A veces pienso que Ryeowook y yo somos la pareja más dispareja de entre todos nosotros. Creo que él y yo no deberíamos ser nada, no deberíamos ser novios, pues no tenemos nada en común. Él con sus gustos y yo con los míos, con lo cual es difícil dirigir el rumbo de esta relación.
Cuando lo conocí era una cosa pequeña –sin mencionar que lo sigue siendo- y de verdad pensé que nunca nos llevaríamos bien, y pues, ahora somos novios. Insisto que no deberíamos serlo.
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Hay tres cosas que definitivamente no encajan para nada con nosotros.
Primera:
Él es demasiado tierno.
Digo, él ya es grande, puede de dejar de hacer eso. Sus pucheros, todo eso me fastidia de algún modo. Yo soy alguien serio y él es todo lo contrario, yo necesito paz y él lo único que hace es fastidiar con sus pucheros para que vaya y lo acompañe a algún lugar. Fastidia, y mucho…
Segunda:
Es caprichoso. Y en demasía.
Cuando no consigue lo que quiere, se molesta. No tanto como para hacer un escándalo al presidente de los Estados Unidos, pero es ahí cuando usa de nuevo su ‘aegyo’ y, como lo mencioné antes, eso me molesta. Siempre usando su “ternura” para conseguir algo que anteriormente le dije que no. Pero yo también de tonto que caigo.
Tercera:
Su voz.
No hablo de esa voz que usa cuando canta, no, hablo de cuando pronuncia mi nombre. “Kyu~” se escucha melosamente en toda la sala. Odio cuando usa ese tono, ya veces atrás se han burlado mis propios compañeros por esa entonación que utiliza. Quisiera que un día de estos dijera mi nombre completo y con un eje neutral. Pero yo también tengo la culpa por no decirle nada.
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Somos una pareja dispareja, no deberíamos ser nada, sólo amigos. Nada más eso.
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Sin embargo, esas fueron las tres cosas por las que me enamoré de él.
Porque cuando él actúa tierno, lo bestia que tengo se calma al verlo. Porque en realidad me gusta verlo así, que parezca indefenso, así tengo la seguridad de que puedo protegerlo. Porque soy él único que puede verlo de esa manera, él es así conmigo todos los días y sólo quiero que sea sólo así conmigo.
Porque cuando le digo que no, él insiste e insiste hasta conseguirlo. Me hace pensar que es demasiado persistente, alguien que no se rinde fácilmente y me gusta que sea fuerte pero con su toque de delicadeza. Y es que me encanta que sea así, alguien con la determinación de lograr lo que se propone.
Pero en definitiva, su voz es la que me gusta más, esa melosa. Porque cuando le doy lo que pide, él simplemente pronuncia un “Gracias, Kyu” y me besa cortamente en los labios y se separa de mí con un sonrojo. Amo eso, su actitud tan linda, junto con su voz… eso en serio que lo amo. Porque su voz es como melodía para mis oídos.
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Y es por eso que somos una pareja dispareja, él con sus gustos y yo con los míos, con lo cual es difícil dirigir el rumbo de esta relación.
Pero, de alguna forma extraña, él me completa, igual que yo a él. Porque, sé que aunque no somos iguales, tenemos algo en común. Porque ese amor es lo que me deja aceptar esas cosas extrañas pero lindas de él.
Sé que somos una pareja dispareja, pero aún así lo amo. Y estoy seguro que él a mí también… aunque los dos sepamos que somos una pareja dispareja…