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A Beautiful Lie por Ichi-san

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Notas del capitulo:

Hola :)

Try

El hijo único de una familia que gozaba de todo lujo sin excepciones, a quien sus padres en un momento de exaltación y felicidad bautizaron con el nombre de Naruto, cosa que fascino a toda su familia, era un muchacho rubio muy bien agraciado, el elegido para ser el heredero de todo, dirigiendo restaurantes de 5 estrellas por todo el mundo y en Londres considerado un chef excepcional.

No tenía más que dos debilidades: el ramen y un muchachito pelirrojo; exceptuando eso, era perfectamente racional.

Naruto Uzumaki estaba sentado a una mesa del café situado debajo de los pequeños techos de la plaza principal de New York. Miraba soñoliento los granos de su café, gruesos y granulados. La luz cegadora del sol reflejaba en los blancos y altos edificios de la plaza; las sombras debajo de los techos, eran negras y frías.

Durante las últimas veintidós horas, Naruto había estado alternando entre lidiar con una realidad oscura y retorcida llena de traición o aflorar en una fantasía hermosa, entre la realidad y la mentira encantadora, confusión o vértigo. Aturdido por un choque emocional. Lo real, lo irreal, lo importante, lo insignificante, el ahora y el entonces, el fresco debajo de la sombra y el calor invadiendo la plaza ahora vacía. Algunas ilusiones con cierta persona se estaban cumpliendo pero no con él. Sino con otra persona que creyó nunca llegaría a esta situación. Alguien por quien sentía comprensión y simpatía. Alguien a quien ya no podía ayudar.

Desde la cena en la mansión correspondiente al menor de los Uchiha, consiguió de alguna manera llegar a casa y sentir se tranquilo bajo su propio techo. Confuso y con la mente llena de cavilaciones, había recorrido la ciudad en busca de un poco de tranquilidad. Su reserva de adrenalina estaba agotada y parecía como si fuese a derrumbarse vencido.

Al principio fue el terror y la confusión de ver a sus mejores amigos comprometidos, una incredulidad durante la cual permaneció inmóvil, mientras ellos se besaba, unían sus manos y susurraban cosas dulces en el oído del contrario.

– ¿Por qué? –dijo en vos baja.

– ¿Y?

–No hace mucho –dijo Sasuke retomando el tema en cuestión– que lo has visto. Hace solo algunos meses.

Estaban sentados en la gran sala en total silencio, Sasuke leía una revista. De vez en cuando, su mirada se deslizaba por encima de la página y  echaba una ojeada a su acompañante, Gaara sentía como su mirada penetraba en él.

–… –era tan humillante tener que pedir permiso para salir a dar un paseo. Gaara ya no era el alma libre que solía ser antes de conocer al caprichudo de Sasuke. Desde que supo de su embarazo se sentía tan vulnerable.

–Está bien, que te lleve Lee, y no apagues tu celular –respondió el moreno despegando su atención de la revista. 

Salto del sillón como un resorte y fue a preparar una pequeña maleta con cosas que según Sasuke eran necesarias por si acaso llegaba a sentirse mal en el transcurso del camino. Salió de su habitación compartida y vio a Lee (Lee; chico de mediana estatura, con mucha energía, aficionado al ejercicio, pelinegro y ojos de igual color solo que muy curiosos y soñadores.) junto a Sasuke esperándolo. El moreno le beso antes de dejarlo subir al automóvil.

 Ya dentro del Ferrari blanco, Sasuke le indico a Lee:

–Llévalo con Sasori, ni una parada más ni una parada menos, y lo traes de vuelta. ¿Entendiste? –Lee asintió y se puso en marcha. Doblaron la esquina y Sasuke volvió dentro de la casa.

–Lee –llamo Gaara desde el asiento de atrás.

–Sí, joven Sabaku No –Lee era un chico muy agradable e incluso confiable, por lo mismo Sasuke le pagaba más de lo debido. Confiaba plenamente en él.

–Dobla en la esquina  –ordeno.

Lee no quería poner en riesgo su trabajo. –Pero el joven Sasuke dijo que…

–Ya se lo que dijo Sasuke –interrumpió–, por favor Lee.

 Lee no podía negar que durante un tiempo estuvo profundamente enamorado del pelirrojo, sin embargo lo olvido por completo cuando supo del noviazgo y ahora  compromiso con su jefe, de eso ya años pasados.  –No creo que sea correcto –era su empleo el que estaba en juego.  

–Me dejas donde yo te indique y te puedes tomar el tiempo libre hasta que te llame de vuelta a si no tendrás problemas –insistía el pelirrojo.

– ¡Como que Ino no vendrá a trabajar! –grito el rubio histérico al borde del colapso por la falta de empleados.

La pequeña cafetería se convirtió en un restaurante el cual podía competir con los mejores del mundo en cuanto a muestras gastronómicas, estaba lleno de comensales insatisfechos por el servicio tan retardado, Naruto desesperado, corriendo de un lado al otro con bandejas llenas de comida.

– ¡Aquí está su orden! –sobre la mesa dejo unas crepas colombianas, acompañadas de una copa de vino tinto.

–Parece que necesitas ayuda –Naruto de tan concentrado en entregar pedidos, ni siquiera un vistazo a los comensales dedicaba, pero aquella voz hizo que sus músculos se relajaran, el tiempo se detuvo.

–Gaara –tomo asiento ignorando el entorno– ¿Qué haces aquí? –Dijo tosco–. ¿Dónde está Sasuke?  –volteo a todos lados buscando al moreno, al parecer el pelirrojo estaba solo en la misma mesa junto a la ventana. Gaara pico un poco las crepas con el tenedor, el hambre huyo al escuchar el nombre de Sasuke.

–Entiendo… mejor me voy –se levantó dejo una gran suma de dinero y dispuesto a retirarse, sintió un toque en su muñeca, la bronceada mano del Uzumaki lo sostenía.

 –No es eso, no dispongo del tiempo para atenderte como es debido, el lugar esta llego y la mitad de mis empleados están agotados –se incorporó soltó su mandil, y lo coloco en la cintura al pelirrojo–. Serias mi mesero –sonrió– ¡La paga es buena!

Gaara aun si creer la propuesta solo asintió, el rubio lo condujo hacia la cocina.

–Comer es  uno de los grandes placeres de este mundo, no por nada la frase “barriga llena corazón contento” –canturreo divertido, toco la barriga -de dos meses - de Gaara, el cual se sonrojó, volvió la mirada a las grandes ollas de comida–. Se ha mantenido tantos años de boca en boca. Y es que un buen plato de comida alegra a los paladares más descontentos, y entre más comida mejor. –la pasión con la que Naruto hablaba de la comida era tanta que el mismo se emocionó–. Aunque te dejen con kilitos de más– volvió a masajear la -inexistente- barriga de Gaara.

–Qué envidia, lo tienes todo.

Copas de whiskey acompañaban la mesa, una tranquila platica de hermanos.

–Jajaja… –se carcajeó en las narices de Sasuke–. Si, Sasuke lo tengo todo –se burló, de nueva cuenta, Sasuke confundido arqueo una ceja.

–No entiendo…

–Eso mismo, lo tengo todo –Itachi coló su vista por las persianas de su oficina– “pero no el amor del hombre que se casó conmigo” –pensó Itachi. Uchiha Itachi tenía facciones tan serias remarcadas por las ojeras, su largo cabello negruzco recogido en una coleta baja y ojos negros. Completamente un hombre hecho y derecho de negocios. Para los ojos de la sociedad era un hombre de familia, perfecto, todo el que lo viera junto a su esposo e hijo le envidiaban. Cuya imagen impecable solo era otra hermosa mentira. Sin embargo detrás de las portadas y entrevistas de revista había gritos, reproches, lágrimas y en ocasiones golpes, él si queria y mucho a su familia–. ¿Cuántos meses de embarazo tiene tu prometido? –volvió a inquirir ronco, el alcohol quemaba su garganta.

Sasuke sonrió de alegría, si existiera una razón que le produjera emoción e ilusión era ser padre. 

–Mes y medio, el treinta cumplirá dos meses

–Veo que al fin funciono agujerar los condones –el más alto rio divertido–. ¿O fue suerte? –pregunto aun con burla. Sasuke también se unió riendo forzadamente.

–Se negaba a tener sexo sin “protección” –simulo unas comillas con los dedos–, no era mi culpa si la “protección” fallaba –expreso pícaro, haciendo énfasis en la palabra protección–. Cometió un error al usar los anticonceptivos. Mentirme no tiene perdón.

 

 

“Faltantes solo 5 días para la boda de los jóvenes Sabaku No Gaara y Uchiha Sasuke, dime Will, qué opinas.

Mi querida Eva, solo diré que estas personas están en la misma categoría de la nobleza inglesa, es un hecho de suma importancia para todos, esto afectará a todas las empresas rivales y amenazan con sacarlas del paso. Desde la boda del joven Itachi este será el suceso más relevante en este país. Te diré que hay rumores sobre la dulce espera del joven matrimo… ”

–Naruto apaga el televisor –dijo el pelirrojo desnudo apagando la pantalla de plasma correspondiente a la habitación, recostado en el pecho del rubio que no estaba en mejores condiciones. No quería que Naruto se enterara de su estado, cuando escaparan se encargaría de ser aceptado con su pequeño hijo. Al fin de cuentas Naruto quería ser padre y el padre del rubio un nieto.

Naruto cayó al pasar de los días en las redes del bello bermejo, no podía resistirse a su encanto, aun sentía culpa por engañar de esta manera a Sasuke pero no podía contener el deseo que de pronto surgía en sus entrañar e incitaba poseer al chico. Debatió mil veces entre el bien y el mal pero la tentación y lo prohibido lo llamaba.

–Dulce espera –arrugo en entrecejo–, ¿A qué se refieren? –pregunto confundido.

De repente se sintió enfermo.

Se levantó, corrió hasta el lavabo, arrodillándose y vomitando en la taza del retrete, cuando salió,  pálido y frágil, con el dibujo del mosaico en sus rodillas, Naruto estaba en el umbral de la puerta con mirada preocupada.

–Llegue.

–Te estamos esperando –Sasuke con una mirada fría dio la bienvenida al bermejo. Disimula admirablemente su sorpresa, “te estamos esperando”–. ¿Cómo esta Sasori? –volvió a sorprenderse, el de ojos ébano nunca se había interesado en algo que para el carecía de sentido o importancia.

–Bien –sabía que sus respuestas secas eran detestadas por el azabache. Sin querer sus pensamientos desembocaran en las veces que se había acostado con Naruto en este lapso de tiempo–. Muy bien.

–Tío Gaara –una voz chillona y poco masculina lo saco de sus recuerdos fogosos con el rubio, sintió sus piernas ser presas de  unos pequeños y delgados brazos–. ¡Te estamos esperando!

Un niño rubio y de azulados ojos que posiblemente no llegaba a los 8 años lo arrastraba literalmente hacia la sala de estar.

–Deidara –pregunto con miedo.

–Tío Sasuke y papa te están esperando desde el atardecer –respondió el infante feliz, con sus mejillas cubiertas de rubor.

Todo se fue directo a la mierda, si Sasori estaba ahí se podía estar despidiendo de Naruto. ¡MIERDA! Ahora todo tenía sentido, Sasuke nunca se tragó la mentira que usaba para salir a reencontrase y revolcarse con Naruto. Y lo comprobó al ver la estúpida sonrisa de satisfacción en su rostro. Caminaron hasta la sala, seguía sujeto de la pequeña mano de Deidara. Deidara solo era un chiquillo producto de una aventura que tubo Sasori antes de ser obligado a contraer nupcias, en venganza a la boda impuesta. Decidió perder su virginidad y quedar en cinta, creyendo fervientemente que con eso se anularía el trato, casi se tiro al metro cuando se enteró que la boda se llevaría a cabo,  nació el chiquillo que se parecía todo a su verdadero padre e incluso le nombro con el  mismo nombre del hombre que lo embarazo, su recuerdo permanente. Podría seguir recordando toda la vida de ese chiquillo pero no ahora.

–Papi, papi –corrió hasta llegar a un segundo pelirrojo en la sala–, tío Gaara ha llegado.

Gaara miro al otro pelirrojo con angustia en la mirada. Por otro ángulo en la perspectiva, Sasori carburaba, había mentido varias veces sobre las “visitas” a su casa, pero nunca imagino que Sasuke se apareciera en pleno día a recoger  a su  prometido, el teatro se cayó, y la función término, aun esperaba los regaños de Itachi al llegar a casa.

Las luces apagadas, desde que Itachi llego por el pequeño Deidara y su “esposo” el silencio se hacía presente,  Sasuke salía del baño mirando fijo al bermejo. No quería sucumbir ante los ojos negros pero parecían sacarle rayos x, mas no dijo palabra alguna.

Volvió a sentir la putas nauseas, y corrió al baño.  

Sasuke se quedó pensando un momento, como su prometido se le salió de las manos, al menos estaba seguro que el niño que el pelirrojo cargaba en sus entrañas era suyo.

El sonido de orquesta interrumpieron las ganas de follarse al pelirrojo hasta dejarlo discapacitado para demostrarle quien manda se esfumaron, la pantalla del móvil de su querido uke estaba iluminada.

Lo sujeto, era un número desconocido, lo pensó un momento y contesto:

–Gaara, ¿llegaste bien a casa? –Sasuke abrió los ojos grandes con ira,  Naruto había cavado su propia tumba–.  Gaara ¿sigues ahí? ¡Dime algo!

–Si llego bien a casa, gracias por preguntar… –y colgó el móvil. El pelirrojo salió todo mareado y dispuesto a irse a dormir. Sasuke lo sujeto de la mejilla y lo beso salvajemente, mordiendo su labio inferior.

Gaara desistió del agarre y echo su cuerpo hacia atrás, frunciendo el ceño, sentía una mezcla de miedo y excitación. Al de ojos negros sonrió con malicia, la verdad este juego no le gustaba y mucho menos le hacía gracia, conto hasta diez esperando que su querido amor le proporcionara solo una miserable pista, acabaría con el hombre que se atrevió a tocar lo que por derecho le pertenecía, solo él podía poseer su cuerpo, solo él tocar su piel, solo él podía tenerlo a su lado; solo él merecía la atención de aquel ser. Sabía que su “amor” por Gaara rayaba en lo enfermizo, obsesión.

Desde que se conocieron, Sasuke supo que Gaara debía ser suyo, poseer la joya más valiosa del medio artístico. Si, Gaara era actor de series melodramáticas, muy bueno para su corta edad. Actuaba tan bien que podías llegar a creer el mediocre libreto que pronunciaban sus labios. Nunca olvidaría su primera vez, en definitiva tener sexo con el pelirrojo una experiencia gratificante, fue después de una premiación, el Sabaku No se excedió de copas, perdido y borracho término en la habitación de Sasuke, en la cama junto al anteriormente nombrado y un terrible dolor en el ano, no recordaba nada.

La tensión era moldeable en aquella habitación, nada podía empeorar el momento.

– Saldré un rato –salto Sasuke–. Espérame despierto.

Gaara estaba harto de esto, rompería el estúpido compromiso justo ahora, tomaría sus maletas y se largaría a casa de su hermana. Le valía un miserable pepinillo lo que pasara con las jodidas compañías de su padre. Busco su teléfono, no encontró nada.

¡Mierda!

… 

–Naruto, un comensal quiere hablar contigo –Naruto extrañado se quitó el delantal y salió.

–Naruto, ¿cuánto tiempo? –El rubio se paralizo, ver a Sasuke sentado con la pierna cruzada, sudo frio cuando respondió el móvil del pelirrojo y sin duda se dio cuenta quien era el remitente, si le reclamaba algo estaría dispuesto a pelear–. Bonita velada –sorbió un poco de whiskey le sonrió al blondo–. Iré directo al grano –Naruto estaba dispuesto de pelear a golpes y aventarse sobre el pelinegro–. ¿Te gustaría ser mi padrino?

El rubio pestañeo un par de veces, por un momento creyó que Sasuke había hecho acto de presencia para romperle la cara o en efecto matarlo. –Sería un honor… –logro articular todo shokeado, Sasuke sonrió y le dio una palmadita en el hombro antes de marcharse dejando a Naruto en medio del local.

–Mi madre ya escogió tu traje para la boda. –Sasuke mantenía la vista perdida en el periódico, y de vez en cuando picaba su plato de fruta.

– ¿Dónde está mi móvil Sasuke? ¡Regrésamelo! –exigió el Sabaku No colérico, una cosa era la  vigilancia y otra es que se metiera hasta en su maldito móvil. La verdad no le importaba su móvil solo estaba exagerando y de mal humor.

–Digamos que está muerto –azoto el pobre periódico contra la mesa, incorporándose–.  Prepárate debemos ir el ensayo de la boda.

– ¡NO! –grito el bermejo enfadado–. Sabes algo curioso ¡me vale una mierda la boda! ¡Tú, toda tu jodida familia y mi padre se pueden ir al infierno! ¡Jodete! –iba a salir corriendo pero las piernas le fallaron por el dolor intenso que tenía en el cuerpo, Sasuke se había pasado de fuerza ayer cuando técnicamente lo violo pues el taheño no quería tener sexo, su cuerpo cayó estrepitosamente contra el suelo.  

–Perdón princesa –se arrodillo a un lado del bermejo–. Te recuerdo que eres mío, me perteneces y aras lo que te ordeno –tomo al piel de parcelada de la mandíbula y obligo a encararlo–, ahora ve a vestir tu cuerpo con algo decente que deje al descubierto las marcas de tu cuello –deshizo el agarre viendo la marcas se sus dedos en la mandíbula del menor.

“El joven Itachi Uchiha nuevamente reconocido por tener una familia envidiable, ese hombre están afortunado, los últimos rumores cuentas que lo vieron salir de una clínica de maternidad, al parecer su sexy pareja y él le darán un hermanito al pequeño Deidara.”

“¿Qué te parece la notici”

Apago el televisor enojado y arrojo el control remoto en algún lugar del departamento, odia a muerte que ese tipejo se pasara la vida luciendo algo que nunca le perteneció. En cambio él estaba deprimido y sin la menor inspiración para trabajar en su pequeña galería.

– ¿Hasta cuándo vas a dejar que ese tal Itachi se pavone con tu hijo y tu noviecito? ¡Rubia! –un hombre de cabellos plateados y ojos lilas hablaba burlándose del rubio.

– ¡No es mi noviecito! ¡Solo me utilizo! ¡Deja de llamarme rubia! ¡Maldita sea!–Grito histérico–. ¿Por qué no te vas a follar con Kakuzu? –volvió a hablar aun enojado. Hidan solo salió de la habitación y desde atrás de la puerta dijo:

–Gritarme no ara que te dejen ver a tu hijo, Deidara…

El rubio suspiro era verdad, quería y ansiaba ver su pequeño. Era su copia en miniatura.

–La bebida, que tiene un costo de más de 9 mil dólares, incluye una base de Clos de Griffier Vieux Cognac de 1778; Kümmel (licor dulce condimentado) de 1770; Dubb Orange Curaçao de 1860 y dos gotas de amargo de angostura de 1900 –el joven experto discutía sobre los mejores tragos para el gran festejo,

–Suena tentador y perfecto, la boda de mi hijo merece solo lo mejor… –Mikoto feliz desidia a diestra y siniestra, descargaba todas sus frustraciones que ella no pudo obtener en sus propias nupcias ya que cuando Fugaku le pidió casarse con él; era apenas un pobre diablo tras las faldas de empresas como: Akasuna y Suna, pero ahora tenía el dinero para desperdiciarlo como ella quisiera.

–Madre –saludo Sasuke aproximándose donde su progenitora –, llegamos. Ya solo falta mi padrino.

El azabache llego de la mano con su adolorida pareja, Gaara estaba que se lo llevaba el diablo, todo su cuerpo tenso y con ganas de cometer genocidio en el estúpido salón de fiesta, a punto estuvo de ahorcar al reverendo que paso junto a él felicitándolo. Saludo a su futura suegra y se sentó con mucha dificultad.

–Ya llego –escucho decir a Sasuke en su oído, volteo hacia la puerta principal y ahí estaba, el rubio de sus eróticos sueños.

Uzumaki Naruto

 

 

Where there is desire, there is gonna be a flame, where there is a flame, someone’s bound to get burned.  

Notas finales:

Lamento el retraso, jeje :33


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