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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

07/06/2015

Hola guapas y chicos.          

Han pasado más de tres semanas de que actualice este fanfic, pero déjenme decir que además que he estado muy ocupado con mi nuevo trabajo, la mudanza, etc. No tenía una clara idea de cómo escribir este capítulo o los diálogos que usaría, tuve que leer nuevamente algunos capítulos y finalmente he llegado a esta capitulo. Es enteramente YUNJAE.

Disfrutadlo!

Sebastian dejaba atrás la puerta del dormitorio  donde descansaba Jaejoong. Eran las seis de la mañana. Había pasado la noche al pendiente de Yunho y Jaejoong.  A paso veloz Yunho atravesó el largo pasillo en dirección a él.

 

– ¿Su madre? – preguntó Sebastian aliviado de ver a Yunho. Verlo ahí significaba que Mi-Ra no había logrado manipularlo asistiendo a una reunión con los más viejos de la familia Han-Jung.

– Ella esta rumbo a la reunión con esos fastidiosos ancianos – dijo un poco tosco, pero su atención se desvió a la puerta al final del corredor. Su dormitorio, en donde descansaba Jaejoong.

– El joven Jaejoong está durmiendo – Sebastian sonrió – Los estudios médicos solo diagnosticaron una leve anemia. El doctor Kim recomendó que Jaejoong-shi este calmado, que no tenga emociones fuertes.

 

Una sonrisa amarga se dejo entrever en los labios de Yunho.

 

– Eso significa que soy el culpable de su estado de salud – entrecerró los ojos entristeciendo su tez con una marga sonrisa  – Debo ser tan miserable que no puedo cuidar de nadie. Todo lo que quiero lo destruyo con mis propias manos.

– Entonces debe preguntarse ¿Si quiere sacrificar lo que tiene para obtener lo que quiere?

– He sacrificado mucho y no tengo nada – reveló Yunho recordando todo lo que había perdido por una venganza.

– Ahora lo entiende – Sebastian sonrió satisfecho por la respuesta de Yunho – Es hora de que usted no piense en sacrificar lo que tiene, sino en tener aquello que su corazón quiere.

 

Eran tantas las cosas que Yunho quería, pero entre todas ellas, lo que más quería era a Jaejoong. Estaba convencido de que, si empezaba a enumerar las dificultades con las que podía toparse por este nuevo sentimiento, el miedo y la duda lo paralizarían y no lo dejarían continuar.

 

Sebastian se inclinó haciendo una corta reverencia.

 

– El joven Jaejoong-shi está durmiendo después de que  se le retiro el suero – dijo Sebastian antes de desaparecer por el pasillo  escaleras abajo.

 

Yunho abrió sin ruido la puerta de su dormitorio. El lugar estaba tan silencioso como siempre.

 

Blanco como las sábanas, Kim Jaejoong estaba tumbado sobre la cama con la cabeza entre cómodas almohadas de color dorado. Tenía la mitad del cuerpo metido entre las sábanas, pero la mano izquierda estirada. Un acto reflejo que seguramente Jaejoong tenía a pesar de no estar conectado al suero. Sin pronunciar palabra, Yunho se dirigió a la cama.

 

Se detuvo a una corta distancia de Jaejoong. Suspiró pesadamente mientras se agarraba la cabeza con ambas manos. No quería pensar más. Su cabeza dolía a rabiar. ¿Cómo reaccionaría Jaejoong al verlo ahí parado? Gritos. Yunho esperaba gritos llenos de odio, de resentimiento y más. Él estaba dispuesto a escuchar y si Jaejoong iba a  golpearlo, no esquivaría los golpes. Tal vez solo así, ese dolor en su pecho desaparecería.

 

<< ¿Por qué todo tiene que ser así?>>  Acerco su mano para acariciar el rostro de Jaejoong, pero se detuvo. Apretó su mano formando un puño. <<Con mis manos soy capaz de destruirlo todo, pero no quiero lastimarte>> Se tumbo de rodillas sujetando la mano de Jaejoong. La presionó con delicadeza para sentir un poco del calor ajeno. Ese calor se fue transformando en un delicado cosquilleo que viajo por todo su cuerpo. Él recordaba la primera vez que sintió algo similar. Esa primera vez cuando besó a Jaejoong bajo el brillo tenue del ocaso. En ese primer momento no le gusto, porque todos le temen a lo desconocido y Yunho tenía miedo. Miedo de admitir cuanto le gustaba ese joven irreverente que había caído a su vida para ponerla patas para arriba.

 

– He quebrado en pedazos mi razón intentando olvidarte  –  susurró Yunho con voz apagada y melancólica – Esto duele. Realmente duele mucho.

 

La puerta se abrió y Sebastian ingresó con una charola de comida. Yunho no se movió de su posición. Ya no tenía ganas de huir o esconderse de esos sentimientos que golpeaban su pecho con ese fuerte latir de su corazón.

 

– Debe comer algo – Sebastian  enseñó la charola que tenía entre manos.

– No tengo hambre – negó Yunho con la cabeza. Había un nudo en su estomago que le impedía comer desde el día anterior.

– No ha comido nada en estos días  – recordó a Yunho – Para mantenerse saludable debe comer.

 

Habían pasado dos días desde que Yunho comió  una cena junto a unos empresarios árabes. En la ceremonia de su padre había rechazado cualquier alimento. Desde entonces él no había ingérido algún alimento sólido más que agua.

 

– En estos días he perdido el apetito y mi cuerpo rechaza hasta el agua  – confesó Yunho negando con la cabeza el ofrecimiento de Sebastian  de dejarle la charola en la esquina de la mesita junto a la cama.

 

Sebastian  no quería arriesgarse a que Yunho enfermara otra vez. ¿Pero qué podía hacer al verlo tan vulnerable? Un par de ojos se abrieron y lo quedaron viendo. Por su cara, Sebastian supo que él había escuchado su pequeña conversación con Yunho.

 

– Por favor haga que él  coma algo – hizo una corta reverencia dejando la charola junto a la pequeña mesa para salir por la puerta.

 

Yunho volteo en dirección al respaldo de la cama, lugar donde segundos atrás Sebastian estaba haciendo su extraño pedido. Los ojos de Jaejoong estaban abiertos y mirándolo fijamente. Yunho retuvo el aliento.

 

Jaejoong giró sus ojos hasta su mano que era sujetada por Yunho. El más alto  se sobresalto como si le gritaran y rápidamente  dejo de sujetar la mano de Jaejoong.

 

Rápidamente Yunho se puso de pie sin ver a Jaejoong. ¿Qué decir? ¿Qué hacer? <<Oh, sí Yunho. Vuelve a pedir disculpas>> se dijo en forma burlona así mismo.

 

– Debes comer algo – murmuró Jaejoong con una voz tan suave que apenas Yunho pudo escuchar.

 

Yunho, más pálido que de costumbre negó con la cabeza.

 

– De verdad no tengo hambre – habló Yunho intentando no sonar nervioso. Era increíble. Jaejoong a pesar de todo estaba  preocupado por él. ¿Podía en el mundo existir alguien tan bondadoso?

– Deberías tenerla. No quiero que el idiota de tu primo venga a echarme la culpa de que casi mueres de hambre o que es mi maldita culpa por el solo hecho de existir.

 

No contestó. Yunho no podía defender a Heechul. Él sabía claramente lo que había dicho y hecho su primo a Jaejoong. No quería iniciar un pleito por ello.

 

Por suerte Jaejoong no insistió.

 

– Quiero irme a casa – dijo Jaejoong con suavidad.

– Lo sé.

– Entonces déjame ir.

 

Él no miró a Jaejoong, por miedo a ablandarse y dejarlo ir.

 

– Por favor – suplicó.

– ¿es tan desagradable estará aquí? – respondió él.

– Sólo quiero irme a casa.

– Te llevare a casa, pero todavía no – respondió Yunho y al decirlo Jaejoong había quedado petrificado.

– Así que planeas mantenerme encerrado como un animal. ¿Es eso?

 

 Su voz era suave. ¡Tan suave! Emanaba resignación y eso le había dolido a Yunho.

 

– No planeo hacer tal cosa – Yunho caminó unos pasos rodeando la cama  – Puedes irte cuando el doctor Kim te dé el alta.

– Mantenerme en contra de mi voluntad se llama secuestro.

– No planeó pedir un rescate, solo quiero  saber algo.

 

Era evidente que Jaejoong estaba asustado. De él y de sus intenciones. Pero en cierta forma agradecía que no estuviera insultándolo o diciendo que lo odiaba.

 

Jaejoong había fruncido el ceño. Suspiró cansado, esperando la pregunta de Yunho  para marcharse. Ya no tenía fuerzas para pelear, solo quería volver a su casa y quemar todo sentimiento despierto en su corazon.

 

Yunho preguntó viendo a Jaejoong.

 

– ¿Me odias?

 

Al escuchar la pregunta, el corazón de Jaejoong brinco, pero su expresión facial era inmutable. Sus ojos viajaron por todo el rostro de Yunho,  más pálido que lo habitual y más chupado. Sus pantalones de vestir que antes eran ajustados parecían dos talles más grandes. Sebastian no mentía al decir que la salud de Yunho se deterioraba si no comía.

 

– Te responderé si te tragas todo lo que Sebastian-shi  trajo para comer – señaló la charola.

– ¿Me estas chantajeando? – preguntó, pero Yunho se había dado cuenta que lo estaba considerando.

– Es eso o…   me quedare  sordo y mudo hasta que venga el doctor Kim – Jaejoong se cruzo de brazos desafiando a Yunho. Después de todo para Jaejoong era mejor no hablar, él no quería volver a llorar y mostrarse débil. Si. Estaba enojado y lo odiaba, pero maldecía a su corazón por no poder odiarlo con todas sus fuerzas. No podía soportar ver en Sebastian esa abatida expresión al ver a Yunho negándose a comer. Tampoco podía ver como Yunho se estaba dejando, como si solo esperara la muerte.

 

Yunho, resignado cogió la charola con la comida sentándose en la esquina de la cama para que Jaejoong lo viera. Dudo en comer, pero cogió los palillos. Agarró un poco de verduras y arroz. Mastico y trago asqueado. No importaba que, bocado que probaba ya estaba queriendo vomitarlo. Esa era una de las razones por las que no comía.

 

Entre ellos se formo un silencio incomodo que solo era irrumpido cuando Yunho tragaba algún pedazo de comida. Los ojos de Jaejoong estaban sobre el postre bañado con una cobertura de chocolate. Ese postre se le hacía apetitoso.

 

– ¿Lo quieres? – preguntó Yunho al sorprender  a Jaejoong mirando con deseo el postre de chocolate, pero éste negó con la cabeza.

 

Cuando Yunho engullo el último bocado de arroz alzo una ceja mirando a Jaejoong. Ignoró el postre pues a él no le agradaban las cosas dulces.

 

– No quiero hablar sobre lo sucedido ayer – habló Jaejoong presionando las sabanas contra su regazo.

 

Yunho asintió suavemente con la cabeza. A él solo le interesaba una respuesta ahora.

 

– ¿Me odias?

– Si – respondió Jaejoong sin apartar la vista de  los ojos de Yunho.

 

Yunho no movió un solo musculo, su respiración se detuvo. Escuchar una vez más que Jaejoong lo odiaba lo hería de una forma que su cuerpo parecía quemarse. Cruzó la habitación y se detuvo en la puerta. La abrió llamando a Sebastián, murmuró algo que Jaejoong no pudo escuchar.

 

Al cerrar la puerta lentamente miró a Jaejoong. Éste no le apartó la mirada. ¿Por qué la mirada de Yunho estaba tan abatida? No había ningún brillo en sus ojos, como una noche sin estrellas. Jaejoong quería acariciar aunque sea a Yunho para reconfortarlo, pero presionó sus manos para que no se movieran.

 

– El doctor Kim vendrá y si él dice que puedes irte… entonces te dejare ir.

 

Jaejoong abrió los ojos. Tembló ante las palabras de Yunho. ¿Dejarlo ir? Miró por la ventana, aun era de noche. Jaejoong quería llorar. <<No sé porque, pero no me dejes ir>>

 

Yunho caminó hasta detenerse frente a la enorme ventana que daba una excelente vista de toda la extensión del paisaje que adornaba su mansión. Pronto la noche terminaría. Se cruzo de brazos viendo  el paisaje nocturno de su propiedad.

 

Jaejoong se quedo mirándolo, en silencio.

 

– No recuerdo haber visto nunca un amanecer tan brillante  – Yunho suspiró – La gente se ve feliz cuando ven esas cosas.

 

Jaejoong miró por la segunda ventana más grande y pudo ver como el radiante sol salía lentamente desde el horizonte. La oscuridad de la noche se veía desplazada por el azul del cielo. El corazón de Jaejoong se sacudió recordando la primera vez en  que ambos se besaron. Cuando el sol se escondía ellos habían unido sus labios y ahora que el sol estaba naciendo por el horizonte, ellos estaban tan separados uno del otro. << Por qué sigo añorando esos días?>>  Se agachó para esconder sus ojos.  Añorando volver  a los momentos que pasaron juntos.

 

– Si la gente se ve feliz al ver esto – Yunho se cruzo de brazos sin dejar de ver por el cristal de su ventana – Entonces soy la única persona que está en soledad y triste.

 

Jaejoong alzó la cabeza mirando directamente a Yunho. Sus miradas se cruzaron. Se detuvieron uno en los ojos del otro.

 

– Soy alguien que está lleno de cicatrices, un hombre que tiene un corazón  ahogado en soledad – Yunho hablo de manera sincera como nunca lo había sido con alguien – Inclusive vivo cada día más allá de mis propias fuerzas.

 

Jaejoong no parpadeo, sus ojos siguieron observando a Yunho. Escuchando atentamente.

 

– Mi tosco corazón se cerró – sus ojos se llenaron de ese dolor que lo obligo en el pasado a cerrar sus sentimientos y no creer en el amor – Pero un día conocí a una persona que no debía conocer. Hice llorar a esa persona. Trate de alejarlo  porque tenía miedo de que al final el amor  solo dejara crueles lágrimas, no quería volver a sufrir – Yunho hablo con la voz temblorosa –  Lastime a esa persona y ahora soy yo quien está herido.

– Eso no le sienta bien a un hombre malo.

–  Tienes razón, eso no le sienta bien a un hombre como yo… pero quiero conocerte de nuevo  – Yunho cruzo toda la habitación para llegar hasta la puerta  – Tal vez podríamos ser amigos.

– ¡¿Amigos?!  – Jaejoong grita mientras se pone de pie.

 

Yunho se detiene al escuchar los gritos de Jaejoong y voltea a verlo. Los grandes ojos de Jaejoong estaban temblando al igual que el resto de su cuerpo. Jaejoong frunció el ceño mientras formaba un puño con ambas manos al costado de su cuerpo.

 

 

–  ¿A tus amigos los besas? – preguntó sin espera una respuesta  – ¿Les dices que te gustan? ¿Les dices que tu corazón solo esta latiendo por ellos?  – sus ojos estaban temblorosos. Jaejoong se negaba a llorar pero los recuerdos de las palabras de Yunho eran más de las que podía soportar – Changmin-shi es tu mejor amigo…– sus voz temblaba –  ¿A él lo acaricias de la misma forma que me acariciaste? – Yunho no dudo en negar moviendo el cuello  –  Entonces, explícame por qué no entiendo.

 

Al menos mostraba un atisbo de emoción. Yunho prefería esos ojos llenos de furia a la resignación estoica que mostraba el más joven.

 

– Porque  no puedo olvidarte – respondió sincero a Jaejoong  –  Si tú me odias, aun así quiero estar a tu lado como un amigo – sonrió frustrado –  Pero eres una persona demasiado valiosa para estar a mi lado. No importa ahora lo mucho que te quiera. Eres lo único que no puedo tener.

 

Dos pasos y estuvo frente a él.

 

– ¡Te odio! – abofeteo a Yunho. La mano le ardía y su corazón dolía.

 

A Yunho le vibro un musculo en la mandíbula. No esperaba ese golpe.

 

Tembloroso, como si no podía evitar lo que hacía, Jaejoong dejó escapar sus lágrimas.

 

– ¡Debería odiarte con todas las fuerzas de mi ser! – se llevó la mano hacia el pecho – ¡A pesar de que duele a morir! ¡Mi corazón no te puede odiar! ¡Soy un tonto!

 

El cuerpo de Yunho reaccionó al instante, estiró ambas manos para estrechar el cuerpo tembloroso  de Jaejoong. Aquellas lágrimas hacían más hermoso a Jaejoong, pero dolía verlo así. Probamente tenía en sus brazos  la más hermosa muestra de la pureza y bondad.

 

– No eres un tonto – susurró Yunho contra el cuello de Jaejoong.

–  Lo soy, estoy llorando sin ninguna razón  – sollozó fregándose contra el hombro de Yunho – ¿Por qué tenias que ser tú?

– Sé que no tengo el derecho de pedirte que te quedes conmigo porque no soy la clase de hombre que puede hacerte feliz, pero aun así…  no puedo dejarte ir.

 

Jaejoong abrió mucho los ojos, deteniendo su llanto, intentó retroceder pero Yunho lo sujeto por la cintura atrayéndolo más. En el jalón, colocó ambas manos  sobre el pecho de Yunho. Tragó saliva y cerró los ojos con fuerza por varios segundos. <<Esto es un sueño, solo un sueño y tengo que despertar>> pensó mientras se mordía el labio inferior. ¡Auch! Gimió adolorido.  No, definitivamente él no estaba soñando.

 

Yunho miró los labios de Jaejoong y sonrió. Estiró la mano y alzo la barbilla de Jaejoong. Se inclinó hasta la atura de los ojos de Jaejoong.

 

– Necesito que te quedes conmigo – dijo Yunho con la esperanza  de que Jaejoong comprendiera – Creo que te amo.

 

En silencio, y sin previo aviso, con los labios casi tocando a Jaejoong. Yunho se inclinó de lado, cortando  la distancia entre ambos. Sus labios se unieron a los de Jaejoong. Un delicado roce entre ambos labios, que quedaron pegados uno contra el otro. 

Notas finales:

Primero muchas gracias por vuestras lecturas y comentarios. Aun estoy acomodándome al cambio horario, duermo más de la cuenta y me quedo despierto en noches que son para dormir. 06/06 el Barça ha ganado la Champions League. Estoy de tan buen humor. Ayer a la noche me di una vuelta por la ciudad y regrese al amanecer. Lally imagina que solo he salido de copas, pero no. Estoy sobrio y sin resaca. He disfrutado de la noche de Buenos Aires y he dormido más de la cuenta. 

Ah, estoy en Buenos Aires. Mi nuevo trabajo me ha trasladado a la ciudad que considero mi segunda casa.  Lally y mi padre  han viajado conmigo para visitar a los padres de mi cuñado, atender asuntos relacionados a los negocios de mi padre y otros asuntos familiares. En fin aquí debería hacer frio, pero juro que tienen un clima primaveral. Los días amanecen grises y al llegar el mediodía el cielo es azul. Es increíble como cambio el clima en esta ciudad. Por mi trabajo estaré moviéndome de un lado a otro, ventajas: viajare gratis. Desventajas: estaré más ocupado. Pero aun así seguiré escribiendo. Así que me leerán hasta el final de este fanfic.

Un abrazo. Espero leernos pronto.


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