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Mi hijo... No, mi amado. por AolSasori

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Notas del fanfic:

Los primeros capitulos de este fic seran narrados por el mismo Naruto. Aunque habran veces en que aunque sea pasado y dentro de la narración de Naruto, la narración se ira a otro personaje para saber cómo se estaba sintiendo éste en ese preciso momento antes de ser narración general.

 

¡Espero y lo disfruten ^^!

Notas del capitulo:

Los personajes pertenecen unicamente a Masashi Kishimoto.

 

¡Espero les guste!

El hombre bajo tranquilamente de su motocicleta “Ducati” negra, paso sus dedos por sus finos cabellos rubios antes de reacomodarse su chaqueta y comenzar a caminar hacia la puerta del edificio que tenía en frente, con paso veloz pero dudoso. Subió las escaleras con pesadez hasta el último piso. Decidió no subir por el elevador para tener tiempo de pensar en las palabras que usaría al momento de reencontrarse con su hijo. Al llegar, toco el timbre aun nervioso y espero a que alguien atendiera.

Había pasado seis meses sin verlo, y con urgencia necesitaba hacerlo, necesitaba contarle tantas cosas y… tener a alguien que lo escuchara no por obligación o por que fuera su trabajo, alguien que no fuera su psicóloga y que en realidad se preocupara por él, porque simplemente… no podía seguir pasando por todo eso él solo.

A los pocos segundos la puerta se abrió, dejando ver al joven dueño del apartamento, ligeramente sorprendido por encontrarse con el hombre con el que había pasado tanto tiempo unido, y desde hace un tiempo, alejado de él.

—Naruto-kun —Susurró mientras sonreía cálidamente, se hizo a un lado para permitirle a éste el paso a su apartamento, invitación que el mayor no desaprovecho.

—Te ves algo cambiado, Itachi. —Sonrió y abrazo al nombrado una vez que este llegó hasta él, el cual algo sorprendido, correspondió el gesto melancólicamente.

—Me alegro de que estés de vuelta… —Dijo una vez que se separaron. Naruto lo miro con el mayor cariño que le era posible

—A mí también, Itachi. A mí también… —Respondió con una de sus enormes sonrisas.

Itachi se sintió sorprendido cuando su padre apareció frente a la puerta, con esa mirada tan feliz, tan falsamente feliz, aunque sabía que ese día llegaría de nuevo a su hogar. Hacia medio año en que decidió tomarse un viaje para aclarar sus ideas, y es que todos sabían por lo que estaba pasando el rubio. A Itachi había dejado de molestarle los sentimientos de Naruto hace mucho tiempo atrás, cuando se dio cuenta de que era inevitable y el resultado sería inminente, no importaba que tanto hiciera para evitar lo que ya estaba escrito en su futuro, en su destino.

Ambos se sentaron en la amplia sala para conversar, acompañados de algunos tragos. Naruto había viajado hacia Estados Unidos para despejarse y tomar algunos cursos de fotografía, y aunque estaba empezando un poco tarde, siempre había sentido esa curiosidad por ese tipo de arte al ver a Itachi tan entusiasmado con su carrera. Aunque tampoco dejo totalmente descuidadas sus empresas, Nagato ahora se hacía perfectamente responsable por el restaurante de los Uzumaki e Iruka estaba tomando el control actualmente de la empresa Namikaze en lo que Naruto regresaba de su viaje; Y todo le iba perfectamente.

A Itachi tampoco le estaba yendo mal en su vida, su carrera como artista –pintor y fotógrafo- le brindaba una gran comodidad financiera, además de que recibía grandes cheques de dinero por el proyecto que sugirió a la empresa de su primo Obito -uno de los últimos Uchihas que quedaban en Japón- “Sharingan”, sobre una gran sistema de seguridad al que llamo “Mangekyou Sharingan”, Como un derivado mismo de la empresa y que actualmente, funcionaba de maravilla. Aunque a sus veintiún años de edad no estaba comprometido con ninguna chica, se le veía realmente feliz.

Entre más surgían temas de conversación, más cercanos volvían a sentirse, tal y como en los viejos tiempos. No  fue hasta que Naruto comenzó a beber de más que la conversación tomo un rumbo más… Triste, a opinión de Itachi. Él se había ahorrado el beber de más de dos latas, pero Naruto ya estaba tomando su séptimo trago, haciéndole perder su sobriedad rápidamente. Entonces, preguntó lo que Itachi más se  temía.

—Y… has… hablado con él? —Recibió un suspiro como respuesta, confirmándole el hecho de que era así -¿Cómo está?...

—Naruto-Kun… Le prometí a Ino que no podía hablarte de él, no al menos hasta que sus sesiones estén bastante adelantadas.

—¡Pero esa bruja se la pasa preguntándome por él! —Hizo algunos ademanes muy raros, que le causaron una pequeña sonrisa a Itachi

—Por las terapias.

—No, no —Agitó su dedo índice de un lado a otro, en forma de negación —. Ni siquiera he empezado a contarle… Eso será hasta que vuelva de mi viaje, no quiere que le cuente desde el inicio por teléfono.

—Naruto-Kun, ya volviste de tu viaje… —Contestó conteniéndose la risa.

—Ah… cierto.

—Creo que es suficiente —Se puso de pie atrayendo la atención del mayor —Deja eso y vete a la cama, te llevaré un Café.

— ¡No quiero! —Se cruzó de brazos. Itachi lo miró fijamente a los ojos, con una expresión demasiado seria para la comodidad de Naruto. –Bah, está bien —Se puso de pie tambaleándose—. No sé cómo eres capaz de hacerme hacer lo que se te dé la gana con solo mirarme a los ojos. –Gruñó. Itachi sonrió

—Es un don Uchiha —Respondió sonriendo. Se acercó a Naruto para abrazarle de lado y ayudarle a llegar hasta su habitación. Lo recostó sobre su cama y se le quedo mirando por unos momentos, él rubio correspondió la mirada

— ¿Qué? —Preguntó entrecerrando los ojos

—Descansa, Naruto-kun —Sonrió y se dio media vuelta para salir de la habitación. —Le avisaré a Ino que ya llegaste. —Anuncio antes de cerrar la puerta a sus espaldas.

Su mirada se quedó clavada en un punto fijo de la puerta, en donde antes había estado la nuca de Itachi. Se giró quedando boca abajo para dejarse llevar por el cansancio que lo abatía desde que bajo del avión…

 

***** 

 

—Pasa, toma asiento —Invito ella. Él se dirigió hacia el pequeño sofá de cuero recostándose en él. — ¿Cómo has estado?

—Un poco mejor —Contestó mirando el consultorio. —. Este lugar me gusta más que el anterior —Sonrió. A Naruto siempre le habían gustado los lugares con suelo de madera, y ese no era la excepción. Además de que las paredes blancas contrastaban perfectamente con el color del suelo y los muebles, que eran de madera oscura.

—Me alegro que te guste —Su amiga sonrió- Entonces… Quieres que comencemos hoy?

—Sí, para eso estoy aquí —le devolvió la sonrisa- Desde donde comienzo?

—Desde el principio —Respondió ella colocando una grabadora en una pequeña mesita de centro. Naruto suspiro y recostó su cabeza en el brazo del sofá, cerrando los ojos para intentar volver a vivir esos recuerdos que guardaba con tanto cariño.

 

~Hace ocho años~

Recargue ligeramente mi rostro sobre mi mano izquierda para así tener una mejor vista del camino, pero sinceramente no estaba poniéndole mucha atención por el hecho de estar divagando en mis pensamientos sobre que a partir de ahora mi vida daría un interesante cambio. En ese momento iba al lado de mi esposa Sakura en nuestro auto, un Ford Fiesta plateado que gracias a nuestra buena situación económica nos podíamos costear, era tan aburrido ir en el asiento del copiloto y es que me habían retirado mi licencia por hacer una competencia con unos chicos de creo diecisiete años, ¡Pero ellos me habían retado! Bueno, da igual.

Sakura era una joven abogada de renombre de veinticinco años, muy inteligente y honesta aunque demasiado fuerte para su pequeña complexión. Me había casado con ella hace tres años por obligación de mis ya difuntos padres pero con el tiempo me fui encariñando profundamente con ella, pero no hay nada más que eso, cariño, amistad y admiración. Jamás he logrado enamorarme profundamente de ella y ni ella de mí, pero por culpa de la relación que mis suegros tenían con mis padres teníamos que conseguir un heredero de la empresa de mi familia… Y Sakura no puede tener hijos.

¡Ah! Olvide decirlo; Soy el jefe encargado de una cadena de nueve disqueras que pertenecía a mis padres, “Kyubi” es su nombre. Herede la empresa cuando tenía veintidós años y actualmente tengo veinticinco años, la misma edad que mi hermosa esposa, pero igual yo pienso que aun somos un tanto inmaduros e irresponsables para ser padres, o al menos yo lo soy, pero es lo mejor que puedo hacer en estos momentos.

Sakura conducía hacia una de esas casas de adopción muy emocionada, estuvo toda la semana alegando sobre el o la niña que adoptaríamos con su voz chillona. Me divertía verla de esa manera y es que yo también me sentía con un cosquilleo en el estómago, tal vez estaba emocionado, feliz, nervioso, o estaba enfermo y quería vomitar, no estaba seguro de eso, pero algo tenía en claro; Quería que fuera pequeño o pequeña, por debajo de diez años masomenos.

Al acercarnos, note por fuera de las rejas una casa muy grande con un estilo muy tradicional rodeado de un gran jardín con grandes arbustos y unos cuantos estanques, habían grandes árboles de distintos tipos de verde y hermosos Sakura sobresaliendo de los demás, y lograban distinguirse algunos niños jugando en el jardín. La puerta principal se abrió automáticamente y nos dejó entrar por un camino de cemento conectado a los jardines y a un estacionamiento, donde aparcamos.

—¡Estoy muy emocionada! —Exclamó Sakura al bajar del auto mientras se arreglaba su traje de oficina negro, que consistía en una falda de siete dedos por encima de la rodilla y un pequeño saco, con una corbata blanca y tacones del mismo color. Yo iba vestido algo más sencillo; Unos jeans negros un poco ajustados y una camisa de botones y manga larga color guinda, un poco desabrochada en la parte superior. — ¿No te parecería una hermosa niña de ojos como los tuyos? —Preguntó mientras me tomaba del brazo para comenzar a caminar.

—Sería muy linda, pero prefiero un poco más a un niño

—Bueno, ya en un rato decidiremos,  okay? —Asentí dejándome llevar por ella. Caminamos por uno de esos caminos empedrados que me parecen bastante bonitos, admirando el paisaje y a los niños que estaban a la vista, eran demasiado diferentes los unos a los otros y muy curiosos, pero se veían felices jugando juntos.

Al llegar a la puerta de entrada, una mujer rubia y con grandes atributos –y no es que me haya fijado, solo que era difícil de ignorar- se acercó hasta nosotros con una gran sonrisa en su rostro, tendiéndonos su mano

—Buenos días, supongo que son el matrimonio Namikaze. Soy Tsunade Senju, la directora de La Casa Hogar de Konoha.

—Un placer, soy Sakura Haruno y él es mi esposo, Naruto Namikaze. —Nos presentó ella, le tendí mi mano mientras inclinaba levemente mi cabeza educadamente

—Es un gusto.

Le sonreí. Ella imitó mi acción y pareció analizarme un poco como intentando recordar algo antes de darnos acceso dentro del lugar.

Nos dio un pequeño tour en éste, mostrándonos la sala principal, comedores y salones en donde los niños tenían clases. Sakura se quedó caminando por estos lugares mirando a los pequeños, aunque no habían muchos dentro, parecían estar la mayoría o en otro lado de la casa o en el jardín. Algo pareció llamarle la atención y entró a uno de los salones, curiosa.

Yo me estaba aburriendo un poco así que bajé hasta llegar a la entrada del patio trasero y salí. Éste era distinto al jardín delantero, ya que era más tradicional. Grandes árboles de Cerezo adornando el lugar, con caminos de grava negra y dos grandes estanques con peces Koi dentro. Me quedé asombrado por la magia de aquel hermoso lugar, caminé por él admirando todo del hermoso jardín mientras subía por un pequeño puente de madera roja, que por debajo de éste se conectaban los estanques. Este lugar era extremadamente tranquilo y el barullo de los niños se oía muy lejano en este lugar, era fácil apreciar el sonido de pequeñas cascadas de agua cayendo parsimoniosamente contra las rocas.

Me senté recargando mi espalda contra el tronco de un Cerezo a la orilla de uno de los estanques y cerré mis ojos, soltando un suave suspiro. Tenía demasiado tiempo que no me sentaba a disfrutar de tal tranquilidad, las empresas no me daban ni un respiro y para mi suerte, pude conseguir un par de días libres.

En ese momento note un molesto estorbo debajo de mí, en mi trasero para ser exacto. Levante levemente mi cadera recargándome en una de mis manos y con la otra busque la causa de esa molestia; estaba sentado sobre un libro. Volví a sentarme cómodamente mientras sonreía ante el título del libro; “La Historia de un Ninja Audaz”.

Miles de recuerdos llegaron a mi mente al ver el titulo t la portada del libro. La navidad en la que mi padre me lo regaló, con mi madre y Jiraiya-Sensei detrás de él sonriendo enormemente, pero a esa edad los libros no me llamaban la atención y termine dándome gritos con mi padrino. No pude evitar soltar una risa al viento al recordar los golpes en la cabeza que me propinaba. Pero unos días después comencé a leerlo y me perdí en él, sintiéndome el personaje principal por su gran determinación y bueno, el nombre. No llegue a decírselo directamente, pero él y mis padres se dieron cuenta de que me encanto

—Señor —Escuché una pequeña voz a mi lado haciéndome girar la cabeza hacia el dueño de la voz, quien me miraba con un vaso de chocolatada en una mano —. Tiene mi libro…

—Oh, es tuyo? —El asintió —Me sorprende que un niño tenga interés en este tipo de libros —Reí ligeramente pero a él no pareció causarle mucha gracia

— ¿Me lo devuelve? —Estiro su mano libre hacia mí y le entregue el libro.

Se sentó a un lado de mí sujetando su vaso entre sus piernas y comenzó a leer, se veía muy interesado en la lectura, dándome oportunidad de analizarlo mejor. Era un pequeño como de nueve años de piel extremadamente blanca que contrastaba perfectamente con su cabello negro y destellos azulinos. Iba vestido con unos pantalones cortos color beige y una camisa negra de manga larga con el cuello un tanto levantado y ensanchado. Se veía tierno pero muy “maduro” por los colores.

— ¿Sabes? —Hablé. El volteo a mirarme en cuanto me escuchó —Cuando tenía trece años mis padres me regalaron ese mismo libro. Estaban tan felices diciendo que yo era justamente como ellos y mi padrino habían esperado que fuera, justamente igual que el protagonista del libro, además de compartir el nombre con él. —Lo miré, él tenía una ceja alzada.

—Entonces, su nombre es…

—Naruto, sí. Un placer —Le tendí mi mano con una sonrisa de lado, él la miro concierta duda y acercó su pequeña mano a la mía, estrechándola suavemente

—Sasuke…

—Y dime Sasuke, ¿Qué te parece el libro?

—Me gusta, aunque sea demasiado viejo.

—Eso es cierto, pero no deja de ser muy bueno. Lástima que no tenga continuación… a los dieciséis Jiraiya-Sensei me hablo de escribir una posible continuación, pero no tenia idea de cómo hacer la secuela…

— ¿Jiraiya-Sensei? —Preguntó ligeramente sorprendido. — ¿Lo conoces?

— Si, él es mi padrino.

— ¿Y Tsunade-Sama es su madrina? —Ladeé el rostro al no entender su pregunta, el notó mi confusión y se dispuso a hablar —Jiraiya-Sama suele venir a visitarla, lo he visto unas cuantas veces así que supuse que era su esposo

—No sabía que se conocían, el sabio pervertido se la pasa viajando y no lo veo mucho… —Él rio cuando me escucho llamarle así, lo mire un tanto curioso al momento en que tomó de su vaso apresuradamente para volver a prestarme atención.

—Entonces Sasuke, ¿qué edad tienes?

—Tengo ocho años, ¿y tu? —Me miró con una leve sonrisa, casi imperceptible.

—Veinticinco. —Respondí devolviéndole la sonrisa.

Pasamos un pequeño rato hablando entre nosotros sobre cosas que nos gustaban o gustaría hacer. Sasuke menciono que tenía una gran afición a la lectura y los instrumentos y yo le hable sobre que me hubiera gustado trabajar como músico, pero con la muerte de mis padres tuve que hacerme cargo de sus empresas de disqueras y ayudar en el restaurante de mi familia materna, pero que no me quejaba de mi actual trabajo.

Seguimos hablando un poco más, ahora del libro que tenía sobre sus piernas, hasta que el timbre de mi celular nos interrumpió.

—Dame un segundo —Miré en la pantalla el nombre de quien llamaba, era Sakura. —. ¿Hola?

— ¡Naruto! ¿¡Donde te has metido!? — “Habló” a través del aparato

—Lo siento, Sakura-Chan. Estoy en el jardín trasero con un pequeño niño, ¡deberías conocerlo!

—Oh, claro que me gustaría, pero ¿Podrías venir primero? Tráelo si quieres —Asentí y corte, mirando a Sasuke, quien apretaba su libro sobre sus piernas con la mirada gacha.

—Ya te vas… ¿Cierto? —Lo mire algo confuso, ladeé mi rostro y me atreví a acariciarle el cabello suavemente.

—Ven conmigo dentro, si? —intente buscar su mirada por debajo de sus finos cabellos que cubrían sus ojos, encontrándolos cerrados. —Sasuke… ¿Te gustaría venir a mi casa conmigo? —Pregunté.

El subió su mirada rápidamente hasta la mía, mirándome con una expresión de sorpresa. Amagó con hacer una pequeña sonrisa pero desvió la mirada a un punto muy lejano.

—No… —Contestó. Sentí un pequeño deje de decepción.

— ¿Ah? ¿Por qué? —Hice un puchero.

—Tengo… Tengo un hermano… No podría dejarlo.

—Hmm… Ahorita hablaremos de eso —Me puse de pie y le tendí mi mano. El volvió a mirarla dudoso y sonreí amistosamente para intentar convencerlo de acompañarme siquiera hasta la Casa Hogar, cosa que funciono. Tomo mi mano para ponerse de pie y volvimos por el camino que me llevó hasta allí, sin soltarle de su pequeña manita.

Al entrar a la casa, noté que Sakura estaba sentada en un sofá de la sala hablando con Tsunade, riendo encantadas de la vida. Camine hasta ellas sin soltar a  Sasuke y cuando llegamos a su lado, Tsunade dirigió su mirada hasta nuestras manos con los ojos bien abiertos, se veía muy sorprendida.

— ¿Sasuke? —Pronuncio ella, pero el pequeño solo aparto la mirada como si ella no fuese digna de tenerla. Sakura se giró hacia nosotros y miro a Sasuke, que tampoco parecía querer mirarla a ella.

—Naru, ¿y él quién es? —Preguntó curiosa con una enorme sonrisa en su alegre rostro

—Es Sasuke, lo conocí afuera hace un raro, ¡Estaba leyendo uno de los libros de Jiraiya-Sensei! ¿Puedes creerlo? —Sonreí emocionado. La mujer, Tsunade, se puso de pie inmediatamente

— ¿Conoces a Jiraiya?

—Claro, es mi padrino y maestro —Sonreí con orgullo. A ella pareció venirle algo a la memoria y se abalanzó sobre mi

— ¡¡Naruto Uzumaki!! ¿Cómo no me di cuenta antes? —Me abrazo muy fuerte. ¡Esta mujer es muchísimo más fuerte que Sakura!

—Ehh.. Tsunade-Sama…

—Uhmm, pareces haberte olvidado de mí, antes solías llamarme Abuela Tsunade… ¿Qué edad tenías? —Preguntó al aire.

—Mhh… —Entrecerré mis ojos por unos segundos hasta que un montón de recuerdos vinieron a mi mente- ¿Ah? ¡Tsunade Senju! ¡La compañera de Jiraiya-Sensei y Orochimaru! —Exclame devolviéndole el abrazo. — Disculpe por haberla olvidado, ha pasado mucho tiempo… —Me sonrojé y logré recordar fugazmente algunas fiestas y navidades en las cuales ella terminaba discutiendo con Orochimaru por haber bebido demasiado Sake.

Cuando se separó de mi me di cuenta de que al lado de Sakura estaba sentado un niño un poco grande, -que tal vez entraba a la pubertad- quien miraba fijamente a Sasuke ¿Qué tiene de raro este pequeño que todos lo miran como si fuese raro verlo en la casa?

—Ototou… —Murmuró. Sasuke giró su mirada hasta la del niño y corrió hasta él para abrazarlo

— ¡Nii-San! —Se aferró a su pecho sentándose al lado.

Así que este es su hermano… Vaya, se parecen bastante, solo que el mayor tiene el cabello más largo y amarrado en una coleta baja y dos marcas algo extrañas en su rostro, ¡ah! Y más alto que él también.

—Entonces tu eres el hermanito del que Itachi me hablo con tanto orgullo, ¡pero si eres una monada! —“Casi” gritó Sakura mirando al pequeño que se sonrojaba levemente, sin dirigirle  la mirada

—Itachi, ¿no? —Me senté al lado de la Abuela Tsunade para mirarlo, con su atención puesta en mi y acariciando los cabellos de Sasuke- Y Cuántos años tienes?

—Tengo trece, señor… ¿Uzumaki? —Asentí.

—Puedes llamarme Naruto, o Naruto-Kun si quieres —Sonreí bromeando a lo que él asintió con una sonrisa

—Naruto-Kun… —Rió levemente. Estos niños me agradan.

—Naru —Me llamó Sakura sacándome de mis pensamientos. — ¿Podemos hablar? —Asentí y la seguí hasta un lugar un poco apartado de allí, lo suficiente para que no pudieran oírnos.

—¿Cómo conociste al hermano de Sasuke? —Pregunté antes de que hablara

—Oh, cuando estábamos arriba lo vi en uno de los salones sentado en el marco de la ventana ¡haciendo un retrato de su hermanito precioso! Ese niño es una maravilla. — Exclamó maravillada- Y habló de su hermano pequeño… Ellos dos parecen haber sufrido mucho —Suspiró con pesadez— ¿Y qué te parecen?.

—Cuando encontré a Sasuke el pequeño me pareció muy curioso, hablamos y hablamos y pensé que él era el correcto… Pero dijo que no podía separarse de su hermano y resulta que tú y si hermano ya se llevan muy bien —Le dediqué una enorme sonrisa.

—Entonces no creo que haya algún problema si los adoptamos a ambos, no crees? —Asentí, la verdad es que me sentía muy interesado en el pequeño. Parecía un tanto ególatra y presumido, pero me había llevado de maravilla con él, y su hermano no parecía ser una mala opción, hasta parecía más educado que yo… Ehh, un momento… Bah, da igual, la mayoría de la gente que conozco lo es…

Regresamos con la abuela Tsunade para hablar sobre el papeleo y lo demás, no sin antes preguntarles su opinión a los niños que aceptaron sin dudar por el hecho de que podrían seguir estando juntos. Ellos fueron a contárselo a sus amigos y nosotros directo a la oficina de la directora, donde le pedí información sobre el pasado de los niños.

—Es algo de lo que no se supone que debo hablar, pero por ser tú hare una excepción. Además, el hecho de que Sasuke te tomara de la mano me sorprendió bastante, el no suele ser muy afectivo más que con su hermano desde que llegaron aquí.

— ¿Y cómo fue exactamente que terminaron en esta casa? —Preguntó Sakura

—No puedo dar muchos detalles, pero su familia completa fue asesinada por una organización criminal hace más de un año, ellos son de los últimos de su clan, de los últimos poseedores del apellido Uchiha.

Se me heló la sangre al escuchar la historia y el apellido Uchiha… Esa familia había sido muy poderosa un tiempo atrás, pero corrían rumores de que tuvieron problemas financieros y se metieron en malos negocios con mafiosos, que al parecer fueron quienes les asesinaron.

—Itachi lo ha tomado con más calma que Sasuke, dado a su madurez y sabiduría. Pero el pequeño ha demostrado ser rencoroso… demasiado —Suspiró entrelazando sus dedos a la altura de sus labios sobre el escritorio. —Pero estoy segura de que en un buen ambiente familiar ambos estarán bien. ¿Puedo confiárselos a ustedes?

Ambos asentimos, ahora me encontraba más interesado en ambos. Nos entregó un par de sobres con el nombre de cada uno. Al parecer información de ellos y el historial médico. Solo faltaba la firma de documentos y decidir sobre entregarles legalmente nuestro apellido y removerles el anterior, pero yo opiné que sería mejor preguntárselo a ellos.

—No pueden darnos su apellido sin retirarnos el nuestro? —Preguntó serenamente Itachi, pero se notaba su nerviosismo en su voz.

—No sé, ¿podemos? —Miré a Tsunade, quien se encogió de hombros.

—Si así lo quieren, supongo que está bien —Sonrió y terminamos el papeleo.

Ahora ellos eran “Uchiha Namikaze”, era más conveniente usar mi apellido que el de Sakura y todos estuvieron de acuerdo.

Al terminar todo, Saku y yo nos fuimos a casa para empezar a arreglar unas cuantas cosas, como la abuela Tsunade nos había disco que no podíamos llevarnos a los niños ese mismo día aunque tuviéramos ya los papeles arreglados tuvimos que volver a nuestra rutina por algunos días, mientras ellos hacían su equipaje y arreglaban algunas otras cosas como sus formatos escolares y qué se yo.

Sakura-Chan y yo fuimos a una tienda de colchones para comprar un par, aunque no sabíamos si ellos disfrutaban dormir juntos, nos arriesgamos a comprar una cama doble para cada uno. Elegimos un par de colchones blancos bastante cómodos y juegos de sabanas para cada uno. Sakura sugirió ir comprándoles más cosas pero era mejor esperar a que ellos nos acompañaran a elegir por su cuenta.

Una vez en la casa dejamos los colchones recargados en una pared de la sala de la planta alta y nos fuimos a dormir, fue un día demasiado agotado. Él día siguiente no tuve nada que hacer, ya que lo había pedido libre y me dediqué a jugar un juego de ninjas en línea bastante divertido.

Los siguientes días de la semana pasaron como todos los demás, los asuntos de la empresa me traían  demasiado ajetreado y muy apenas podía pensar en recibir la llamada de La abuela Tsunade para darnos la confirmación de ir por los dos pequeños, cosa que ocurrió en viernes en la mañana.

Sakura me recogió y nos apresuramos en llegar; ambos estaban afuera de la casa acompañados de un grupo más de niños, Tsunade y sus maletas.

Me dispuse a subir todo el equipaje al maletero mientras ellos se despedían del grupo de niños, o más bien Itachi lo hacía, Sasuke solo se dedicaba a leer un libro sin prestarle atención a lo demás. Me despedí de Tsunade y le dije que nos visitara pronto y me avisara cuando el sabio pervertido estuviera en la ciudad. Sin más, nos fuimos del lugar.

—Espero que les guste su nueva casa, aunque aún tenemos que terminar de amueblar los cuartos, esperábamos dejarlo a su gusto, y si es que quieren dormir en la misma habitación o en separadas, hay que elegir los colores de las paredes y…

Habían veces en las que Sakura se emocionaba tanto que no dejaba de hablar y era un tanto desesperante, o al menos para mí. Itachi parecía prestarle atención, pero Sasuke… ¡Sasuke la ignoraba totalmente mirando por la ventana!

Llegamos a nuestra casa y aparque el auto fuera de la cochera, les hice una señal a los niños para que bajaran y se adentraran a la casa junto a Sakura mientras yo iba por sus maletas, que no eran muchas. Al entrar deje las maletas al pie de la gran escalera que estaba frente a la entrada principal y busqué a Sakura con la mirada, ya que no escuchaba ningún ruido en la planta baja decidí ir a investigar arriba. Estaban en uno de los cuartos.

—Entonces, ¿Quién de los dos dormirá en esta habitación? —Escuche la voz de Sakura en el último cuarto del pasillo, frente a uno de los baños. Me acerqué para ver qué maletas dejaría allí.

—Itachi, ¿Te importaría si yo tomo esta? —Le preguntó Sasuke al mayor, el cual negó con la cabeza

—Para nada, es tuya —Sonrió y le pidió a Sakura que lo acompañara para ver alguna de las otras. Dejé las maletas de Itachi en el corredor y entre a la ahora habitación de Sasuke para dejar las suyas en una esquina.

—Después de comer iremos por los guardaropas, televisiones y lo que necesiten —Hablé recargándome en la pared, el volteó a mirarme. — ¿Está bien? —Asintió y camine hasta él para acariciar sus cabellos

— ¿Sabes? —Habló— Me alegra de que Itachi y yo pudiéramos… Venir aquí.

—Wow, eso me halaga —Reí ligeramente rascando mi nuca.

—No lo tomes como halago, lo dije porque me gusta la casa —Apartó mi mano con la suya aparentemente “indignado”. Este niño sí que es difícil…

—Mhh, que niño tan arrogante —Hice una mueca y lo despeiné para hacerlo enfadar

—¡Hey! ¿Qué haces? —Me quitó la mano de un manotazo. — ¡Dobe! —Gritó, me mostró su diminuta lengua y se fue corriendo de la habitación.

—Ya veo porque se extrañaron de que me tomara de la mano… —Susurré para mí mismo con una sonrisa y decidí ir a buscar a Itachi.

El resto del día pasó de lo más normal. Fuimos de compras para remodelar las habitaciones y comprar lo que a los niños les hiciera falta. Sasuke pedía la opinión de Itachi casi para todo, Si el color de las paredes quedaba bien, si la base de la cama era muy alta, si la Televisión era muy grande…

Comenzamos a arreglar todo lo que pudimos en cuanto llegamos ya que el tiempo se nos fue volando en las tiendas, y para que los niños tuvieran en donde dormir en lo que arreglábamos sus habitaciones, Sakura-Chan y yo fuimos a dormir en la sala con un par de frazadas, y cada quien durmió de su propio lado.

 

***** 

 

Un molesto ruido me despertó a eso de las nueve de la mañana; era mi teléfono. Sakura gruñó que contestara de una maldita vez o lo arrojara lejos de allí, decidí hacer lo primero.

— ¿Bueno? —Contesté en medio de un bostezo. Me puse de pie y salí de la sala antes de que Sakura-Chan me golpeara

— ¿Naruto? —Sonó la voz al otro lado de la línea — ¿Qué no piensas venir a trabajar? Iruka está como loco porque le has dejado todo el trabajo y TenTen no paraba de insistirme que te llamara, tienes una junta a las diez y media. Además de que Nagato vino a buscarte hace una hora y salió hecho una furia por no haberte encontrado, decía algo sobre que tenías tiempo sin pasarte por el negocio familiar y tienen muchos asuntos urgentes que atender. Pidió que le llamaras en cuando aparecieras.

— ¿Eh? ¿Quién habla? —Pregunté mientras me servía un tazón de cereal. Un suspiro se hizo presente y me di cuenta de que una tormenta estaba por desatarse.

— ¡¿Cómo que quien, idiota?! —Su gritó hizo que tuviera que alejar el aparato de mi oído, con eso me bastaba para saber de quien se trataba. — ¡Soy Deidara, imbécil!

—Ya… Buen día, Dei. ¿Tomaste tu medicamento contra la ira esta mañana?

— ¡Al diablo contigo! —Cortó.

Miré extrañado el teléfono, era extraño que me cortara sin antes decirme hasta de lo que me iba a morir, y es que con el carácter que se cargaba ese rubio era muy difícil hablar con él, a pesar de que era seis años menor que yo, su personalidad era tan destructiva y su carácter tan explosivo… Pero qué bueno que había llamado, tenía que alistarme para la junta. Pero lo más importante primero.

Busqué su número en la agenda y me lleve el celular al oído. Un par de tonos se escucharon antes de que su voz apurada me contestara

—Hasta que te dignas en aparecer.

—Estuve muy distraído —Aclaré.

—No me sorprende… —Reí por lo bajo

— ¿Cuál es el problema, Nagato?

—Hay problemas y te necesito acá ahora mismo.

—¿Por qué? Tú eres el jefe.

—… Necesito tu ayuda, las finanzas no se me dan —Admitió.

— ¡Eso era lo que quería escuchar! —Exclamé contento. — Me pasare allá rápidamente, tengo una reunión importante en menos de dos horas.

—Te espero. —Colgué. Ese día seria agotador…

Me dirigí a mi habitación sin hacer ruido para tomar un cambio de ropa. Los dos pequeños estaban profundamente dormidos; Sasuke acurrucado contra Itachi y éste abrazándolo protectoramente. No pude evitar sonreír enternecido y sin más, me fui a duchar.

Me aliste allí mismo en el baño; use una camisa azul cielo con un pantalón negro, zapatos del mismo color y una corbata roja. Arreglé mi cabello y  cuando bajé Sakura ya estaba en la cocina preparando un desayuno.

—Tengo que irme, Nagato necesita verme y en la empresa están vueltos locos… —Suspiré. Ella se giró a mí para acomodarme el cuello de la camisa —Ojala pudiera ser uno de esos héroes ficticios y patear traseros…

—Claro que sí, serias el “Gran Heroe de Konoha, Naruto” —Ambos reímos ante esa idea.

—Intentare llegar en la tarde para seguir ayudando —Ella asintió y bese su frente cariñosamente- Salúdame a los niños. —Dije desde la puerta tomando un maletín y Salí rumbo al trabajo…

 

***** 

 

Ino suspiro ligeramente.

— ¿Qué fue eso? —Preguntó curioso

—Nada, solo que…

— ¿Crees que voy demasiado lento? —Ella sintió —Pues ni modo, tienes que escucharme todo lo que yo quiera.

—Entiendo eso, discúlpame.

—Por cierto… Justamente el día en que volví, hace dos noches, hablé con Itachi y me dijo que le prohibiste hablarme de él —La fulminó con la mirada, recibiendo una mueca de tristeza de su parte. Suspiró —Lo entiendo…

—Lo siento, sabes porque lo hago…

—Está bien. —Volvió a recostarse en el sofá suspirando- Entonces continúo…

 

Continuara…

Notas finales:

En este cap me concentre en en dar a ver como es la vida de la "feliz" pareja, la relación de Naruto con Sasuke ira creciendo conforme avancen los capitulos (:

Espero Reviews con criticas, sugerencias y opiniones, y me gustaria saber si opinan si este FanFic puede llegar a tener un buen futuro ^^

 

PD: Intentare subir o el proximo jueves, Sabado o Domingo.

 

¡Nos Vemos nwn!


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