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Excuse me miss por faby nan

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Ni SHINee ni ninguno de sus miembros me pertenece, sería un poquito bizarro que fuera así ¿no creen? 

Advertencia: Posible OoC, UA, esto es ¿drama?

Notas del capitulo:

Primero que nada muchas gracias a mi Florecita hermosa y a la grandiosa Lucy-sama por leer esto y darme sus preciosas opiniones, porque si no fuera por ellas realmente no estaría publicando esto.

Oh, espero no se me haya ido por ahí algún error de dedo, ortográfico o de redacción, si es el caso me disculpo.

Excuse me miss.

“Disculpe, señorita” por alguna razón las cartas siempre comenzaban así. Y francamente no le molestaba, porque la carta en sí no decía nada. Nada relacionado con él. Por lo menos, no a simple vista.

A Jin Ki le gustaban este tipo de cosas, porque eran románticas en sí. A veces demasiado. Era como si estuvieran guardando un secreto. Uno que, de vez en cuando, pesaba demasiado. Pero que de alguna forma lo volvía todo más íntimo.

Las cartas siempre llegaban a casa de su madre, y cada fin de semana iba a recogerlas, algunas veces sólo recibía una, otras hasta cinco. Y si la suerte no estaba de su lado, ninguna.

Las primeras veces fue difícil entenderlas, así como fue complicado trazar el plan para seguir en contacto, sin levantar sospechas. Pero valió la pena, porque era entretenido leer entre líneas. Buscar, entre tantas tonterías y trivialidades, el verdadero mensaje. Aquellos “te amo” que no podía escuchar, más que unas cuantas veces,  nunca las suficientes, cada dos o —en ocasiones— tres meses.

Las cartas estaban llenas de círculos rojos o de marcas de tinta fluorescente, para que una vez descifrado el código no tuviera que hacerlo otra vez, y simplemente leyera el mensaje.

Nadie dijo que sería fácil, ninguno de ellos espero que lo fuera. Quizá si hubiera sabido desde el principio de quien se trataba no se hubiera atrevido a enamorarse tan perdidamente de él. Quizá si Jong Hyun le hubiera contado antes de su trabajo y de sus fanáticos. Quizá si le hubiera comentado que no tenía vida privada fuera del departamento y a veces ni siquiera dentro de él. Pero no lo dijo, y él tampoco se dio cuenta.

Y pensar que sólo era un repartidor y ahora era… Sólo pensarlo hacía que sus mejillas se encendieran.

Tal vez si no hubiera vivido toda su vida encerrado en una biblioteca y concentrándose en repartir pollo por todo Seúl. Quizá, sólo quizá hubiera podido reconocerlo desde el principio y darse cuenta de que sería difícil.

Pero era tarde, y las órdenes de pollo se habían vuelto exageradas. Además de que era sospechoso que siempre lo pidieran a él para entregarlas. Sabía que por el bien de ambos, debían parar.

Jin Ki no quería perder su trabajo, no después de tres años trabajando en lo mismo, no cuando estaba a punto de lanzar su primer libro. Y Jjong no necesitaba otro escándalo, aunque ninguno de los anteriores fuera real.

Debían parar, pero no querían decir adiós. No iban a hacerlo.

Era triste, a veces. Pero otras, otras podían verse y sonreírse como si no pasara nada. A veces las cartas llegaban, aunque tardara un poco en leerlas y podía olvidar que eran un secreto, que estaban escondiéndose de los medios y de aquellas fans a las que el cantante no podía decepcionar. Fanáticas que llegaban al extremo de abrir las cartas y revisarlas, para después enviarlas como si no pasara nada. Capaces de amenazar a quien consideraran una amenaza para su ídolo. Y medios que no hacían más que despedazar a cualquiera con tal de que esto les asegurara ventas.

Era triste saber que nadie aceptaría lo que tenían, no ahora. Y el que su novio fuera alguien tan popular y tan conocido no hacía más que dificultar las cosas. Pero Jin Ki, no lo odiaba por preferir, en cierta manera, su carrera. Lo entendía. Aunque le dolía no poder ser libre de verlo a diario, y tener que verlo a escondidas. Pero él hubiera hecho lo mismo en su lugar.

De hecho le alegraba oírlo cantar, así como aquellos pequeños mensajes escondidos en sus composiciones, aquellos gestos en los conciertos y aquellas pistas que ponía en sus actualizaciones en las redes sociales, esos detalles que no hacían más que decirle “te quiero”.

Las cartas salían sin parar de su apartamento, una tras otra, diariamente. Y aunque algunos pensaran que era cansado, lo cierto es que valía la pena, si podía ver a aquel hombre de, generalmente, cabellos oscuros sonreír radiantemente, sonreírle y besarle.

Valía la pena, porque al mirarlo el tiempo parecía eterno y nada importaba más que ellos y sólo ellos. La voz de Jjong lo llenaba todo y eso le bastaba para ser feliz.

“Disculpe, señorita” las cartas siempre empezaban así. Pero él no era ninguna señorita y no tenía nada que disculpar. No al hombre que significaba toda su felicidad.

Notas finales:

En teoría, esto iba a ser más romántico y menos ¿dramático? O algo así. De todos modos me gusta el resultado. Y no quise hacer quedar mal a las fans en ningún momento, pero ha de ser duro que tanta gente espere algo de ti y hay fanáticas muy obsesivas.


¡Gracias por leer~!


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