Fastidio. Es todo lo que le producía el sermón en el que se encontraba sumergida aquella señora que decía ser su madre. Una farsa. Esa persona simplemente era una desconocida, sin duda las apariencias engañan, aunque esa mujer actuaba demasiado bien para ser cierto.
Fastidio. Minho se levantó del sillón ignorando totalmente el regaño de aquella señora, abrió la puerta de la entrada de la casa e inspiro profundamente tratando de mantener ese aire de libertad que sintió en el momento.
Sonrió. Salió de aquella casa, su casa, donde se crió y vivió su vida hasta dos años antes de enterarse que su vida era mentira. Absurdo. Sacudió su cara tratando de no recordar los malos momentos y siguió su camino hasta su coche. Subió y emprendió la marcha hacia su hogar sin importarle que su "madre" allá salido de la casa persiguiéndole como una vieja loca huyendo de un manicomio donde la habían abandonado.
Ridículo. Llego a su nuevo apartamento, claro si nuevo se consideraba un año y medio de uso, en realidad no importaba. Cerró la puerta y se dirigió al baño deshaciéndose de la estorbosa ropa en el camino. El agua recorría aquel escultural cuerpo en el camino, tan trabajado, tan sensual, tan deseable. Poco a poco Minho se fue hundiendo en sus pensamientos.
Las personas cambian y nadie lo puede impedir, un vivo ejemplo de eso era él, Choi Minho. Algunos años antes podrías verlo sociable, una gran persona, todo un flaming carisma, ahora simplemente es lo que es, alguien frío, algo engreído, con un gran cuerpo esculpido por los mismísimos dioses cuando antes era un simple flacucho.
Dieron las 12:41 p.m. , sabía que debía ir a trabajar. "Nadie te mantendrá siempre, debes de ver por ti mismo, no te fíes de nadie" por lo menos algo de utilidad le había dicho su padre. Pobre hombre, él debió de seguir sus propios consejos. Se apresuró y se cambió, saliendo con prisa para llegar a tiempo.
Minho llegó a su trabajo. ¿En qué trabajaba? A pesar de su corta edad de 19 años había conseguido un puesto en una pequeña empresa de publicidad como ayudante de diseño. A pesar de todo le iba bien, vivía bien.
Saludo a la secretaria de la entrada con un simple “buenas tardes” y entro a la oficina de su jefe.
- ¿Cómo estas, Minho?- preguntó un hombre, mejor dicho joven porque a pesar de que no era un muchacho de preparatoria tampoco era un vejestorio de 50 años, además de que no está de mal ver.
- Bien, Siwon- respondió cortésmente a aquel que lo había cuidado como a un hijo cuando su familia le mintió - ¿hay trabajo?
- En tu escritorio está un nuevo proyecto, trata de una nueva marca de ropa toda la información la encontrarás ahí - sonrió dando por finalizada aquella plática
Como dijo ahí estaba la información, aunque Minho solo era un ayudante es de mucho apoyo para Siwon. Suspiró y se dispuso a empezar con el proyecto.
~**~
Llego el lunes, era una mañana fría y nublada.
-Hijo cariño, levántate- a pesar de que su madre era una persona muy ocupada siempre se tomaba su tiempo para sus hijos.
-Tengo sueño ¿no puedo faltar hoy?- susurró somnoliento con un pequeño puchero en sus labios y con los ojos aún cerrados.
-Mmm... No- sonrió con dulzura- si fuera por ti nunca irías, eres mi pequeño dormilón.
Aquel pequeño bulto en las sábanas se levantó. Se desenvolvió de su escondite y se estiro para luego dirigirse a tomar una ducha.
-Te espero abajo- informó la mujer para después salir rumbo a la cocina.
Taemin se bañó con calma, aunque se le hiciera tarde para el aún era temprano. Se seco y vistió un poco más a prisa al fijarse en la hora, seguro llegaba tarde. Se miró en el espejo de su cuarto y peinó su cabello en una coleta. Su estomago empezó a gruñir por lo que bajo a la cocina sin tomar en cuenta que todavía no tendía su cama.
-Mami, tengo hambre- el muchacho de cabellos pelirrojos lo pronunció con tal ternura que provoco una sonrisa en la cara a su madre.
-Desayuna y apúrate que se te hace tarde- le puso su típico cereal con leche en frente de él y pensó, una vez más, que aunque su hijo creciera no maduraba mucho o eso era lo que les daba entender a todos.
Taemin se despidió de su madre. En su andar a la escuela se encontró con su mejor amigo y su segunda madre, Kim Kibum mejor conocido como Key. Su omma era toda una diva, por lo que todos los domingos iba a casa de Taemin a organizarle la ropa que se pondría toda la semana. Taemin debía de vestirse bien, por algo era el hijo de Key.
Sonó el timbre de la Universidad dando inicio a las clases y al desfile de todas esas caras largas cansadas de volver a la escuela después de ese gran fin de semana.
-¡Taemin corre! – gritó el rubio tratando de llegar a tiempo -cosa imposible dado la hora- a clase
- Ya voy- contestó aquel chiquillo tratando de seguirle el ritmo sin resultado alguno.
~**~
Minho se encontraba en aquel salón solo esperando que iniciaran las clases.
Observa entrar a otro estudiante y detrás de él una avalancha de personas irresponsables que como siempre llegaban midiendo su tiempo, y atrás de todos ellos ingresó el profesor al salón.
-Buenos días, hoy veremos cuál podría ser la mejor opción para comercializar, el bajo costo ¿perjudica?
Empezó la clase que maravilla, pensó, nótese el sarcasmo. No es que odiara asistir a clases al contrario le gustaba pero estaba tan cansado por la nueva campaña del proyecto que sólo pensaba en dormir.
Taemin POV
Por fin el recreo, me muero de hambre. Salí en busca de Key-omma, una vez que nos encontramos fuimos a la cafetería de la universidad. Yo estudio danza mientras que Key, diseño.
Me compre un gran trozo de pastel y una soda, a la hora de pagarlo omma me vio con desaprobación, pero yo quería pastel.
Me dirigí a la mesa con prisa antes de que él me dijera algo.
En mi camino choqué con alguien tirándole mi pastel encima, me sentí tan apenado que no me atreví a levantar la vista.
-Yo... Perdón- trate de limpiarle la camisa que quedo embarrada de mi delicioso pastel.
-Quítate- aquella persona me empujo y yo caí al piso aterrizando con mi trasero.
-¡Taemin¡- gritó Key - ¿estás bien?- me empezó a revisar en busca de alguna herida.
-Estoy bien-dije fijándome en ese sujeto que no tuvo piedad de mi.
-Maldito Choi - farfulló entre dientes.
Yo solo vi alejarse a él tal "Choi" hasta perderse en el umbral de la cafetería.
Minho POV
Fui a la cafetería al llegar el receso, me senté y comí tranquilamente. Al terminar, me levanté y me dirigí a mi salón ya que las clases estaban por comenzar. De repente siento que soy empujado y al mismo tiempo embarrado en pastel.
-Yo... Perdón- escuche que susurraron. El muchacho del pastel trato de limpiarme pero sólo me ensuciaba más.
-Quítate- lo empuje para apartarlo de mi, por alguna razón sentí una corriente eléctrica recorrer mi espalda.
-¡Taemin¡- escuché un grito mientras me alejaba.
Me detuve un momento mientras miraba esa escena de madre preocupada por su hijo que había dejado atrás, por alguna razón aquel muchacho del pastel me había llamado la atención. Le reste importancia y seguí mi camino.
Normal POV
La noche cayó en la ciudad tan pronto como el sol de oculto. Las personas regresaban a sus hogares, pero uno en especial, un chiquillo pelinegro que más bien ya era todo un hombre, se encontraba en su cuarto, esculcando sus propios cajones.
¿Qué buscaba? No lose, él es todo un misterio.
-Lo encontré-susurró mientras alzaba una pequeña libreta forrada en piel como si fuera un gran descubrimiento.
Aquella libreta tenía una pequeña inscripción en la portada, lo que la hacía especial y al mismo tiempo única. "Un milagro es otro nombre para el esfuerzo" es lo que recitaba con una caligrafía fina , después una pequeña firma que la hacía ver a un más elegante.
Minho la abrió poco a poco como temiendo que se fuera a romper. Busco la página donde se había quedado e inicio a escribir.
"01 de agosto del 2011
Se reiniciaron las clases, un nuevo semestre en comercio. Hoy estaba tan cansado que casi me estaba quedando dormido, todo sea por que salga bien la campaña. Hoy paso algo interesante, un chiquillo me embarro de pastel, se veía tan inocente y frágil, supongo que eso fue lo que me llamo la atención de él. Lo aventé. Se llama Taemin, estudia danza en la misma universidad que yo, tiene 18 años y su mejor amigo se llama Kim Kibum. Fue todo lo que averigüé hoy. Creo que va a ser un semestre interesante".
Minho cerró su diario guardándolo en el mismo lugar donde lo encontró. Se acostó en su cama y se dispuso a dormir, después de todo había sido un día interesante.