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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

Los recuerdos de un pasado con Jae vienen a los pensamietos de Yoochun. Un recuerdo del pasado en donde ambos eran unos niños.

Cap re-editado por el autor.

 

 

 

Por las ventanas del auto se veían caer las gotas de la lluvia como diminutas lágrimas. Tal auto transitaba por las calles, el conductor estaba algo impaciente y presuroso mientras Junsu estaba sentado en el asiento del acompañante del conductor. Guardaba un silencio abismal, pues estaba concentrado tecleando códigos y signos en su computadora portátil. Al frenar en una de las esquinas donde el semáforo se puso en rojo no pudo evitar pensar en el paradero de su amigo. El sonido de la lluvia que golpeaba la ventana frontal del auto le traía recuerdos… <<- Ese día también llovía>> pensó Yoochun. Como olvidar aquel día en el que su vida cambio de rumbo, hace aproximadamente trece años.

 

 

Desde que él tenía  dos años se crio en EEUU, creció como cualquier estadounidense promedio. Pero cada verano volvía a Corea del Sur para  visitar a sus abuelos. Para ese entonces tenía 13 años y había decidido su futuro, llevar el mismo trabajo que su honorable padre,  un alto jefe en las fuerzas especiales del FBI. Cada vez que visitaba Corea lo hacía por un breve tiempo, una semana o dos y volvía a EEUU. Además en todos sus años no había hecho ningún amigo por su actitud  amarga hacia los demás niños, sea en EEUU o en su propio país.

 

 Una tarde de paseo junto a sus abuelos, el cielo se nublo anunciando una tormenta, pero aun era verano por lo que había más humedad – Un clima horrible – dijo Yoochun acomodándose el pelo, pero inmediatamente su atención se dirige hacia una esquina. En dicha esquina había un hombre vendiendo unos pollitos que sus gallinas había engendrado.

 

-    ¡Abuelo! – dijo Yoochun señalando la esquina- quiero eso.

-    ¿una esquina? – pregunto el abuelo acomodándose los anteojos.

-    Si… ¿eh? No –  bufo algo enfadado. Era la primera vez que él veía unos animalitos tan curiosos – Yo quiero uno de esos animalitos.

-    Son pollitos – dijo el abuelo algo sorprendido por el pedido de su nieto. A veces él olvidaba que su nieto fue criado en una ciudad – Pero creí que no te gustaban.

-    ¿Por qué? – dijo Yoochun frenando su ímpetu de salir corriendo a coger uno de esos pequeños animalitos, él no recordaba odiar a esos animalitos o alguna vez haberlos visto. Niño de ciudad, eso era lo que siempre le decían y lo aceptaba ya que fue criado en un mundo de concreto con enormes rascacielos.

-    Bueno – dijo el abuelo preparándose para narrar los hechos. Además cuando contaba algo tenia la extraña costumbre de levantar la vos como si nadie lo escuchara. Ese era su estilo de narración – Cuando eras más pequeño hace unos seis o siete años… corrías por la casa diciendo que era un niño pollo…

-    ¡Que! – casi se le paraliza el corazón.

-    Si te creías un pollito, tanto que intentaste ser uno. La gallina de una vecina había tenido unos pollitos y tú te metiste en su jaulita creyéndote el Niño pollo. Pero ella te ataco a picotazos creyendo que lastimarías a uno de sus hijos… gritabas y decías soy un niño pollo… soy un niño pollo.

 

La gente que transitaba por las veredas había escuchado fervientemente los relatos del abuelo y no pudiendo contenerse soltando  sus carcajadas. Risas que avergonzaban a Yoochun, pues estaba recordando ese pasado de su infancia. Algo que había bloqueado y ahora recordaba porque.

 

-¡Abuelo! Porque no lo publicas en un diario – dijo  mientras fruncía el ceño  – Eres un desconsiderado abuelo – no puede más que sentir vergüenza y huir de aquel lugar. Sin notarlo corre  sin importarle el rumbo – ¡Ya no soy un niño pollo! – grito furioso mientras unas gotas golpeaban su rostro. Lluvia. Yoochun odiaba el clima de su ciudad natal.

 

 

Corrió tanto y estaba tan molesto que no se dio cuenta por donde transitaba. Aun así no dejo de caminar bajo la lluvia pues quería enfermarse así hacer sentir culpable  a su abuelo por andar divulgando su íntimo  pasado por la vía pública. Repentinamente sintió que la lluvia ya no caía sobre su cuerpo, levanto sus ojos para ver si la lluvia había cesado, pero notó que estaba siendo cubierto por un oscuro paraguas. Volteo furioso pensando que su abuelo lo había encontrado, pero toda su furia se transformo en asombro. Sus pupilas estaban dilatadas, él no creía lo que estaba viendo, solo pudo pensar que un ángel descendió del cielo y estaba frente a sus ojos. De pelo ligeramente largo, de piel blanca como la porcelana, de labios carmesí y sonrisa tan resplandeciente como el mismo sol, vestida con un tapado rojo. Yoochun se quedo inmóvil mientras ese ángel le depositaba el mango del paraguas entre sus manos, cuando quiso preguntarle el nombre ese ángel se había marchado. Intrigado decidió seguirla, pero la gente presurosa de la lluvia le estorbaba el paso perdiéndola de vista. Sólo pudo seguirla hasta el final de la calle que daba a un desolado edificio en construcción, que los empleados habían dejado por la lluvia. De repente escuchó unos ruidos provenientes de ese sitio, como los de una pelea. Efectivamente al acercarse noto que era una pelea, pero desigual, pues tres chicos le estaban proporcionando una paliza a otro, al cual Yoochun no podía distinguir. Esos chicos parecían tener entre 16 años, uno de ellos parecía ser el líder.

 

Yoochun no entendía como aquellos jóvenes respondían las órdenes de quien parecía ser aun más joven que todos ellos, unos catorce o quince años, tal vez menos. Todos vestían uniformes escolares, pero el del líder parecía ser el más elegante, en su logo se veía el símbolo de una de las mejores escuelas de Seúl además de ser  una  de la más costosas. Aquel niño  tenía una actitud arrogante, pero al mismo tiempo intimidaba y atemorizaba.

 

- Entiérrenlo vivo – dijo el líder furioso – Nadie se atreve a robarme nada y menos un paraguas…

- Si señor – dijo uno de los atacantes – Pero este lugar…

- Tonto, pronto heredare este edificio así que no te hagas problemas – sonrió como si la situación le divirtiese – Golpéenlo hasta que suplique.

 

A Yoochun no le importaban las peleas de las demás personas, pero esa pelea si llamó su atención, detestaba a ese líder arrogante ya que rompía con los códigos de liderazgo que su padre le había inculcado. Además descubrió que eso miserables estaban golpeando a su ángel, molesto se abalanzo contra ellos gritándoles que eran unos desgraciados, él pensaba que no había mayor bajeza que maltratar a una niña. Gracias al entrenamiento de su padre, Yoochun  no tuvo complicaciones en derrotarlos, además se había sacado las ganas de golpear a ese detestable líder.

 

Yoochun tomó nuevamente el paraguas y cubrió a la niña del tapado rojo, pero aunque  le preguntase sobre su estado, ella no respondía. Su abuelo apreció muy preocupado ahuyentando a esos pandilleros escolares, que tuvieron que marcharse.

 

- Yoochun – dijo el abuelo agradeciendo al cielo por haber encontrado a su nieto, pero más estaba asombrado de Yoochun.  Ya que su nieto jamás ayudaba a nadie,  siempre actuando  como un lobo solitario o como su abuelo le decía en broma “un pollo solitario”.

 

Por más que el abuelo Park le  preguntara a la niña del tapado rojo su nombre o donde vivía, ella no respondía, así que decidió buscar a sus padres, pero tampoco los encontraron. El abuelo  pensó  que lo mejor era llevarla a su casa ya que la lluvia estaba empeorando. Los abuelos Park vivían  sobre una panadería que ellos mismo atendían, pensando que tal vez la niña respondería favorablemente en un ambiente más calmado y claro después de curar sus heridas y darse un cálido baño. Después de un cálido baño, Yoochun se apresuro para hablar con la niña del tapado rojo, cuando la vio sentada en el sofá de la sala se asombro ya que traía puesta su ropa.

 

-Halmoni – replicó algo molesto en el odio de su abuela – ¿Trae puesta mi ropa?

-¿Te molesta?

-No – negó – Es solo que no creo que sea apropiado…

-¿Uh? ¿Apropiado? –sonríe con dulzura  – Yo creo que a Jaejoong-shi se ve muy bien con tu ropa, no esperabas que le pusiera mi ropa o la de tu abuelo. Es un niño como tú.

-¡Eh! ¿Cómo sabes su nombre? –dijo algo avergonzado, aunque su sorpresa no era su nombre sino descubrir que ese ángel que conoció no era una niña sino un niño. Se sentía un idiota por confundir a un niño con una niña. Aunque respiraba aliviado al ver que  su abuela no se había percatado de su confusión o sino su abuelo lo gritaría a los cuatro vientos. No. Al país entero.

 

Después de cenar Jaejoong le dio el numero de sus padres al abuelo Park, pero como nadie contestaba y la lluvia parecía ser fuerte decidieron esperara hasta el amanecer e ir a la casa de Jaejoong. Esa noche Yoochun debía compartir su habitación con Jaejoong, lo cual le llenaba de vergüenza, todavía se sentía  apenado de haberlo confundido con una niña.

 

-¿Te duele? – pregunto Yoochun a Jaejoong mientras arreglaba el futon  donde dormiría.

-No – dijo con voz serena – Estoy acostumbrado – dice con tranquilidad como si eso fuera natural. Se acariciaba  el rostro lastimado y Yoochun lo observa detenidamente.

-¡Eh! ¿Cómo acostumbrado? – gruño  Yoochun, no toleraba el conformismo de las personas  – Sino no te defiendes pensaran que eres débil…y te lastimaran como esos adolescentes.

-No soy tan fuerte como tu – dijo Jaejoong acomodándose en el futon – Además ellos me tomaron por sorpresa.

-¿Los conoces? – dijo Yoochun acomodándose en su cama – Decían que les robaste algo… ¿Acaso eres un delincuente?

-No, uno de ellos  lanzo el paraguas porque  se le rompió un adorno que iba en el mango… yo solo lo tome.

-¿Por qué no la tomaste y te fuiste?

-Lo que pasa es que… - bajo su mirada con timidez. Algo que llamó la atención de Yoochun  –   Te vi bajo la lluvia y no quería que te enfermaras.

-Eh? Pero soy un extraño. La gente no hace cosas por otras personas  desinteresadamente – bufo molesto Yoochun pues creía que todo el mundo era malvado y codicioso.

-Debe ser esa debilidad mía – dice Jaejoong en un fino susurro mientras cae dormido.

 

 

Al día siguiente los padres de Jaejoong vinieron a buscarlos, la madre había llorado  toda la noche hasta que en la mañana recibió la llamada del abuelo Park para dar con su hijo. Como se había marchado temprano Yoochun solo descubrió en la cabecera de su almohada la ropa que Jaejoong había tomada prestada con una nota que decía “Gracias”.

 

Notas finales:

La  historia va teniendo giros inesperados  y los recuerdos contunuan. Esperen a leer las segunda parte… la cual saldrá el mes próximo… nah mentira solo presionen NEXT

Este capitulo va dedicado para ELLA.

Gracias por leer, si recien han espezafo a leerlo, los animos a seguir leyendo que la historia llega hasta los 87 capitulos y esta proximo a terminar.

Saludos!!!


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