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Rescatame por alexriden02

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La noche caía sobre los suburbios de Seúl.

 

Junsu acompañó a Jaejoong hasta la entrada de la cafetería. La despedida seria corta pero Jaejoong no quería alejarse de su protector. Temía que cuando Junsu se marchase se fuera a algún bar a beber hasta perder nuevamente la conciencia.

 

- ¿Quieres beber café? – preguntó Jaejoong con la esperanza de que Junsu aceptara.

- No puedo –  cogió las llaves de su auto intentando disculparse con Jaejoong – Debo irme.

 

Jaejoong se sentía abatido, quería aferrarse al cuerpo de Junsu para que este no se marchase, pero no era quien para hacerlo.

 

- ¡Hijo! – salió la madre de Jaejoong – Estábamos tan preocupados con tu padre – ella notó la presencia de Junsu –  ¿Quién es tu amigo?

- El… es…

- Soy el teniente Han-Jung Junsu – hizo una leve reverencia ante la mujer.

- ¿teniente? Es de la policía –dijo afectada por el miedo - ¿Mi hijo hizo algo malo?

- ¡Mamá!

- Su hijo – sonrió Junsu con amabilidad – Solo somos amigos. Nos cruzamos por la calle y decidí acercarlo hasta su casa –  Junsu veía atónito a la mujer, realmente era bastante hermosa para su edad. Una mujer bastante elegante, de piel pálida y pelo oscuro como la noche, entendía que los rasgos de Jaejoong habían sido heredados de aquella mujer.

 

La madre de Jaejoong quedo encantada con la hermosa sonrisa angelical del joven, tanto que agradeció con creces la enorme muestra de amabilidad. Invitándolo a cenar. Ante la rogativa de la mujer Junsu aceptó la gentileza.

 

La casa de Jaejoong no era tan lujosa como la mansión de su familia. Dos habitaciones principales, una sala unida a la cocina, una módica mesa en el centro y cuatro sillas. Colgados sobre la pared había varias fotos de la familia Kim en el parque, festejando la navidad y hasta cumpleaños. Junsu admiraba emocionado el lugar pues tenía una calidez tan familiar, tan diferente a su fría mansión. Además era la primera vez que cenaba junto a una familia, la suya se había disipado desde la muerte de su padre. Yunho ocupado en el negocio de su familia, su madre ocupada en sus propios interés y él,  sólo con su desamor. Sentía envidia de la vida familiar de Jaejoong. La mesa era pequeña pero la comida abundaba, el dulce aroma a la comida de una madre y la sensación de una verdadera familia invadían el cuerpo de Junsu.

 

- ¿Te sucede algo? – preguntó Jaejoong intrigado por el repentino silencio de Junsu al sentarse en la mesa – Seguro estas acostumbrado a otro tipo de comida – dijo intentando no sonar preocupado – Puedo prepararte…

- No. Esto se ve delicioso – cogió un poco de verduras salteadas con fideos – El aroma es deliciosos –  cogió un bocado y lo saboreo – Además el sabor es sublime.

- Me alegra – sonrió – Mi madre cocina muy bien.

- Si – sonrió Junsu al saborear cada platillo – Tú debiste heredar sus dotes culinarios.

- Mi Jaejoong es un genio de la cocina… No importa cuáles son los ingredientes  siempre prepara platillos deliciosos – dijo orgulloso el padre de Jaejoong.

 

Junsu no reía con frecuencia, pero la calidez de la familia Kim alegraba su deprimido corazón.

 

Jaejoong se sentía tan feliz de estar compartiendo la mesa junto a las personas que más quería. No podía apartar la vista de la rozagante imagen en el rostro de  Junsu. Quería verlo feliz, quería hacerlo feliz y lo había logrado. Había logrado apartar esa mirada melancólica de aquel joven, aunque sea por un instante. Su corazón se estremecía ante la dulce sonrisa de Junsu.  Al ver esos resplandecientes ojos como tranquilos estanques oscuros se sentía tan reconfortado y alegre. Solo aquel hombre calmaba y aceleraba su corazón.  Aunque también recordaba que Yunho provocaba una sensación similar sobre su cuerpo, solo que aquella sensación lo llenaba de dudas y miedo, una sensación tan diferente a la calidez y protección que sentía cerca de Junsu.

 

- Acá se ve muy graciosos – dijo la madre Jaejoong enseñando un álbum de fotografías a Junsu – Se había disfrazado de panda.

- Se ve bastante gracioso – ahoga una carcajada.

 

La carcajada de Junsu despabilo a Jaejoong de sus pensamientos. Apenado descubrió que su madre le estaba enseñando imágenes muy vergonzosas de su infancia. Intentó apartar tales imágenes, pero Junsu insistió en verlas.

 

- Te ves muy adorable – sonrió burlonamente.

- No te burles – sonrió tímidamente - ¡Mamá! ¡No más fotos! – corrió tras su madre. Ella nunca mostraba las fotos a extraños, lo que fue raro para Jaejoong.

- Tu amigo es muy adorable – esbozo la madre admirada por la belleza de Junsu – Ojala tuviese una hija…

- ¿Para qué? – preguntó extrañado.

- Junsu se casaría con ella y lo tendría de yerno – dijo ilusionada por la dulce imagen en su mente –  Si él fuera mujer seria la perfecta esposa para ti.

- ¡Mama! No lo grites o él te escuchara – abrazo a su madre para apaciguar las ansias de su futura boda.

- Tenga por seguro señora, que me gustaría ser su yerno – sonrió Junsu acercándose a ambos, madre e hijo.

- ¡aah! ¿escuchaste?

- Si – ladeo la cabeza de forma risueña mientras cogía la mano de Jaejoong – Concuerdo con tu madre, si fueras mujer me casaría contigo – sonrió burlonamente inclinado la cabeza.

- Si fuera mujer – susurro desanimado. Esas palabras lo lastimaban. Sentía un fuerte dolor en su corazón. Lo deprimía la idea de no tener suerte con las mujeres. Sentía que su suerte seria pero si él hubiese nacido como mujer.

- Es un chiste –   cogió el hombro de Jaejoong para despabilarlo. Después palmeo la espalda suavemente como si lo estuviera reconfortando. La mirada de Jaejoong estaba tan abrumada como deprimida – Vamos… no te enojes – beso la mejillas de Jaejoong.

- No… no… no estoy enojado – dijo tiritando, Junsu lo había besado y eso lo hacía sentirse avergonzado. Sus pulsaciones se aceleraban, apenas podía modular al hablar. Su cuerpo se estremecía.

 

La cena había terminado. Jaejoong estaba lavando los trastes, escuchaba las risas de sus padres junto a Junsu. Su madre estaba contando historias y mostrando imágenes de la infancia de Jaejoong. El rostro de Jaejoong estaba rozagante, sonreía  satisfactoriamente pues estaba en su casa. Adoraba estar junto a sus padres y pasar las noches en la casa, pero más adoraba tener a Junsu cerca.

 

- Tus padres son muy divrtidos – dijo Junsu con una sonrisa alegórica mientras ingresaba a la cocina.

- Eh… si – respondió algo distraído.

- ¿Te ayudo? – preguntó Junsu subiendo las mangas de su camisa. Se preparaba para lavar los platos.

- No hace falta -  negó mientras  acomodo los platos sobre la mesada pero tropezó con una gota de agua sobre la baldosa. Se desplomo sobre el cuerpo de Junsu. Ambos estaban tendidos sobre la baldosa. Jaejoong estaba tan cerca del cuerpo de Junsu. La sangre de su cuerpo irrigo fuertemente  y esta se agolpo en el rostro hasta llevarlo a una tonalidad rojiza.

- ¿Estás bien? – preguntó Junsu  con un gesto taimado. Levanto a Jaejoong del suelo acomodándole la ropa y sonrió amigablemente – Debes tener más cuidado. Creo que siempre estoy recatándote.

- Gracias – bajo la mirada algo incomodo. Aún estaba nervioso por aquella caída.

- Hey!  –  cogió la pera de Jaejoong y la elevó, puesto que lo veía muy decaído - ¿Estás bien?

- ¿Te irás? – preguntó al fin mientras entristecía la mirada.

- Si – asintió  Junsu, pero esa fragilidad en los ojos de Jaejoong lo inquietaban. Esos ojos parecían suplicar o esbozar un ruego.

- Te acompaño - dijo secándose las manos – Uno no debe beber solo. Sean buenas o malas noticia uno bebe con amigos.

 

 

Jaejoong lucia tan decidido en acompañar a Junsu en su recorrido por diferentes bares. Pero él no podía aceptar que alguien tan frágil y amable como Jaejoong conociera esos lugares. Los bares que frecuentaban eran para hombres del negocio de su familia, el ambiente no era propicio para jóvenes como Jaejoong. Intento persuadirlo, pero fue en vano.

 

- Junsu es muy tarde – apareció la madre de Jaejoong – Quédate a dormir.

- No… con Junsu iremos a…

- Acepto – dijo Junsu agradeciendo la amabilidad de la mujer.

- ¿Te quedaras?

- No puedo dejar que salgas a estas horas – susurro suavemente. No podía permitir que Jaejoong perdiera su inocencia, esa calidez que lo hacía tan frágil y adorable.

 

 

La habitación de Jaejoong era pequeña. Una ventana que daba paso a un balcón, al costado había una cama bastante amplia, un placar y un módico escritorio con un velador. La habitación estaba bastante ordenada, todo en su lugar, los libros sobre el escritorio, las sabanas estaban cuidadosamente tendidas. La habitación era bastante fresca a pesar de ser tan pequeña. El calor en Seúl por las noches es bastante húmedo y si la habitación no tenía buena ventilación el calor seria insufrible.

 

Del placara Jaejoong sacaba el futon que usaría Junsu para dormir.

 

- Solo dos personas se quedaron a dormir en esta habitación – esbozo emocionado.

- ¿Dos personas? – pregunto Junsu mientras cogía el futon.

- Tú y Yoochun – dijo emocionado – Tenia algunos amigos, pero siempre estuve junto a Yoochun. Somos  como hermanos. Él se quedaba en mi casa y yo en la suya.

- Yoochun – entristeció su mirada. Ese nombre golpeaba en lo más profundo de su ser. Era una herida que aún no sanaba y lo lastimaba. Se aferró al futon con suma fuerza. Sobre este, aún yacía el dulce aroma del cuerpo de Yoochun.

- Si no te gusta – señalo su cama – puedes dormir ahí y yo duermo…

- No… prefiero el futon – tendió el futon y se acomodo sobre el mismo.

- Perdón – dijo Jaejoong afligido.

- ¿Por qué te disculpas?

- No lo sé – dijo Jaejoong sacando ropa de su placar – Ten úsala para dormir – entregó una camiseta y un pantalón corto a Junsu – Si quieres puedes bañarte – acoto Jaejoong pues cada habitación de la casa contaba con un baño personal.

- Sueña genial – coge la ropa y se levanta ansioso –   ¿Quieres que nos bañemos juntos?

- ¿eh? – Jaejoong parece desconcertado y avergonzado por la pregunta – No… mejor termino de acomodar el futon.

 

El golpe del agua mojando el cuerpo de Junsu raspaba los oídos de Jaejoong. Ese sonido de agua corriendo hacia que su corazón se acelerase. De pronto, Jaejoong quería alejarse de él, de ese lugar. De la esperanza que ha sentido sin saberlo, tan sólo por el hecho de permanecer junto a él.

 

Buscó acomodarse en la cama, de lado a lado pero no conseguía hacerlo.  A  pocos metros tenia a Junsu, quien se desplomo hábilmente sobre el futon quedando profundamente dormido después de ducharse.

 

Observaba el rascacielos de su habitación, esperando que la noche no llegase a su fin. Tímidamente suspiro cansado, pero sin sueño, voltea para  ver a Junsu. Él lucia tan angelical durmiendo boca arriba, desde esa perspectiva Jaejoong podía contemplarlo más a gusto.

 

Jaejoong intentó cerrar los ojos y dormirse mientras perdía de vista el rostro de Junsu. Pero no pudo, el angelical rostro de Junsu se tornaba perturbado  como si estuviera debatiéndose en una pesadilla. Repetía como un ruego  <<- No… no… No te vayas>>

 

Angustiado  desciende  de la cama para despertar al ángel de su pesadilla. Se detiene y pausa su andar. Del rostro angelical de Junsu descendían lágrimas, estaba llorando. Sin pensarlo se inclina sobre el tembloroso cuerpo del joven y lo abraza. Lo envuelve entre sus brazos y lo arrulla cuidadosamente.

 

Tímidamente Junsu siente la presión de otro cuerpo sobre el suyo, piensa que es Yoochun. Mira de reojo y nota que es Jaejoong quien  lo estaba abrazando. Hunde su rostro sobre el pecho de él y lo abraza con fuerza.

 

- Gracias.

- De nada – responde Jaejoong sin soltar a Junsu. Lo cogió en sus brazos para cuidarlo de las pesadillas. Sabía que Junsu estaba herido por un viejo amor y quería sanar esa herida.

- ¿Puedo quedarme así? – dijo aferrándose al cuerpo de Jaejoong.

 

Jaejoong emitió un leve gemido que aceptaba el pedido de Junsu. Ahora entendía lo que sentía por ese hombre. Su cuerpo,  esa calidez era lo que hacía latir su corazón. Se sentía tan aliviado y feliz, que el sueño empezó a ganarle. Se negaba a quedar dormido  pues temía que al despertar Junsu se alejaría y no quería tal cosa. Respira una y otra vez el aroma del pelo de Junsu, quería recordar tal aroma. Temía que esa fuera la última noche que podría tener a Junsu  en sus brazos. No quería soltarlo nunca, no quería que Junsu volviese a llorar.

 

Junsu estaba tan bien bajo los delgados brazos de Jaejoong. Esos brazos lo reconfortaban y calmaban su angustia. Eso no le impido a Junsu recordar el sueño que había tenido. No. No era una pesadilla. Era el sueño más grandioso que guardaba. El día en que hizo el amor con Yoochun, su primer amor. Entrecerró los ojos, pues ese sueño le trajo recuerdos de su pasado. Después de aquella vez todo era una constante pesadilla, pequeños fragmentos en su mente, pero esa noche las piezas del rompecabezas se habían unido.

 

Él recordaba claramente todo. Hundió aun más la cabeza sobre el pecho de Jaejoong buscando ser reconfortado, pues esa noche sería la última vez que lloraría por el desamor de Yoochun.

 

Notas finales:

Sin nada más que ver en la TV y sin nada que leer me puse a escribir y puf nació la continuación. Lo que logra mi aburrimiento (>...<)

Esta será la última vez que Junsu llore por Yoochun, eso espero (U.U)

Jaejoong  aclaro sus emociones hacia Junsu. Sé que no es un capitulo tan BOM!!! como los otros pero quería que Jae, aunque sea una vez... durmiera tranquilo y no al filo de la muerte.

Gracias por elegir el fic, la verdad lo escribo con mucho gusto. Cada  capitulo va dedicado para vosotras las lectoras (n_n)

Espero que os siga gustando.

Agradezco vuestros comentarios. Hasta la próxima… espero que sea pronto (n_n)

Nii-chan... "ya no llorare porque el cielo que vi junto a ti era hermoso"


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