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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

20/07/15

Como este es un día muy especial, antes de salir con unos amigos, aquí os dejo otro capítulo.

Advertencia: Aparecen nuevos personajes para develar que hay escondido detrás del pasado de la familia de Yunho. No habrá mucho Yunjae, pero para el próximo capítulo habrá mucho Yunjae. 

 

 

 

Ella estaba arrodillada sobre un cojín. Su tradicional hanbok era una pieza de elegancia y recato, una larga falda purpura y una blusa  de amplias mangas como alas. Bordada, la cinta que acentúa la línea del busto le otorgaba el reconocimiento de ser parte de la familia Han-Jung.

 

Aquellos pequeños signos, que reafirmaban la posible humanidad, estaba desapareciendo al escuchar al anciano en su discurso contra sus hijos.

                                  

– Tu hijo menor es una vergüenza – escupió el anciano. Su comportamiento no era propio de un miembro del parlamento, pero allí tan solo era un socio del grupo empresarial  Han-Jung.

– Tu hija es una zorra – dijo Mi Ra cansada de escuchar al viejo – Mis hijos son los únicos que no se acostaron con tu “princesita”.

 

El hombre insultado frunció el ceño y resoplaba como un chacal.

 

– No te voy a permitir…

– ¡Yo no le voy a permitir que  insulte a mis hijos! – Mi Ra asedio al hombre –  No se olvide con quien está hablando.

 

El anciano estaba por arremeter con todo su veneno contra Mi Ra, pero el primer ministro lo detiene. Han Sang Jin era más alto que el viejo ministro. Su metro ochenta y dos se impuso ante el viejo. Él estaba cansado de escuchar la pelea, pero tampoco podía dejar que aquel viejo ministro insultara a la cabeza del grupo Han-Jung.

 

 

– No estamos para hablar sobre el hijo menor de la familia Han-Jung – aclaró Sang Jin a los presentes.

 

Alzo las manos para colocarlas sobre sus rodillas. Han Sang Jin no había cumplido ni cuarenta y ya ocupaba un puesto como el primer ministro de Corea del Sur. Muy joven para ese cargo, decían algunos mientras que otros apoyaban que la juventud tomara partido en la política. Un hombre elegante, de buen cuerpo y soltero. Tiempo atrás, Sang Ji fue el secretario del antiguo primer ministro Han-Jung, eso le brindo las herramientas para desempeñar con éxito su cargo. Su madre fue la amante del difunto presidente del grupo Han-Jung, abuelo de Junsu y Yunho.

 

Mi Ra trago saliva. Ese hombre  era el primer hombre  que no podía controlar. Desde que Sang Jin había tomado puesto como un Han se unió a la corporación Han-Jung como heredero. Ella odiaba recordar el día que su marido le estrecho la mano dándole la bienvenida a la familia. <<-Es mi familia, no importa su origen. Los lazos de sangre son algo que no se pueden romper>>

 

 

– En tal caso – dijo él, alzando la cabeza con decisión – Nosotros no somos quienes  para juzgar a alguien.

 

<<¡Es el colmo!>>pensó con rabia sin dejar de ver al hombre <<Ese bastardo ahora intenta defender a mis hijos>>frunció el ceño <<¡Es inaudito!>> Respiró hondo.

 

– Tiene razón, no es nadie para juzgar a mi familia.

 

Sobrecogidos, todos prestaron atención. Desde sus lugares oyeron la voz, clara y fría, de la mujer conocida como “la reina de hielo”.

 

– Es curioso – Kim Dong Wan apareció y los presentes se quedaron asombrados – Por más que un cuervo intente vestirse con las plumas de un cisne, no puede cambiar su naturaleza de cuervo.

 

El esbelto cuerpo de Mi Ra se tensó. Ella al igual que lo presentes no esperaban la aparición de Kim Dong Wan.

 

 

– Me sorprende verte aquí – añadió con soberbia – Imagine que estabas en Japón.

– Imaginaste mal hyungsoo-nim – sonrió cruelmente a ella – Nunca imagine ver reunida a… tantas “respetables” personas.

– ¿Dong Wan, que es lo que te sucede? – Sang Jin se alzó para estar a la atura de Dong Wan.

– Kim Mi Sook – dijo Dong Wan – La triste y solitaria viuda Mi Ra. La reina de hielo sería un término adecuado.  ¿Al menos lloraste una vez  cuando murió Woo Sung-hyung?

– ¡Cállate! – abofeteo a Dong Wan, dejando marcada sus yemas en el rostro de su cuñado.

 

Dong Wan asintió como si aquello no le doliera ni un poco.

 

 

– Vámonos – dijo Sang Jin jalando por el brazo a Dong Wan – Estas borracho. No digas cosas de las que te puedas arrepentir.

 

El estómago de Mi Ra se contrajo. ¿Cómo Dong Wan se había atrevido a mencionar a su marido? Con miedo presionó sus puños. Aquel Dong Wan presente ante sus ojos no era el Dong Wan dócil que ella conocía. ¿Qué había cambiado?

 

<<¡Sung Ryung!>>su estómago se contrajo esta vez, pero de miedo.

 

Llevándose a Dong Wan, Sang Jin desapareció de la sala de reuniones. Los presentes no dijeron ni una sola palabra. Pasaron a la siguiente sala, que era más impresionante que la anterior. Estaba presidida por una enorme mesa sobre la cual  aparecían desparramados gemas y cristales de todas las formas y tamaños imaginables, algunos se hallaban a medio tallar y otros eran gemas en bruto.

 

 

– ¿Son diamantes? – señaló uno de los ancianos al materia cristalino transparente que resplandecía de gran pureza.

– Tomen los que quieran – alzó la cabeza al oír que todos murmuraban impresionados.

– ¿Cuál es el truco? – preguntó el anciano, miembro del parlamento coreano, que ahora parecía más sumiso.

– El dinero no es un problema para mí – dijo ella mientras cogía unas gemas entre sus manos – No quiero que lo olviden – Mi Ra calló un instante, pensativa – Si vengarme es un crimen condenado por los cielos, no temeré hacerlo.

 

Calló de nuevo con un destello de amargura en sus ojos.

 

– ¿Esto es una amenaza? – preguntó el distinguido juez Cha Seung Won – No se olvide con quien está hablando.

 

Mi Ra observó al hombre. Esos ojos oscuros, eran la mirada de un auténtico cuervo roba almas. El honorable y distinguido juez Cha no era más que otro corrupto político. Pulcro, apuesto y  elegante por fuera con  un alma podrida por dentro. Un padre de familia, un esposo ejemplar. Mi Ra reía de esas mentiras.

 

– No me malinterprete – dijo ella al juez Cha –  Si quiere destruir la vida de otro. Usted no tiene que matarlos, tiene que robar lo que es más importante para ellos.

 

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

Una vara de incienso quemada estaba  sobre el altar. Ella junto sus manos e hizo una reverencia.

 

– Woo Sung-shi – ella habló con voz dulce – Lamento no haberte visitado.

 

La imagen de Woo Sung   estaba protegida por un marco de mármol blanco. A pesar de  ser invierno había flores blancas adornando su retrato.

 

Ella observó el interior del palaciego de la familia Han-Jung. Lujo por donde viera. Construida durante la era Joseon. El complejo palaciego fue construido para  el descanso de la familia Han-Jung. Se hallaba en la colina más alta de los terrenos de la mansión de  familia Han-Jung.  Sung Ryung no había pisado esas hectáreas en varios años, aun así no podía dejar de visitar a Jung Woo Sung, heredero de la familia Han-Jung.

 

 

– Creí nunca verte otra vez – en su pecho se armó un nudo doloroso – Dongsoo-nim, lamento tu muerte – lleva sus manos a su pecho – Todo ha cambiado tanto desde la última vez que te vi.

 

 Sung Ryung se arrodilló frente a la imagen de su cuñado.

 

– Sé que ella te aparto de mi con mentiras, hizo lo mismo con Dong Wan – murmuro afligida  –  Un corazón roto no escucha palabras. Yo no pude escucharte ese día que viniste a verme – se llevó las manos a la cara – No podía ver nada más que mis heridas.

 

Las lágrimas empaparon su rostro.

 

– ¡Perdóname! – golpeo su pecho, llorando por su dolor – ¡Siempre me protegiste y yo no pude hacer nada por ti!¡No merecías morir!

 

Los gritos de dolor solo eran un débil  eco en aquella lujosa habitación del palaciego. Su rostro se reflejaba en el suelo cubierto de mármol.

 

 

Sung Ryung tenía siete años, en su primer día en la primaria, unas niñas habían cogido su muñeca de trapo arrancándole la cabeza. Ella lloraba sin consuelo.

 

 

¿Puedo verla? – ella vio unas manos pequeñas pero más grandes que la suya pidiéndole la muñeca.

¡Está rota! – respondió ella entre sollozos.

 

El niño más alto sonrió de forma amable, sin una pizca de burla en su sonrisa.

 

Si dejas de llorar prometo repararla  – dijo él y Sung Ryung dejo de llorar.

¿En serio?

 

El niño asintió.

 

Para sorpresa de Sung Ryung el niño más alto había podido reparar su muñeca.

 

¿Cómo lo hiciste? – preguntó asombrada y  contenta.

Magia – respondió él.

¿De verdad? – abrió sus pequeños ojos con la ilusión de que ese niño hiciera magia. Su sonrisa fue tan grande que él no pudo decirle que su magia venia de una aguja e hilo.

Sí.

¡Gracias! – abrazo al otro niño y luego lo soltó  – Mi Ra también está feliz.

¿Quién es Mi Ra? – preguntó curioso algo nervoso pues era la primera vez que una niña lo abrazaba de esa manera tan cálida.

Ella – enseñó su muñeca de bucles negros y rostro de porcelana – Yo soy Mi Ra  – imito una voz más aguda y él rio divertido –  ¡Gracias oppa!

Mi Ra es una muñeca muy hermosa – saludo a la muñeca cogiéndole la mano. Después miró a Sung Ryung – Muy hermosa.

Mi madre me la regalo – sonrió sujetando a la muñeca contra su pecho – Por eso no solo es hermosa es mi mayor tesoro. La quiero mucho.

Joven amo – el hombre alto llamó al  niño.

¿Es tu appa? – preguntó curiosa, pero el niño negó con la cabeza.

Es Sebastian-shi, el cuida de mi  cuando mi  padre no está en casa – respondió saludando con la mano a su mayordomo y pidiéndole que esperara un poco más.

¡Oh! Mi appa siempre está conmigo y mi omma.

No todos los padres son como el tuyo… eres muy afortunada. Por eso no debes llorar – sonrió – Tengo que ir  a clases.

¿Oppa también estudias aquí?

 

Él no dijo nada cuando la niña lo llamo “oppa” Eso le resultaba divertido y enternecedor. Aquella niña tenía el alma tan pura y frágil.

 

 Estoy en el último año de la escuela elemental.

¡Lo siento sunbae! – Sung Ryun se avergonzó e hizo una reverencia. Si era el último año de la escuela elemental, ella sabía que aquel niño era un superior y además cinco años mayor que ella  – N-No debí llamarlo Oppa.

Está bien – acaricio el cabello de Sung Ryung – Tu y Mi Ra pueden llamarme oppa.

 

Sung Ryung no estaba segura de que responder. Pero recordó que no sabía el nombre de su sunbae.

 

 Me llamo Kim Sung Ryung – dijo ella esperando oír el nombre del otro chico.

Soy Jung Woo Sung – respondió él, omitiendo  su presentación gandul de “el heredero de la familia Han-Jung”.

¡Es increíble! – dijo ella y Woo Sung no parecía comprender – Uno de nuestros nombre significa sucesor. ¡Es una divetifantastica  coincidencia!

¿Divertifantastica?

Si – asintió orgullosa – Me gusta inventar nuevas palabras cuando estoy muy feliz.

Lo que tú digas – Woo Sung comprendió y no pudo evitar reír.

 

Sung Ryung sonrió divertida. Ese primer día no había sido tan malo.

 

No vuelvas a llorar.

Esas niñas son malas conmigo – Sung Ryung hizo un mohín con los labios.

Si esas niñas son malas, yo seré bueno contigo –  dijo Woo Sung antes de irse.

 

Ella asintió ante la foto de Woo Sung.

 

– Woo Sung-shi – su voz estaba cargada de dolor y tristeza – No llorare otra vez – limpio sus lágrimas con el reverso de su mano – Aunque me duela el corazón, no llorare  una sola lagrima. Hasta el día que esto termine y haga justicia, no volveré a llorar – Sung Ryung respiró hondo para calmar su temblor y llanto –  Ahora yo seré buena contigo Oppa.

– Es hora de irnos – So Ae ingreso por una de las cuatro puertas – Mi Ra no está en casa, pero si alguno de los empleados te reconoce, será el fin.

– No será el fin. Es el comienzo – dijo Sung Ryung haciendo una reverencia a la foto de Woo Sung – Oppa, solo espera y veras.

 

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

Lo primero que pensó al terminar de hablar con su madre fue en Jaejoong. Se llevó la mano  a la cabeza. Suspirando, Yunho se paró de pie frente a la puerta de su habitación. Levanto la vista, amargado y  odiando cada cosa de su vida. Después de años de vivir entre sombras, había aparecido Kim Jaejoong. Aun así, él no podía detenerse. Ya no había vuelta atrás en su camino. Instalado en su ser estaba la sed de venganza.  

 

– No puedo retroceder. Ahora ya es demasiado tarde – habló con seguridad recordando el motivo de su venganza. La muerte de su padre y la de Ah Ra. El culpable tendría su castigo, en sus manos pendía la espada de la justicia y la empuñaría contra sus enemigos – Aunque me destruya, no me detendré.

 

Exhaló un suspiro antes de abrir la puerta. Su corazón brinco de gusto al escuchar la risa de Jaejoong. El doctor Kim había sacado una moneda de la oreja de Jaejoong y éste reía asombrado.La voz de Jaejoong era un deleite y su risa era aún mejor.Mientras Jaejoong reía, cubría su boca con el reverso de su mano. Eso a Yunho le pareció tan tierno y ofensivo. ¿Cómo alguien tan hermoso como Jaejoong se atrevía a cubrir sus labios? Él solo pudo ver la cuerva de los ojos de Jaejoong cuando reía. 

 

– ¿Cómo lo hizo? – preguntó cogiendo la moneda que el doctor Kim había sacado de su oreja.

– Un mago no revela sus secretos – respondió el doctor y Jaejoong hizo un mohín desilusionado.

 

Alzó los ojos y recostado contra el marco de la puerta estaba Yunho. El más alto lo miró y curvó una sonrisa de costado. Jaejoong se sonrojo al verlo y agacho la vista. El doctor Kim notó el cambio de su paciente. Curioso volteo para ver porque su paciente lucia tan avergonzado.

 

– Yunho-ah – dijo él y Yunho dejo su descanso en el marco de la puerta. Anticipando la pregunta de más joven, el viejo doctor Kim habló primero – Él está muy bien de salud. Salvo su anemia, la que mejorara mientras  Jaejoong-shi  tome sus vitaminas. Todo está bien.

– Me alegra escuchar eso.

 

El corazón de Jaejoong latió tan rápido que parecía retumbar en sus oídos. La voz de Yunho era tan fresca, masculina pero suave como el terciopelo en los oídos de Jaejoong. Se preguntó si había escuchado bien. ¿Yunho estaba feliz al saber que estaba bien? ¿Yunho estaba preocupado por él?

 

– Yunho-ah, estas muy cansado – habló el doctor Kim poniéndose de pie y viendo lo agotado que lucía el rostro de Yunho – Por favor cuida tu salud.

– Estoy bie…

 

Yunho no término de decir la frase, su vista se hizo borrosa y se  tambaleo mareado. El doctor Kim lo ayudo a reincorporarse. Llevo la mano de Yunho por encima de su hombro, así serbia de apoyo al joven heredero.

 

Jaejoong ya estaba de pie junto a Yunho. Su corazón al ver que Yunho podía caer y lastimarse se detuvo, como  instinto natural corrió a socorrer a Yunho.

 

– Jaejoong-shi vuelve a la cama – ordenó el doctor Kim llevándose a Yunho fuera de la habitación.

 

Él no pudo decir nada, se quedó temblando al ver como el viejo doctor Kim casi arrastraba a Yunho fuera de su vista.

 

Intranquilo, camina de un lado a otro. Esa opresión en su pecho no desaparecía. ¿Él estaría bien? ¿Dónde estaba? ¿Qué había sucedido? ¿Era su culpa? ¿Cuántas horas habían pasado? Se agarró la cabeza no queriendo pensar más  porque moriría de la angustia.

 

Camina hasta la enorme ventana. La nieve blanca cubría todo el jardín, los arboles estaban vestidos de blanco a falta de sus hojas. Invierno. Jaejoong recordó que ya era invierno. Suspiró, pequeñas gotas congeladas caían sobre la ventana. Una a una parecían diminutas bailarinas danzando antes de caerse al suelo o estrellarse contra algún cristal. Esas gotas diminutas y congeladas eran  las que pintaban el paisaje de un manto blanco.  Su cuerpo temblaba, pero no era por el frio. Ahí adentro no hacia frio.

 

 

– Yunho –  suspiró abrazándose a sí mismo. Extrañaba el calor de Yunho.

– Él está bien.

 

Jaejoong se volvió para ver a Sebastian parado en medio del dormitorio con un vaso de agua en una mano y un frasco pequeño en la otra. ¿Cuándo había entrado?

 

– Él está durmiendo, el doctor Kim le inyecto unos sedantes – dejó el vaso sobre la pequeña mesa y entrego a Jaejoong el frasco pequeño – Son sus vitaminas. Debe tomar dos al mediodía  y dos antes de dormir.

 

Jaejoong cogió el pequeño frasco en sus manos. ¿Ya era  mediodía? Él quería pregunta si podía ir a ver a Yunho pero el nudo en su garganta que  se había instalado en señal de su angustia y le impedía hablar con claridad.

 

– El amo Yunho está en la habitación de huéspedes, al final del pasillo – Jaejoong lo miró asombrado. ¿Sebastian podía leer mentes?

 Sin decir más palabras, Sebastian  hizo una corta reverencia retirándose del dormitorio.

 

Jaejoong se tragó las vitaminas, cuando termino de beber el agua.  Sus pies temblaban.

 

– Voy a verlo – juega con sus dedos mientras camina hasta la puerta  – No. Sebastian-shi dijo que está dormido – se gira para caminar hasta el centro del dormitorio  – ¿Y si le molesta que este ahí? – duda y vuelve a girarse para caminar a la puerta – Quiero verlo – suspira – Echare un vistazo.

 

Decidido abrió la puerta. Miró con el rabillo del ojo. De hito a hito no había nadie en el pasillo.

 

<<¿Por qué me siento como un ladrón?>>Se escabullo con pasos suaves hasta el final del pasillo. Ahora solo esa  puerta grande y oscura le impedía llegar a Yunho. <<Solo echare un vistazo. No hay nada de malo con eso, ¿verdad?>>

 

Respiro hondo. No podía retroceder, después de todo él ya estaba ahí.

 

¨*¨*¨*¨*¨*

 

Él no había dormido más de un par de horas. Al abrir los ojos se encontró con un alto hombre parado al lado de su cama.  Él hombre de pie frunció el ceño.  Yunho conocía a Changmin  y podía ver en su mirada que tenía algo que decirle. Tal vez reclamarle.

 

 

– ¿Estás bien? – preguntó suavizando su expresión.

– Creo que no – respondió dudando si  Changmin sería más considerado con su actual estado de salud.

– El doctor Kim dijo que es producto del cansancio – habló con voz apagada – Hyung, ¿Qué es lo que está pasando?

– Supongo que ser el líder de un imperio  empresarial está agotándome –  suspiró con fatiga propia de su estado actual.

 

Changmin lo medito un par de veces ante de seguir con sus preguntas. Yunho estaba débil, pero su curiosidad no podía dejarlo en paz.

 

– Ayer te vi – habló lento y pausado – No solo en la ceremonia  – aclaró sofocado por la curiosidad – En el aparcamiento.

 

Los ojos de Yunho se abrieron pero no parecía asombrado. Asintió para que Changmin siguiera con su relato.

 

– Los vi a los dos. A ti y a Jaejoong-shi.

 

La tranquilidad de Yunho se fue, su rostro palideció. ¿Changmin los había vistos? Peor aún ¿Los había escuchado?

 

– No quiero sacar mis propias conclusiones – reveló él a un Yunho completamente mudo – Hyung… ¿Qué es lo que está pasando entre ustedes dos?

 

Notas finales:

Muchas gracias por vuestros comentarios y saludos. Me alegra saber que a pesar del tiempo, os sigue gustando mi fanfic. Gracias por vuestro apoyo mis lector@s.

A pesar de que estos día he estado algo triste y extrañando. Las locuras de Lally me mantienen muy ocupado. Después de que mi hermana corriera el rumor que me casaría, si hasta mi familia de España se entero que me casaría  y yo dije ¿Cuando? Basto que ella hablara  con una prima y todos se enteraran. Todo empezó por un comentario de Lally, Haro como quien dice le ha seguido  la corriente y yo al final me di cuenta que debía dejar de hacer fanservice frente a Lally. Aunque creo que mi vida sería muy aburrida sin las locuras de mi hermana y Haro.

Tengáis un bonito dia!

Alex.

Tengáis un bonito dia!

Alex.


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