El frio por la noche era algo que su cuerpo ya soportaba. El fin de un día laboral. Las calles por la noche quedaban casi desiertas y más cuando estaba por nevar. Noviembre daba inicio.
Jaejoong introdujo las manos en su bolsillo luego de despedirse de Ji Yeon. Su característica mirada llena de brillo ahora estaba deslucida, opaca. Desanimado camino unos pasos y se detuvo en seco. Su mirada apagada cambio drásticamente al ver a aquel hombre caminado en su dirección. <<Yunho>> su corazón grito al verlo otra vez.
Apabullante la figura de Yunho se detuvo frente a él y una sonrisa se dejo ver de los labios del más alto.
– ¿Qué haces aquí? – preguntó Jaejoong anonadado. La impresión de ver al más alto casi lo obliga a caer pues sus piernas serpenteaban. Tomando fuerzas Jaejoong se mantiene ergido.
– Eso debería preguntarte – la sonrisa desapareció de sus labios en un abrir y cerrar de ojos.
– Yunho-ah! – sonrió una hermosa mujer de bellos ojos cogiendo a Yunho por el brazo – Llegas tarde reprendió la bellísima mujer con una mueca de fingido enfado.
Jaejoong no comprendía nada al ver como la hermosa mujer cogía el antebrazo de Yunho y éste sonreía ante ella.
– Tú y ella… ¿acaso ustedes dos? – Jaejoong tardo en hablar, estaba desconcertado.
– ¿Si estamos saliendo? – alzo una ceja Yunho y rió subestimando al más bajo – Por supuesto que ella y yo estamos juntos – estrecho la cintura de ella y la acercó hasta él – Ella es mi gran amor, Ah Ra-shi.
– ¿Quién es este chico? – preguntó ella viendo con desconcierto a Jaejoong. Sus ojos eran cálidos y bondadosos, eso era lo que Jaejoong veía en ella.
– No es nadie – respondió Yunho besando la mejilla de la mujer. La hermosa mujer sonrió con sus labios cual rubí.
– Vamos o llegaremos tarde – sonrió coquetamente la joven mientras ingresaba al convertible de Yunho dejando por unos segundo solo a ambos hombres.
– ¿Qué es lo que te sucede? – logro preguntar Jaejoong fríamente sin mostrara que ver a Yunho con esa mujer había sido un golpe bajo, un golpe que dolia.
– ¿Acaso Heechul no fue muy claro? – sonrió con descaro – O es que tu… ¿Tu te creíste en verdad que un hombre como yo estaba interesado en ti? – rio a carcajadas sin la mínima vergüenza – En verdad eres un idiota. Ni siquiera me serviste en la cama, pensé que sería divertido… pero hasta en eso eres un inútil. Mejor vuelve a tu vida de pobre, me aburrió jugar contigo. Ahora que Ah Ra-shi volvió no te necesito a ti ni a nadie. Ella es la mujer que amo y tu solo fuiste un entretenimiento.
Jaejoong no podía decir nada, las palabras quedaron atrapadas en su garganta. Solo quería salir huyendo y llorara, él estaba devastado ante las palabras tan duras de Yunho. ¿No era suficiente las palabras de Heechul desmereciéndolo y ahora Yunho las volvía a repetir?
Jaejoong no pudo evitar llorar, ya no podía controlar a sus lágrimas.
– ¿Ahora estas llorando? – pregunto Yunho burlándose de Jaejoong a sus anchas – Los hombres no lloran – volteo con desdén y se dirigió al auto con la hermosa mujer.
<<¿Entonces todo lo que dijo Heechul es cierto? ¿Ahora soy menos que una basura para ti Yunho?>> se preguntó mientras las lagrimas descendían de sus ojos.
– ¡Jaejoong-oppa! – una suave voz lo llamaba – ¡Jaejoong-oppa, despierta!
Jaejoong sintió ese grito agudo cerca de sus tímpanos y abrió los ojos. Miró a su alrededor y una sonriente Ji Yeon lo saludaba con su habitual sonrisa.
– Te quedaste dormido en el descanso – sonrió ella como si eso fuera divertido
– ¿Fue un sueño? – pregunto secándose las lagrimas.
– Seguro soñaste porque te quedaste dormido – asintió Ji Yeon – Descuida la jefa no se dio cuenta – animo al joven que en verdad parecía desconcertado – Vamos, debemos ir a trabajar – estiro la mano así Jaejoong la cogía. Y así lo hizo él – Hoy es el primer día de noviembre, será un hermoso mes con niev casi todos los días. Me encanta la nieve en noviembre, me encanta la nieve en noviembre – canturreo ella mientras llevaba a Jaejoong hacia su puesto de trabajo.
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– ¡Yunho! ¡Hijo! – exclamo Mi Ra reflejando el tono de su emoción al ver como Yunho débilmente abría los ojos. Ella estrecho la mano de su hijo con afecto al verlo abrir los ojos.
– ¿Qué fue lo que paso? – preguntó Yunho mostrando exceso de sorpresa en su rostro. Su mirada cambio hacia el médico de la familia que estaba dándole unas indicaciones a Sebastián. Emitió un suspiro cual queja logrando ganar la atención del médico.
– Yunho-ah – el médico se acerco para verificarlo – Al fin despertaste ¿Cómo te sientes?
– ¿Por qué tengo esto inyectado a mi brazo? – señalo la intravenosa que estaba conectado a su brazo.
– El doctor Kim te conecto a un suero porque no despertabas – explico su madre preocupada al ver a Yunho más pálido de lo normal – Yunho… ¿Qué es lo que te sucedió?
– Es mejor dejarlo descansar – indico el doctor Kim mirando con compasión a Yunho que parecía no querer hablar – Por favor pueden salir mientras hago una revisión.
– Está bien, gracias por todo doctor Kim – agradeció Mi Ra.
Mi Ra salió junto a Sebastián siguiendo las indicaciones del doctor Kim.
– No conocía hombre más saludable que ti Yunho-ah, me fue una gran sorpresa saber que te encontraron tan debilitado – dijo el doctor Kim regulando el goteo del suero. Yunho se negó a hablar, recordar lo sucedido no le agradaba – Tienes que descansar aún eres muy joven para sufrir de estrés.
– Doctor Kim, soy el heredero a un emporio, no creo poder descansar – sopeso Yunho su destino.
– ¿A que fuiste a la casa de la playa? – preguntó con toda confianza el doctor Kim ya que los años de servicio a la familia Jung le permitían tomarse ese atrevimiento.
– No lo sé – Yunho descanso su cabeza en la almohada.
– Yunho-ah, tan solo no te sobre esfuerces – sonrió el doctor Kim con amabilidad a Yunho.
Cuando el doctor salió al pasillo observo a Mi Ra esperando. La hermosísima mujer estaba expectante ante su diagnostico después de revisar a Yunho.
– No es nada de temer, el hemograma dio valores normales. El malestar de Yunho-ah es solo producto del estrés – aclaro el doctor Kim sonriendo amablemente como era su costumbre. En ese instante Mi Ra respiró aliviada.
– Gracias doctor Kim – dijo ella con lágrimas en los ojos. Para ella no había nadie más importante en el mundo que Yunho y sus lágrimas lo demostraron al llamar de urgencia al doctor Kim, una eminencia de la medicina y amigo de la familia Han-Jung.
– Mi Ra-shi, sabe que adoro a Yunho como si fuera mi hijo – estiro la mano con un pañuelo para la hermosa mujer de pelo negro y mirada frágil. Quién diría que esa mujer frente a sus ojos es la misma mujer de negocios fría y sin emociones.
– Hace tiempo salvaste la vida de Yunho cuando intento dejarse morir, después salvaste la vida de Junsu. Te debo la vida de mis dos hijos – agradeció mientras limpiaba sus lagrimas con el pañuelo del doctor Kim.
– No me debes nada, soy doctor, ese es mi trabajo, salvar vidas – dijo él sonriendo amablemente como era su personalidad – Yunho-ah es un hombre muy fuerte, unos días de descanso lo ayudaran y estará tan enérgico como siempre – una voz privilegiada poseía el doctor Kim, podía calmar a cualquier persona con esa voz celestial y serena – No quiero traer viejos recuerdos, pero fue mi hijo el que salvo la vida de Junsu-shi.
– Jong Woon-shi y tú siempre tendrán mi gratitud por salvar a las dos personas que más amo en esta vida – dijo ella con amabilidad ante el hombre de postura caballerosa y siempre amable – Te acompaño a la puerta.
– Sería un honor – hizo una reverencia el doctor Kim.
– ¿Jong Woon-shi sigue en Inglaterra? – preguntó Mi Ra haciendo conversación mientras bajaba los escalones.
– No, ahora está en Haití como voluntario para Médicos sin Frontera. Pero volverá a Inglaterra este mes y recibirá su segundo título como uno de los mejores cirujanos del país.
– ¿Debes estar orgulloso de que tu hijo siga tus pasos? – preguntó ella llegando hasta la puerta de salida junto al amable doctor Kim.
– Jong Woon-ah es mi mayor orgullo, aún sino siguiera mis pasos. Es mi hijo y siempre me enorgullece lo que hace.
– Eres un padre bastante moderno, en cambio Yunho ha seguido los pasos de su padre al tomar la compañía a su cargo desde su juventud, pero Junsu… – ella no pudo terminar la frase para su segundo hijo.
– Junsu es un héroe nacional al haber elegido una profesión tan arriesgada como ser policía. Debes estar muy orgullosa.
Mi Ra hizo una mueca de disgusto que el amable doctor Kim no pudo ver. Ella fingió una sonrisa y despido al doctor Kim. Claro que no, ella no estaba orgullosa del trabajo de Junsu.
– Junsu es el heredero a una inmensa fortuna y debería estar muy por encima de un simple policía – dijo ella en voz alta y profunda.
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Yunho estaba recostado en su cama pensando las palabras del doctor Kim, lentamente giro su cabeza y su vista se perdió en la vista de los arboles de cerezos muertos por el invierno.
– Primero de noviembre – dijo Heechul tomando lugar al lado de Yunho.
– ¿Dónde está Junsu y Changmin? – preguntó Yunho intentando cambiar de tema al tener a Heechul a su lado.
– La verdad, tu madre pidió no molestar a Junsu – se sentó en la esquina de la cama con los brazos cruzados – Has dormido por 20 horas y Junsu no sabe de tu estado, tu madre no quería preocuparlo. Él salió esta mañana a trabajar.
– ¿Y Changmin?
– Su paradero es un misterio, tal vez nuevamente ser perdió en el jardín de tu casa – sonrió divertido logrando una sonrisa en Yunho – Deberías sonreír más seguido – lo animó Heechul, pero Yunho negó con la cabeza.
– Soñé con ella – dijo Yunho no pudiendo más fingir que ella era la que ahora estaba ocupando sus pensamientos.
– ¿Con Ah Ra-shi? – preguntó Heechul casi cayéndose de la cama a ante tal afirmación.
Yunho asintió débilmente.
– Eso significa que no te acostaste con Jaejoong – dedujo Heechul y Yunho lo observo sorprendido.
– ¿De qué estás hablando? – frunció el ceño. Yunho ahora recordaba a Jaejoong, pero aún así Ah Ra volvió a ganar terreno en sus pensamientos.
– Yunho-ah, siempre sueñas con ella y para dormir sin pensarla sé que te acuestas con mujeres. Has hecho eso desde que estamos en la secundaria.
– Eso no era soñar es recordando fragmentos de un pasado, era cerrar los ojos y despertar con la sensación de vacío. Pero este sueño fue tan real que sentí la calidez de sus manos y hasta su respiración azotando mi rostro.
– Yunho-ah detente, ¿Por qué ahora sueñas con ella?
– Porque sin darme cuenta olvide porque casi vendo mi alma al diablo – llevo sus manos hasta sus muslos y por encima del edredón presiono la tela con furia.
– ¿Hablas de esa venganza?
– Si – su puño apretaba el edredón, estrujándolo – Años planeando mi venganza contra la persona que destruyo a mi familia, la persona que me arrebato a la mujer que más quiero en esta vida. Ese día está llegando y no puedo perder el tiempo.
– Entonces… – Heechul dudo en preguntar, pero Yunho parecía querer escucharlo – ¿Qué harás con Jaejoong?
Yunho parecía examinar la pregunta de Heechul. Minutos guardando silencio y cuando tuvo una respuesta su mirada cambio y se torno más decidido que nunca.
– Busca en mi escritorio el número de la doctora Park Soo Ae.
– Si mal no recuerdo ella es psicóloga. ¿No?
– Exacto, me enterré que volvió al país y quiero hablar urgente con ella – dijo sin exagerara los gestos de su rostro, pero sonando una orden ineludible la presencia de ella.
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Una melodiosa canción se escuchaba de fondo en la cafetería y en una mesa junto a la ventana estaban ellos dos. Uno que no paraba de sonreír al ver la expresión del más joven.
– ¿Por qué sigues con el ceño fruncido? ¿No te gusta desayuna conmigo? – preguntó Yoochun bebiendo un sorbo del café que minutos atrás había pedido. Junsu tan solo inflo las mejillas en respuesta a su pregunta
La muchacha de pelo largo que minutos atrás había traído los dos cafés de ambos hombres, ahora estaba observando al más alto desde la barra. Junsu la miraba de reojo, enfadándose cada vez más ante esa risita que la mujer hacia al ver a Yoochun.
– Te atreves a verla otra vez y la meto a la cárcel – sentencio Junsu cruzándose de brazos mientras fruncía el ceño. Yoochun desvió la vista y sonrió divertido – No es gracioso. Desde que llegamos esa mujer no te quita la vista de encima.
– Fuiste tú el que escogió este lugar – dijo Yoochun con la conciencia tranquila. La mujer no le interesaba, pero adoraba ver esos gestos en Junsu.
– No sabía que contrataron nuevas meseras – bufo Junsu inflando las mejillas mientras hacia un mohín con los labios.
– Solo tengo ojos para una belleza en este lugar – declaro Yoochun sonriendo para Junsu mientras terminaba de beber su café.
Junsu estaba por sonreír, pero por arte de magia la mujer del pelo largo se paro frente a Yoochun.
– ¿Le sirvo más café? – pregunto con una risita muy femenina.
Yoochun veía una vena salir de la hermosa frente de Junsu y sabia que pronto estallaría en una rabieta contra la joven mesera de pelo largo.
– Quisiera la cuenta – dijo sin ver siquiera a la mujer y centrar su atención en Junsu.
La mujer hizo un gesto de descontento, asintió con la cabeza y se dio media vuelta para ir a buscar la cuenta.
– No te enfades – suplico Yoochun, pero Junsu estaba tan molesto que lo ignoro. Yoochun siempre tenía un as bajo la manga y esta no era la excepción – A este lugar venias a desayunar cada mañana. ¿No? Está muy lejos de la central y muy cerca de mi oficina. No creo que sea una coincidencia.
Junsu destenso su rostro y se mostro sorprendido al darse cuenta de las deducciones de Yoochun y solo pudo sonrojarse.
– ¿Ahora me dirás que este lugar te gustaba por los pasteles? – preguntó Yoochun y Junsu negó con la cabeza.
– Una mañana sin querer llegue a este lugar y te vi caminando por la calle de enfrente – señalo por la ventana y Yoochun miró por ella.
– Es normal que camine por esa vereda, cada mañana a unas cuadras estacionaba mi auto y pasaba por el mismo lugar para llegar a la departamental.
– Lo deduje y cada mañana venia a desayunar a esta cafetería para al menos verte de lejos – agacho la mirada algo avergonzado por su comportamiento.
– No tenía idea que hacías eso.
– Ese era el plan, que no te dieras cuenta que te observaba cada mañana. Adoraba ver tu rostro medio dormido al caminar, o cuando sonreías sin razón aparente – respondió Junsu con un fino hilo de voz.
– Soportaste mis humillaciones más de cinco años ¿Y aún así sigues amándome? – Yoochun frunció ambas cejas, molesto consigo mismo.
– Creo que fue amor a primera vista – declaro Junsu intentando explicarse mejor.
– ¿Desde qué te desmayaste en el gimnasio y despertaste en la enfermería? – preguntó Yoochun con curiosidad – Lamento haber sido un idiota. No puedo retroceder el tiempo, pero de verdad lo siento.
– No debes pedir disculpas – Yoochun no parecía entender su respuesta – En el torneo de taekwondo que se realizo en Seúl, yo participe como estudiante de primer año, y perdí en la semifinales contra un chico que le decían Goliat – Yoochun escuchaba atento cada palabra del menor.
– Es gracioso porque yo pelee en un torneo de taekwondo y en las finales luche contra un chico… - se detuvo y analizó las posibilidades de que Junsu hablase del mismo chico y del mismo torneo. En su mente existía un 99 por ciento de coincidencia.
– Ese engendro me venció y llego a las finales. Yo quise quedarme y ver quién era el rival de mi contrincante. Entonces te vi – confeso Junsu y Yoochun quedo más asombrado, sus ojos escapaban de sus cuencas – Luchaste con gracia y elegancia, obtuviste una muy merecida vitoria. Yo desde las escalinatas te observe y cuando sonreíste fui muy feliz. Desde ese momento estas en mi corazón.
– ¿Me amaste sin siquiera conocerme? – preguntó y Junsu asintió con un ligero sonrojo en sus mejillas.
Yoochun sonrió abiertamente al escuchar la confesión de Junsu y como si fuera acto de magia la mujer estaba de nuevo en la mesa. Aún era muy temprano y ellos dos eran los únicos clientes.
– ¿Atssuji le podría pedir su número de teléfono? – esa irritante pregunta fue la gota que colmo la paciencia de Junsu.
– ¡¿Piensas ligarte a todo hombre guapo que veas?! – pregunto a la descarada mujer que estaba intentando ligarse a Yoochun. El mayor quedo asombrado ante la reacción de Junsu – Para que lo sepas, él está comprometido – Junsu saco dinero de su billetera dejo varios cientos de won y cogió a Yoochun por la mano y lo saco a jalones del lugar. Junsu sabía que había dejado a la muchacha con los ojos más que abiertos, sorprendidos. En sus labios había una sonrisa victoriosa, había triunfado ante una potencial rival.
– ¿Así que estoy comprometido? – preguntó Yoochun al llegar a una esquina poniéndose frente a Junsu.
– Yoochun-ah, no juegues – respondió Junsu con una pequeña mueca en sus labios.
– No tienes por qué preocuparte – Yoochun estiro los brazos y estrecho a Junsu junto a su cuerpo. El menor intento alejarse, pero Yoochun se lo impidió – En el pasado fui un idiota, pero ahora no lo seré. Solo quiero estar a tu lado – cogió con ambas manos el rostro de Junsu. Sus sentimientos por el más joven exacerbaban su propia razón – Eres tan lindo, muy lindo – sonrió el menor y Yoochun no pudo contenerse. Sus labios cayeron en los ajenos, reclamando ese terreno como suyo y de nadie más.