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Neófita por Llura

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Notas del fanfic:

Este fanfic está inspirado en la primera historia del otome Forbidden Love - The Unforgivenable Couple que se puede descargar gratis para Android.

Clara estaba sentada en la arena reposando el mentón sobre sus rodillas al mismo tiempo que las rodeaba con los brazos. Llevaba un pareo rosa que le llegaba hasta los tobillos y la protegía de la fría brisa marina (a parte de que evitaba que se le metiera arena en el bañador). Siempre que podía iba a la cala que había detrás de la mansión Jones para mirar el mar; era su momento de paz.

 

-Siempre te encuentro aquí.-escuchó que decía una voz masculina a sus espaldas. Se giró y vio a Mike de pie sonriendo.

 

-Ya sabes que me relaja.-le respondió estirando las piernas y dejando caer su peso hacia atrás sobre las manos.

 

Durante unos minutos ninguno de los dos dijo nada más y fue Mike quien rompió el silencio:

 

-¿Es demasiado, pedirte que entres ya en casa?-preguntó sin dejar de sonreír.

 

-Depende de tus motivos.-dijo Clara mirándolo con curiosidad.

 

-Quiero que conozcas a alguien.-añadió él en tono misterioso.

 

Clara suspiró y se estiró perezosamente al tiempo que se levantaba. Ambos caminaron hacia el interior rodeándose mútuamente con los brazos. En el vestíbulo se encontraba Robert, el empleado de mayor confianza de la familia, hablando con una mujer de unos treinta años.

 

-Amelia, te presento a mi hermana Clara.-dijo Mike al tiempo que hacía que Amelia se diera la vuelta haciéndola girar suavemente cogiéndola por los hombros.-Clara, esta es mi prometida, Amelia.

 

Clara miró a Amelia de la cabeza a los pies. Era la mujer más bella que había visto jamás. Su ondulada melena color rubio oscuro caía sobre sus hombros con naturalidad. Tenía unos enormes ojos marrones y una sonrisa perfecta. Su piel, blanca y delicada, no tenía ni una peca y transmitía su suavidad incluso a distancia. Llevaba un vestido naranja que le llegaba un poco más abajo de las rodillas, sin mangas y escotado, que resaltaba sus curvas a la vez que las estilizaba.

 

Entonces se dio cuenta de que se había quedado ensimismada en sus pensamientos y rápidamente estrechó la mano que Amelia le tendía al tiempo que le devolvía la sonrisa.

 

-Mike me ha hablado mucho de ti.-dijo Amelia.

 

-Todo es mentira.-bromeó Clara.

 

-Señor, señoras, pronto estará lista la cena.-les informó Robert.

 

-Voy a ponerme algo más apropiado; enseguida me reúno con vosotros.

 

Clara subió las escaleras cuidadosamente para no tropezar como le sucedía habitualmente y quedar como una torpe delante de su invitada.

 

Una vez estuvieron todos sentados a la mesa, Robert hizo señas a los camareros para que sirvieran la cena que esa noche consistía en espaguetis a la marinera de primero, solomillo con foie de segundo y mousse de chocolate de postre. Clara se había puesto un vestido blanco mucho más sencillo que el de Amelia pero que la favorecía mucho.

 

-Bueno, Amelia, háblanos un poco de ti.-dijo Linda, la madre de Clara.

 

-Pues... ¿qué les podría decir?-dijo Amelia dirigiéndose a Mike mientras reía de un modo encantador como si la hubieran puesto en un compromiso.-Era modelo pero me retiré hace poco. Actualmente me dedico a tocar el piano.

 

-¡Oh!-se admiraron todos los que estaban en la mesa.-Sí que tienes manos de pianista.-señaló Linda antes de beber un poco de vino de su copa y echar una mirada significativa a Clara.-Clara también toca el piano.-añadió.

 

Clara se ruborizó al instante e intervino en la conversación antes de que su madre la pusiera en evidencia:

 

-Bueno, he perdido práctica.

 

-Qué pena.-dijo Amelia sin dejar de sonreír.

 

Después de una cena agradable, Mike y Amelia se excusaron diciendo que habían quedado con unos amigos para tomar algo en una coctelería e invitaron a Clara a unirse a ellos pero ella rehusó educadamente alegando cansancio.

 

-Otra vez será.-dijo Amelia despidiéndose con dos besos.

 

Aquella noche Clara soñó con el tacto de la piel de Amelia y el roce de sus labios en las mejillas.


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