Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Héroe por Eve Kim

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Holaa! *-* bueno la verdad es que estoy inspirada y nada, quería compartir esto mismo que se me ocurrió hace sólo un ratito (n.n)

Espero que sea de su agrado c:♥

Choi Minho Pov.
 
Desde que le vi sólo supe quedarme ahí, paralizado, en un absurdo estado propio del de un autista; no parpadeaba ni respiraba, estaba concentrado en la imagen que mis ojos espectaban. 
 
Allí estaba él una vez más, danzando en el caño dispuesto en el medio de un escenario improvisado que tenía ese lugar donde se exhibían hombres y mujeres por igual. Un lugar donde tipejos con mala apariencia frecuentaban seguido, seguramente para escapar de sus casas o tal vez de sus parejas, de lo que fuese para poder presenciar el acting de esos seres de físico perfecto, exquisito a lo mejor, deslizarse por aquella barra de metal frío, para verlos lucirse con su danzar sensual y cargado de erotismo. Pero algo relucía entre lo obvio de todo aquel habitáculo, todos venían sobre todo para verlo a él, para verlo bailar, menear, mover sus caderas perfectas y sus piernas blanquecinas. Ver todo ese ser que simplemente era perfecto a los ojos de cualquiera.
 
Era rubio alto, no tanto, menos de un 1,80 estaba seguro, delgado, bastante diría yo. Excéntricas piernas largas y bien torneadas, trasero relleno pero no mucho, aún así se podía apreciar lo firme de este. Su cuerpo era fino, toda una obra de arte. Su cara, eso era lo que más llamaba la atención pues era sumamente delicada, labios rosados con un respectivo corazón en su centro. Sus ojos filosos estaban delineados dándoles un poco de profundidad, su piel de porcelana....
 
 
¡Dios!
 
 
¿Qué diablos hacía un niño de esa clase exhibiéndose en un lugar tan vulgar como ese? Esa era mi gran incógnita, una duda que me colmaba por entero el cerebro, porque en serio; si podían verme allí, era pura y exclusivamente para verlo a él.
 
No podía esperar a que hiciera gala de su presencia en aquel lugar.
 
¿Cómo lo conocí si no me agradaba el lugar? Eso era sencillo de responder, todo fue 'gracias' a mi mejor amigo, Jonghyun. Él frecuentaba estos sítios de índole repugnante. Él es uno de esos que le gritan a esas personas que se exponen crudamente (casi al tope de desnudarse) y dejan dinero en su ropa interior. Madre mía.
 
En el momento que me encontré nervioso y ansioso por verle, apretando mis palmas y jugando con mis dedos lo veo entrar, la gran multitud de hombres comienza a enloquecer y gritar tantas que otra sarta de palabrería corriente.
 
Ahí lo vi, con un short negro, casi podría decir que es un bóxer; unas botas de cuero marrones que llegaban hasta sus huesudas rodillas, un par de cadenas en su esbelto cuello. No podía mantenerme tranquilo, necesitaba verle mejor.
 
 
Me acerco intentando pasar por el barullo de tipos sin querer provocar algún lío, pido disculpa mientras avanzo a bases de empujones y uno que otros codazos, solamente recibo insultos por parte de esos hombres.


 
Llego cerca del lugar en donde se encuentra y me lo topé de frente.
 
 
Al momento de verlo sonreí, porque lo encontraba bello como tantas veces; pero esa curvatura que nacía en mi boca descendía de manera instantánea. Tenía un moretón en su ojo izquierdo, no era tan visible, pero debido a que el sitio es oscuro apenas pude notarlo.
 
 
Al percatarse de esto lleva inmediatamente la diestra para bajar su flequillo, tratando de esconderse de mi interés sobre su estado, de mi reciente preocupación. Se queda estático sin saber que hacer, mirándome con sus ojos tristes, como suplicándome algo que no logro a entender bien. Mantengo mi mirada, una sensación recorre por mi pecho llegando a la boca del estómago dejándome una amarga sensación: ese bello chico no esta bien, podía sentirlo.
 
De un momento a otro un tipo ebrio lo toma de la mano y lo atrae hacia sí. Intenta besarle pero otro más se suma a ese forcejeo para quitárselo y tenerlo para él mientras ese rubio se aguantaba las ganas de llorar. Todo de pronto estaban golpeándose y gritando. Yo recibí varios de esos puños que eran lanzados al azar, pero sin importarme una mierda el dolor que me producía cada uno de ellos tomé a ese chico del brazo; lo cargué entre mis los míos como si se tratase de una princesa (aunque cierta parte de mi así lo sentía) y fui directo a la salida de este club nocturno que ya parecía un ring de boxeo.
 
El niño lindo se aferró a mi cuello con sus brazos, su agarre era demasiado débil.
 
Corrí como dos o tres cuadras donde se encontraba mi auto estacionado, abrí la puerta y lo posicioné en el asiento de copiloto delicadamente, cerré la puerta y logré visualizar a varios tipos corriendo hacía nuestra dirección, sólo supe correr hasta el otro extremo del vehículo, abrir la puerta y entrar en este, cerrarla y salir lo más rápido posible.
 
 
Pasamos varios minutos en pleno silencio, los cuales se me hicieron casi eternos; entonces me decidí hablar.
 
 
— Estas bien — pregunté después de un tiempo. En realidad no se me ocurría otra cosa que decir.
 
— Si, gracias por sacarme de aquel lío — dijo él, era poseedor de una vocecita dulce junto también a una sonrisa encantadora, tímida.
 
 
Sonreí a pesar de hacer lo que hace un rato hacía, era una persona linda y agradable.
 
 
— Seguramente te preguntarás porque estaba en ese lugar, ¿cierto? — formuló su pregunta, justo cuando pensaba de que podríamos hablar. Obviamente callé, no tenía como responder.
 
— Para ser sinceros, si — y es que el no debería ser de ese tipo de personas, no podía.
 
— No lo hago por gusto, créelo. Si es que piensas que soy un cualquiera o ese tipo de seres. Sólo que no puedo tener otro tipo de vida, he tenido demasiados problemas durante mucho tiempo y esta era la última opción. No encontré otra alternativa — su voz su hizo aguda y en todo su diálogo mantuvo la vista clavada al frente. Yo volví la mía al camino, aflojé el agarre con el volante y volví a apretarlo, estaba incómodo.
 
— No tienes que darme ningún tipo de explicación sobre ti si no lo deseas, no es necesario.
 
 Volvió su vista a mi, sorprendido. Luego sonrió y sus ojos se hicieron chiquitos — Si lo digo es porque así lo quiero, después de todo te lo debo, tu eres quien me saco de ese horrible lugar, eres mi... héroe — al terminar noté como bajó su mirada y mordió levemente su labio inferior y sonrió, seguramente fue por eso último. Supuse.
 
— Eres distinto de lo que me imaginé.
 
— Supongo que creíste justificadamente que era un desvergonzado, un cualquiera que hacía su trabajo por puro placer y no por necesidad. Un atrevido, ¿cierto? — lanzó como si nada, aparentemente divertido. Pero sin molestarse, estaba siendo amable.
 
—Este... yo no creía todo eso, pero era difícil creer que alguien con ese tipo de profesión, sea como tu lo eres ahora mismo — respondí igual de sincero, sintiéndome mal conmigo mismo por suponer cosas sin conocerlo de verdad, totalmente apenado de mis pensamientos erróneos.
 
—No te apenes — apresuró en decir con armonía — Se que las personas piensan cosas feas de la gente como yo por el trabajo que podamos hacer, pero... yo estoy algo distante de todo lo que mi trabajo refleja, no busco acostarme con alguien que no conozco, es más todavía no he estado con alguien — me miró con cierta ternura, sus ojos reflejaban sinceridad en todo su esplendor, y no podía dudar de sus palabras, pero sin embargo, quedé totalmente sorprendido ante aquella revelación que no debía ni tenía por qué darme.
 
— ¿Cuantos años tienes? — pregunté, haciendo un grato intento de desviar el tema.
 
— Dieciocho, ¿y tu? 
 
— También, necesito que te quedes conmigo, por favor — cuando fui realmente de lo que terminaba de decir, de la estúpida suplica sin razón de ser salió de mi boca quise golpearme bien fuerte contra el volante, ¿acaso podía ser más tonto?
 
— ¿Por... Por qué? — me pregunta triste — Jamás nadie se ha preocupado por mi — susurra decaído.
 
— No sé como explicar esto — empecé dudoso, sin tener en claro que debía decirle — Desde la primera vez que te vi, no se por qué pero solo se que me dolió verte ahí arriba. Siempre he visto como todos gritaban por ti, te deseaban... no se por qué, pero me cada vez que tenía que presenciar cada uno de tus shows el corazón me dolía. Algo estaba mal con todo eso, sabía, más bien tenía la certeza de que así era... pero ¿que podía hacer?.
 
— Ibas allí, ¿sólo para verme a mi? — cuestionó, serio.
 
—Si — respondo, tímido.
 
— Siempre esperaba a que vinieras, que me ayudaras, que me sacaras de ese lugar como si no fuera más que un tonto soñador, ¿sabes? No tengo a nadie en este mundo más que a mí mismo, por eso no temí meterme en aquel lugar, nadie se puede decepcionar de mi, solo yo. Nunca creí tener que hacer eso para sobrevivir — dijo agachando la cabeza, supuse que no era fácil hablar sobre ello.
 
— No tienes por que seguir haciéndolo.
 
— ¿Cómo?
 
— Que no tienes porque seguir allí, yo quiero cuidar de ti — todas y cada unas de las palabras que salían de mi boca lo hacían sin ser pensadas, pero lo hacían. Era ese precisamente el deseo mas grande que sentía desde algún tiempo ya, porque desde la primera vez que le vi quise sacarlo de ahí y que viniese conmigo, nunca más tendría que rebajarse de esa manera.
 
— No puedo.
 
— ¿No?
 
— No podría aprovecharme de esa manera de ti — afirmó con voz triste, sus ojos me miraron con dolor. Estaba diciendo la verdad, aunque el quería otra cosa.
 
—No sería así. Yo lo quiero así, de esa manera, quiero que estés conmigo, que ya nadie te haga daño — bajó su rostro, estaba hablando por aquel moretón y él lo supo — Prometo que si me das una oportunidad de protegerte, no te arrepentirás.
 
 
Lo estaba meditando, de igual manera no entendía cual era su duda en aceptarme, sinceramente. Sé perfectamente que no es fácil ni sencillo estar a la par de un extraño y entendería muy bien si desconfía, pero me veo desesperado por que me dijera que si y así entonces alejarle para siempre de ese boliche-bar de desnudistas que, estaba seguro, no le agradaba, y no tenía a nadie en su vida, yo podría llenar todo ese vacío en su alma, en su corazón. Pero está en su decisión el poder cumplir con mis deseos.
 
— Cual es tu nombre — preguntó sin volver a verme.
 
— Choi Minho — respondo de la misma manera
 
— Yo soy Kibum, Kim Kibum. Todo el mundo me llama Key. Amo el color rosa, odio las zanahorias, soy alérgico al hielo, detesto las tormentas y los truenos en ellas, odio que las personas toquen mis cosas sin mi permiso previamente, no pienso mucho lo que digo, solo lo digo y ya; amo... — me quedé mirándole, confundido, sin embargo, memoricé todo lo que me estaba platicando, pero lo que no comprendía era el porqué de todo lo que me contaba.
 
 
Y supongo que se dio cuenta de esto al momento que paró de hablar.
 
 
— Eso quiere decir que si, que si quiero que me cuides — dijo feliz, dedicándome una sonrisa esplendida.
 
 
Sentí una euforia invadirme por completo el pecho, así que exaltado de emoción, lo abrazo fuertemente.
 
El me corresponde torpe, pero también feliz.
 
Llegamos, estaciono el auto, hemos llegado a mi hogar. Antes de abrir la puerta del coche recordé aquel detalle que casi se me pasa por las narices. El moretón.
 
 
— ¿Quien te hizo éso?
 
— ¿Esto? — señala su ojo, asiento en señal de afirmación — Esto es lo que le pasa a un chico que no quiere tener sexo con su patrón, y cuando este se enoja... lo golpea — respondió mi cuestión simple pero con un detalle en su rostro, sus ojos decaídos. Seguramente recordando aquel mal momento.
 
Forme un puño con la diestra, sintiéndome furioso. El lo notó, así que tomo mi mano con la suya, fue abriendo el puño hasta entrelazar nuestros dedos. Miré con atención lo que hacía y también de la manera en que se sonrojaba, con mi mano libre levanté su rostro para verlo directo a los ojos.
 
— Sabes Minho, personas como tú hay pocas — mis sentidos concentrados en él, pero a la vez nublados, debido a las sensaciones que recorrían mi cuerpo en aquel instante especial, era nuestra cercanía la que produce esto en mi — Siento que serás más que mi héroe, algo acá —aprieta sobre su pecho, más específicamente sobre su corazón — Siempre tuve este presentimiento, con cada vez que te veía, que nuestros ojos se encontraban, algo en mi me lo confirmaba. Y quiero que así sea, porque... tal vez es temprano y no esté bien que diga esto, pero desde la primera vez que te vi, que mirabas lo que yo hacía, en ese momento sentí algo aquí- apretó con más ganas — Tu me gustabas, eso fue lo primero que entendí, pero luego... sin conocerte he llegado a quererte — suspiró, mis ojos no paraban de contemplarle, de verle con toda la atención puesta en cada palabra que salía de esa tierna boca — No entendía, de verdad, no lo hacía. Ahora creo entender todo perfectamente.
 
Pasó la mano que apretaba su pecho hacía mi mejilla y acarició, mis ojos automáticamente se cerraron. La sensación de sus yemas en mi rostro era cálida, quemante.
 
Se acercó a mi rostro, su boca estaba a escasos centímetros de mis labios, su aliento me daba directamente (por lo que por voluntad propia mis labios se entreabrieron, dándole paso libre a esa brisa de aire cálido con perfume a fresas) y entonces, sin abrir mis ojos nos besamos. Sus caricias estuvieron aun puestas en mi rostro a la vez que me encontraba correspondiendo a esa caricia íntima, con suma delicadeza movía mis extremos carnales sobre los suyos, tiernamente. Y mi corazón no paraba de latir con fiereza.
 
Con ansiedad tomo su rostro entre mis grandes manos, mis ojos se abren y miro su rostro sonrojado, era verdaderamente hermoso.
 
Acorto todavía más la distancia entre nosotros para unir nuestras bocas en un beso más profundo, un beso dulce con sabor a todos los frutos que pudieran ocurrirme, un beso con sabor a su lengua deliciosa. De a poco abro mi boca para tomar mas porción de la suya, saboreando ese sabor tan único como especial, era delicioso, toda su boquita sabía tanto a fresas. Él me corresponde en todo momento, de a poco pasa sus brazos por encima de mis hombros y se abraza a mi cuello suavemente e inclina la cabeza, el ángulo en el que nuestras bocas se encontraban ahora era algo imposible de explicar, pero era la mejor sensación, de esas indescriptibles.
 
Paso mis brazos por esa cintura tan delicada y pego nuestros cuerpos, uniendo nuestros estómagos. Este sentimiento es algo tan indescriptible, algo que no se compara con nada que haya sentido alguna vez, ahora mismo estaba sintiéndome más feliz que nunca.
 
Se separa de a poco de mis labios y me mira fijamente a los ojos, su mirada reflejaba amor... tantas cosas que no sabría decir.
 
 
— Quiero que estés en mi vida — dice con voz bajita, yo sólo sonrío por ello — Poder estar así solo contigo — termina de decir cerrando sus ojitos preciosos, esperando que vuelva a retomar sus labios que me tentaban, que me atraían cual imán a un metal.
 
— Quiero lo mismo. Quiero tenerte para mi, me siento tan feliz contigo ahora mismo.
 
— Lo mismo me pasa a mi, corazón — ese ´corazón' que salió de esa boca acorazonada sólo logró dispararme el pulso, llenándome de alegría, aunque tal vez si lo recapacitaba era muy (muy) temprano para decirme así, pero que lo dijera de aquella manera: tan pacifico y decidido, solo me hizo un poco mas dichoso de lo que ya me sentía.
 
— Vamos, conocerás tu nuevo hogar — propongo contento, tomando de su mano.
 
— Minho.
 
— Dime.
 
— ¿Y si algún día te arrepientes de esto? ¿Que pasará? — sus ojitos de gatito me dedican una mirada desalentadora. Pero claro que no. Por supuesto que no será así.
 
— Mírame — digo con la voz suave que tenía, tomándole de la barbilla para que mirara mis ojos llenos de esperanzas — Mucho tiempo te vi en aquel lugar y siempre esperé porque este momento se presentara, no fue algo que se me dió por hacer porque sí. Necesitaba tenerte para mí, quiero tenerte mucho tiempo en mi vida, por siempre si es posible. Porque créelo, desde que te vi, no he podido dejar de pensar, jamás.
 
— Gracias por aparecer en mi vida — me agradece y me abraza, me besa con amor, de esa manera a la cual ya empezaba a adorar.
 
 
 
Este era el comienzo de un gran amor, era claro.
 
 
 
 
 
 
 
Cuatro años más tarde.
 
 
 
— Mi amor me voy al trabajo. ¡Mi amor!
 
— YA VOY KEY, no grites — mi esposo no puede irse sin su beso de despedida, tan meloso. Aunque eso es una de las tantas cosas que me encantan de mi bonito.
 
 
Bajo por las escaleras que unen nuestro cuarto con el livin, se encuentra en la puerta con un pucherito formado en esa boca acorazonada que tanto amaba besar.
 
 
— Bebé, ¿sabes que fecha es hoy? — preguntas todo tierno, por supuesto que lo sé mi gatito, ¿Cómo podría olvidarlo?
 
— Si mi ángel — sonrío a la vez que voy abrazándole por la cintura — Hoy se cumplen cuatro años desde que soy el hombre más feliz de la tierra. ¿No es cierto? — pregunto juguetón, picándole la naricita.
 
 
Se ríe y golpea suavemente mi pecho.
 
 
— Si mi cielo, cuatro años de que me rescataste.
 
— Los mejores cuatro años de mi vida, y faltan muchos mas que compartir — digo, tomando proximidad con él.
 
— Sii mi Keroro hermoso. ¿Recuerdas cuando te pregunté si te arrepentirías?
 
— Como olvidarlo — me finjo pensando en ello — Sabes, eras bastante ingenuo en aquel tiempo.
 
— ¡Minho! — golpea un poco mas fuerte mi pecho, ahora si enojado.
 
— Pero es verdad, amor — río un poco, abrazándole más fuerte
 
— Sabes amor, hoy no tengo ganas de ir al trabajo — confiesa con una sonrisa coqueta en sus fascinantes labios.
 
— Entonces he de suponer que tienes algo en mente, ¿que quieres hacer? — pregunto, adivinando el juego de antemano.
 
— Y no sé, Min de mi corazón, pensé que tal vez podríamos darnos mimitos y besitos en la camita — sus labios forman un puchero, pero ahora todo su ser desborda sensualidad, desde la forma en la que habla, hasta esa mano que acaricia mi pecho, subiendo y bajando.
 
— Ven aquí — no quiero esperar mas, así que le tomo en brazos y le llevo hasta la habitación. No es me es complicado el hacerlo, claro porque Kibum no pesa nada, es demasiado delgado.
 
 
Le deposito en medio de la cama con cuidado, me tiro sobre su cuerpo depositando miles de besos sobre su boca, su cuello, su clavícula... y de a poco voy sacándole la ropa, algo me detiene, al levantarle la remera pude notar algo en tu estómago. Eso no podía ser...
 
 
— Bummie. — le llamo en un susurro, terriblemente desconcertado además de alterado.
 
— Minho, te lo quería decir antes, pero... pero me pareció que esta era la mejor forma de que te enteraras — dice riéndose, lo cual encontraba excelente para la situación, porque yo le miré demasiado serio ante la primera risa.
 
— Tu... tu estas, ¿embarazado? — podía morir, mi sangre trabajaba demasiado rápido en las venas y la cabeza me daba vueltas. No podía creerlo.
 
— Mi amor — me toma el rostro entre sus suaves manos, perdiendo todo rastro de chiste y ahora, muy preocupado — No te asustes, no quiero que estés triste yo... yo no pensé que te caería mal esta noticia — me dice triste, separándose de mi antes de poder ver las lágrimas que inútilmente trató de ocultar.
 
— Key — intentaba hablar, pero tantas emociones encontradas en mi interior me lo impedían, ¿que debía decir?
 
— Minho... — su voz quebrada me trajo de nuevo a la relidad — Mi vida... Min-
 
—Gracias Kibum, gracias por esto... gracias por estar en mi vida, siento... siento que muero de felicidad, siento... que mi corazón no lo aguantará, me siento tan bien que siento que este sentimiento puede llegar a matarme — mis manos tiemblan y ya no me permito aguantar las lágrimas que estaba reteniendo — Soy demasiado feliz que es inexplicable... No me podrías entender. — me abrazo a tu cuerpo, estabas temblando al igual que yo. Que idiota soy si estas esperando un hijo mío, lo que menos debo hacer es que te emociones así. Pero el sentimiento es tan grande y no podía retenerlo. Hay Kibum, te amo tanto.
 
— Choi Minho, yo debo agradecerte a ti, por haberme cambiado, por haberme refugiado en tus brazos fuertes, por curar todas las heridas que tenía escondido mi corazón, por haberte hecho cargo de mí. Tengo que agradecerte, por haberme devuelto la vida. — 
de inmediato me abraza fuerte y nos acostamos. Él con la cabeza sobre mi pecho, escuchando los latidos desbocados de mi corazón furioso de alegría.
 
 
 
—Gracias por ser mi héroe, Minho.
 

Notas finales:

Buu D: es 17/03/2014 y estoy editando esta coshota melosa u_u estaba demasiado y terriblemente mal narrada, y ni hablo de los HORRORES ortográficos. Para quien siga leyendo este pequeño shot pido mil disculpas por alterarlo así tan repentinamente, pero era muy necesario.

Y así voy a estar con todos mis escritos, y recién cuando termine voy a subir mis shots :D

Les quiero, gracias por pasarse y, nuevamente, mil disculpas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).