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94. Silk Room (08) por dayanstyle

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—Oh, sí —dijo Jong Bin, mientras gemía. —Justo ahí.

—¿Justo aquí?—Preguntó J.Jun, con una sonrisa diabólica. Estaba tumbado detrás de Jong Bin, con una mano en la cadera de este y la otra envuelta en su cabello, y su pene enterrado profundamente en culo de este.

—Me gustaría darme la vuelta y montarte como un semental, si pudiera, — se quejó Jong Bin, —pero desde que tengo esta enorme barriga en mi camino, estas sin una mierda de suerte.

Besó el hombro de Jong Bin, meciéndose lentamente dentro y fuera de él, haciéndolo enloquecer, con los lentos movimientos. Quería que su pareja martilleara en él, pero en su estado, Jong Bin tenía miedo de ir más rápido que diez millas por hora. —Amo cómo te ves, ángel.

—¿Cómo una ballena varada?

—Resplandeciente, de belleza —dijo, mientras exploraba los huecos de la espalda de Jong Bin.

Este no podía discutir con eso, y no lo haría. Se sentía como un tambaleante culo gordo, en estos días y tomaba cualquier elogio que pudiera conseguir. Y el hecho de que J.Jun lo mirase, como si siguiera siendo el hombre más hermoso del planeta, hizo mucho por él.

El drama había terminado, lo había estado durante los últimos dos meses y medio, y sentía como si su vida finalmente estuviera de nuevo en marcha. Por el momento, Ki Ho y Mino dirigían Silk Room, mientras él se tambaleaba alrededor.

Jeongmin le había leído a J.Jun la cartilla, y no había sido bonito.

Jaehyo había tenido razón. Ese había sido un castigo por sí solo.

El Ultionem había castigado Yoo Ara y Lime, por interferir en su apareamiento, y por mucho que él no hubiera querido, había sentido lástima por Yoo Ara. El Ultionem la había entregado a su padre, y estaba seguro, de que Yoo Ara hubiera preferido ser azotada en su lugar.

Lime había sido otra historia. A partir de lo que había oído, ella había amenazado al Ultionem, escupió en la cara de Jaehyo, y gritó que iba a vengarse de hasta el último de ellos.

Actualmente, ella estaba cumpliendo una sentencia de un año en el inframundo. Y después de que J.Jun le explicó lo que era ese lugar, en realidad, también sentía lástima por ella. No mucho, pero lo hacía. Tal vez Lime, Vincent, y el Rey Masao podrían tejer tapetes juntos.

 

—No necesitas coquetear conmigo, para conseguir algo de culo —bromeó, mientras empujaba el resto de esos pensamientos, fuera de su mente. —Ya estás enterrado profundamente, dentro de mí.

—Es la verdad —J.Jun se balanceó dentro de él. —Hasta ti, no tenía ni idea de que sólo estuviera viviendo la mitad de una vida, ángel.

No estaba a punto de derramar lágrimas, mientras tenía sexo, pero desde que se había quedado embarazado, sus emociones había estado por todo el lugar. Alcanzó detrás de él y golpeó a J.Jun en su musculoso muslo. —No más palabras floridas, ¿entiendes?

J.Jun se rió en voz baja, antes de besarle el hombro. —¿Por qué, porque soy muy romántico?

—Eres un encanto, muy bien—Agarró la mano de J.Jun y la envolvió alrededor de su erección. —Ahora, recordemos qué estamos haciendo aquí,

¿hmm?

—Ángel, cuando estoy dentro de ti, el mundo no existe —J.Jun susurró, su aliento caliente, contra la oreja de Jong Bin.

Sonrió para sí mismo. Parecía, sin importar lo que dijera, que J.Jun lo seduciría. Honestamente no le importaba.

Jadeando en una dulce agonía, se estremeció, cuando J.Jun comenzó a moverse un poco más rápido. Cada empuje clavándose en su glándula y gimió, ondulado mientras se movían juntos.

—Justo ahí.

—¿Justo aquí? —Preguntó J.Jun. Gruñó. —No empieces de nuevo.

—¿Qué tal si comienzo esto? —J.Jun le agarró la cadera y comenzó a pistonear hacia atrás y hacia delante, su pene completamente enterrado en el culo de Jong Bin. Este se retorcía, luchando por respirar, su cuerpo húmedo de sudor. La polla de J.Jun lo extendía ampliamente, mientras su pareja hundía el rostro en su cabello.

Gritó, haciendo todo lo posible para empujarse hacia atrás y reunirse con los empujes de su pareja.

Se sentía como si estuviera fuera de control. Hasta el momento, J.Jun había mantenido su promesa y no se había arrepentido de un solo día, con su pareja. Nunca se arrepentiría de estar con un hombre, que había luchado para salvar a sus vidas numerosas veces y quien lo hacía sentir precioso –incluso si él era una ballena varada.

—Te quiero en tus manos y rodillas —J.Jun dijo, sin aliento. —Puedes hacer eso?

 

—Intenta detenerme—Intentó darse la vuelta más, pero terminó rodando sobre su espalda. Se quedó mirando a su pareja, con irritación. —Sabes que tienes que ayudarme.

Inhaló profundamente, cuando J.Jun colocó un suave beso en su abdomen hinchado y luego lo ayudó a girarse. —¿Mejor?

—Te lo diré en cinco segundos, —dijo, —cuando estés de vuelta, dentro de mí.

—Cualquier cosa, que mi ángel quiera. —J.Jun lo empujó, haciéndolo gemir y caer sobre sus hombros. Su palpitante polla, se balanceaba con gracia, el aire fresco barriendo alrededor de su calor, burlándose aún más. Era casi demasiado para él, cuando la mano de J.Jun se deslizó entre sus cuerpos resbaladizos de sudor, envolvió su tensa polla y bombeó duro.

Parecía insaciable, desde que había quedado embarazado. Por otra parte, eso podría ser sólo J.Jun. Demonios, había conseguido embarazarse la primera vez que ellos habían tenido sexo, así que no tenía conocimientos previos, con que comparar, el apetito de su pareja.

J.Jun apretó su culo. —Voy a extrañar este magnífico culo, cuando des a luz.

Miró sobre su hombro, observando al hombre. —¿Estás tratando de decir, que mi culo es gordo?

J.Jun pistoneó en él, por lo que olvidó de lo que estaban hablando. Agarró las mantas, apretándolas más, gritando, mientras J.Jun dejó su sangre en llamas.

—¿Estás cerca, ángel?—J.Jun hundió sus dedos en sus caderas, desacelerando, como si se burlara de él.

—Sí —dijo entre dientes. —Si te detienes, te juro que voy a ser un padre soltero.

J.Jun le dio una suave risa. —Lo dudo.

Antes de que pudiera decir algo más, J.Jun se movió más rápido. Apretó los dientes y luego se hizo añicos. Se retorció bajo su pareja, mientras J.Jun se estremecía. Le pasó una mano sudorosa por la espalda.

—¿Estás bien?

—Estoy embarazado, no terminal —dijo, mientras rodaba sobre su espalda.

—Pero tú me agotaste.

J.Jun se acurrucó junto a él, envolviéndolo en sus brazos. —Entonces, descansa.

—¿Oh, quieres descansar, ahora que has terminado con mi culo gordo?

 

J.Jun sonrió y le besó la sien. —Si crees que me vas a hacer pagar por ese cumplido, te estás engañando a ti mismo. Me encanta cuan redondo se ha vuelto.

—Vas a cambiar de opinión cuando—Hizo una mueca, mientras sostenía su estómago. —Espera. Terminaré esa amenaza, en un segundo.

Su pareja llevó la mano, a su estómago. —¿Te lastimé?

Escuchó el pánico, en la voz de J.Jun. Negó con la cabeza, mientras trataba de respirar a través del dolor. —Cre-Creo que es algo más.

Querido Señor. El dolor era diferente, a cualquier cosa hubiera experimentado, y quería que se detuviera. No estaba preparado para esto. Por mucho que le doliera, sacaría a los bebés dentro de unos diez años. Si entonces. No debería doler tan mal, dar a luz.

Cuando el médico le había realizado un ultrasonido hace dos meses, casi  se desmayó. Él y J.Jun estaban teniendo gemelos.

—¿Los bebés? —J.Jun se sentó de inmediato, mirando hacia abajo, a Jong Bin, como si hubiera visto un fantasma. —¿Son los bebés?

—Cre-Creo que sí —, dijo, antes de gritar. Agarró el brazo de J.Jun, tirando de su pareja hacia él. —Drogas, quiero drogas pesadas para esto, maldita sea.

—Me dijiste natural, sin importar cuánto suplicaras lo contrario. —J.Jun saltó de la cama, agarrando sus pantalones del suelo. Saltó alrededor, tratando de meter sus piernas en ellos, mientras Jong Bin luchó para sentarse.

—No te levantes —advirtió J.Jun, cuando finalmente consiguió insertar sus piernas, dentro de los pantalones. —¿Dónde está mi maldito teléfono? — Se dio la vuelta en círculos, y si no Jong Bin hubiera estado sufriendo tanto, se habría reído.

—En tu maldita mano —espetó. —¡Date prisa y llama al médico ,para que pueda lograr sacar a estos bebés de mí!

J.Jun dejó de moverse, tomó una profunda respiración, y luego marcó su teléfono. Jong Bin no escuchó. Estaba demasiado ocupado tratando de no morir. Si alguna vez J.Jun lo embarazaba de nuevo, cortaría las pelotas del hombre.

Ese hechizo de impotencia, estaba sonando muy bien, ahora mismo. No era justo que él estuviera doblado de dolor y J.Jun no lo estuviera. Quería pegarle al hombre solo por eso.

Muy bien, así que él era un debilucho cuando se trata de dolor, pero ¿quién podría culparlo? El parto no era una broma. ¿Cómo diablos las mujeres, hacían esto más de una vez?

 

Trató de recordar, la técnica de respiración que había aprendido en Lamaze, pero se había ido por la ventana. A la mierda con la respiración. Quería drogas.

—Él está en camino —dijo J.Jun y luego marcó su teléfono de nuevo.

—¿A quién demonios estás llamando? —Rodó a su otro lado, con la esperanza de que le trajera cierto alivio. No lo hizo. Parecía que sin importar la posición que tomara, la mierda dolía.

—Tu madre —dijo J.Jun. —Me hizo prometer que la llamaría, cuando te pusieras de parto.

Gruñó. —¿Por qué no tomas asiento y te relajas? ¡No es como si algo importante estuviera pasando!

J.Jun levantó un dedo, antes de hablar en el teléfono. Si él pudiera alcanzar ese dedo, lo metería por el culo de su pareja. —¡Deja el teléfono y actúa como si estuviera a punto de parir a tus hijos!

Se rió de su ira y luego se puso a llorar. Mierda, estaba perdiéndolo. Otra ola de dolor lo destripó, haciéndolo gritar.

Tao apareció con el médico, e incluso en el dolor, todavía deseó tener ese ingenioso talento.

El Dr. Jaejoong le sonrió. —Parece que ha llegado el momento.

—Drogas —dijo, con voz demoníaca. —Quiero drogas. El médico negó con la cabeza. —Me hiciste prometer.

—Que se joda esa promesa —gruñó las palabras.

—Jun—El Dr. Jaejoong se giró hacia la pareja de Jong Bin. —Ponte detrás de Jong Bin y ayúdalo.

J.Jun parecía como si hubiera reunido la compostura. Bastardo. Dejó el teléfono a un lado y luego se arrastró detrás de él, apoyando la espalda de Jong Bin contra su pecho.

—Recuerda cómo respirar, ángel.

Asintió, mientras trataba de recordar. No pudo. Sólo quería, que el dolor terminara.

Alguien llamó suavemente a la puerta. Jung Shin abrió, dándole a Jong Bin una sonrisa tonta. —Te escuché gritar y traje los trozos de hielo.

Entrecerró los ojos. —Gracias, pero lárgate.

Jung Shin dejó la taza en la mesita de noche y luego saludó. —Sólo grita, cuando pueda conocer a mis ahijados. —El cisne corrió fuera de la habitación.

Una línea oscura se formó desde su ombligo, hasta la ingle y luego empezó a abrirse. Comenzó a entrar en pánico.

 

—Es un proceso natural —dijo el Dr. Jaejoong. —No necesitas preocuparte, de que un alíen se libere en un estallido.

—¿Qué diablos hay de normal, de que un chico dé a luz? —Preguntó, antes de apretar la mandíbula, aguantando otra ronda de dolor. Extendió la mano y agarró la parte posterior del cuello de J.Jun con las dos manos, tirando mientras se tensaba.

—¿Puedes conseguir a la madre de Jong Bin? —J.Jun le preguntó a Tao.

—Claro que sí. — Tao le sonrió a Jong Bin. —Buena suerte.

No necesitaba suerte. Necesitaba ser noqueado para que pudiera dormir, a través de esto. Tan loco como sus pensamientos eran, estaba asustado y excitado por conocer a los bebés, que habían establecido su residencia en su interior durante tres meses. Él sentía un vínculo con ellos, incluso antes de que hubiera empezado a mostrarse.

Tanto él como J.Jun, no había querido saber los sexos. Querían ser sorprendidos, y Jong Bin no podía esperar para averiguarlo.

Jadeaba, sudaba y gritaba hasta que sintió que el médico tiró al primer bebé fuera de él. Su cabeza, se derrumbó contra el pecho de J.Jun.

—¿Niño… o… niña?

Se humedeció los labios resecos, antes de que su pareja le diera de comer un poquito de hielo. Gustosamente lo chupó, pero deseaba poder beber una botella de agua fría en su lugar.

—Un niño —el Dr. Jaejoong anunció. Envolvió al bebé en una frazada, justo cuando la madre de Jong Bin irrumpió en la habitación, pareciendo como si estuviera lista para la batalla. Gracias a los dioses, que no había traído a Wetness con ella.

—¿Me lo perdí?

—Ven aquí—dijo el Dr. Jaejoong. —Necesito que sostengas a este pequeñín, mientras consigo sacar a su hermano.

Otra oleada de dolor, lo golpeó. —¿Apresurarías esto? —Gritó.

El médico entrecerró los ojos. —No voy a hornear un pastel. No puedo apresurar esto.

—Sólo duele —casi gritó.

El doctor asintió. —Habrá terminado muy pronto, Jong Bin.

Olvidó la conversación, mientras observaba al médico extraer al segundo bebé.

—¡Otro niño! —Anunció el Dr. Jaejoong.

 

Estaba tan agotado, de dar a luz. Si el médico intentaba sacar otro bebé fuera de él, le dispararía al hombre.

—Gemelos —dijo su madre, con una amplia sonrisa. —Ahora tengo tres nietos para echar a perder.

—A por ello —dijo Jong Bin, sintiéndose agotado. Él hizo un gesto cansado hacia su madre, antes de que el médico arropara al segundo bebé y se lo entregara a J.Jun.

Su madre trajo al otro bebé, y Jong Bin consiguió su primer vistazo de sus hijos.

Ellos. Eran. Perfectos.

—Mira —dijo su madre, con deleite. —Tienen nuestras orejas.

Lo hacían, pero tenían la cabeza llena de cabello oscuro y rizado. Eso era todo J.Jun.

—Todos los bebés vienen con los ojos de color azul oscuro —, explicó su madre. —Va a tomar un minuto, antes de saber el verdadero color.

—Espero que tengan, tus deslumbrantes ojos —J.Jun le murmuró al oído.

—Lo hiciste muy bien, ángel.

—¿Usted dos, ya decidieron los nombres? —Le preguntó a su madre. —Lo último que me dijiste, es que ustedes dos todavía estaban indecisos.

—Ahn Dae Ryong  y So Ryong  Espelimbergo —Jong Bin respondió, mientras le sonreía a sus hijos.

Ambos bebés comenzaron a llorar.

—Creo que tienen hambre —dijo su madre.

Le había dicho a Jong Bin, cómo alimentarían los bebés, pero eso se sentía un poco íntimo. —¿Pueden ustedes dos, dejarnos un rato?

—Pero no voy lejos —dijo su madre. —Tengo que llamar a tu hermana. ¡Va a estar extasiada!

El médico, le dio unas palmaditas en la pierna. —Estaré cerca.

Cuando ambos salieron, sostuvo su muñeca hacia arriba, esperando que J.Jun la mordiera. Cuando su pareja lo hizo, le ofreció su muñeca a Daeryong, mientras que J.Jun alimentaba a Soryeong.

Su pareja le dio un beso en la sien. —Dime que esto, no valió la pena, ángel.

Lo había sido. Contempló a los bebés más bellos, en los que alguna vez había puesto los ojos. Eran una combinación de ambos de él y J.Jun, y era extraordinaria. —Lo hizo.

Jong Bin inclinó la cabeza y besó a su pareja. —Pero si alguna vez me embarazas de nuevo, espero que sea unas niñas, la próxima vez.

 

¿A quién quería engañar? No estaba a punto de amenazar a J.Jun, no cuando él acababa de dar a luz a una prueba de lo mucho que amaba al hombre.

J.Jun movió las cejas. —Dado que te sientes así, tan pronto como estés a la altura.

—Olvídalo, amigo —dijo, mientras observaba a Syndri comer. —Pasará un tiempo muy largo, antes de que pase por esto de nuevo.

J.Jun se rió entre dientes. —Trato.

Se acurrucó contra su pareja, preguntándose cómo un solo hombre podía ser tan completamente feliz. No estaba seguro, pero él iba a disfrutar todos los días con su familia.

—Te amo ángel.

Sonrió. —También te amo—Miró a J.Jun y estaba contento de que su pareja no hubiera renunciado a él. Si lo hubiera hecho, se habría perdido el capítulo más importante de su vida.

 

 

 

 

Kim Dong Wan Remus maldijo, cuando colgó el teléfono.

—¿Qué pasa?—Preguntó Kidoh, mientras hacía saltar la tapa, de una botella de cerveza.

Aunque Dong  no había conseguido el cuerpo de Kenji, como una prueba, le había pagado al cazarrecompensas. Pero acababa de recibir la noticia, de que el hermano de Kenji, había llegado a la ciudad y estaba buscando un poco de venganza.

Las calles de Sugar Creek habían respirado más fácilmente, después de la muerte de Kenji, pero algo le había dicho a Dong Wan, que no se pusiera demasiado a gusto con la nueva paz.

ZERO Oota está en la ciudad.

Kidoh frunció el ceño. —Entonces, supongo que la lucha no ha terminado.

—Ni por asomo.

 

 

FIN

Notas finales:

a continuacion....

 

 

DEJEN RW o no actualizo en dos semanas

95.   Indiscutiblemente Tuyo (09)


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