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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

Cada vez mas la tranquila vida de Jaejoong estara cambiando.

El odio de Yunho hacia Jaejoong ira creciendo y la bondad de Junsu sera puesta en tela de juicio.

(cap. re-editado por el autor)

 

 

Los labios de Yunho se aproximaban lentamente a los rosáceos labios de Jaejoong, el corazón del joven  se acelera tanto que parecía que salir de su pecho. Solo podía ver los profundos ojos  de Yunho, esos ojos que eran capaces de destruirlo todo  con solo una mirada o capaz de crearlo todo. <<¡Demonio!>> fue la única palabra que Jaejoong podía encontrara para describir a Yunho.

 

Los labios de aquel hombre se aproximaban  hasta los  Jaejoong, tanto que este podía sentir la cálida brisa del aliento de Yunho, la embriagadora esencia de su perfume. Los labios de Yunho estaban próximos a caer en los labios de un inmóvil Jaejoong, éste no sabía cómo actuar ya que nunca lo habían besado y menos un hombre.

 

Respirando profundo Jaejoong empuja brutalmente a Yunho, haciendo que este cayera en el frio piso del ascensor. Jaejoong se veía molesto aunque  solo era para disimular, pues su cuerpo estaba temblando, pero no de miedo.

 

- ¡Soy un hombre! – gritó Jaejoong  furioso – Me gustan las mujeres y las que tiene los pechos enormes – grito casi hasta que rompió los tímpanos de Yunho.

 

Con una risa de lado Yunho se levanta del suelo y sin decir palabra alguna, hace que el ascensor funcione. Sereno y calmado introdujo su mano dentro del bolsillo y prendió  un cigarrillo. Pero Jaejoong estaba inquieto no sabía que esperar, le molestaba que ese hombre se viera tan tranquilo después de aquella pregunta.

 

 

Cuando el ascensor se detuvo, Yunho lo llevó a aquella oficina donde todo había iniciado. Parado e  inmóvil en la oficina, Jaejoong intenta mantenerse de pie a pesar de que le dolía el cuerpo por los golpes recibidos. Tuvo suerte de que su labio inferior no sangrara y solo tuviese unos cuantos magullones por el rostro.

 

Yunho  caminaba como león al asecho por los alrededores de Jaejoong como si buscara la oportunidad perfecta para dar el golpe de gracia.

 

- Si tu respuesta hubiera sido otra, lo estarías lamentando – dice exhalando el humo de su cigarrillo.

- ¿eh?  No sé cuál es su problema, pero ya su hermano le explico que yo no mentía... ni soy un pervertido – dice de manera tan temerosa que su voz parecía garraspear, pues aquel hombre con solo decir “ah” podía destruirlo – ¡Déjeme ir!

- No sé si eres estúpido o valiente – dijo Yunho fumando su cigarrillo mientras se aproximaba hasta Jaejoong.

- ¡No soy ninguna de las dos cosas! – exclamó  Jaejoong  retrocediendo dos pasos lejos de Yunho  – El malentendido se aclaro… así que déjeme ir.

- ¡Insolente! – levanta el tono de su voz  golpeando su escritorio con la palma de su mano – Tú basura, estás vivo gracias a la bondad de mi hermano – Miro con furia hacia Jaejoong, con los ojos de una bestia – Yo no soy tan bondadoso.

- Eso lo sé – dice Jaejoong mientras traga saliva intentando pasar ese trago amargo de estar a escasos segundos de perder la vida.

- Que lo sepas… Ese es el problema – dice Yunho rodeando a su presa con una tétrica mirada en sus ojos cafés  – No te puedo matar, pero tampoco puedo dejarte con vida.

 

La cercanía de aquel hombre inquietaba la calma de  Jaejoong, por más que retrocediera ese hombre lo  seguía como un animal en celo. La cercanía de Yunho le había borrado de su mente  que pronto amanecería, ni siquiera reconocía en que parte de Seúl estaba. Él intentaba repetirse a sí mismo  una y otra vez que todo era un sueño. Tan perdido estaba en sus pensamientos, que no se percato que Heechul había ingresado a la oficina.

 

Con un caminar seductor Heechul se acerca hasta  Yunho para decirle que Junsu había sido enviado a la mansión. Para Yunho era evidente que la presencia de Heechul en la oficina era por pedido de su hermano, ya que parecía importarle lo que sucediera con la vida de Jaejoong.

 

Heechul con una sonrisa divertida  entregó un sobre oscuro a Yunho. Jaejoong no sabía que pensar o como actuar, además la presencia de Heechul lo incomodaba, ya que no distinguía si era una mujer o un hombre. La esbelta figura de Heechul era intrigante, su oscuro y largo cabello  era abrumadoramente precioso, además de un rostro perfectamente agraciado. En otras palabras, era alguien con un encanto y atractivo cautivador.

 

Yunho apago su cigarrillo, tomó asiento alrededor de su escritorio para leer lo que estaba dentro del sobre. Entrelazo los dedos a medida que Heechul se ponía a su costado como un perro fiel.

 

Bastante soberbio Yunho  le pido a Jaejoong que se sentara, pero este se negó y eso molesto al hombre. Antes de que Yunho se exaltara, Heechul le dijo a Jaejoong que no le convenía ver la parte oscura de su amigo y que tomara asiento. Bajando la mirada y algo temeroso Jaejoong toma asiento.

 

- ¿Qué hacer? – se preguntó Yunho a si mismo mientras prendía un nuevo cigarrillo – No puedo matarte… pero ya estás muerto – medito exhalando el humo.

- Muerto en vida –dijo Heechul con una sonrisa de costado, a él no le importaba en absoluto la vida de aquel joven, pero había algo que le indicaba que Yunho no lo mataría.

- Si – levanta las cejas como si la respuesta fuera tan obvia  – No  estás vivo, pero tampoco estas muerto – dijo Yunho levantándose del descanso de su silla al sentir que había encontrado una solución a su dilema.

 

Fumando su cigarrillo, él se acerca hasta  Jaejoong, cuando Heechul quiso seguirlo éste le detuvo con una señal. Era la primera vez que el rostro calmado de Heechul mostraba un signo de sorpresa, y lanzaba una mirada  punzante hacia Jaejoong casi tan asesina como la de Yunho. De alguna manera estaba celoso, ya que siempre estaba junto a Yunho en cualquier decisión que éste tomase.

 

-   Serás… como un esclavo – explicó  Yunho mientras apagaba su cigarrillo contra el cenicero – alguien vivo… pero sin voluntad, por lo tanto tu voluntad no existe y al no existir voluntad estas muerto en vida.

-   ¡eh! Pero estamos en pleno siglo 21, eso es imposible – dijo Jaejoong sin creer las estupideces que el más alto le decía. Para Jaejoong eran incoherencias – Además soy una persona libre.

-   Serás mi esclavo – dijo Yunho con una sonrisa diabólica – Vivirás si yo lo decido, harás lo que yo diga, cuando quiera… y donde quiera.

-   Yunho – llamo Heechul  desconcertado por las palabras de su amigo, al ver el rostro de Jaejoong noto que no era el único desconcertado – No puedo creer que seas tan blando con alguien solo porque su rostro es bonito.

-   ¡Deja de decir estupideces! –  miró furioso hacia Heechul  – Solo cumplo con el deseo de mi hermano.

-    No recuerdo que tu hermano te haya pedido algo tan descabellado – alego Heechul con suficiente convicción.

-   No, pero no puedo matarlo ni dejarlo ir. El vio todos mis movimientos con las Yakuza – camino hasta tener de frente la esbelta espalda de Jaejoong, quien seguía sentado en la silla frente a su escritorio.

-   ¡No! ¡Me niego a tal disparate! – niega ladeando la cabeza mientras se  levanta exaltado de la silla - ¡Está loco! – fue lo ultimo que atino a decir antes de sentir un fuerte golpe que lo dejo inconsciente.

 

Con un golpe Yunho desmayó a Jaejoong, quien queda tendido en el suelo. Le ordena a Heechul que lo devolviese a su casa, ya que en ese deplorable estado no le serviría, además cuando él lo deseara iría a buscarlo y cortarle las alas.

 

 

- Tanto odias a este chico – afirmó Heechul tomando el rostro de Jaejoong.

- Lo detesto, me encargare de que se arrepienta por haber conocido a Junsu – dijo esas palabras como un juez dando una certera sentencia a un culpable mientras salía de su oficina.

- Pobre de ti – dijo Heechul con una mirada lastimosa al levantar Jaejoong – Tu estrella de la fortuna debe ser oscura y errante… Conociste a alguien que no debías… a lo único que a Yunho le importa – suspiro triste – a Junsu.

 

 

Despertando en su habitación Jaejoong pensó que todo lo que había vivido fue tan solo un sueño, una pesadilla de la que no volvería a ver. Pero al notar sus heridas, comprobó que no fue un sueño. Su madre  lo había encontrado cerca de la casa sin saber que le había sucedido.

 

Buscando  olvidarse de todo lo vivido Jaejoong decide bajar a ayudar con la cafetería, cosa que hacia normalmente.  Mientras él atendía a la gente sonreía recordando como Junsu derivo a ese hombre del tren y su estado de ebriedad, no creía como alguien que parecía tan dulce y amable era el hermano de un demonio como Yunho.

 

Jaejoong sonreía de lado a lado al recordar la extraña forma en que conoció a Junsu.  Esa adorable sonrisa se le borró rápidamente  al mirar hacia la entrada de la cafetería. Quedó petrificado al ver a los hombres que lo habían raptado entrar por la entrada  de la cafetería. Aquellos hombres vestían  de trajes negros y gafas oscuras, inmediatamente reconocieron a Jaejoong y fueron a su encuentro.

 

- El señor quiere verlo – dijo uno de los hombres.

- ¡Eh! – expresó Jaejoong  asustado, ahora más que nada estaba claro que no fue un sueño - ¡Yo no iré a ningún lado!

- Hijo ¿conoces a estos atractivos hombres? – se acerca la madre de Jaejoong con una amable sonrisa  - ¿Gustan de café? – pregunta a los hombres.

- Omma, mejor vete a otro lado – pidió de forma amable a su madre, temía el reaccionar de esos hombres ante su negativa  – Ustedes márchense, yo no iré a ningún lado.

- El señor Han-Jung dijo que si esa era su respuesta, sucedería con este lugar lo mismo que paso con los Yakuza – susurro el hombre de gafas oscuras al oído de Jaejoong  – El señor espera y no es muy paciente.

 

 

Sin ninguna elección,  Jaejoong acepta. Él no podía permitirse que esas bestiales personas destruyesen la cafetería que sus padres tanto querían y menos que por su culpa los lastimaran. Se despidió de sus padres con la excusa que aquellos hombres eran de una empresa en donde  tenía una entrevista de trabajo. Los padres muy emocionados le daban ánimos para que consiguiera el trabajo, desconociendo lo que le sucedería a su hijo.

 

Afuera de la cafetería había un gran alboroto pues estaba estacionada una limusina negra y lujosa. La mayoría de los curiosos pensaron que sería algún actor o músico  quien estaba en su interior.

 

Aquellos tenebrosos hombres escoltaron a Jaejoong hasta la puerta del lujoso auto. Sin decir ninguna palabra Jaejoong ingreso a la limusina, solo sonrío  al ver a  sus padres antes de que la  puerta se cerrase.

 

Jaejoong estaba desconforme y molesto ya que nuevamente vería a Yunho, la persona que odiaba y por la que  al mismo tiempo sentía una extraña  admiración, ya que era su opuesto. De alguna forma a Jaejoong le hubiera gustado tener el porte masculino de Yunho y así conquistar mujeres con más facilidad.

 

 Cuando Jaejoong repara en el interior de la limosina queda  sorprendió, tanto que sus ojos quedaron abiertos de par en par, no era Yunho quien estaba en el interior de la limusina era  Junsu.

 

 

- Tú… –  dice Jaejoong sorprendido y a punto de perder la cuenca de sus ojos como la voz al ver a Junsu.

 

Junsu tan solo se cruzo de piernas acomodándose la ropa  como cual estrella de cine. Al ver la cara de sorpresa en Jaejoong tan solo sonrió de manera angelical. Después borro su sonrisa angelical por una risa en la cual se vía cierta picardía y maldad. Aquella extraña risa estaba en ese dulce rostro y estaba mirando fijamente a Jaejoong.

 

Notas finales:

“Jae estaba conmocionado, no comprendía la presencia de Junsu en la limusina o porque lo llamo de esa manera. Era tan poderoso como Yunho, era tan sádico o peor que aquel hombre?  La imagen del niño angelical se había derrumbado del imaginario de Jaejoong.”

Nota: Espero que os guste (n_n)

 


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