Junsu se preguntaba cuanto más resistiria su voluntad. Dormía en la misma habitación que Yoochun, compartían clases de taekwondo, el almuerzo hasta las salidas con amigos. Pero aun así Junsu seguía sintiendo tan lejos de su amado. Lo amaba y quería gritarlo al mundo pero no podía, ya que temía ser rechazado por el sólo hecho de ser un hombre, además que a Yoochun parecía gustarle solo las chicas. Junsu tenía esa idea rondando por su mente, desde las últimas salidas en las que había acompañado a su superior; ya que lo habían visto coquetear con mujeres hermosas. La cercanía de esas mujeres lo inquietaba y lo atemorizaba, pues temía perderlo en brazos de alguna. Pronto se cumpliría un año desde su llegada a la academia, un año en el que él ni siquiera pudo acariciar los labios de Yoochun y menos sentir el calor de su cuerpo. Pensar en eso lo deprimía pues lo veía fuera de su alcance ese privilegio y debía conformarse solo con estar a su lado.
Una noche en la habitación, Yoochun organizaba una pequeña fiesta de despedida a uno de sus superiores ya que al finalizar el año se graduaría. Esa noche los invitados habían bebido demasiado soju. El soju es una especie de agua ardiente muy popular en toda Corea y con un alto contenido alcohólico. Siendo un elemento prohibido en la academia era degustado como un manjar. Además conversaban sobre los diferentes gustos de cada uno de ellos a la hora de elegir una mujer.
Cuando le toco a Yoochun este respondió – No tengo una mujer ideal… pero creo que además tener un rostro bonito debe ser muy amable y considerada… un tanto tímida e ingenua… que sepa cocinar deliciosos platillos… además que siempre me vea con una angelical sonrisa.
- ha ha… Yoochun pides un ángel… ¿no crees que exageras? –dijo el superior y luego miró a Junsu – Y tu cadete…
- Yo… bueno – trago saliva sintiendo la mirada de todos los presentes como si ansiasen su respuesta – Busco… a… alguien a quien admirar no solo por su belleza o su encanto sino por su fortaleza… esa fuerza que motiva a seguir adelante. Además me gustaría poder cuidarla, mimarla con pequeños detalles, hacerla feliz, amarla y vivir juntos…
- Ustedes son extraños… dicen cosas como las mujeres… yo solo espero una mujer con enormes pechos que pueda satisfacerme – dijo con voz áspera.
Después de ese comentario todos rieron un buen rato.
- ¿No beberás Junsu? – preguntó el festejado, apoyando su brazo sobre el hombro de Junsu.
Junsu guardo silencio ya que la cercanía de ese hombre lo incomodaba, tanto que no pudo evitar sonrojarse no porque le gustase sino porque veía el rostro de Yoochun.
Inmediatamente Yoochun apartó la mano de su superior del hombro de Junsu, notaba la incomodidad en el rostro de su compañero de habitación. Sin percatarse que no era aquel hombre el que le generaba incomodidad a Junsu, sino que Junsu se sentía así de nervioso cerca de él.
- ¡Claro que beberá! – dijo Yoochun entregándole una botella de soju a Junsu – ¡Ten!
- Superior – bajo la mirada algo avergonzado – Yo… Yo no bebo.
Ese comentario de Junsu provocó que todos los invitados a excepción de Yoochun riesen a carcajadas, pues no creía que un hombre coreano rechazara el soju entregado por un superior. Es por costumbre que si un adulto le entrega una botella ya sea de soju o cualquier otra bebida alcohólica, el joven no puede rechazarlo ya que es un signo de mal educación e irrespeto a los integrantes de la mesa.
- Si crees no poder hacerlo, no bebas – dijo Yoochun con un tono desafiante a Junsu.
Junsu no quería quedar mal frente a sus superiores y menos ser subestimado o llamado mal educado, cogió la botella bebiéndola de un golpe. Había acabado la botella rápidamente sin medir las consecuencias, ya que el líquido parecía suave dentro de su boca pero al tocar la garganta sentía un ardor penetrante y desgarrador. Tosió un poco para descomprimir el liquido en su garganta, pero era demasiado tarde había viajado hasta su estomago.
- ¡Eso! – aplaudió el festejado - ¡Así es como bebe soju un autentico coreano!
- ¿Estas ben? – preguntó Yoochun preocupado por su compañero de habitación, ya que nadie había podido beber una botella completa de soju y menos al primer intento. Aunque después sonrió pensando en la osadía de Junsu, quien cada día lo sorprendía y se ganaba su respeto. No importaba cuán grande fuera el desafío, Junsu no se dejaba subestimar y lograba superarse a sí mismo.
La pequeña reunión había llegado a su fin, los invitados y hasta el festejante se habían retirado cada uno a sus habitaciones, lo que dejaba a Junsu y a Yoochun solos en la inmensidad de esa habitación. Un poco torpe con los movimientos de su cuerpo Yoochun pidió ayuda a Junsu para llegar a la cama.
Junsu no estaba tan ebrio como sus superiores le auguraban, apenas sentía los efectos de soju; resistencia que habría heredado de su padre. Ya que recordaba las grandes cantidades de bebidas alcohólicas que su padre guardaba por toda la mansión, no solo eran colecciones sino que debajo de la misma había un bodegón lleno de vinos importados que su padre solía degustar en festividades.
Levantó el pesado cuerpo de su superior y lo apoyo sobre su hombro así llevarlo a recostar. En el tramo del suelo a la cama de Yoochun, había demasiadas botellas de soju dispersas por doquier. Desgraciadamente o para su suerte, una de esas botellas se interpone en los pasos de Junsu y lo obliga a caer sobre el cuerpo de su superior, quien parecía no importarle la caída ya que estaba demasiado cansado como para reaccionar. Su cuerpo podía estar casi dormido pero su mente estaba intacta, es decir, estaba lucido y no borracho. Pero tal era su cansancio que podía quedarse dormido en el suelo de su habitación.
El corazón de Junsu palpitaba tan rápido por su cercanía al cuerpo de su superior, además estaba encima de este. Estaba petrificado, solo podía observabar los carnosos labios de Yoochun, los veía con tanto deseo como un niño desea un dulce. Ya no podía más, estaba llegando a su límite, el deseo le estaba ganando a su lógica. Al demonio, Junsu lanzó toda su lógica por la borda ya que no tendría nuevamente una oportunidad como esa porque Yoochun también se graduaría y se iría. Lejos de levantarse del cuerpo de su superior se acomodo, montándose cuidadosamente sobre él. Se quedo así durante algunos segundos, mordiéndose los labios como si saboreara una delicia, su pecho clamaba besarlo de una maldita vez.
Algo confundido Yoochun abre sus ojos pues no entendía porque Junsu seguía sobre su cuerpo. Sin esperarlo Junsu salto a sus labios con profundo beso. Los labios de Junsu eran tan suaves como los pétalos de una flor, pétalos que habían irrumpido el interior de su boca y despojado de su calma. Si bien la lógica de Yoochun estaba intacta su cuerpo parecía congelado, no respondía. Tímidamente abrió más sus labios pues debía admitirlo, Junsu besaba mejor que las decenas de mujeres con las que había salido.
- Por favor – suplicaba Junsu con lágrimas en sus ojos. Esas lagrimas eran de alegría ya que había cumplido su tan ansiando sueño de besar a Yoochun – Por favor permíteme amarte.
Yoochun no podía creer lo que estaba escuchando y menos que Junsu le estuviese suplicando ese tipo de cosas. Sonrió brevemente e inclinó su cabeza hacia un costado, rompiendo el beso de Junsu – Has lo que quieras…
¿Hacer lo que quisiese? Se pregunto Junsu, podría Yoochun hablar enserio o estaba jugando con sus emociones. Si ese fuera el caso Junsu no iba a detenerse a preguntar, ya que no podía frenar el avasallador deseo de su cuerpo. Sin dudarlo volvió al ruedo con sus besos, así comprobar si su superior estaba diciendo la verdad. Lejos de ser rechazado Yoochun le correspondió el beso, intensificándolo con más pasión. Ambas bocas parecían derretirse en el deseo, por el juego incesante de sus lenguas al rosarse una sobre otra.
Las delicadas manos de Junsu acariciaron el varonil cuello de Yoochun, bajaron lentamente hasta detenerse sobre el pecho. Solo una tela de camisa cuadrille le impedía gozar de la delicada piel de su superior. Así que empezó a quitar cada uno de los botones pero sus manos se habían vuelto tan torpes, estaban temblando de miedo; jamás había hecho algo así con un hombre. Sin embargo deseaba hacerlo con su superior, supuso que no sería diferente de cómo lo hacía con las mujeres, pero le fue muy complicado llevar a cabo su labor. Su nerviosismo y falta de experiencia en la materia lo hacían temblar y actuar torpemente.
¿Esta temblando? Se preguntó Yoochun al sentir como se movían las temblorosas manos de Junsu sobre su pecho y lo torpes que se veía al intentar quitarle los botones de su camisa. No podía creer que estaba por hacerlo con un novato tembloroso. Así que tomo los extremos de su camisa y el mismo la abrió de un tirón rompiendo los botones. De alguna forma disfrutaba ver como Junsu temblaba, quería saber hasta dónde llegaría o si saldría huyendo al verlo semi desnudo.
Al ver la pálida piel de Yoochun en su máximo esplendor, Junsu quedo tan asombrado que no supo cómo responder; parecía que estaba viendo algo irreal. Su mirada estaba tan llena de alegría y deseo que no supo cómo actuar… tal vez tocarlo, rozarlo o besarlo. Maldecía su falta de experiencia y su juventud al solo hecho de haber salido con chicas.
Con suma delicadeza Yoochun estrechó la temblorosa mano de su Junsu, hundiendo la cara interna de la misma sobre su pecho desnudo, obligándolo a recorrer todo su extenso tórax.
Esa actitud de Yoochun, de estrecharle la mano y guiarlo para acariciarle el pecho, hizo enardecer a Junsu. Sin pensarlo y sin tener ninguna experiencia se lanzo sobre ese prominente pecho masculino. Saboreando sin cesar cada extremidad, recorriéndolo con el paso de sus labios desde el cuello hasta el vientre. Aunque se detuvo antes de continuar porque se percato de una pequeña elevación, sin mencionar el cosquilleo que estaba sintiendo en su parte baja. Esa elevación provenía de la parte anterior del muslo de Yoochun, desde la entre pierna; parecía que esa reacción estaba presa entre esos ajustado pantalones jeans clamando ser liberado. Debido al asombro Junsu se movió sin darse cuenta casi retrocediendo, por lo tanto no previó que su mano se posara sobre esa reacción entre las piernas de Yoochun.
Ese débil roce provocó el primer gemido de placer por parte de Yoochun desde que había iniciado el juego. Ese gemido lo llevo rápidamente a incorporarse y ponerse de pie, observando atentamente a Junsu.
<<-Se habrá enojado >> pensó al sentir como Yoochun lo lanzo al suelo cuando este se incorporo.
Pero Yoochun lejos de alejarse de su compañero de habitación y frenar el juego decidió seguirlo sin medir las consecuencias. Tomó del brazo a Junsu y lo lanzo sobre su cama. Se desabrocho el botón que impedía la liberación de su erección, dejando entre ver unos bóxers blancos. Sin decir ningún comentario se lanzo sobre el cuerpo de Junsu que yacía sobre la cama y lo beso apasionadamente antes de que Junsu pudiera reaccionar.
- Espero que te hagas responsable – dijo Yoochun llevando la delicada mano de Junsu a posarse dentro de su bóxer – Jemas lo has hecho con un hombre… ¿verdad?
Junsu movió levemente la cabeza ante la afirmación de Yoochun, ya que no creía lo que estaba entre sus dedos y menos qué hacer con tamaño problema. Yoochun al ver el rostro de asombro mezclado con miedo de Junsu sólo sonrió y fue guiándolo para que hiciera leves movimientos de arriba hacia abajo.
- Lo estás haciendo bien… a pesar de que es tu primera vez – dijo Yoochun mordiéndose los labios pues no quería demostrarle a Junsu que estaba gimiendo de placer – Aun así no seré considerado… tu pediste esto – dijo volteando bruscamente a Junsu boca abajo.
Sin dejarle alguna posibilidad de reacción Yoochun lentamente iba despojando a Junsu de su vestimenta. Cuando la lengua de Yoochun rozo deliberadamente contra la espalda de Junsu, quien emitió un gemido desgarrador. Lo que llevó a Yoochun a alejarse – Bien… si dices eso por un simple roces no me imagino cuando avance – empezó a acomodarse el pantalón creyendo que Junsu no estaba listo.
Pero Junsu lo detuvo, lo freno con un abrazo después se acerco a su odio casi gimiendo – No… No me deje superior… Continúe por favor... – agudizo su vos haciéndola más sensual.
- Si eso deseas – tomo a Junsu por los hombros de manera brusca y lo volteo boca abajo.
Si bien Junsu no podía verlo, sentía el cuerpo varonil de su superior apoyándose sobre el suyo, se sentía tan cálido ese otro cuerpo. Después de sentir las cálidas manos de Yoochun rozándole la columna vertebral su mente quedó en blanco, su cuerpo estaba ardiendo de placer. De repente sintió la cálida respiración de Yoochun sobre su nuca y como las manos de este acariciaban sus muslos, frotando sus piernas de arriaba hacia abajo; recorriéndolas hasta llegar a la parte inferior de su cadera.
Después Yoochun esculco un cajón en su mesita de luz, buscaba un pequeño pote que había comprado hace algunos días. Abrió el pote y unto sus dedos con tal contenido. Luego hundió sus dedos en el muslo de Junsu, susurrando – Esto evitara que mañana te duela… - extrajo sus dedos.
Yoochun anticipando su próximo accionar selló los gemidos de Junsu con un beso. Pero fue imposible pues Junsu esbozó un desgarrador gemido al sentir como algo duro ingresaba a su estrecho interior, algo cálido lo estaba penetrando lentamente. Junsu nunca había sentido como eso dentro de su cuerpo, le dolía tanto que las lágrimas brotaron espontáneamente de sus ojos acompañado de incontrolables gritos.
- ¿te duele? – preguntó Yoochun intentando moverse dentro de Junsu, pero era tan estrecho que apenas podía mantener su erección en el interior.
- N… n… no – respiró intentando disimular su dolor – Es… estoy bien – repuso, si bien esa sensación era dolorosa, aun así no dejaba de ser placentera. Era tan placentero sentir dentro de él a Yoochun.
Por más que Junsu le dijera que estaba bien Yoochun dudaba en continuar. Pero ya no podía detenerse, necesitaba del cuerpo de Junsu. Si bien había mencionado que no sería considerado con su compañero, Yoochun empezó con leves movimientos hasta que Junsu se acostumbrara a tenerlo adentro.
- Mmm… más… más – clamó Junsu llorando por el éxtasis de esa sensación entre sus muslos.
Sin más que decir Yoochun empezó a intensificar sus movimientos hasta hacer embestidas certeras en el interior de Junsu. Después se canso de esa posición, le resultaba bastante incomodo así que volteo a Junsu para tenerlo frente a frente. Cuando observó el rostro de su compañero sintió que debía seguir con sus embestidas, pues ese rostro le clamaba por más. Sin pensarlo beso apasionadamente a Junsu, buscando de alguna manera amedrentarle el doloroso placer que estaba provocando en el interior de su cuerpo.
Las piernas de Junsu tocaban los hombros de Yoochun, aun así podía besarlo y eso le gustaba tanto que olvidaba el tediosos dolor que estaba sintiendo en la parte baja de su espalda. Cuando Yoochun empezó a moverse más rápidamente fue doloroso en un principio, pero no pudo evitar gemir de placer al tener en su interior a quien más amaba. Rodeaba con sus brazos la nuca de su amado para tener mayor fortaleza y resistir esas embestidas, pues no deseaba soltarlo sino tenerlo siempre a su lado.
- Eres tan lindo – dijo Yoochun al ver un rostro angelical y excitantemente sexi a su lado, el rostro de Junsu – Demasiado lindo…
Yoochun tomó la cadera de Junsu para dar embestidas más certeras, sin perder la delicadeza por su virginal cadete. Ambos cuerpo se fundían en uno con cada embestida por lo que Yoochun ya no pudo evitar esbozar sus gemidos de placer, a diferencia de Junsu que gemía con más vigor cada vez que Yoochun tocaba con su miembro ese delicado punto de excitación que se hallaba en su interior.
- ¡Nhh… más! ¡más! – clamaba Junsu rodeando fuertemente con sus brazos la espalda de Yoochun – Siento que algo explotara… superior… me vengo…
- Aun no, espera… todavía no he terminado – dijo intensificando sus embestidas y golpear fuertemente con su parte delantera el muslo de Junsu. Lo hacía más apasionadamente, quiera llegar a su límite antes que su compañero.
Sin esperarlo Junsu sintió un líquido cálido y espeso llenándolo por dentro y recorrer sus entrañas. Era una sensación tan placentera, pensó mientras él también se liberaba de esa presión que sentía en su parte baja. Después cayó tendido sobre la cama, estaba cansado y aun respiraba con dificultad.
El miembro de Yoochun se retorció antes de salir del interior de Junsu, una vez afuera se recostó al lado su joven cadete. Estaba cansado pues había sobreexplotado la resistencia de su propio cuerpo, cayo tumbado en un sueño profundo sobre la cama.
Con una sonrisa de satisfacción y alegría Junsu se acomodo sobre el desnudo pecho de su superior. Estaba tan agotado que solamente pudo besar tímidamente los labios de su amado y repetir entre susurros cuanto lo amaba hasta caer dormido por el cansancio.
Cuando amaneció Junsu encontró una nota:
“Como te quedaste dormido perdiste tu turno y las duchas cerraron. Pero no te preocupes, ya te limpie.
Descansa.
Yoochun.”
- No, no fue un sueño – dijo Junsu recostándose y aferrándose a la almohada, ya que aún conservaba el perfume de Yoochun – Pero creo que… terminare arrepintiéndome… algo me dice que esto no volverá a repetirse – miro melancólico el rascacielos de su habitación.