Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ilusiones de una vida perfecta por Kouichi_RedSun

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Aquí les traigo a ustedes queridos lectores la cuarta parte de esta historia, espero que sea de su agrado y disfruten de esta.

 

¡Saludos!

—No pensé que en una salida casual vendríamos a un sitio tan caro— dijo avergonzado.

—Debo compensarte el rescate de mi teléfono de alguna forma— dije

—Solo lo hice por ser buena persona

—Las buenas personas merecen una recompensa— contesté.

—Hubiera bastado con un helado— dijo rascando su nuca.

—A parte, me gusta la comida de aquí.

 

Ya teníamos un rato en el restaurante, habíamos ordenado ya, era innegable que la comida en este lugar era de lo mejor, podía notar que «Leo» como el me pidió que lo llamara, nunca había venido a un sitio así ni probado comida de este tipo.

 

Esta vez fue mi turno para contarle más sobre mí, él parecía fascinado por el estilo de vida que llevaba, aunque yo sabía que tenía muchos lados malos, arrancando con las ausencias de papá, creo que eso es lo que más me hacía ruido en la cabeza. Claro que no le dije eso último, mis problemas personales no son de su incumbencia.

 

—Tu vida suena genial— dijo.

—No sé si tanto realmente.

—Vamos, tienes todo lo que quieres con pedirlo, tienes un coche genial, vives en El Pedregal y puedes costearte sin problemas comidas en esta clase de restaurantes— contestó.

—Creo que hay cosas más allá de todo esto, ¿Sabes? Por eso me decidí a estudiar psicología, para ayudar a la gente— dije.

—Pero también ganarás muy bien si te posicionas en un buen lugar y podrás mantener un gran estilo de vida— añadió.

—Eso es un plus— contesté.

 

Creo que empezamos una especie de debate entre nuestros ideales y motivaciones, entendía la parte económica, en pleno siglo XXI, la psicología cada vez cobraba más y más importancia, la gente dejaba de llamar a los psicólogos «loqueros» y se les daba un lugar más destacado. Pero al menos yo no lo veía por el lado del dinero. Quería ayudar a la gente, a veces un problema mental puede ser igual o peor que una enfermedad física, al menos eso pensaba yo.

 

Terminamos nuestra comida y pagué la cuenta, nos levantamos y salimos del restaurante, lo miré y sonreí un momento antes de caminar a la planta baja.

 

—Estamos cerca del parque de Chapultepec, podríamos ir, conozco un lugar al que no mucha gente va y podemos pasar el rato ahí— dije.

—Vale, te sigo— contestó.

 

Caminamos fuera del hotel y nos dirigimos al parque, que se encontraba a escaso 10 minutos caminando, entramos por la zona del jardín botánico y de ahí comenzamos a caminar, adentrándonos un poco en el parque. Hasta llegar a una zona un tanto oculta, muy silenciosa, en ese momento no había nadie ahí.

 

—Nunca había visto esta zona— dijo

—Pocos la conocen, es un lugar bastante tranquilo, como puedes ver no escuchas el bullicio de alrededor… Es mi lugar favorito— dijo sacándome mis vans.

— ¿Por qué te quitas los tenis?

—Me gusta sentir el pasto en los pies— contesté.

—Ya veo… Jeje, en serio eres raro— dijo.

—En serio, ¿Quién es normal?— pregunté.

—Depende a quien le preguntes— contestó.

—Exacto, para mí es normal hacer esto y para ti es raro… A veces también es divertido aventurarte en lo raro— dije.

— ¿Y qué se puede hacer aquí?

—Leer, dormir, platicar, supongo que te gusta leer, ¿No?

—Claro que sí, he leído muchos libros… Creo que son un buen desahogo— sonrió.

— ¿Cómo es el lugar dónde vives?— pregunté.

—Eh… Pues no es la gran cosa, no tiene nada que ver con esta zona, en serio

—Creo que eso es lo interesante, es un ambiente diferente, dicen que es más peligroso, pero creo que también debe tener su propia personalidad y cultura— dije

—Pues sí. La gente por esa zona es amable… Al menos entre vecinos siempre nos apoyamos los unos a los otros de manera sincera y… Hay muchos lugares interesantes— contestó.

—Algún día me gustaría conocer por ahí— dije

—Pues podríamos ir algún día, hay algunas plazas, tenemos cosas que podrían ser interesantes, claro que nada tan llamativo como lo que ves aquí pero es bastante divertido— dijo

—Bueno, tenemos un trato entonces, me llevarás a conocer tu zona y podemos ir a conocer esta zona más tarde— dije frotando mis pies en el césped.

Leo me miró un momento y soltó una risita —Que mierda— dijo antes de desatar sus agujetas y sacarse sus tenis y sus calcetines, frotando sus pies en el césped —Hum… Es raro pero… No está mal— dijo.

—Te lo dije— sonreí.

 

Pasamos unas cuantas horas platicando de varias cosas, música, libros, hobbies. A él le gustaba mucho la música electrónica y pop, mientras que mis géneros favoritos eran jazz y un poco de metal gótico y eurobeat.

 

— ¿Libro favorito?— preguntó
—Hasta ahora, «El inventor de juegos» pero estoy comenzando a leer «Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo». ¿Y tú?

—Harry Potter y la cámara de los secretos. ¿Auto favorito?— preguntó.

—Mazda RX-7 Spirit R de 2002— contesté.

—Mercedes C63 AMG de 2012— dijo

— ¿Videojuego favorito?— pregunté.

—Halo 2— dijo

—Halo 2— sonreí

—Quizá algún día podamos jugar juntos— dijo con entusiasmo

—Sí, seguramente— dije sonriendo.

 

Seguimos platicando un rato hasta que dieron casi las cinco de la tarde, nos levantamos y yo tomé mis vans en mis manos mientras él se ponía sus tenis. Creo que había una cosa que compartía con uno de los protagonistas de mi libro favorito, es decir con Dante. Eso era que entre menos tiempo yo usara zapatos, mejor para mí, también eso incluía para mi evitar los calcetines.

 

— ¿No piensas ponerte tus zapatos?— preguntó.

—Cuando estemos en la calle— respondí. Desde niño no había sido problema para mí caminar descalzo en aquel enorme parque.

—Cuando creo que ya nada puede sorprenderme— bromeó.

—La vida es una caja de sorpresas, cuando perdamos la capacidad de sorprendernos, habremos llegado a una generación sin sentido— dije

— ¿Siempre eres tan filosófico?— preguntó.

—Solo veo las cosas desde un ángulo distinto— contesté.

—No es algo común

—Lo sé, pero si todos buscaran diferentes ángulos, quizá la vida de todos sería más interesante— sonreí.

—Quizá tienes razón, pero no todos saben ver la vida en diferentes ángulos— dijo

—Es por eso que en nuestra sociedad hay tantas cosas vistas como tabú, el ejemplo más claro que te puedo dar es la homosexualidad

—Pero eso ya está siendo aceptado un poco más cada día— dijo

—Por nosotros, lo jóvenes en su mayoría somos quienes comenzamos a verlo con mejores ojos, tenemos un punto de vista distinto al de nuestros padres y ni se diga al de nuestros abuelos— sonreí —Pregúntale a cualquiera de tus padres o tus abuelos.

—Supongo que tienes razón— contestó.

—Y así con muchos aspectos de la vida, escuela, trabajo, por eso peleamos, muchas veces nos cerramos a nuestra propia visión de la vida— sonreí.

— ¿Cómo es que piensas ese tipo de cosas?

—En mi adolescencia temprana era un cabeza dura, creía que por estudiar kickboxing nadie se metería conmigo— dije soltando una risita —Eso fue hasta que mi terquedad y poca visión me costó una golpiza que me dejó un par de semanas en el hospital, todo por un proyecto escolar en el que quería hacer las cosas a mí modo

 

— ¿En serio?— preguntó

 — ¿El colmo? Resultó que el chico que me dio una golpiza obtuvo resultados mucho mejores con su método de los que hubiéramos obtenido con el mío. Aprendí a la mala que debes ser más analítico y abierto a las posibilidades— sonreí —Y la verdad, la paliza que me dio no me dolió tanto comparado a ver que su método resultó mucho mejor. Le agradezco haberme enseñado a ver más allá.

—Vaya… Supongo que fue una dura forma de entenderlo— sonrió

 —Sí, fue una forma dura, pero debo admitir que me jaló los pies a la tierra.

— ¿La paliza o el resultado?— bromeó y yo lo miré con una sonrisa ladina y enarcando una ceja.

—No tientes tu suerte, sigo sabiendo kickboxing— reí.

 

Pasado un rato decidimos que era hora de salir de aquel tranquilo claro, nos dirigimos al hotel donde estaban los coches estacionados y salimos de ahí, cada quien con dirección a sus respectivas casas.

 

Conduje a casa, escuchando «Max Power» de Dr. Love, había sido una tarde realmente buena, para cuando regrese a casa, ya eran casi las 7:00 de la noche cuando llegué el coche de papá no estaba, era raro, los Domingos solían ser noches familiares, donde los tres nos poníamos a ver películas.

 

— Hola mamá— dije al entrar

—Qué bueno que volviste— dijo sentada en la sala frente al televisor.

— ¿Y papá?— pregunté.

—Oh el… Salió, un amigo suyo lo invitó a un bar, ya sabes— contestó.

—Pero es noche familiar— dije sentándome junto a ella.

—Lo sé, pero tenía mucho que él no salía con amigos, así que supongo que está bien— dijo con una pequeña sonrisa.

—Sí, supongo que tienes razón

—Pero bueno, dime ¿Cómo te fue con ese chico?

— ¿Leonardo? Todo estuvo bien, nos divertimos, nos relajamos un rato, me agradó bastante— contesté.

—Me alegra Xavi. Ya que seguramente tu padre volverá tarde, ¿Te apetece ir a casa de tu tía Silvia?— preguntó.

— ¡Claro!— dije sonriendo

 

La parte positiva de ir con mi tía Silvia era poder pasar un rato con mi primo Benjamín, que era un año menor que yo, pero nos llevábamos muy bien, ya que el entrenaba Tae Kwon-Do y solíamos tener peleas amistosas que terminaban en algunos moretones y a veces un poco de sangre, seguido por un baño caliente y una rica cena cocinada por mi tía.

 

Mamá dijo que pasaríamos la noche con mi tía y mi primo. Mi tío Emmanuel había fallecido hace 10 años, así que mi tía criaba sola a Benjamín y se ayudaba con la pensión que dejó mi tío por parte de su trabajo, así que podían llevar un buen estilo de vida, aunado un par de locales en renta que dejó mi tío también, mi tía solo debía preocuparse por que Benjamín estuviera bien. Mi tío Emmanuel era un gran hombre, amable, servicial, siempre le fue fiel a mi tía, me cuidaba como si fuera su propio hijo, hacía de referí cuando Ben y yo teníamos nuestras peleas amistosas, pero el cáncer se lo llevó. Lo extraño.

 

Subí a mi habitación por una muda de ropa y mi cepillo de dientes, posterior a eso subimos a mi coche y nos dirigimos a casa de mi tía Silvia.

Notas finales:

¡Gracias por llegar hasta aquí! Espero hayan disfrutado el capítulo tanto como yo disfruté escribirlo.

 

Háganme saber sus comentarios, un abrazo.

 

¡Ciao ciao!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).