El casino Royal Palace era uno de los lugares de juegos y apuesta más grandes de Seúl. En el concurrían miles de personas muy adineradas y de gran prestigio, pero lo que se escondía detrás de ese casino y llamaba la atención de sus mas predilectos clientes era uno de los salones. El salón Real era solo para clientes de cuantiosas fortunas y mejor posición social, además de personas del mundo de la mafia. En ese salón no solo había juego y bebida, sino una diversión más macabra; se subastaban objetos y cualquier cosa que pudiera dar dinero. Subastaban animales exóticos, pinturas robadas y lo más llamativo… personas, no solo eran hermosas jovencitas sino también hermosos jovencitos. La venta de personas era el mayor atractivo de las reuniones del salón Real.
Sentado en una mesa y rodeado de personas muy poderosas estaba Yunho, su mirada seguía siendo frívola y sin emoción alguna. Cada tanto observaba el escenario como si esperará ver algo o alguien. Se acomodaba en la lujosa silla donde estaba sentado cruzándose de piernas mientras bebía un carísimo whisky y fumaba un abano importado de Cuba.
Cuando el anunciador de ventas estaba presentando al nuevo objeto a subastarse, Yunho no pudo evitar voltear rápidamente hacia el escenario. El objeto a subastarse no era ninguna sorpresa para él, su mirada había cambiado… estaba disfrutando del espectáculo jactándose de su enorme poder y de cómo podía controlar la vida de los demás.
El animador anunciaba la venta de un muchacho, mayor de edad, pero aun así la edad no le quitaba el enorme atractivo que tenía en su rostro y en su cuerpo. Su piel era tersa y blanca como el de una mujer, además era virgen no solo de su cuerpo sino también en sus labios. La última frase del animador sorprendió a Yunho, quien casi escupe el whisky que tenía en su boca.
- Es un hermoso muchacho, me recuerda a ti cuando eras joven – dijo el hombre junto a Yunho.
Quien se atrevió a hablarle de esa manera a Yunho era alguien muy poderoso, si Yunho tenía poder este hombre era dios. Era la única persona que podía mandar a Yunho, el jefe del bajo mundo de lo ilegal; el supremo amo de Seúl y de toda Corea; el gran Psy. Desde que Yunho comenzó a encargarse del negocio de su familia contó con el apoyo de Psy, pues estaba viejo y necesitaría un sucesor. Aun así Yunho lo detestaba, hasta le repugnaba tenerlo cerca; solo esperaba a que se muriera o lo asesinaran para tomara el mando. Aunque Yunho estaba trabajando para obtener lo antes posible el control de todo lo que le pertenecía a Psy.
- Cómprenlo – ordenó Psy a sus hombres – Paguen el precio que sea, pero lo quiero.
- ¿Lo comprara? – preguntó Yunho sorprendido, casi sintiendo lastima por el destino de Jaejoong. La culpa no era un sentimiento que él experimentase, pero ahora parecía preocuparle el destino del hermoso joven del escenario.
- Si – sonrió Psy con satisfacción – Es una adonis… además tú sabes muy bien que me gusta divertirme – sonrió de costado palmeando la pierna de Yunho.
Sin hacer otro comentario Yunho guardo silencio mientras miraba hacia el escenario y escuchaba las cuantiosas ofertas por aquel muchacho. Las cifras habían superado el millón, los interesados no sólo eran mujeres sino también hombres.
Desde lo alto del escenario aquel muchacho no comprendía donde estaba o lo que le sucedería, lo habían drogado para ser dócil y manejable para su nuevo amo.
Bastante molesto Yunho continua mirando al muchacho, preguntándose qué tipo de atractivo tenía que hasta Psy lo quería como juguete de su colección. Todos conocían los gustos de Psy, no sólo eran las hermosas mujeres y jovencitas; sino también hombres.
Pasado unos minutos los hombres de Psy se acerca hasta él diciéndole que era imposible comprar al muchacho pues otra persona había pagado varios millones por él. Molesto Psy ordenó a Yunho averiguar quién era el comprador y no importaba como, que le trajese al muchacho. Si bien Yunho no quería ser tratado como un mercader, aceptó al pedido de Psy y se dirigió hacia el lugar donde entregaban la mercadería para interceptar la entrega. Tenía curiosidad por averiguar quien había comprado a Jaejoong. Una vez en ese lugar, se sorprendió al ver que quien había comprado a aquel muchacho era su hermano, Junsu.
Junsu había ido al lugar como cliente al salón Real, cosa que explicó a Yunho. Los empleados del casino traían arrastrando al muchacho que Junsu había comprado. Sin emitir ningún comentario, Yunho solo observó como su hermano se sacaba el tapado de gaban negro para cubrir a Jaejoong. Era la primera vez que veía actuar de forma tan amablemente a su hermano con otra persona y eso le molestaba. Furioso toma el maletín lleno de dinero con el cual Junsu pagó y se lo devuelve ordenándole regresar al muchacho. Con una astuta sonrisa Junsu acepta nuevamente el maletín, lo abre y le lanza todo el dinero a su hermano, provocando una lluvia de dinero.
- Ahí tienes tu dinero, hermano – dijo Junsu borrando su sonrisa y levantando a Jaejoong para apoyarlo en su hombro derecho – Tú lo trajiste a este lugar – clavó una mirada acusadora en Yunho – Si lo que querías era dinero ahí lo tienes…
- Ese muchacho no es asunto tuyo… devuélvelo – exigió Yunho llamando a los hombres de seguridad.
- Pensé que los negocios eran tu especialidad – dijo Junsu aferrándose a Jaejoong con posesividad. Su angelical rostro se torno más furioso y su hermano era aceptor de esa furia – Acabo de comprarlo y eso lo hace mío…
- ¡No es tuyo! – exclamó Yunho molesto. Sentía una frustración al escuchar a Junsu – Es solo una basura… alguien sin gracia, un completo idiota… ¿Por qué lo proteges?
- ¿Por qué lo protejo? La pregunta es porque quieres destruirlo…
- Es un estorbo – dijo con seriedad en su mirada como en sus palabras – Déjalo y vete.
- ¿Quieres saber porque lo protejo? ... Imagínatelo – dijo Junsu sonriendo con blasfemia – Jamás podrás lastimarlo… siempre lo rescatare.
- ¿De qué estás hablando? – indagó Yunho deteniendo a los guardaespaldas de Psy.
- Jaejoong es mío y de nadie más – dijo Junsu tomando a Jaejoong por la cintura y desafiando a su propio hermano – El... el es mi amante
La palabra “es mi amante” dejo petrificado a Yunho, esas palabras eran las que temía escuchar y Junsu las había pronunciado. Se quedó en silencio mientras solo podía ver como Junsu se llevaba a Jaejoong y ambos desaparecían por la puerta de salida.
Cuando Yunho retorno a la mesa de Psy, explicó que no pudo conocer la identidad de quien había comprado al muchacho, cosa que enfureció mucho al jefe aunque luego se calmo pues había una nueva belleza para comprar. Durante toda la fiesta del salón Real, Yunho quedo en silencio mientras pensaba y su odio hacia Jaejoong crecía. Repetía en su mente una y otra vez lo que le dijo su hermano mientras susurraba.
- No es tu amante, él es mi esclavo – susurro Yunho antes de romper la copa de vidrio que tenía en la mano. Cosa que sorprendió a todos los presentes en la mesa.
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Pronto amanecería, Junsu llevo a Jaejoong a un lujoso hotel. La habitación era la suite presidencial, decorada para la realeza con matices dorados en cada parte de la habitación. Lentamente Jaejoong es depositado en la amplia cama de la suite.
Bastante cansado Junsu se sienta en una esquina de la cama para retomar aire. Sin esperarlo Jaejoong lo abraza fuertemente por la espalda. Suavemente Junsu le coge las manos para apartarlo de su cuerpo, pero siente como esas manos estaban ardiendo, las manos de Jaejoong estaban tan calientes como todo su cuerpo.
Un confundido Jaejoong susurraba muy cerca del oído de Junsu, dándole las gracias, pero poniendo una cara muy sexy; como si le estuviera rogando poseerlo.
De alguna forma Junsu empujó a Jaejoong a la cama para alejarlo, ya que si lo seguía provocando no resistiría mucho y lo lastimaría, cosa que no quería hacer. Además sabía claramente que Jaejoong actuaba de esa forma por la droga que le insertaron.
- Ten… bebe esto – dijo Junsu dándole a Jaejoong un liquido en la boca.
- ¿Qué es? – preguntó Jaejoong bebiendo el liquido, no importaba si era veneno. Su cuerpo ardía, le quemaba hasta llevar ropa.
- Esto contrarrestara la droga de tu cuerpo… bébelo y descansa.
- Junsu…Gracias – dice Jaejoong antes de quedarse dormido.
- Discúlpame Jaejoong-ah casi te lastiman por mi culpa – susurra Junsu muy triste cubriendo con una frazada el cuerpo de Jaejoong.
Después se quedó en una silla junto a la cama observaba detenidamente a Jaejoong y sonreía a ver las caras de éste al dormir. Al verlo Junsu no dudaba del gran atractivo del pelinegro. Al verlo dormir le venían recuerdos de esa persona por la que él perdía la cabeza, a la cual amaba más que a su vida. Pensando en aquella persona se quedo dormido.
Al amanecer Jaejoong despierta y ve que Junsu estaba dormido en una silla. Sus pies tocan suavemente el piso de alfombra y de manera sigilosa se acerca hasta Junsu. Se queda mirándolo, como si estuviese admirando una hermosa pintura o una valiosa escultura. Abre los ojos. Sorpresa. Se derrumba sobre el piso alfombrado porque Junsu abre los ojos y una con una habitual sonrisa lo invita a desayunar a la terraza del hotel.
Jaejoong jamás había estado en un hotel cinco estrellas y menos desayunado en uno, aunque se sentía bastante avergonzado pues era Junsu quien estaba pagando por todo. Haciendo bastantes reverencias pidió disculpas a Junsu, pero este tan solo sonrió amablemente. De alguna forma aquella pacifica sonrisa tranquilizaba su angustiada alma, se sentía con mucha suerte de haberlo conocido; olvidándose del drama en el que estaba metido.
- ¿Por qué eres tan amable conmigo? – finalmente preguntó Jae.
- De alguna forma fue mi estupidez la que te metió en varios problemas – dice Junsu entristeciendo su mirada al recordar que la noche anterior Jaejoong estuvo a punto de ser vendido como esclavo.
- ¡No fue tu culpa! Además me agrado conocerte – dijo Jaejoong bajando la mirada, estaba apenado de decir eso a Junsu, pero era lo que sentía.
- Ahora eres tu el amable conmigo… - sonrió Junsu.
- ¡Hyung! – dijo Jaejoong al levantar la vista y ver hacia la entrada – Yoochun – dice levantando la mano.
Bastante curioso Junsu voltea para ver a quien llamaba Jaejoong. Al ver a aquel hombre Junsu queda sin aliento, casi que no parpadea para comprobar que aquello no era una ilusión y si lo era, si era una ilusión no quería que desapareciese.
Yoochun estaba bastante sorprendido al ver a su amigo desayunando en un lugar tan costoso. Él estaba en el hotel puesto que habían reportado un robo en una de las habitaciones y estaba revisando el lugar, llegando hasta la azotea. Lugar de desayuno. Con una sonrisa visualiza a su amigo y se acerca, Jaejoong lo recibe muy animado y lo presenta como su mejor amigo ante Junsu.
- ¿Tu? –dijo Yoochun a Junsu con una sorpresa poco habitual en su rostro.
- ¿Se conocen? – preguntó Jaejoong mirando a Yoochun y a Junsu. Se preguntaba porque Yoochun miraba con tanta frivolidad a Junsu, en cambio Junsu tenia una angelical sonrisa dibujada en su rostro como si le simpatizases ver al más alto.
- Bueno – dijo Junsu bastante contento mientras entrelazaba sus dedos por encima de la mesa – Nosotros…
- Fuimos compañeros en la academia de la policía – dijo Yoochun haciendo una reverencia ante Junsu e impedir que hablase de más – Bueno días, Teniente Han-Jung
- ¿Teniente? – Jaejoong miro muy sorprendido a Junsu. Su cabeza parecía que dio un giro de 180 grados al saber que Junsu era un teniente de la policía.
En la academia de Policía Yoochun y Junsu se habían hecho buenos conocido, hasta lograron entablar una cordial amistad. Mientras Junsu se especializaba en la inteligencia especial de la policía y lucha contra el tráfico, Yoochun decidió dejar aquel puesto y dedicarse a delitos como robos y secuestros. Un poco confundido Yoochun le pregunta a su amigo el motivo por el cual conocía a Junsu. Con una tenue sonrisa Junsu le explicó que solo había ayudado a Jaejoong como policía la noche anterior y lo había invitado a desayunar.
Jaejoong no esboza ningún comentario, ya que aún no salía de su asombro al enterrarse que Junsu era de la división de inteligencia de la policía y que tenía un cargo tan importante siendo hermano de uno de los gánster más peligrosos de la ciudad. Con una cálida sonrisa Junsu invitó a Yoochun a desayunar, pero este lo rechazo alegando estar de servicio. Repentinamente desde la esquina de la azotea Yoochun es llamado por el administrador del hotel, se marcha, pero advirtiéndole a Jaejoong que no se fuera y lo esperase.
Bebiendo una taza de café, Junsu le explica a Jaejoong que no mencionara su parentesco con Yunho, ya que su hermano no era conocido públicamente como un mafioso sino como un empresario. Bastante tranquilo le explicó que había elegido ser policía por dos razones, pero solo le podía mencionar una y la otra no. Por desafiar a su familia había elegido la carrea, además Yunho lo ayudó a convertirse en el importante Teniente de las fuerzas especiales. El motivo era simple, como teniente podría esconder sus actos ilegales y destruir a sus enemigos.
Cuando Yoochun regresó para llevarse a Jaejoong, este le pidió que esperará porque quería probar los diversos pastelillos de la mesa dulce. Con su actitud glotona salió corriendo hacia esa mesa sin que Yoochun pudiera hacer algo y de alguna manera obligándolo a esperarlo en compañía de Junsu.
- Es un muchacho muy divertido – dijo Junsu viendo a Jaejoong con total admiración.
- Si… lo es – sonrió muy alegre Yoochun al ver a Jae – Teniente… gracias por ayudarlo. Sus padres estaban muy preocupados y temí lo peor cuando me llamaron angustiados esta mañana.
- Vamos no seas tan formal… si nos conocemos hace tiempo – dijo Junsu tomando la mano de Yoochun entre las suyas– Me gustaría que volviéramos a ser como antes – dijo Junsu con una voz muy seductora en el odio de Yoochun.
- Eso es parte del pasado – bufo Yoochun apartándose de Junsu – Con su permiso.
- ¿Él es esa persona a la cual tanto deseas? – preguntó Junsu como si no le importase la respuesta.
- ¿Disculpe?
- Dijiste que desde hace mucho amabas a una persona, pero que esa persona solo te veía como un amigo y que por no traicionar su amistad…
- Mira – dijo Yoochun callando a Junsu con un tono serio – Eso no te incumbe, lo que sucedió entre nosotros es parte del pasado… olvídalo como yo lo hice – lo ultimo lo dijo frialdad – Adiós.
Con una triste mirada en su rostro, Junsu tan solo observa como Yoochun arrastra a Jaejoong fuera de su vista. Jaejoong por las prisas sólo pudo despedirse dando gritos hacia la mesa de Junsu.
Al regresar a su casa Jaejoong fue regañado como si tuviese diez años por su padre mientras en llanto su madre lo abrazaba. Para no preocuparlos más de lo que estaban sus padres, Jaejoong le pidió a su amigo que no comentara el incidente de intento de secuestro. Pedido que Yoochun acepto pues veía muy angustiados a los padres de su amigo y no quería asustarlos más.
- Fue una suerte que el Teniente te ayudara – dijo Yoochun casi abofeteándose a sí mismo por volver a pensar en voz alta – Eres muy despistado… debes ser más fuerte y despierto.
- ¿Cómo es el teniente?
- ¿El teniente Junsu? – dijo Yoochun algo nervioso por la pregunta de su amigo
- Si, supongo que como lo conoces hace tiempo debe ser un buen policía.
- ¡Ah!... bueno… Si, es el mejor en su división – dijo Yoochun más calmado – En la academia era el mejor y el favorito de todos, cualquiera sabia que llegaría lejos. En tan solo unos pocos años llego a ser Teniente de las fuerzas especiales, empezamos juntos, pero él es mi superior.
- Pero tú también eres muy bueno, te ascendieron… eres jefe – dijo Jaejoong palmeándole la espalda a Yoochun.
- Solo de una división, pero el controla a las mejores divisiones. Sabes intente ser como Junsu, pero jamás estuve a su altura – dijo Yoochun despeinándose - Él no solo desbarato cientos de bandas de delincuentes, asesinos y narcotraficantes, rescataba a cualquiera que estuviera en dificultades sin importarle si estaba o no en sus órdenes... creo que es un rescatista por naturaleza.
Las descripciones de Yoochun para con Junsu de alguna manera entristecieron a Jaejoong, pues entendía que la naturaleza amable de Junsu era por su oficio. Entonces el rescate de esa noche sólo había sido por su deber como policía y no porque tuviese algún otro sentimiento por él.
Esa misma tarde un compañero de la universidad le había comentado sobre un trabajo como ayudante de cocina en una lujoso fiesta, trabajo que Jaejoong acepto inmediatamente.
La fiesta era en un yate lujoso y enorme que organizaba gente de mucho dinero. Si bien Jaejoong estaba contento en su trabajo fue llamado por un invitado, no para felicitarlo por el platillo sino para regañarlo ya que no tenía sal. Ante los dichos por el cliente Jaejoong intentaba explicarle que ese platillo no llevaba sal pues era aderezado con otros condimentos. El cliente molesto por no recibir una disculpa comenzó a gritarle y se levanto furioso para lanzarle el platillo en el rostro. Aunque se detiene pues alguien le coge del brazo muy fuertemente. Quedando sin aliento y muy sorprendido Jaejoong mira que quien lo había ayudado era la persona que mas detestaba, Yunho.
- Discúlpate – ordenó Yunho.
- ¿eh? Pero no hice nada – dijo Jae molesto.
- Idiota no a ti sino a este – dijo Yunho mirando fijamente al hombre.
Aquel hombre temeroso de la mirada de Yunho se disculpo rápidamente con Jaejoong y se marchó casi temblando. Admirado Jaejoong tan solo podía observar el enorme poder de Yunho, un poder que él jamás tendría. Con la misma mirada penetrante cogió a Jaejoong de la mano y lo llevo fuera del comedor, aunque se negara, el poder de Yunho lo arrastraba hasta la proa del yate.
- Salta – dijo Yunho a Jaejoong señalándole el agua.
- ¡Que! ¿Está loco? – dijo Jaejoong alejándose de la orilla.
- Te ordene que saltaras esclavo – dijo Yunho acercándose a Jaejoong.
- ¡Le dije que no soy su esclavo!
Sin mediar más palabras Yunho empujo a Jaejoong por la proa y después se lanzo. El yate estaba empezando a arder y con ello varios de sus enemigos. Cuando estaba llegando a la orilla del puerto noto que Jaejoong pataleaba y gritaba desesperado que no sabía nadar.
Desde la orilla Yunho sólo observaba como Jaejoong intentaba sacar su cuerpo a flote, pero el agua estaba ingresando por sus pulmones y casi no podía respirar. Yunho volteo para dejar de verlo y dejarlo morir ahogado, pero recordó las palabras de su hermano y se lanzo al agua.
Cuando logró coger a Jaejoong lo llevó hasta la orilla, lo zarandeo para que despertara, pero Jaejoong no reaccionaba. Su cuerpo estaba helado, sus labios habían cambiado de una tonalidad rosa a purpura, sus ojos permanecían cerrados. La noche estaba oscura, las densas nubes grises cubrían las luces de las estrellas y la luna. Los estruendosos relámpagos anunciaban la llegada de una poderosa tormenta.