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Cena con panteras por One_FluffyMaknae

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Notas del capitulo:

 


Holas :DD

Nunca antes habia escrito un KyuRy :'D ....por que for evah' para mi son como padre e hijo XD....pero, tuve un pedido especial de ellos dos, asi que....aqui esta :D !

Esto esta basado en la historia de "amor" de Oscar Wilde en plena epoca victoriana en Londres....


 

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Cena con Panteras/ cazeria de
  panteras :En la época Victoriana tardía, se aplicaba este término para hacer referencia a los encuentros furtivos entre hombres homosexuales, aludiendo a la peligrosidad de dichas citas.

 

“Mi muchacho, Tu música  es absolutamente deliciosa, y es un portento que esos labios tuyos, rojos como pétalos de rosa, hayan sido hechos tanto para la música o el canto, como para la locura de los besos. Tu alma delgada y áurea camina entre la pasión y la poesía. Sé que Jacinto, al que Apolo tan locamente amó, fuiste tú en los días griegos”.

 

 

La carta resbalo rápidamente de entre sus dedos. La repugnancia que le producían esas palabras era insuperable. Aquella era la letra de Lord Kyuhyun, de eso no había duda.

 

Tomo el papel con sumo cuidado, intentado que sus dedos no tocaran la profana tinta que en el descansaba. Un hombre diciendo tales cosas, era solo digno de su más profunda aversión, sin embargo, guardo aquella misiva entre sus libros y no dijo nada a nadie.

 

Henry era un chico ejemplar. Violinista y pianista innato, además contaba con una voz privilegiada. Sus padres le daban lo que fuese necesario, sin escatimar gastos en su primogénito.

 

La reina Victoria, encantada con todos los elogios que había escuchado hacia el talentoso joven, le había invitado a una de sus tan extraordinarias y exclusivas fiestas.

 

No era de extrañar que lo hiciera, después de todo sus padres eran muy conocidos por la gran cantidad de fábricas que estaba instalando en la emergente ciudad de York.

 

Lo que si era extraño, por decir lo menos, fue el haber sido recibidos por Lord Kyuhyun, conocido escritor que era asiduo compañero del hijo de la Reina. Una mirada le basto a su padre, para que sin explicación alguno lo llevara a rastras a una de las habitaciones que le habían sido asignadas para prepararse antes de su presentación.

 

-          No quiero que te acerques a Lord Kyuhyun!

-          Pero padre…apenas y lo salude por mera cortesía.

-          Y mas te vale que continué así

-          Pero, por que?

-          No cuestiones a tu padre y solo hazme caso!

-          Lo siento, haré lo que me pides.

 

Y sin mayores explicaciones le abandono en el basto lugar. La duda instalada en su pecho y las ideas rondando sin ton ni son su razón.

 

Esa noche toco frente a una gran audiencia. Dejo libre parte de su alma tanto en el violín como en el piano. Su voz atravesando el gran salón de luces ámbar y  cuidada decoración.

 

Sus ojos se encontraron con el orgullo de su familia, la admiración de la Reina y para su infortunio, con la pasión de Lord Kyuhyun. Esos ojo marrones que lo absorbieron por escasos segundos, pero que sin embargo dejaron una huella imborrable en su corazón.

 

Esa carta solo fue el comienzo de lo inevitable.

 

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Lord Kyuhyun era conocido por su belleza, su acido sentido del humor y su facilidad para expresarse a través del papel. Casado con la sobrina de la reina, su nombre solo evocaba profundo respeto, admiración, y a veces también un silencioso rencor.

 

Su sonrisa mordaz ocultaba más de lo que llegaba a vislumbrar. Su cariñoso actuar junto a su esposa y sus hijos, no era mas que un cuidada actuación de afectos que jamás sintió.

 

Cho Kyuhyun era un “cazador de panteras”. Su verdadera vocación, su real sentir.

 

SeoHyun le miraba impasible desde un rincón de la gran habitación, los dos pequeños niños gritando sin parar. Pequeños monstruos ávidos de atención, que él no estaba dispuesto a dar.

 

Apenas cruzaban palabras, para bien o para mal, su esposa es una mujer fácil de manipular. Gracias a Dios no ha vuelto a insistir con la idea de tener sexo, el solo pensarlo le repugna.

 

El teléfono suena con gran estruendo, haciéndolo dejar de lado los papeles desparramados a su alrededor.

Una sonrisa de satisfacción le invade al escuchar la voz que lo evoca desde el otro lado.

 

Shim Changmin.

 

Cena con panteras, noche de peligros latentes pero llenos de placeres.

 

 Apenas dándole un reconocimiento a Seohyun salio presuroso a las frías calles de York.

 

Azahares del destino lo llevarían a ese callejón apenas visible. Enfrascado en su persecución de un jovencito de piel  casi brillante y sonrisa que evocaba pura inocencia. Grande seria su sorpresa al ver al fondo del infesto lugar una cara conocida.

 

La mirada de horror en los ojos ajenos le deleitó de forma siniestra. Ese hombre orgulloso, que solía dirigirle miradas de desapruebo cada vez que su mal sino los obligaba a estar juntos en el mismo salón.

 

Dejando de lado su gusto por el muchachito de tan bien fingida inocencia, se adelanto ante su mayor critico en la sociedad. Con una sonrisa sinuosa tomo el lugar del exquisito joven que estaba de rodillas ante el.

 

Una corriente de profana satisfacción le recorrió cuando el noble cortesano, gimió bajo la presión de sus labios.

 

La noche ocultaba los vicios de un pueblo que se regodeaba en la moral y las costumbres a fuerza enmarcadas.

 

Esa noche Kyuhyun encontró una dulce venganza de medianoche.

 

 

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Henry era considerado afortunado. En un mundo de injustas desigualdades, a él le había tocado pertenecer a la clase más alta, es decir, a la constituida por los que viven a expensas del resto.  Era su mayor orgullo, pero también su mayor maldición, en especial cuando le fue imposible seguir huyendo de la vehemente mirada de Lord Kyuhyun.

 

Su normalidad y su conducta iban en perfecta correspondencia con la normalidad y la moral que se le imponía. Sin siquiera presentirlo esas virtudes serían el inconveniente que lo harían tropezar y caer en la ruina llevando consigo de la mano a uno de los mas afamados escritores del reino.

 

 

Primero fueron las cartas, las sutiles caricias al pasar por su lado, los susurros calidos contra su piel, y finalmente un beso robado sobre sus labios.

 

Intento resistir el paso abrumador del hombre mayor, pero a cada paso que daba en busca de asilo seguro para su alma, Lord Kyuhyun tiraba sus hilos para que volviese a caer a su lado.

 

Una canción, un poema, un relato, simplemente una mirada y ya estaba atrapado. Se había convertido en la peor vergüenza para su familia. Nada tan “espantoso” como un hijo anormal.

 

Kyuhyun era dualidad de carácter y acciones. Le atraía con esa sonrisa casi felina, y sus palabras elaboradas a punta de versos que engalanaban su propia virtud. 

 

El espiral de aventuras a la tenue luz de las velas se hacia cada vez mas confuso, mas difícil de ocultar, pero no por eso menos llamativo que antes. Sus canciones ya no tenían como dueño a solo su alma, también involucraban al hombre de pelos castaños, mirada sobrecogedora y voz sensual al tacto.

 

Su padre le miraba con una constante interrogante en sus pupilas, sin embargo tanto tiempo junto a Lord Kyuhyun le había enseñado a borrar dudas ajenas, con tan solo una sonrisa acompañada de las palabras adecuadas. Henry no era más que la sombra de lo que era antes. Se sentía vivo como jamás en su corta vida había experimentado y no estaba dispuesto a dejar los placeres que su nuevo despertar traía consigo.

 

Aterrador seria el momento en que su padre leyera en voz alta la misiva que de entre sus manos escapo. Un descuido que dejaría más de un secreto al descubierto.

 

 

«Viniste a mí para aprender el Placer de la Vida y el Placer del Arte. Acaso se me haya escogido para enseñarte algo que es mucho más maravilloso, el significado del Dolor y su belleza.

 

Tu amigo que te ama, Cho Kyuhyun».

 

 

La bofetada que su nívea mejilla recibió fue brutal.

 

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Kyuhyun llego como todos los días al pequeño comedor que regentaba Yesung. El aroma del Opio lo encubría todo, las risas armonizaban la estadía y los jóvenes cuerpo que yacían sobre sucios sillones, eran arte puro para sus ojos.

 

Extendió su delicada mano al hombre de mirada oscura, quien le tendió el láudano con una sonrisa encantadora. Un papel rodó sobre la gastada madera de la ajada mesa.

 

Una letra pulcra y alineada manchaba la pureza innata del papel. Palabras escritas para dañar.

 

 

“Para Cho Kyuhyun, que presume de sodomita”

El marques Lau.

 

 

Pasó unos segundos callado y después sus labios hicieron un leve gesto bastante inusual para la situación que estaba viviendo: formo una silente sonrisa.

 

Caza de Panteras…Estaba a punto de ser atrapado.

 

 

La mirada de repudio de Seohyun le basto para saberse al descubierto. El marques había olvidado ciertos detalles en su historia, pero eran suficientes para que su estupida mujer sucumbiera a ellos.

 

En menos de una hora estaba totalmente solo en su casa. No mas hijos, no mas una mascara que mantener sobre si. Seguramente en lo que restaba al alba, media ciudad le estaría llamando indecente y sodomita, como si sus propias vidas estuvieran libres de pecados.

 

 

Con el arrugado papel entre sus manos, se dirigió al lugar del cual provenían sus ahora desgracias. El marques estaba mas que indignado, incrédulo y asqueado ante su presencia.

 

-          Marques Lau, sutil mensaje ha llegado a mis manos…

-          Sutileza que obviamente no era buscada.

-          Marques…Permítame creer que esto ha sido una broma de mal gusto. A la cual por cierto, usted dará rápida solución diciéndole a mi querida esposa que todo ha sido un desafortunado mal entendido.

-          Me temo Lord Kyuhyun que eso, es imposible.

 

Con la ira quemando sus venas, sonrió con saña. No tenía planeado recordar esa noche en que bajo sus ardientes besos, el Marques Lau había sucumbido ante el placer.

 

-          Marques Lau, desea usted que le recuerde quien lo ha hecho gemir de deseo incontrolado un fría noche de invierno, en los oscuros corredores de Whitechapel?

-          Como se atreve a mancillar el nombre de mi familia de esa manera!?

-          De la misma forma que me atreví a arrodillarme ante sus pies para darle placer con mí siempre tan acida boca…

 

El pánico se instalo en los ojos del hombre mayor, mas poco duro su momento de reflexión, pues en menos de un segundo la victoria maliciosa se volvió a instalar en ellos. Kyuhyun se supo perdido en ese mismo instante.

 

-          Lord Kyuhyun, es su palabra contra la mía.

-          Hay testigos Marques Lau, muchos de esos jóvenes podrían atestiguar en su contra.

-          Así como lo harían contra usted. Yo poseo mas dinero, mas influencias y al parecer mayor astucia. Aléjese de mi hijo, o de lo contrario sufrirá las consecuencias.

 

Nunca se le había dado bien la formulación anticipada. Y a cambio de su determinación solo obtuvo un castigo. En ese momento le pareció una maldición nimia, sin siquiera sospechar del mudo espectador de tan reveladora conversación.

 

-          Jamás renunciare a Henry, aun si con ello debo pagar un alto precio.

 

 

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Que complicado resultaba vivir con un cuerpo que repugnas. Con la culpa que ni toda tus lagrimas son capaces de lavar.

 

 

Para Henry no habría un después luego de escuchar los propios pecados de su padre. Su piel quemaba al saberse tocado, besado y adorado por el mismo hombre que alguna vez hizo lo mismo con su progenitor.

 

 

A costa de su voluntad y su alma, ahora no u virtud lucia sucia, manchada, corrupta e imposible de volver a retomar. Su corazón latía furioso, en un devenir de tristezas enzarzadas con rabias que agriaban su razón.

 

 

“Esta carta es para garantizarte mi inmortal, mi eterno amor.

Mañana todo habrá concluido. Si prisión y deshonor son mi destino, piensa que mi amor por ti y esta idea, esta aún más divina fe, de que me amas recíprocamente, me sostendrán en mi desgracia y me harán capaz, espero, de soportar mi aflicción con más paciencia. Puesto que la esperanza, o mejor aún, la certeza, de encontrarte de nuevo en alguna parte es la meta y el estímulo de mi vida presente. No te expongas solo a Inglaterra por ninguna razón, sea la que fuere. Tu amor ha abierto las alas y es firme, tu amor viene a mí atravesando los barrotes de mi prisión y me conforta, tu amor es la luz de todas mis horas.”

 

 

Las lágrimas escaparon rebeldes de sus ojos, mas su firme convicción le dio la fuerza necesaria para arrojar el papel contra el fuego.

 

Se acabó.

 

El amor no muere con los días, no cabe en el olvidar, tampoco el odio, mas hoy para lo único que sirve es para apenar su corazón, que ya es triste, cada día más.

 

Su vida esta quebrada en dos.

 

Kyuhyun se lo llevo todo, ¿para que dejo el vacío? No le pertenecen ni esas extintas letras ya, todas son suyas, al igual que el corazón herido que dejo detrás, como quien deja ir a un ave libre en vuelo.

 

Su mirada no volvió a encontrarse con la de su padre, solo el día en que con una sonrisa llena de orgullo le comunico la sentencia del hombre que tan cruelmente había jugado con la honra de la familia, sus ojos se encontraron.

 

-          Lord Kyuhyun sentenciado a dos años de trabajos forzados por el crimen de sodomía.

-          Padre…El ha pagado por su crimen, me pregunto cuando pagaras tu por recibir deleite de ese mismo a quien tanto odias.

 

Su padre no le volvió a dirigir la palabra en lo que le restaba de vida. Tampoco le hizo falta, no después de enterarse del infame plan que con tan trágicas consecuencias termino.

 

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Cho Kyuhyun cumplió su condena cabalmente. Su más insufrible castigo fue el saber que Henry tenía pleno conocimiento de su encuentro con el Marques Lau, y  su posterior abandono total, a su persona.

 

Le fue prohibido el contacto con la pluma y el papel, pero tampoco le importo, el receptor de sus más sentidos versos se negaba a recibirlos.

 

Volvió a York, con el alma destrozada y la cólera consumiendo su abatido cuerpo. Sin mediar consecuencias camino hasta la imponente mansión de los Lau.

 

Solo una ultima mirada, un último adiós. Era todo lo que pedía, puesto que estaba conciente de que la vida se le escapa entre sus gráciles dedos.

 

Henry le vio desde la venta, un asomo de profunda tristeza mano de sus ojos y Kyuhyun presintió unas últimas palabras que escaparían de sus labios.

Tardío fue su encuentro, el Marques Lau, acechando desde las tinieblas a sus fieles súbditos ordeno acabar con la vida del intruso en la mansión. Una estocada basto para que su cuerpo cayera endeble sobre la fría tierra.

 

Henry dio un grito ahogado de dolor puro. Su padre le intento detener, pero sus esfuerzos fueron en vano. Solo quería un último vistazo al hombre que en esos últimos dos años había aprendido a perdonar.

 

Uno ojos castaños profundos, tan homólogos a los suyos, habían desaparecido.

 

Esfumados, sin voz.  Dejando el dolor como única dádiva.

 

Tantas lágrimas eran pocas para la ausencia que el hombre entre sus brazos había dejado.

 

Se dice que Henry Lau jamás perdono a su padre, y en un intento de absoluta rebeldía escapo de casa.

 

Sin embargo, ahora que respiraba libertad, ahora que podía ser quien siempre fue…Se dio cuenta que el mas anhelado tacto ya no existía para él.

 

 

Y en su interior no dejaban de crepitar los susurros de su propio corazón.

 

“Perdóname…perdóname...”

 

 

Hasta que el murmullo fue desvaneciéndose poco a poco, al igual que la historia fue disipándose de la memoria colectiva.

 

Y  todo se vio reducido a dos desagradables palabras; Sin Vida.

 

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Notas finales:

Reviews son amor! ~~

No en serio, dejen reviews! XD


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