Se dirigían miradas tímidas, furtivas, mientras grababan el video musical.
A cada momento llegaban las maquilladoras y preguntaban “¿Estás enfermo Zin-san? Tus mejillas están muy rojas” y le tocaban la frente. Él solo negaba y escondía sus ojos, dejando que las chicas le cubrieran con más polvo que lo hacía estornudar.
Yuki se acercó y le pasó el brazo por los hombros —¿Estas asustado? —le dijo en tono burlón mientras reía.
Frunció su entrecejo e iba a protestarle cuando notó la mirada sin vida de Masashi sobre sí y palideció.
—Déjalo, Yuki —le pidió Teru con sus ojos de gato. Zin se removió, giro su rostro y se sacó de encima el brazo del baterista. Camino rápidamente hasta el camerino que le habían asignado y una vez dentro se dejo caer en la silla y su frente toco la mesa del tocador.
Su corazón palpitaba muy fuerte y si que sentía sus mejillas acaloradas. Su mente se abrumaba fácilmente.
Estaba mas que ocupado con intentar alcanzar la grandeza de su colega y amigo Kamijo, de agradarle a los futuros y presentes fans, cantar lo suficientemente bien… Pero ahí estaba el guitarrista peliblanco, con sus ojos bonitos, mareándolo.
—¿Estás bien? —pego un salto en su puesto y le vio allí parado, recostado contra la puerta de su camerino, son su vientre y piernas descubiertas. Tembló.
—Si, si. Solo necesito un momento.
Le vio acercarse y dar un ligero brinco, sentándose sobre la mesa del tocador. Movió sus delgadas piernas como un niño pequeño. Zin se enterneció.
—No te presiones —le dijo con voz cantarina—. Todo va muy bien, confiamos en ti, Kamijo confía en ti. Lo harás excelente.
Zin quiso cubrir su rostro y decir “cállate Teru, es tu culpa” mas no podía comportarse así con aquel hombre.
—Quizás me estoy estresando por nada.
La sonrisa que le regalo Teru le aceleró el pulso a tal punto de ensordecerlo. Lo observó saltar y caer grácilmente sobre sus plataformas y… Lo siguiente quizás lo alucinó, pero…
Allí estaba Teru sobre él, besándolo de forma tan tímida y dulce que no pudo hacer nada, solo dejarse hacer. Sintió los delgados labios sobre os suyos, con una suave presión y movimiento delicado. Se separó muy deprisa como para calificar el asunto como real pero…Los labios de Teru brillaban.
Lo siguiente que supo era que estaba otra vez frente a las cámaras, rodeado de las maquilladoras y con Hizaki a su lado, sonriéndole con cariño. Sonrió a su vez, tontamente.
—Zin-san ¿Qué estabas haciendo?
Miró confundido a la chica.
—Ya no llevas brillo en tu boca —se limito a contestarle esta, sacando el maquillaje y deslizando el pincel con gloss sabor a fresa sobre sus delgados labios.
Sus mejillas volvieron a estar rojas y sus ojos revolotearon por los alrededores. Cuando encontró a Teru notó que este al parecer había escuchado el comentario pues estaba también sonrojado y con el dorso de su mano sobre sus labios, moviéndola.
Sonrió un poco y la chica que le aplicaba el brillo lo miró extrañado.
—Nada —mintió—, solo bebí un poco de agua.