La mala suerte ayuda a la gente un poco mas que la buena suerte, por que con la adversidad, uno crece. O al menos eso solía decirme mi hermano cuando me caí intentando usar la bicicleta. No lo volví a intentar…
Ese tal Antoine logró intrigarme de tal modo que deseo saber que esconde. Pero eso no es lo importante ahora, lo importante es que el paciente salga vivo.
-¡Doctor!-Alfonso, mi asistente, logro sacarme de mi ensimismamiento.-¿Qué le ocurre? ¡No esta respondiendo!
-Aumenta el desfibrilador a trecientos.-Con ese ultimo choque, el paciente volvió en si, menos mal, no estoy listo para otra demanda. En cuanto salí del quirófano a tomar aire, note un tumulto en la sala.
-Doctor, lo busca el señor Antoine.-Ese nombre me erizo la piel y no puedo explicar como.
-Ethan, me alegra verte, o debo decir Klaus, ese nombre me gusta mas.-Vaya, hoy su intención es fastidiarme.-Necesito que me acompañes, debo mostrarte algo.-Entrecerré mis ojos, y asentí, al fin y al cabo es mi jefe, me guste o no.
Llegamos a su oficina y la cerro con seguro, sonrió.
-Klaus, aunque no haya físico entre tu y yo, sabes que tenemos una conexión bastante profunda.-Esa frase me tomo desprevenido, ¿Acaso cree que soy así de fácil con cualquiera? Clave mi vista en el suelo, avergonzado, solo había una persona capaz de intimidarme de esa manera, y ese era Matt.- Por favor, no me digas que no me recuerdas.-Me tomo del hombro, obligándome a mirarlo a los ojos, no lo había tenido tan cerca, note que el era idéntico a mi, unos ojos preciosos, aunque es como auto elogiarme, por que son idénticos.-Te he amado desde siempre.-Con esas ultimas palabras que aun resonaban en mi interior solo atine a abrir mis ojos de par en par, y me acorralo contra la pared y me tomo del mentón, dándome un beso apasionado, desesperado ¿Enamorado?
No podía moverme, no era dueño de mis acciones, pero ya había probado ese dulce néctar que se volvía mi frenesí, tan dulces y suaves como la seda y la miel. Yo quería desvanecerme en ese momento, sentía que estaba flotando, mis ojos estaban entrecerrados, pero Luka se cruzo en mis recuerdos, fue ahí cuando reaccione y lo avente lejos de mi.
-Aléjate.-Espete decidido, pero me dolió en el alma, tremendamente sentí una enorme punzada en mi pecho con solo haberle dicho eso, me pesaba tanto que mis pasos se volvían torpes, su mirada se cristalizo, pero mis acciones estaban anestesiadas, no sabia que hacer para compensarlo, ese hombre, sin duda era Matt.
Entonces se oyó un estruendo, apenas y pude voltear a mirar la puerta, me aleje de a poco y no hiso nada para detenerme.
-Perdóname.-Cerré mis ojos, dejando escapar una lagrima lastimera y me salí a checar que todo estuviese en orden, venia llegando otra persona al hospital. Bufe triste, no me gusta ver esto a diario, pero para eso existe la medicina. Me dirigí a la recepción huyendo de el, y entonces, lo vi…
-¿Disculpa, me puede dar la constancia del señor Sivaková?-Que hermoso se veía a simple vista, no pude ni moverme, aun sin mirar su cara, se que es importante conocerlo.
-Descuida Susana, yo se la doy al joven.-La chica asintió a mis ordenes, y el me volteo a ver, menos mal aun traigo el tapabocas.
-Muchas gracias.-Extrañamente pude notar una mirada verdaderamente inmersa en la pura tristeza, ¿Qué habrá pasado con el?-Es raro para mi pedir algo sobre alguien a quien no conocí, y en cierta manera me siento mal no compartir la misma tristeza que mi demás familia.
No logro explicar lo que sentí en ese momento, estaba hecho un torbellino de emociones, mis pupilas se dilataron, de eso estoy seguro, sentía que se me saldría el corazón de inmediato y quedaría moribundo a mitad de la sala y no llegaría nadie a salvarme a tiempo. Por instinto mis manos comenzaron a temblar, sentía la necesidad de tomarlo entre mis brazos y estrujarlo fuertemente y decirle cuanto lo había extrañado, pero había un impedimento que me provocaba conflictos existenciales; Matt.
-No es tu culpa, si no de tu padre.-En ese momento me miro extrañado.
-¿Tu que sabes de mi padre? ¿Lo conociste?-Solo sonreí agradecido de que no me reconociera, de ser así, el me habría rechazado. Yo no fui por el, aunque quisiera pensar que el volvió por mi.
-Em, pues veras…-Comencé a rascarme la cabeza, como diría George, metí la pata. Debí haberme quedado callado.-No importa, ven conmigo.-Le extendí la mano y la sentí tan fría, pero suave. Me quede en shock unos segundos, era demasiada información que procesar, tenia mil y un preguntas que hacerle, pero tenia que contenerme.
Caminamos tomados de la mano, el me miraba extrañado, cuando volví mi vista hacia el frente, divise a Antoine, o debería decir, Matt.
-Así que ya se conocieron.-Bufo delirante, siempre fue bueno para ocultar lo que sentía.-Pero si bien recuerdo, Ethan, aun tienes pendientes que arreglar con Alfonso, y el te esta esperando, junto con la familia de tu paciente, el señor Hayes, yo me encargo del joven.-Por inercia solté a Luka sin querer y obedecí, sin mirar atrás. Creo que el ya comprende de quien estoy enamorado, por eso me miro acusadoramente.
-¿Usted?-Pregunte mirando azorado a Antoine, ¿Es que acaso esta en todas partes?
-Perdona Samuel si no te complace mi trabajo, puedes enseñarme a ser mejor.-Suspire desganado.
-Hubiese preferido que el otro doctor me atendiera, se veía mas amigable.
-¿Eso crees?-Me miro escéptico.-Vaya, Ethan tiene fama de que la gente le acostumbra huir, de no ser doctor, ni se le acercarían en este hospital por lo tajante que es con los demás.
-Pues a mi me pareció una buena persona.
-Y lo es.-Se abrazó a mi, utilizándome como barrera de gente, para evadir a las personas que intentaran acercársenos, hasta llegar a su consultorio, que fastidioso, pero no dije nada para terminar pronto con esto.-Bien, tu padre se llamaba Iván Sivaková, ¿Cierto?-Saco unos papeles de un archivero.-Vaya, al parecer están en mi hogar, me temo que tendrás que acompañarme.
-Bah, eso solo indica lo incompetente que eres.-Me sentí mal de calificarlo tan despectivamente.
-Así es, por eso vendrás conmigo, para cerciorarte de que no me olvide de nada.-Sentí un ligero espasmo recorrer por mi vientre, algo me decía que no fuera, pero mi razón se vio nublada por el simple hecho de que no podía dejar de mirarlo a los ojos.
Y así salimos del hospital, luego de que diera instrucciones en recepción de que vivieran sin el por un rato, vaya engreído. Caminamos unas cuantas calles, y llegamos a un hotel, si que estaba cerca.
En cuanto subíamos por el ascensor, lo mire por el rabillo del ojo, y note que el me miraba de igual manera. En cuanto llegamos al piso indicado, esbozó una enorme y macabra sonrisa. Paso su tarjeta y me invito a pasar. Quede asombrado con el panorama, era en verdad majestuoso, y el lugar tan lujoso seguro me saldría en un ojo de la cara, lo que me da la impresión de que en verdad es bueno en lo que hace.
Sin darme cuenta, el ya había desaparecido. Me quede parado unos minutos maravillado con la impecable apariencia del lugar, sin duda, un hombre muy pulcro. Cuando me voltee de nuevo hacia el lado contrario, el estaba muy cerca de mi.
-Me alegra tenerte aquí, en este lugar, justo ahora.-Y sin mas me acorralo contra el sillón, de un aventón, se quito la corbata y se sentó en mi regazo, apenas y podía discernir lo que estaba ocurriendo.
-¿Q-que haces Antoine?-Comencé a titubear de solo imaginarme lo que estaba por hacerme.
-Luka, te he extrañado tanto.-Comenzó a besar mi cuello sagazmente, como si su vida dependiera de ello, ahora lo se, si era el, pero no implica que lo perdone. Yo sentí un choque eléctrico recorrerme en un solo segundo, mi cuello sentía placidez.
-¿K-Klaus?
-Si, ese soy yo.-No puedo creer que por fin lo tenga frente a mi. Sentí ganas de golpearlo, cachetearlo, incriminarle el abandono, echarle en cara cuanta falta me había hecho, pero esta vez, solo por esta vez, quise dejar de poner barreras.-Quiero estar contigo ahora.