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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

Hola mis fieles y queridas lectoras!

11/09 Pensar que estamos tan cerca de terminar otro año junto a este fanfic.

Gracias por todo vuestro cariño y paciencia. Intento devolver todo vuestro cariño hacia mí tomándome un tiempo para escribir y seguir con esta historia. Así que va, aquí otro capítulo.

 

Him Chan cogió por segunda vez su teléfono celular.

 

“El numero con el que usted intenta comunicarse está apagado o fuera del área de cobertura. Por favor vuelva a intentarlo más tarde”

 

Infló sus mejillas.

 

 

– ¿No contesta? – preguntó  la ahjuma y el pelinegro asintió – Me da mucha vergüenza pedirle el dinero de la renta, pero la verdad lo necesito.

– No se preocupe – dijo Him Chan – Tan solo dígame de cuanto estamos hablando.

 

Him Chan después de pagar, cerró la puerta tras de sí y se recostó en el sillón. No le molestaba ayudar con la paga del lugar, le molestaba no saber dónde estaba el mayor.

 

Su móvil sonó. Con rapidez deslizó la pantalla para responder.

 

 

– ¡Yoochun-shi!

– Lamento desilusionarte – dijo del otro lado la gruesa voz de Yong Guk.

– Yong Guk  – saludo a su amigo – ¿Sucede algo?

– ¿Podemos vernos hoy?

– Yo… estaba… – respondió dudando si sería buena idea ver a Yong Guk después de haberlo llevado a ver a su madre – Sí.

– En una hora. ¿Puedes venir a nuestra--  a mi  casa? – se corrigió al final.

– Si – respondió sintiendo su corazón estallar. Bang Yong Guk  ahora había dicho “mi casa.

– Te espero.

 

 

Yong Guk colgó la llamada. Him Chan lo escuchaba diferente. Él esperaba esa frialdad del más alto después de revelarle su pasado.  ¿Cuál había sido su terrible pecado? ¿Por qué ese pasado se empeñaba en volver? Desde que volvió a ver a Bang, Him Chan imaginó que todo su pasado se borraría, pero no.  A pesar de que quería borrar su pasado, este volvía una y otra vez.

 

 

– ¿Quieres algo de tomar? – preguntó Bang después de que Him Chan tomara  lugar en el sofá.

 

Him Chan observó cada rincón de lo que alguna vez fue su casa. Nada parecía haber cambiado. Bang mantenía el lugar en perfecto orden.

 

– Un café – respondió sin dejar de ver cada espacio  de aquel lugar donde fue muy feliz con Bang. Su mirada se detuvo en lo que antes había sido su dormitorio. Suspiró una vez más. Una parte de él extrañaba todo.

 

Bang puso el café sobre la pequeña mesa junto al sofá. Him Chan bebió un sorbo  bajo la atenta mirada del más alto.

 

– Continuas  mirándome  como un extraño – dijo él dejando la taza de café sobre la mesa.

– Te veo y no sé qué decir – confesó Bang con la voz quebrada – Algunas veces trato de ver al Him Chan de diez años y otras veces veo a…

– Un desgraciado – completo la frase y Bang negó con la cabeza.

– Si  yo hubiera estado a tu lado…  – Bang cogió las manos de Him Chan poniéndose de cuclillas frente a él  – No debí dejar que nos separaran. Perdóname – sujetó las manos del menor con más fuerza.

– Ese día estaba feliz porque esa mujer dijo ser mi tía – sus ojos mostraban todo el dolor de aquella mentira de la mujer – No fue tu culpa que yo fuera engañado.

– ¡Esa mujer te abandono en el orfanato en Gwangju! – escupió Bang sin poder seguir tragándose su coraje –  Ese orfanato es conocido como una cárcel. No quiero pensar en todos los tormentos que viviste ahí.

 

El cuerpo de Him Chan tembló. Ese lugar había sido el infierno mismo. No era algo que le gustara recordar.

 

Conmovido, Bang acurruco a Him Chan entre sus brazos.

 

– ¿Recuerdas a esa mujer que te llevo  del orfanato? – preguntó casi como un susurro y Him Chan negó con la cabeza – Juro que la encontrare y le hare pagar por todo.

– La busque. Quería preguntarle porque me abandonó en ese lugar  – murmuró y Bang lo separo de sus brazos para poder verlo mejor – Hace años que la estoy buscando, pero usó una identificación falsa para sacarme del orfanato  Santa Cecilia. No recuerdo su rostro, es solo una asquerosa sombra en mis recuerdos.

– ¿Y buscar a tu madre?

– La mujer que está en el hospital luchando por su vida  – Him Chan hablo defendiendo a la mujer que lo había criado  – Esa mujer es mi madre  ¡No me importa saber de esa otra perra que me dio a luz!

 

Bang no dijo nada. Cogió a Him Chan en sus fuertes brazos. Desconocía aquel pasado de su amigo y aun le era muy difícil asimilarlo.

 

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

Junsu miró por el cristal del auto. El hermoso paisaje de la playa de Busan desaparecía y era remplazado por arboles vestidos con hojas en tono ocre. Una sonrisa boba se dibujo en sus labios. ¿Podía ser más feliz? Él esperaba que si, o al menos, que nada arruinara su felicidad con Yoochun.

 

– ¿En que estas pensando? – preguntó curioso al notar que Junsu no dejaba de ver por el cristal de la ventana de su auto.

– En ti – respondió volviéndose a Yoochun con una enorme sonrisa de felicidad.

– Eso me gusta – dijo Yoochun mirando de reojo a Junsu sin perder de vista el camino.

 

Junsu se sonrojo.

 

– Nunca imagine estar así… a tu lado – dijo con voz suave y tierna – Si esto es un sueño no quiero despertar.

 

Yoochun bajo la velocidad y con una mano buscó la mano de Junsu. Cuando la encontró la sostuvo con delicadeza y amor.

 

– Tu eres un sueño Junsu – dijo deteniendo el auto a un lado de la carretera. No aparta la vista de Junsu –  Eres como un hermoso ángel que me rescato de mi mismo.

– Yoochun – Junsu murmuró el nombre de su amado mientras se acercaba para acortar esa distancia que le parecía ridícula.

– Te observo y solo pienso en hacerte sonreír.

 

Yoochun acorto esa distancia que los separaba besando a Junsu. Al principio de forma casta y delicada, pero Junsu quería más. Ambas bocas estaban unidas en un beso pasional. Sus respiraciones se mezclaban, sus lenguas chocaban en la humedad que estaba sofocándolos, aun así ellos no querían separarse. Cuando el aire se agotaba Junsu de mala gana se separo de Yoochun.  El beso se rompió con un sonoro ruido y un hilo de saliva. Junsu lamio la humedad de sus labios mientras intentaba recuperara aire. Yoochun hizo lo mismo.

 

– Te amo tanto que tengo miedo – confesó Junsu mordiendo su labio inferior. Él tenía miedo y mucho.

– ¿Miedo? – miró a Junsu temblar – Estoy a tu lado y nada me hará dejar de amarte.

– Pero si ella vuelve a separarte de mí – sus ojos se cristalizaron con el dolor de esa posibilidad. Él no quería perder otra vez a Yoochun.

 

La mente de Yoochun viajo nuevamente a ese pasado donde había actuado como un cobarde.

 

Ese día Yoochun no había visto mujer más elegante y distinguida frente a sus ojos. Aquella mujer se presentó como la madre de Junsu y al ver la sorpresa en Yoochun sonrió de costado como si esperara esa reacción.

 

Ambos quedaron solos en la oficina del director de la academia. Yoochun la miró y ella sonrió con maldad. Como si fuera una fiera apunto de atrapar a su presa.

 

MiRa lanzó  un block de dibujo sobre la mesa.

 

Mi hijo menor tiene  un talento especial para dibujar – dijo estirando la mano para invitar a Yoochun a ver los dibujos.

 

Yoochun cogió el block y sus ojos se dilataron con verdadero asombro. En cada página de aquel block estaba él. Cada trazo de grafito delineaba su rostro, su cuerpo…  nada extraño, solo él  sentado leyendo, caminando con su uniforme de taekwondo o sonriendo a alguien. Junsu había dibujado cada expresión de su rostro a la perfección.

 

Park Yoochun – escupió MiRa con soberbia – Tu rostro aparece en cada hoja. ¿Qué debería pensar? – Yoochun no respondió – Mi hijo es muy joven y no dejare que lo arrastres con tu inmundicia.

Usted no sabe nada – dijo Yoochun alterado al escuchar ser llamado inmundo.

Te acuestas con mi hijo – dijo ella sin perder la calma – No intentes negarlo.

 

Yoochun palideció ante las palabras de la mujer.

 

Eres guapo – dijo ella y Yoochun la miro con temor. La calma de esa mujer era aterradora – ¿Te divertiste  usando a mi hijo?

 

Un frio helado congelo las palabras de Yoochun. ¿Qué responder? Si, él estaba usando a Junsu como un reemplazo de Jaejoong.

 

¿Te comieron la lengua los ratones? – preguntó ella deleitándose al ver como el menor se tensaba.

¿Qué es lo que quiere? – preguntó seco.

 

MiRa sonrió de hito a hito.

 

No lo has negado – frunció el ceño y eso aterro más a Yoochun. La belleza de esa mujer era casi diabólica – Usaste a mi hijo como si fuera una marioneta. Entonces me preguntas que es lo que quiero. Quiero que te alejes de Junsu, que te vayas muy lejos, que desaparezcas de su vida.

 

Yoochun sabía que esa mujer, cubierta de piedras preciosas, estaba decidida a alejarlo de Junsu.

 

No – suelta de golpe – No puedo.

¿Ahora me dirás que amas a mi hijo? – pregunta con ironía.

 

Él respiró hondo.

 

No tenemos ese tipo de relación – dice él sosteniéndole la mirada a la mujer – Así que su pedido es absurdo. No puedo… irme sin más.

 

MiRa empieza andar de nuevo como si paseara por alguna tienda de ropa, confiada en cada uno de sus movimientos.

 

Habrá consecuencias – admite ella viendo a Yoochun.

¿Consecuencias? – Yoochun parece desconcertado.

Intente ser amable – dice riendo – Investigue a tu familia – le explica mientras le lanza un sobre de papel madera a la mesa del director – La situación económica de tu familia no es la mejor. Tus abuelos están por perder su negocio y la casa, están por quedar en la calle y a tu madre puede sucederle lo mismo.

Esta amenazándome – dice él poniéndose a la defensiva.

Una mujer de mi clase no amenaza – dice ella sin perder la calma – No sabe un niñato como tu quien soy. Así que escucha bien.

 

Yoochun frunció el ceño. Aquella mujer lo miraba con desdén, como si su vida fuera inferior al de ella.

 

Entre tú y mi hijo hay un abismo que los separa – dice ella y luego ríe – No solo el hecho de que sean hombres. Mi hijo es el heredero de una corporación multimillonaria. Desciende de reyes, su sangre es mucho más azul que cualquier aristócrata. Nació en cuna de oro. ¿Y tú?

 

Yoochun odiaba la forma en que esa mujer lo miraba.

                                                                

Hijo de un  policía…

¡No se atreva a hablar mal de mi padre! – exigió rabioso.

Soy incapaz de hablar mal de alguien que fue reconocido como héroe nacional – calmó a Yoochun – Aun así, tú no eres nadie.

Usted no es nadie para demostrar mi valor. La gente como usted se cree tan superior que me dan ganas de vomitar.

 

Ella sonríe con frialdad.

 

Yoochun aprieta sus puños de rabia. Quería borrar esa sonrisa de ella.

 

Gente como yo podemos destruir a tu familia con solo mover un dedo.

 

Yoochun se tenso. Esa mujer era peor que una arpía. Detrás de una sonrisa falsa era capaz de destruir a una familia sin perder el control.

 

Desaparece de la vida de Junsu o tu familia pagara las consecuencias – dijo ella y Yoochun abrió los ojos sin creerlo.

Es una mujer sin escrúpulos.

Solo defiendo a mi hijo de basuras como tú – ella frunció el ceño  – Usarlo como una marioneta es también actuar sin escrúpulos. No eres alguien inocente.

 

Ella cogió de su bolso Armani un folio.

 

La deuda de tu familia con el banco se extenderá  hasta que puedan pagarlo, no habrá fecha limite – explicó dejando los papeles sobre la mesa del director – Viajaras a Estados Unidos, se te becara para que termines tu carrera y no volverás.

 

Yoochun estaba por protestar pero MiRa lo fulminó con la mirada.

 

Hoy mismo saldrás de viaje y desaparecerás de la vida de mi hijo.

Junsu… él  sufrirá…

¡Ahora te interesa que mi hijo sufra! –  abofeteo a Yoochun – ¡Lo usaste de una forma asquerosa! ¡Déjalo en paz!

 

Yoochun llevó su mano a donde el golpe había impactado. La mujer tenía razón  y Yoochun sabía que algún día, lo que había empezado con Junsu, debía terminar.

 

 

Junsu es un ángel – dijo ella calmándose – Sufrió mucho al perder a su padre. Por favor…  deja de lastimarlo.

                                                                                 

MiRa cambio su estrategia, amenazarlo no parecía surtir efecto. ¿Por qué no apelar a la culpa?

 

Si  te vas ahora, acortaras su sufrimiento. Ustedes no tiene ningún futuro juntos. Nacieron en mundos diferentes. Son hombres y no pueden estar juntos. ¿Lo entiendes?

 

Yoochun se agarro la cabeza. Ella tenía razón. ¿Qué futuro tenia al lado de Junsu? Y  Junsu no tenía ningún futuro a su lado.

 

En tus manos está la felicidad de mi hijo y la de tu familia. ¿Qué es lo que harás?

Me iré.

 

Yoochun apretó sus manos con rabia.

 

– No lo hará.

– Lo hizo una vez y puede volver a hacerlo – su voz era temblorosa. Realmente temía que su madre lo separara de Yoochun una vez más – Me duele aceptarlo, pero mi madre es una mujer sin escrúpulos.

– En ese entonces yo era joven e inexperto – estira sus largos brazos para estrechar a Junsu en un fuerte abrazo – Ahora que sé que te amo, no dejare que lo haga. Protegeré nuestro amor.

 

Junsu abrazo fuerte a Yoochun. Cerró los ojos rezando porque su madre nunca los separara.

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

– ¡Alto ahí jovencito!

 

La voz de su padre lo detuvo de subir las escaleras y escabullirse sin ser visto, pero había fracasado. Con la cabeza escondida entre sus hombros volteo a ver su padre y éste no lucia muy feliz.

 

– Jaejoong, tienes idea de lo que preocupados que estábamos con tu madre.

– Lo siento – dice Jaejoong haciendo una reverencia.

– Desapareces por casi dos días y dices lo siento – su madre se cruza de brazos bajando por las escaleras.

 

Jaejoong estaba acorralado. Desvió su vista a la puerta que conectaba el vestíbulo con la cafetería. Por lo que veía había bastante clientela. Una parte de él se sintió muy culpable al dejar a sus padres con todo el trabajo.

 

– Hay mucha gente – murmuro esperando desviar el tema, pero su madre frunció el ceño y Jaejoong supo que debía guardar silencio.

– Llamamos a tu trabajo y una chica nos dice que te desmayaste – dice su madre visiblemente angustiada y Jaejoong no puede más que seguir sintiéndose culpable.

– Admítelo Jaejoong – dice su padre en tono serio y Jaejoong abre los ojos. ¿Qué debía admitir? Que Yunho lo había besado trasportándolo al cielo… que si no fuera, otra vez,  por la irrupción de Sebastian estarían teniendo sexo desenfrenado. Jaejoong se sonrojo avergonzado ante esos recuerdos.

 

Su padre lo miró como si tratara de leerle el pensamiento.

 

– Te desmayaste… tú… estas embarazado.

 

A Jaejoong se le cayó la mandíbula.            

 

– Deja de decir tonterías – su madre golpeo el brazo de su padre con la cuchara de madera. Jaejoong retrocedió pues su madre podría golpearlo también – Un hombre llamo y dijo que tu jefe se encargaría de llevarte al hospital… que estabas bien, pero yo…

– Amor, eso dolió – se quejo el señor Kim.

– Están  llegando más clientes  a la cafetería – Jaejoong señaló por la puerta a los nuevos clientes. Antes de huir a trabajar abrazo a su madre besándola en la mejilla – Estoy bien. Te amo.

Jaejoong salió por la puerta que conectaba el recibidor de la entrada de su casa con la cafetería.

 

– ¿Lo escuchaste?

– Si, dijo que te amaba – sonrió el señor Kim.

– Siento que algo nos oculta nuestro Jaejoong – dijo ella cruzándose de brazos pensativa.

– Jaejoong nunca miente, no lo obliguemos a hacerlo – el señor Kim estrecho a su hermosa esposa entre sus brazos y la beso – Debemos ser pacientes, con el tiempo él mismo nos contara todo.

– Solo espero que no esté en problemas.

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

Rodeo el escritorio para ver más de cerca a Yunho. 

 

-  ¿Por qué estas sonriendo con esa cara de bobo? – preguntó irónico  Heechul a su amigo.

-  No estoy sonriendo – se escudo Yunho torciendo su sonrisa en una expresión más seria  –  Tienes los folios para firmar.

-  Luces más alegre – comentó depositando los contratos para firmar frente a Yunho – Puedo suponer que hay alguien que te tiene así de sonriente – observa a Yunho buscando leer sus pensamientos.

-  No sé de qué estás hablando – fingió leer los contratos y no prestar atención a las insinuaciones de su amigo.

 

A Heechul no le gustaba la idea de ser tomado por idiota.

 

-  ¿Ese aun esta en tu casa? – preguntó con verdadero desagrado, esperando no verlo en la mansión Han-Jung. No toleraba la idea de verlo otra vez.

-  Se fue hace más de una hora – responde sin apartar la vista de los contratos para la nueva campaña publicitaria para lanzar el nuevo producto en las tiendas.

-  Nunca espere que te gustara  ese cocinerito – dijo en tono burlón elevando una ceja – Aunque debo admitirlo, Jaejoong es muy atractivo… pero corriente y pobre – dice ganándose  la desaprobatoria mirada  de Yunho por su comentario – Ups, mi lengua me ha traicionado.

-  ¿Estás de broma o la tintura se te subió a la cabeza? – dijo Yunho firmando varios papeles sin importarle en lo más mínimo las provocaciones de Heechul.

-  Veo que notaste mi cambio de color – dijo vanidoso acariciándose el pelo – ¿El rojo me queda bien?

-  He terminado de firmar los papeles – dice Yunho cogiendo su abrigo del perchero tan rápido que Heechul no lo vio levantarse.

-  ¿A dónde vas? – preguntó rechinando los dientes Heechul.

-  Iré a buscar a mi corriente y pobre cocinerito – sonrió Yunho viendo casi estallar una vena en la frente de Heechul – Es broma, tengo que pasar a buscar a mi madre al aeropuerto.

 

Heechul no dijo nada, frunció el entrecejo.

 

-  No debes hacerme ese tipo de bromas – cambia su semblante a uno más serio. Realmente él temía que algún día las palabras de Yunho fueran ciertas y terminase enamorado de Jaejoong – Yunho – lo llamó  antes de que se marchara  – Estas jugando con fuego. Jaejoong es un hombre muy atractivo y  hasta un macho alfa como tú puede gustarle ese rostro andrógino que posee. Si tu madre se entera de que estas…

-  Mi madre no tiene porque saberlo – irrumpió con voz grave –  No pretendo pedir la mano  de Jaejoong en matrimonio. Pero si este es un juego o no, ese es mi asunto no el tuyo.

-  Tienes razón – sonríe Heechul, fingiendo que las palabras de Yunho no eran duras  – Soy un idiota al pensar que tú la olvidarías a  “ella” – puso cizaña en la última palabra – Ella es la única mujer que has amado y amaras. No puedo creer lo estúpido que fui al pensar que cambiarias a “tu único y gran amor” por alguien tan insignificante como Jaejoong. ¡Debo estar loco! ¿No?

 

Yunho giró los ojos como si buscara una respuesta a las palabras de Heechul. Respiró con fuerza  y sin decir palabra alguna salió azotando la puerta de su oficina. Heechul sonrió victorioso, no muchas veces lograba tener la razón contra Yunho y este era un día para su victoria. Aunque todavía tenía un problema por resolver, saber hasta dónde había avanzado el juego de Yunho con Jaejoong. Él odiaba admitirlo, pero Jaejoong tenía todo para conquistar a Yunho. Era corriente, pero muy hermoso, una belleza exótica capaz de enloquecer a cualquier hombre o mujer. Heechul no debía subestimar a Jaejoong, debía observar atentamente el juego para llegado el momento intervenir.

 

- No tengo intenciones de olvidarte – suspiró Yunho cogiendo el volante de su convertible negro. Sus manos casi rompen el volante al recordar las palabras de Heechul  – Pero tampoco tengo intenciones de alejarme de Jaejoong.

 

¨*¨*¨*¨*

 

Jaejoong se despidió de su profesora agradeciéndole los consejos para iniciar una dieta a base de hierro para mejorar su estado de salud.  Cuando salió fuera del edificio de la universidad no pudo dejar de ver a la multitud reunida alrededor de alguien. Se estiro apoyándose sobre la punta de sus  pies para ver mejor, pero había demasiados estudiantes para ver de quien se trataba. ¿Acaso los visitaba una celebridad?

 

- ¡Es Max Changmin! – gritó una de las estudiantes.

 

Jaejoong se congelo. ¿Qué hacia Max Changmin en su universidad?

 

- ¡Oh! ¡Jaejoong! – Changmin se estiró y con gran entusiasmo  ondeo  la mano como una bandera.

 

Al escuchar su nombre Jaejoong se tenso pues todos los estudiantes voltearon a verlo. Todos tenían curiosidad de quien era la persona que el famoso cantante saludaba con tanta familiaridad.

 

Con una amable sonrisa, Changmin atravesó a sus fanáticos para llegar hasta  Jaejoong quien parecía una estatua.

 

Jaejoong no parecía creerlo. Aquel sujeto alto y atractivo era Shim Changmin, la estrella más popular de todo Corea del Sur. Sus mejillas se tiñeron de vergüenza al recordar lo sucedido en la casa de Yunho.

 

- Hola Jaejoong  – lo saludo con una expresión risueña y Jaejoong perdió el habla. Giro los ojos y vio como gran parte de los estudiantes no parecía creer que la popular estrella estuviera hablando con él – Así que estudias en este lugar – más que una pregunta era una afirmación.

 

Recuperando algún control sobre su cuerpo, Jaejoong asintió lentamente.

 

- Hace bastante frio para quedarnos aquí afuera – dijo Changmin mientras se quitaba la bufanda para enroscarla con cuidado alrededor del cuello de Jaejoong.

 

SI la situación de por si era extraña, Jaejoong no pudo evitar sonrojarse al escuchar los murmullos de sus compañeros “Lo cubrió con su bufanda” “Oppa es cariñoso con ese otro chico” “¿Cuál  será su relación?”

 

- Aparta tus manos de él.

 

Su cuerpo se estremeció con solo escuchar aquella voz. Jaejoong reconocía esa voz masculina y profunda. Alzó la vista y ahí estaba Han-Jung Yunho haciendo su aparición triunfal de entre los estudiantes que habían armado una muralla a espaldas de Changmin.

 

- Y-Yunho – Jaejoong murmuro con fino hilo de voz alejándose de Changmin al ver que Yunho fruncía el ceño a cada paso que daba.

 

Changmin se acercó más a Jaejoong. Cuando Yunho estuvo frente a ambos, Changmin entrelazo su mano con la de Jaejoong.

 

- Hola hyung – saludo como si fuera un niño a punto de realizar una travesura.

 

 

Notas finales:

Siguiendo aquí en Argentina, he tenido que verme viviendo con Haro, no preguntéis como paso, solo paso. Pero en la cabeza de mi hermana y ahora su amiga, imaginan cosas. Compartimos la misma cama, eso no es extraño, a veces Haro me abraza por la cintura, eso… mejor olvídenlo jajaja He leído algunos comentarios del Harolex. Y dije ¿Qué paso aquí? Lally y sus explicaciones fujoshi  me dijeron que vosotras bautizaron a la relación que tengo que Haro, como Harolex. No lo podía creer . Lally me pregunta si estaba enojado y respondí “No, nuestro fanservice es espontaneo”

Si bien, estoy con mucho trabajo intentó cuidar mi salud, eso implica que Haro me deje dormir en las noches –no es lo que vuestras mentes yaoistas imaginais-  A mi amigo, le dio la costumbre de jugar con mi nueva PS y como siempre jugamos futbol, empieza un partido y después sigue otro y así hasta que me doy cuenta que esta por amanecer. Somos competitivos, que mas podemos decir.

Otra vez gracias por leer! Gracias por comentar! Gracias!

Abrazos

Alex.


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