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Rescatame por alexriden02

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El simple rose de esos labios no fue agradable, le revolvió el estómago tanto que con brusquedad empujo el cuerpo de Heechul. Haciendo que cayera en el suelo. Sin pensarlo con el reverso de su mano se fregó la boca un par de veces.

—Si no fueras mi primo te golpearía – dijo estirando la mano para ayudar a levantar a Heechul.

 

Heechul traga sus ganas de llorar y ríe a carcajadas sentado en el piso.

 Yunho mira estupefacto la acción de su primo.

 

—¿Por qué tiene que ser él? – preguntó poniéndose de pie frente a Yunho.

 

La pregunta asombra mas a Yunho. A veces no entendía como pensaba Heechul.

 

—No sabes lo que sientes – miró a Yunho esperando hacerlo entrar en razón.

—No me mires de esa manera, como si me entendieras.

—Eres tú el que no entiende nada.

 

Yunho estaba hastiado de seguir hablando de aquello una y otra vez. Nadie más que él mismo entendía lo que sentía. 

 

—¡Nunca sabrás lo que es sentirse fuera de lugar como si no encajaras en ningún lugar! 

—Heechul yo…

—¡No sabes lo que es amar a alguien de tu mismo sexo y ser odiado por eso! ¡Detente, Yunho detente y vive una maravillosa vida sin ser señalado!

 

Yunho respiro profundamente y abrazo a Heechul.

 

—Gracias por preocuparte por mi – dijo al soltar a Heechul. – Pero eres tú quien no sabe lo que es estar herido, perdido, gritar en silencio, hundido en la oscuridad y sin nadie a tu alrededor para salvarte. Jaejoong hizo que volviera a sentir. Me rescato de mi mismo.

—Es un hombre, Yunho tu…

—Mujer, hombre o unicornio, pero he encontrado a quien amar.

 

Heechul asintió herido al escuchar las palabras de amor de Yunho por Jaejoong.

 

—Yunho ten cuidado, porque justo aquello que te completa puede ser aquello que te destruya – dijo antes de salir de la oficina de Yunho.

 

Yunho llevo la mano sobre su pecho y percibió el fuerte latido de su corazón.

—Lo sé – dijo mientras sonreía.

 

 

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La distinguida dama toma lugar en el sillón que descansaba en su balcón. Observo desde lo alto la enorme extensión de su terreno mientras el sol caía dejando ver un naranja muy oscuro. Su joven yo del pasado, aquella niña llamada Mi Sook nunca había soñado tener los lujos que la rodeaban ahora. Su madre fue la segunda esposa de su padre, la amante y ella una bastarda. Pero un día dejo su pequeña y acogedora casa para vivir en un palacio. Su joven yo, no solo tenía un padre también una hermana mayor tan hermosa como una princesa.

 

—El tiempo nunca regresara – suspiró sonriendo de manera amarga.

Ella sostuvo una vieja foto en su mano. La gastada imagen la mostraba más joven y abrazando vigorosamente a Sung Ryung mientras sonreía. Mi Ra cerro los ojos para evitar llorar, su yo más joven había muerto y le había dado un nuevo nombre.

 

—Woo Sung… – dijo al ver las nubes en el cielo esperando que las palabras viajaran hasta su difunto esposo – el amor sigue arrastrándome hacia abajo.

 

Mi Ra atrapó su rostro con ambas manos mientras cerraba los ojos.

 

—Lo siento – susurró.

 

El sonido de la puerta la sacó de sus pensamientos.

 

—Adelante – respondió guardando la foto entre las paginas de un viejo libro.

—Lamento interrumpir, pero el doctor Kim está esperándola en la oficina del señor Yunho.

—En unos minutos bajo – respondió poniéndose de pie. – Sebastián no menciones a nadie esta visita.

 

Con una corta reverencia Sebastián asintió. Vigilo por unos segundos el rostro de la hermosa mujer, aunque ella intentaba   esconderlo con maquillaje, él podía ver que la salud de Mi Ra no estaba bien. Aun así, no diría nada pues su trabajo era obedecer.

 

—Aférrese a la vida por favor – murmuró para sí mismo al salir de la habitación.

 

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Con una enorme sonrisa despidió a las ultimas clientas después de sacarse una foto con ellas.

 

—No hay duda de que mi hijo es muy guapo – aclamó la señora Kim besando la mejilla de su hijo.

—Mamá exageras – sonrió abrazando a su madre.

—Una madre nunca exagera.

 

Jaejoong no quiso contradecir a su madre, el día aun no terminaba, pero no podía dejar de sonreír y realmente necesita abrazar a su madre. 

 

—Estoy celoso – dijo el señor Kim cruzándose de brazo mientras fingía estar enojado.

—Kim Jin Woo, no seas así – dijo la señora Kim golpeando el brazo de su esposo sonrojándose.

—¡Eso dolió! – fingió mientras hacia un puchero.

 

Jaejoong observaba a sus padres y no podía evitar sentirse afortunado de tenerlos. Porque el amor que ambos se tenían no había desvanecido nunca, todo lo contrario, cada día crecía más. Admiraba tanto eso de sus padres y él soñaba con vivir un amor igual.

 

—Yunho – susurró suavecito mientras sonreía al recordarlo.

—¿Dijiste algo? – preguntó su madre dejando de abrazar a su marido.

—Nada, solo… ¿no se les está haciendo tarde?

—Es verdad – dijo el señor Kim viendo el reloj de su mano. – Llegaremos tarde a la reserva para cenar.

—¿Es enserio? – preguntó desilusionada la señora Kim. Había pasado horas arreglando su maquillaje y peinado, eligiendo la ropa para que su salida se cancelara .

—Mi hermosa esposa – dijo besando su mejilla. – Estoy jugando, tenemos tiempo y el taxi ya esta en la puerta esperando por nosotros.

—¡Tonto! – golpeo con suavidad el brazo de su esposo y se despidió de Jaejoong. – No olvides cerrar todo y cena antes de dormir.

 

Kim Jin Woo sonreía al ver como su hermosa esposa actuaba como si Jaejoong tuviera doce años. Y pensó que tal vez era tiempo de que dejaran volar a su hijo.

 

—¿No crees que es hora de que Jaejoong viva solo? – preguntó Jin Woo una vez que abordaron el taxi.

 

La señora Kim suspiro y estiro la mano agarrando la de su esposo.

 

—Eso lo hablaremos con él, pero ahora somos tu y yo.

 

Jaejoong levantó la última silla y se apresuro al mostrador a buscar las llaves para cerrar. Escuchó la puerta abriéndose.

 

—Lo siento, pero estamos cerrando – dijo al voltear y se sonrojo al verlo.

 

Los labios de Yunho se estremecieron en una escueta sonrisa. Su corazón palpitaba tan solo con ver a Jaejoong. Su mirada era silenciosa y pesada sobre los labios ajenos.

 

— Estamos cerrando – dijo Jaejoong enseñando las llaves en su mano.

—No me opongo a quedarme encerrado contigo – dijo caminando hacia Jaejoong mientras reía de cotado.

—Eres increíble – dijo negando con la cabeza.

— Lo sé.

— No fue un cumplido – frunció el ceño mientras se cruzaba de brazos.

—¿Cómo puedes ser tan lindo aun fingiendo estar enojado?

 

Jaejoong soltó las llaves de su mano retrocediendo lentamente pues Yunho estaba muy cerca.

 

—No soy lindo.

—Tienes razón no eres lindo – dijo atrapando a Jaejoong contra el mostrador. Sin tocarlo solo lo miro detenidamente como si quisiera devorarlo. – Eres lo más hermoso que vi.

 

Jaejoong carraspeo sorprendido por las declaraciones de Yunho. Aun no se acostumbraba a ser cortejado por un hombre con tan seductora mirada y se avergonzaba tan fácilmente.

 

—Deja de decir cosas tan vergonzosas.

 

Yunho negó con la cabeza arrimándose más a Jaejoong. Besarlo era lo único que deseaba al verlo actuar de manera tierna. Estaba tan cerca que podía sentir la cálida respiración y aquellos labios se veían  tentadores.

 

—Te-Tengo hambre – esquivo Jaejoong a Yunho mordiéndose los labios. Había besado al hombre frente a sus ojos muchas veces, pero besarlo en su casa lo ponía nervioso. ¿Qué pasaba si un vecino los veía por las ventanas del negocio? ¿Qué pasaba si sus padres volvían a último momento?

 

Asombrado, Yunho volteo a reclamar tal desplante, pero al ver la expresión avergonzada de Jaejoong calmo su enojo. ¿Podía un hombre ser tan condenadamente lindo? Para él, Jaejoong podía serlo y respetaría sus tiempos.

 

—Está bien, me marcho.

—¿Quieres almorzar? – casi grita sujetando la mano a Yunho para evitar que se marchara. A veces maldecía que su boca y cuerpo no coordinarán en sus acciones, pero ahora realmente quería que Yunho se quedara.

—Me encantaría, pero  tengo poco tiempo.

—Entonces, ¿Por qué viniste? – su voz sonaba tan desilusionada como se reflejaba en su rostro.

—Para esto…

 

Sin decir mas palabras Yunho besó a Jaejoong. Ambos labios se conectaron y la lengua de Yunho tomo terreno en la boca de Jaejoong. Sus labios se movían desesperados en una pelea en donde ambos ganaban. El deseo se mostraba en sus labios, en cada roce húmedo que llevaba al beso a ser mas apresurado e irreverente.

 

—¿Qué es esto?

 

La extraña voz los obligo a romper la conexión casi pecaminosa. Con su pecho subiendo y bajando por recuperar aire Jaejoong murmuro un nombre que Yunho no escucho.

Notas finales:

¡Gracias por continuar esperando!

Gracias por cada comentario, por cada lectura, por cada mensaje. Gracias por estar detrás de la pantalla y seguir esta historia a pesar del tiempo.

Álex 


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