Ten O’clock
[Diez en Punto]
1
*¨*¨*
Sinceramente estoy harto de Sherlock Holmes.
Completamente harto.
De los cadáveres colgando del techo, o sentados a la mesa. De los tubos y tubos de fluidos en el refrigerador o cabezas en la sala.
Siento que no hay día en que no pase algo extraordinario en casa, y aunque más de una vez he querido mudarme, lo cierto es que no puedo hacerlo.
A veces es por Mrs. Hudson, no creo que dejarla sola con él sea buena idea, tal vez porque no sé cuál de los dos correría más peligro.
Y otras veces es por Mycroft, su voz diciendo que soy el único amigo de Sherlock hace que piense más veces antes de tomar mis maletas.
Sé que Sherlock es un adulto, yo también. Pero él se comporta como un niño. Queriendo ganar a cualquiera, sin saber hasta qué punto puede caer y hundirse para siempre.
Y tengo miedo.
Miedo de lo que la derrota pueda significar para él. Y de lo que pueda hacer si le pasa.
Incluso yo no sé qué haría.
Porque desde hace un tiempo he venido sintiendo algo diferente, algo de lo que no estoy muy seguro.
Tal pareciera… que esto que siento por el ‘gran’ Sherlock Holmes no es otra cosa que:
Amor
Esa pequeña palabra que detiene el mundo parece ser que está creciendo en mi interior.
Sin embargo no sé qué pudiera suceder si se entera de ello. De que mi corazón tiembla cada vez que sale, porque siento la sombra de Moriarty tras él.
Si pudiera protegerlo de alguna manera no dudaría en hacerlo.
Pero no sé cómo. Así como no puedo detener mis pensamientos cada vez que lo veo.
¡Vivo con él y no puedo hacer nada!
Nada con estas sensaciones que despiertan viéndolo de pie, junto a la ventana tocando el violín como si no corriera el tiempo.
Nada con este deseo que quema mi interior queriendo decirlo todo (sin siquiera saber si puedo) y buscar una oportunidad de besar esos labios que mencionan mi nombre cuando salimos a revisar un caso o cuando llega al departamento y anuncia que le ha resuelto algo a Lestrade.
Me siento bien cuando veo que ‘sigue vivo’, pero también algo en mí se mueve porque sé que es todo lo que poder hacer: solo verlo.
Verlo haciendo más difícil mi vida a su lado.
Porque tal vez algún día no pueda detenerme, y termine sobre él con estas ansias que tengo de morder su piel y hacerlo gemir de forma lasciva.
De hacerlo repetir mí nombre.
De ver cómo llega al clímax con la ayuda de mis dedos.
Con mi lengua que lo recorre de arriba abajo.
Yo, el que había dicho una y mil veces: ‘nosotros no somos una pareja’
(Me siento idiota ahora que recuerdo eso, porque ahora mismo no es lo que siento, ni lo que sentiré)
Esa es la verdad (la única verdad en este mismo momento), más que estar harto de él, yo: quiero poseer a Sherlock Holmes.