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Your Lips! por konekoyaoi

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Notas del capitulo:

¡Holap!

Muchas gracias por sus comentarios.

Etto…corregí algunas cositas que se me pasaron en el primer cap. Nada que haya cambiado de lo que se trataba, sólo palabras que se cortaron, acentos y así.

^ ^

Mh…aquí narra Kai.

¡Enjoy!

 

 

Your Lips!

 

II

 

 

 

Tus labios…

Fue eso lo primero que vi.

Fue mientras estaba tomando un café y hablando por teléfono con Aoi. El idiota me llamo idiota cuando deje de hablarle por el simple hecho de haberme quedado prendado de esos bonitos labios rosas. Del tamaño perfecto arriba y abajo. Provocadores.

Y lo notaste.

Pude apreciar entonces esa arrogante y cínica mirada antes de que te marcharas con tu latte.

Ah…por qué lo bonito no podía ser así por dentro y fuera. Me lamente.

Colgué. Bastante seguro que Aoi mínimo me había maldecido por no prestarle atención.

Pagué y seguí mi camino. Ese día tenía que hacer varias cosas mientras estaba libre de trabajo por las siguientes 3 semanas. Primero fui a un centro comercial. Uruha me había sugerido, insultado más bien, para que comprara ropa nueva, aludiendo que la mía “no me quedaba” y buscara algo que realzara más mis encantos. Por dios. Aoi y yo reímos demasiado luego de eso. Claro que cuando le dijo lo mismo a Aoi el simplemente asintió prometiéndolo. Ese idiota amigo mío estaba que echaba la baba literal por nuestro rubio.

No cambiaria a ese par por nada. Siempre ahí para mí.

Y con ellos había quedado para encontrarnos ahí. Sólo tuve que caminar un poco antes de escuchar las risas de Aoi.

Vi como Uruha sonreía apenado por las personas que pasaban cerca de ellos y lograba escuchar las cosas que Aoi le decía. Me preguntó cuando ese pelinegro infantil tendría el suficiente coraje para decirle al rubio a su lado lo que sentía por él.

No. Yutaka no es ciego. Me di cuenta perfectamente  de lo que pasaba entre esos dos. Carraspeo interrumpiendo y lo siguiente fue que pasó fue que me vi empujado por Uruha a la primera tienda.

Para mí que todo eso de cambiar mi guardarropa no era más que una excusa para el también hacerlo. Aoi nos siguió y comenzamos a pasearnos por todo el lugar. No estaba muy de humor para eso así que deje que ellos escogieran por mí. También era divertido así.

Y entonces pasó…te volví a ver.

Hacías un mohín muy gracioso con tus lindos labios mientras parecías no decidirte entre una franela y otra.

Y entonces me viste.

Tomaste la chaqueta negra con brillantes y te alejaste hacia un vestidor. La voz de Uruha me llamó y vi como ambos cargaban varios ganchos…torcí una sonrisa, esa era la parte que no me gustaba de comprar.

Algo incomodo camine con ellos delante hacia los mismos probadores. Era un pasillo con diferentes compartimientos con cortinas largas y oscuras para la privacidad. Ese par me hizo caminar hasta el final y me pasaron las primeras prendas.

Escuché sus risas afuera y me quité la camisa.

 

—    Toma esto también mientras buscamos más –Uruha abrió la cortina y guindó lo de más. Justo en el cambiador de en frente saliste tú.

 

Tus ojos de un artificial color claro se pasearon por mi torso desnudo. No puedo negar que no me sentí tremendamente atractivo al momento. Orgullo de hombre.

 

—    ¿Qué eres? ¿Un acosador pervertido? –arqueaste una ceja y te marchaste.

 

¿Acosador pervertido?

No sabía si reírme o responderte. Igual y te marchaste rápidamente.

El par de bastardos amigos míos me hicieron recorrer todas las tiendas que encontramos ahí y no.

No te vi más.

Ahí.

Que curiosa era la vida, el destino, el universo, las casualidades…lo que fuera. Y es que dos días después te volví a encontrar. Si, encontrar.

La música del pub al que me habían arrastrado esa noche era muy…estresante. No sé. No soy del tipo que guste mucho de lugares así. Salí, disculpándome y encendiendo un cigarrillo.

Aspire el maligno humo y lo deje salir lentamente de mi cuerpo y frente a mí…

Tú.

Caminabas viendo tu teléfono celular mientras un sujeto iba detrás de ti pidiéndote que volvieras. Lo ignorabas sin importarte hasta que llegaste al que supuse era tu auto. La mano del otro no dejo que abrieras la puerta.

Reí cuando un minuto después el tipo se sujetaba ahí, donde una de tus rodillas le dio. Y entonces tu mirada chocó con la mía.

Murmuraste algo que más o menos entendí por “otro acosador pervertido”.

¿Ese era tu sobrenombre para mí?

Reíste y yo murmuré algo que por la expresión que pusiste entendiste perfectamente, ya que te acercaste sin dudarlo.

 

—    ¿Chibi?

 

—    Dije varias cosas ¿Sólo te fijaste en esa? ¿Algún complejo? –comenté sonriente.

 

Y ese fue mi error.

Tu expresión se tensó y al igual que el otro sujeto que ya se alejaba gemí en dolor gracias a ti.

 

—    A parte de pervertido, idiota –siseaste antes de irte.

 

Me tragué mis ganas de responderte y vi tu auto alejarse.

Clamé esa noche a la vida, destino, universo o lo que fuera…no volverte a ver.

Y como si en vez de plegaria hubiera sido un reto, otros dos días pasaron y… ¿Kami-sama es está alguna clase de castigo?

Ok. Hubiese aguantado verte de lejos, tropezar contigo en algún local pero ¿Qué fueras el hijo de la agradable señora que vivía en el departamento frente al mío? El colmo.

La mujer había enfermado y estabas ahí para ayudarla mientras se recuperaba. Ah, tierno. El gesto, no tú.

Fueron tres días en los que constantemente me encontraba contigo en el corredor. Pero lo más estresante era cuando tenía la ‘dicha’ de estar solamente contigo en el ascensor.

Como ese día.

El repiqueteo de tus dedos sobre el tablero de control curiosamente me inquietaba. Tu mirada perdida en algún punto de la caja metálica y…y no pude evitar quedarme prendado otra vez de tu boca. En el reflejo.

Tu labio inferior rellenito estaba siendo humedecido por el superior para después ver como tus dientes lo mordían lentamente.

¿Sería esta alguna clase de fetiche? Tal vez si, lo buscaré en internet…

 

—    ¿Qué tanto me ves, idiota pervertido?

 

Oh, qué lindo saludo el tuyo.

Mis ojos buscaron los tuyos en el reflejo de las puertas.

Ese día se me ocurrió mostrarte lo descarado y cínico que también puedo ser cuando quiero.

Y pervertido. Como tú dices.

 

—    Tu boca…Se me ocurrían algunas formas de cómo hacerla trabajar en algo productivo…

 

Wao. El sonrojo en tus mejillas me pareció de alguna manera…Wao.

Me preparé para sujetarte y no dejar que me volvieras a golpear como al parecer pretendías.  

Tus delgados brazos forcejearon con los míos. Más fuertes, claro. Te hice dar vuelta para alejar también esas rodillas recordando lo pasado aquella noche.

 

—    ¡Suéltame!

 

A mi nariz llegó tu aroma. Recuerdo que desde ese día aquel había pasado a ser uno de mis perfumes favoritos.

Puesto en ti.

El ascensor llegó al piso de mi departamento y el de tu madre, las puertas se abrieron y yo aún no te soltaba.

Tú tampoco te movías.

Mis brazos rodeaban tu cuerpo. Mi cabeza estaba inclinada casi sobre tu cuello.

Y…

Y me pude dar cuenta que aún seguías con las mejillas coloradas.

¿Te pongo nervioso entonces? Bien.

Te mordiste el labio y te moviste un poco.

Mh...Cuando me fije, tú -ahora que lo pensaba- lindo trasero chocaba justo contra mí…

Ok. Ya eso no era una buena idea.

Te solté.

Te ajustaste el sweater largo que llevabas y caminaste hacia tu puerta.

Yo lo hice a la mía.

No nos volvimos a mirar más.

 

Esa noche, me hiciste sentir en verdad que era un pervertido. ¿Por qué? Porque aquello que sentí en el elevador no dejó mi cabeza una vez que me acosté. Y jurándome que sería la primera y última vez que lo haría, tuve que calmar mis ansias de…bueno.

 

El único pervertido ahí eras tú…

Pequeño chibi provocador.

 

 

 

CONTINUARA

~Grezz~

 

Notas finales:

¿Les ha gustado? ¿Comentarios?

¡Besitos y gracias!

~Grezz


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