver que era arrestado? Se pasó una mano por la cara, las náuseas aumentaron. Él definitivamente no quería tirar sus galletas, sobre sus clientes, pero tampoco que ese desconocido, lo llevara a ningún lugar.

Trató de pedir ayuda, pero su voz era un murmullo mal articulado. No podía hacer que su voz alcanzara un nivel, lo suficientemente alto, como para alertar a todo el mundo, de que estaba siendo forzado a ir al baño.

 

—Está bien —dijo la extraña voz. La cual sonaba más, como si alguien estuviera hablando en cámara lenta, la voz era demasiado profunda para entender lo que él o ella estaba diciendo.

Negó con la cabeza, pero eso sólo lo hizo marearse más. Sus piernas empezaron a ceder. El que estaba llevándolo lejos, puso un brazo alrededor de su cintura y lo ayudó a caminar.

—Sólo unos cuantos pasos más.

Sintió el aire fresco, acariciar sus mejillas, mientras entraba en el cuarto de baño. Pero eso no duró mucho tiempo. El cuerpo se sentía como si estuviera ardiendo.

Se aferró al fregadero, mientras el sudor lo empapaba y las náuseas amenazaban con hacerlo vomitar. Parpadeó un par de veces y se dio cuenta, de donde venía el aire frío.

La ventana del baño estaba abierta. Y de pie junto a esta, estaba Lime.

Se giró hacia la persona detrás de él, entrecerrando los ojos, mientras trataba de distinguir quién era. El reconocimiento lo golpeó, cuando vio las gruesas gafas y el pelo revuelto.

Yoo Ara.

—¿Qué está pasando? —Preguntó, a pesar de que no había salido tan claro. Se sentía borracho, pero lo único que había bebido en toda la noche, era agua con limón.

—Lo siento—dijo Yoo Ara, su voz seguía sonando distorsionada.

—Kenji no me dejó otra opción. Secuestró a mi padre y me está forzando hacer esto.

—Deja de explicarle y tráelo aquí, antes de que alguien entre —dijo Lime.

—No tenemos mucho tiempo, antes de que uno de sus amigos venga a buscarlo.

Trató de liberarse, pero su cuerpo no cooperó. Sus rodillas se doblaron, obligando a Yoo Ara a agarrarlo y caminar hacia la ventana.

No tenía idea de quién era Kenji, pero no quería conocer al tipo. Si Yoo Ara y Lime se habían visto obligados a secuestrarlo, entonces no podría ser bueno.

Lime saltó por la ventana, se giró y extendió los brazos. Yoo Ara prácticamente lo tiró hacia Lime.

—No, por favor —rogó, mientras sus piernas rasparon el alféizar de la ventana.

—Eres tú o mi padre,— dijo Yoo Ara, —y aunque es un bastardo, sigue siendo mi padre, y no puedo permitir que le pase nada.

La pregunta era, ¿qué le pasaría a él?

 

 

Ki Ho se dirigió hacia el baño de hombres. Había visto a Yoo Ara ayudar a Jong Bin ir hacia el baño, y eso le preocupaba. Jong Bin estaba embarazado, y él se había comprometido a mantener un ojo en el hada. ¿Se había puesto enfermo? J.Jun lo mataría, si algo le sucedía a su pareja.

Empujó la puerta del baño abierta, pero no vio a nadie. Comprobó los puestos, pero estaban vacíos. Se dio cuenta de que la ventana estaba abierta, y eso le produjo un nudo en la boca del estómago.

Trepando a través de la ventana, olió el aire. Jong Bin definitivamente había pasado por allí, pero ¿por qué? ¿Por qué razón el hada abandonaría el club, a través de una ventana del baño?

Algo no estaba bien, y tenía que averiguar a dónde habían ido Jong Bin y Yoo Ara, antes de que algo le pasara al hada.

Tirando de su teléfono fuera de la pinza en su cinturón, marcó al celular de J.Jun pero no obtuvo respuesta. Luego trató con el de Mino, pero la llamada fue directamente al buzón de voz.

Marcó el único otro número, que se le ocurrió.

— Lee Taehyung —Taehyung dijo, cuando contestó su teléfono.

Desde que el hombre se había hecho cargo como alfa de Dalton Falls, le había dado su número de móvil a los residentes, diciéndoles que llamaran en caso de necesidad.

Bueno, definitivamente tenía una razón para llamar.

—No estaba seguro de a quién más contactar —, dijo, mientras observaba el estacionamiento. —J.Jun no contesta su teléfono, y Jong Bin simplemente desapareció.

—¿Quién es? —Preguntó Taehyung. —¿Qué quieres decir, con desapareció?

Le dijo al alfa quién era y lo que había visto y que Jong Bin no estaba por ningún lado. —¿Sabes que está embarazado?

—Me enteré—dijo Taehyung. —Pero, ¿quién podría estar tras él? Nos ocupamos de su rey y de ese entrometido vampiro.

 

—No estoy seguro —dijo. —Pero Yoo Ara estaba con él, y tampoco puede encontrarla.

—Kyung Il y yo estamos dirigiéndonos hacia allí —dijo Taehyung. —Deberás esperar un tiempo, hasta que lleguemos allí.

Colgó, curvando el puño alrededor del teléfono. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Por otra parte, no creía que nadie sería lo suficientemente idiota para secuestrar a Jong Bin del baño.

Mierda, J.Jun lo rebanaría desde el cuello hasta la ingle, cuando descubriera que había perdido a Jong Bin.

—¿Qué estás haciendo?

Giró hacia Sun Youl y Jung Shin, verlos mirándolo a través de la ventana abierta.

—Jong Bin ha desaparecido.

—Dios, Señor —, Jung Shin dijo, mientras sacudía la cabeza. —Juro que ese tipo, nació para ser una víctima. Debería haberme escuchado, hace mucho tiempo, cuando le dije que llevara un Taser.

—¿Cómo es eso su culpa? —Preguntó Sun Youl. —La gente no pide ser secuestrada. Sólo lo son.

—Bueno... —Jung Shin golpeó las manos, en sus caderas. —No se suponía que sería secuestrado sin mí. Nos prometimos mutuamente eso.

Sun Youl se quedó mirando extrañamente a Jung Shin, y lo mismo hizo Ki Ho. Fue la más extraña conversación que había oído en su vida.

—¿Ustedes dos se prometieron mutuamente, que serían secuestrados juntos? —Preguntó.

Jung Shin se encogió de hombros, sin arrepentimiento. —Es lo que hacen los mejores amigos —, dijo el cisne más para Sun Youl que para Ki Ho.

Él no tenía idea, de lo que estaba pasando entre el cisne y el humano, y no daba una mierda. Lo único que le importaba, era conseguir a Jong Bin de regreso, preferentemente seguro.

Los dos comenzaron a pelear, mientras un Charger naranja quemado entró en el aparcamiento. Taehyung y Kyung Il se bajaron y se dirigieron hacia su camino.

—No he podido comunicarme con Jun —, dijo Taehyung. —¿Sabes qué diablos está pasando? Quiero decir, que es condenadamente extraño que J.Jun no conteste su teléfono y ahora Jong Bin ha desaparecido. No creo en las coincidencias.

Tampoco él. —La última persona con quien lo vi, fue Yoo Ara.

—Lime también, falta, —dijo Sun Youl.

—¿Quién? —Preguntó Kyung Il.

—Jong Bin hizo nuevos amigos —dijo y luego les explicó acerca de cómo se conocieron las hadas. —Pero ella parecía genial, y Jong Bin parecía confiar en ella.

—Traté de decirle a Jong Bin, que no necesitaba nuevos amigos —, se quejó Jung Shin.

—¿Celoso? —Preguntó Sun Youl.

Los dos se miraron ferozmente, el uno al otro, en el otro lado de la ventana, pero los ignoró. No tenía tiempo, para su concurso de meadas, sobre quién era el mejor amigo de Jong Bin.

—¿Alguien sabe, dónde vive esta Yoo Ara? —Preguntó de Taehyung.

—No, pero la madre de Jong Bin los presentó, así que ella debe saber —, dijo.

—Lo bueno es, que sé dónde viven los padres de Jong Bin —, dijo Taehyung. — Vamos a empezar por ahí y trataremos de encontrar a nuestras hadas perdidas.

—Vamos a rodar —, Taehyung le dijo a Kyung Il.

Esperaba como el demonio, que el alfa y beta encontraran Jong Bin. No sólo porque J.Jun lo torturaría antes de matarlo, sino también porque realmente se preocupaba por el hada.

 

 

 

—Despierta.

Jong Bin gruñó, cuando le dieron una patada en el costado.

—¡No hagas eso! —Fue Yoo Ara, y ella sonaba irritada. —No tenemos que abusar de él, Lime.

—Oh, por favor —dijo Lime, con desdén en su voz. —Estoy harta de mirarlos a los dos actuando como los mejores amigos. Si no te conociera, diría que estás enamorada de él.

—Sabes que no lo estoy —argumentó Yoo Ara. —Creo que es un buen tipo.

—Buen tipo y recuperar a tu padre, no van de la mano, cariño —dijo Lime.

—Y no me gustó Jong Bin, desde que nos conocimos.

Jong Bin rodó a su costado, parpadeando con los ojos abiertos. Si lograba salir con vida de esto, insertara un maldito dispositivo de localización GPS en su brazo. Esto era francamente ridículo.

 

¿Cuántas veces podría ser secuestrada, una persona? Debería haber algún tipo de ley que limitara el número de veces, en las que una persona era secuestrada en un mes determinado.

—Todo lo que tenemos que hacer, es entregarlo a ese desagradable chacal—dijo Lime.

—Todavía no confío en él —, dijo Yoo Ara, con la preocupación en su voz.

—¿Y si mata a tu padre? —Preguntó Lime. —No es como si él nos aprobara, de todos modos.

—¡Lime! —Yoo Ara parecía conmocionada. —Sigue siendo mi padre.

Jong Bin estaba empezando a ver a Lime bajo una luz completamente nueva. La mujer había actuado de manera amable y dulce, pero ahora sabía que ella estaba podrida en el interior.

Y una perra sin corazón.

Abriendo los ojos levemente, observó como Lime ahuecaba las mejillas de Yoo Ara, sonriéndole. —Pase lo que pase, estamos juntas en esto, ¿verdad? Es decir, ya hemos planeado nuestra vida, y nadie va a interponerse en nuestro camino.

Incluyendo al padre de Yoo Ara. Lime no había dicho eso, pero él  sabía lo que la mujer lo estaba pensando. Si fuera un hombre de apuestas, diría que Lime no quería rescatar al padre de su novia.

Cerró los ojos lo suficiente para verse como si todavía estuviera noqueado, pero los tuvo lo suficientemente abiertos, para ver a un hombre grande entrar en la sala.

—¿Quién eres? —Preguntó Yoo Ara.

—El jefe me envió, para recoger al hada —, dijo el chico.

—Pero ¿qué pasa con mi padre?

El chico le dio una sonrisa siniestra. —Deberías hablar con tu novia, sobre eso.

—¿De qué está hablando, Lime? —Preguntó Yoo Ara.

—Adelante, dile. —Cuando Lime permaneció en silencio, el chico gruñó. — Hiciste un trato, para salvar a tu padre a cambio de Jong Bin, —dijo el desconocido, —pero la señorita de allí, fue detrás de tu espalda e hizo otro trato.

—¿Qué clase de trato? —Hubo pánico en la voz de Yoo Ara.

—Ella accedió a conseguir al hada, si matábamos a tu viejo—dijo el desconocido.

—¡No! —Gritó Yoo Ara.

Habría sentido lástima por Yoo Ara, si ella no lo hubiera apuñalado por la espalda. Podría haber ido a él y le hubiera dicho lo que había sucedido, y habría pasado por el infierno, para ayudarla.

Pero no lo había hecho.

Cuando el desconocido intentó levantarlo, abrió los ojos y luchó con todo lo que tenía, pero él no era rival para el fornido chacal.

Eso era lo que él olió, en el hombre. Chacal. Su raza era mañosa y solapada. Había tratado a algunos de ellos en sus días y –de repente comprendió quién era Kenji.

El capo de la droga de Sugar Creek, quien tenía vínculos con el cártel. Estaba tan jodido.

 

 

 

 continuara....

 

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