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Locuras en una isla por Tem-chan

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Notas del capitulo:

Lucy-chan, este es tu regalo de cumpleaños, espero que te guste y que no me quieras matar luego por penoso. Intenté que quedara un poco gracioso pero no sé si lo conseguí.

¡¡Feliz cumpleaños!!

Locuras en una isla

Era un caluroso día de verano. Todo era verde y estaba lleno de grandes hojas. El Sol era brillante pero casi no se notaba dentro de la selva. Esas grandes hojas tapaban los rayos y hacia que hubiera mucha humedad en el lugar. Cuatro chicos estaban caminando por allí. No sabían muy bien como habían llegado pero parecía que estaban allí por algún motivo, que ninguno de ellos sabía. Ni siquiera sabían porque justo un lugar como la selva amazónica o un lugar parecido. ¿Qué se suponía que pintaban allí? ¿Y porque estaban ellos cuatro? Se miraron, bastante molestos.

—¿Se puede saber qué hacéis vosotros aquí con nosotros? —gritó Saru molesto por la compañía indeseada.

—No tengo ni idea —respondió Yuuchi— Pero me molesta veros la cara.

—Eso es obvio. A mí me pasa lo mismo —volvió a decir Saru gritando.

—¿Hay cocos? —preguntó Chet seriamente.

—¿Cómo? —preguntó sorprendido Yuuchi.

—¿Qué si hay cocos?

—No lo creo. Estamos en la selva —dijo Gillis.

—Oh… que pena… me apetecía un coco.

—¿Justo en este momento? A media pelea… —dijo Saru ya calmado, pensando que hacer con ese par mientras hablaba.

—Bueno, es que con la humedad me dio ganas de comer coco.

—¿Qué tiene que ver la humedad? —preguntó Gillis confundido.

—Que los cocos se mojan en agua en las ferias.

—Sigo sin verle un sentido —dijo Yuuchi.

—Agua, Humedad, Coco… —dijo Chet como si fuera lo más lógico sonriendo bellamente al peli-blanco, el cual se sonrojo aunque lo escondió bastante bien.

 

-----------+--------

 

Después de esta pequeña conversación el grupo se volvió a mirar. Saru se puso a andar hacia un lado de la selva siguiendo una intuición, a lo que Gillis lo siguió rápidamente. Siempre lo seguía. Le preocupaba dejarlo solo y más en una selva donde habían jaguares, anacondas y animales diversos.

Caminaron un poco y no tardaron en ver a un puma. Lo que puso en alerta a Gillis, mientras que Saru pensaba enfrentarse a él. El peli-gris, cogió de la mano al peli-blanco para apartarlo antes de que el puma le hiciera daño. Este ya les había olido y estaba al acecho pensando que podía ser, si era una presa o si era otra cosa.

De repente, cuando el puma iba a lanzarse encima de ellos, Gillis vio como caía una cosa redonda y marrón, se fijó mejor y vio su gran oportunidad para dejar cao al puma. Chutó el coco con la mayor fuerza posible de manera que el pobre puma no tuvo ninguna opción. El animal quedó inconsciente y la fruta se partió por la mitad. Entonces Gillis miró ese blanco y sonrió pensando lo irónico y extraño que era eso. Chet quería un coco y en media selva aparecía uno, donde no tocaba y cuando se le necesitaba. Demasiadas coincidencias en tan poco tiempo, teorizó que podía ser una isla de los deseos, pero nunca había oído que eso existiera.

—¿Qué pasó? —preguntó Saru, aun enojado.

—Nada. Tranquilo.

—¿No nos iba a atacar, este puma?

—Ya no. Creo que no despertara en un rato.

—Bueno, no importa.

Así pasaron al lado del felino, mirándolo, Saru con desprecio y arrogancia como si él lo hubiera derrotado y Gillis pensativo. Al ver el coco se acercó a él y lo cogió. ¿De dónde había salido? Miró hacia arriba y no vio ninguna palmera de donde pudiera caer un coco. Volvió a mirar el coco y finalmente fue detrás de Saru que ya se iba tan tranquilamente.

 

--------------+-------------

 

Chet caminaba por la espesa selva, no era fácil. Había muchos troncos y mucha planta. Nunca había estado en una selva como esa y estaba un poco asustado. Miró a su lado y vio como Yuuchi que caminaba casi igual que tranquilo que paseando por la calle y desvió la mirada un poco molesto. ¿Es que no tenía miedo? Al parecer él era el único que tenía un poco de miedo. Notó como era observado y volvió a mirar al peli-blanco, el cual no apartó la mirada de él. Se sonrojó un poco, se desconcentró y tropezó con una rama que había en el suelo, cayendo hacía adelante pero sin llegar a tocar el suelo, ya que Yuuchi le cogió del brazo.

—Vigila, te podrías haber hecho daño.

—Lo siento. Ya vigilo…

—¿Porque te disculpas? Solo vigila —dijo acercándose al peli-largo.

—S-Sí —dijo un poco sonrojado por la cercanía del peli-blanco.

Así siguieron su marcha en línea recta. Al cabo de un rato encontraron una playa. Ambos se acercaron al agua para mirar esas olas tan bajas, suaves y relajantes que hicieron que ambos estuvieran de lo más tranquilos. Se sentaron en la arena, uno al lado del otro. Chet miraba el mar muy emocionado y con una gran sonrisa en su rostro mientras Yuuchi miraba al rubio sentado a su lado. Se veía muy hermoso mirando el mar, con los rayos del sol dándole ese aspecto impresionante y angelical, que lo hacía tan bello. Quedó embobado mirándolo, hasta que este notó una mirada fija en él y se giró para encontrarse con unos ojos anaranjados-amarillos, de Yuuchi. Se sonrojó de nuevo mientras le miraba. Después apartó la mirada, para ver la fina arena de esa hermosa playa.

—“Me estaba mirando… ¿Por qué?” —se preguntó un poco intimidado.

—“Que tierno se ve” —pensaba el peli-blanco sin dejar de mirarlo.

Así pasaron un rato más, observando cada uno de ellos lo que creía más “interesante”: uno al rubio y otro al suelo. Chet subió su mirada para ver el mar, intentando no hacer caso de la mirada que Yuuchi le daba, pero no podía olvidarse de ella. Lo que hizo que su sonrojo creciera un poco más. Yuuchi se fijó en ese detalle. Sin poderlo evitar cogió el mentón del menor con su mano y le giró el rostro para verlo a los ojos. Sus miradas se encontraron lo que hizo que se pusieran un poco nerviosos pero como buen hombre que era Yuuchi hizo un paso más, y fue acercándose a él eliminando el poco espacio que q

uedaba entre ellos. Cuando estaban a punto de besarse ambos cerraron los ojos pero ninguno impidió lo inevitable. Ni ellos ni nadie. El beso fue muy tierno. Era su primer beso y no querían que fuese mal recuerdo para el otro por lo que fue suave y calmado.

—¿P-po-porque f-fu-e e-es-t-to?

—Porque no lo pude evitar ¿Estas molesto?

—N-n-no…

—Me alegro, porque quiero repetirlo —dijo Yuuchi, mientras se acercaba al rubio tranquilamente besándolo esta vez más apasionadamente.

De repente, de saber Dios donde, apareció un caimán, el cual salió del mar y se dirigía hacia ellos. Yuuchi, en una intuición se dio cuenta de que algo se acercaba y se separó de Chet. Viendo el caimán, en esto se levantó y cogió la mano del rubio para llevárselo hacia la selva de nuevo, lo más rápido posible.

—¿Cómo coño ha aparecido un caimán aquí? —gritó mientras corría.

—¿Un caimán? ¿Qué caimán?

—¿No viste ese enorme animal que salió del mar?

—No.

—No jodas.

—Bueno… creo que no es m-mi r-rol… —dijo inocentemente.

—Por Dios. Da igual, corre.

 

----------------+-----

 

Continuaban caminando. No sabían dónde estaban ni donde llegarían, pero al menos así hacían algo. Gillis seguía pensando cómo había llegado un coco allí si no había palmera y no era su lugar, porque en las selvas no hay palmeras, o al menos que él supiera. Al final llegaron a una especie de acantilado que daba al mar. Había una gran vista hacia una infinidad azul, pero si mirabas hacia abajo se podía ver una barca anclada en ese pequeño puerto natural que se podía apreciar. Ese puerto era una peque cala, envuelta en rocas, pero que tenía un camino serpenteante que subía hacia el precipicio dando una larga vuelta. No bajaron, porque no iba a servir de nada. No se veía otra costa cerca, no sabían hacia donde remar i ni siquiera sabían dónde estaban.

—¿Por qué crees que hay una barca aquí? —preguntó Saru.

—No tengo ni idea. Pero puede que nos sirva de algo recordar que está aquí.

—No sé para qué —dijo Saru con menosprecio.

—Yo tampoco, pero el conocimiento es poder.

—Cierto. Pero Luffy, es tonto y muy fuerte.

—No es tan tonto como quiere aparentar.

—¿Y Natsu?

—Es igual a Luffy, olvídate del anime, hombre—dijo calmadamente añadiendo un poco más nervioso— Estamos en una situación de peligro.

—Bueno… ¿Entonces qué hacemos?

—No lo sé. Yo quisiera saber dónde estamos…

—No veo un cartel que lo ponga.

—Es obvio, estamos en la selva.

—Cierto, pero hay una barca en una cala, ¿porqué no puede haber un cartel?

—Sería demasiado bonito y fácil.

—¿Cómo llegamos aquí y por qué? —preguntó Saru con curiosidad.

—Son dos cosas que también quisiera saber.

—Miremos la barca a ver si hay algo que nos dé una pista.

—Está bien.

Dicho esto bajaron por el camino hacia la barca para poder buscar alguna información, pero lo único que ponía era… ¡¡NADA!! Por lo que, después de perder el tiempo, según Saru, subieron de nuevo para seguir su camino. Decidieron seguir el precipicio para ver donde llegaba, a lo mejor eso les daba una forma de la isla, y con ello una idea.

 

--------------+-----

 

Al fin pararon de correr, por lo que Yuuchi dejó ir la mano de Chet, el cual estaba sonrojado tanto por el esfuerzo como por el tacto de Yuuchi, que había sentido en su mano durante ese largo rato. Pero el rubio aprovechó para poner sus manos en las rodillas mientras empezaba a jadear por la carrera que se habían metido hasta llegar a…

—¿Dónde estamos? —preguntó entre jadeos.

—No lo sé —contestó Yuuchi respirando con dificultad.

—¿Crees que estamos ya bastante lejos?

—Supongo.

Dicho esto ambos se quedaron viendo el paisaje. Habían llegado a un acantilado que misteriosamente tenía una barca en el fondo de él, así que bajaron y se acercaron a ella para poder ver si encontraban algo, pero no tenía nada, ni remos, ni nombre ni nada. Lo que no les dio ninguna pista. Pero en la vuelta arriba del acantilado empezaron a escuchar un estruendo. Y cuando casi llegaban arriba del todo empezaron a notar como el suelo temblaba levemente.

—¿¡Un terremoto!?

—Eso creo.

Ambos se quedaron quietos esperando a que el temblor parar para poder llegar arriba del acantilado pero en vez de eso es hizo más fuerte de modo que Chet perdió el equilibrio y cayó al suelo. Por lo que Yuuchi se acercó a él para ayudarlo a levantarse, pero el terremoto fue creciendo de magnitud y acabó cayendo acantilado abajo. Al ver eso Chet se tiró rápidamente junto a Yuuchi, dándose impulso para poder llegar hacía el peli-blanco en la caída y se abrazó a él.

—¿Qué haces tonto? —preguntó enfadado el seme de la pareja.

—Voy contigo…

 

----------------------+-----------

 

—¿Qué está pasando? —preguntaba un Gillis un poco desconcertado.

—Un terremoto, idiota —respondió Saru.

—Esto ya lo noté. Mi pregunta no era esta.

—No disimules ahora.

—Yo quería preguntar: ¿Por un terremoto aquí? ¿Estamos en alguna falla de placas tectónicas?

—Esto parece. Y justo ahora chocaron. ¿Quieres saber algo más sobre cómo se produce en terremoto?

—No, saqué un excelente en ese examen.

—Pues no hagas preguntas tontas.

—¿Por qué estás tan malhumorado?

—Porque estoy en una isla desierta, perdido, contigo… y dos idiotas más.

—Yo no lo veo tan grave. Peor sería estar solo, ¿no?

—Mejor solo que mal acompañado —dijo mirando hacia otra parte.

—Pues yo creo que estoy bien acompañado, estando contigo —dijo mientras lo cogía por el mentón y le miraba a los ojos— tengo un acompañante muy guapo y lindo.

—¿A quién llamas lindo? —dijo “enojado” mientras su sonrojo crecía un poco.

—A ti. A este hermoso chico peli-blanco que tengo delante de mis ojos con un lindo sonrojo y al que me están dando ganas de besarle.

—¿B-be-sar?

—Sí, tienes unos labios muy tentadores.

—Y-yo…

 

--------------+---------------

 

La caída fue un poco larga y un poco fuerte. Se hundieron varios metros en el agua por la fuerza de la caída, pero en cuanto esta aminoro ambos subieron a la superficie. Cuando llegaron a ella, enseguida se pusieron a respirar a lo bestia por la falta de aire, mientras se mantenían al flote. Poco a poco sus respiraciones se tranquilizaron y se fueron normalizando. Pero de golpe otro terremoto empezó en la isla lo que hizo que las olas crecieran más y fuera más difícil mantenerse a flote. Las olas les separaban pero Chet en un momento de desesperación se cogió de Yuuchi para evitarlo. Por nada del mundo de iba a separar de él.

Un gran estruendo hizo que ambos chicos miraran a la isla. Vieron como esta se estaba partiendo en dos, y como si de un iceberg se tratara se rompió, haciendo que una parte de la isla cayera al agua creando olas más enormes que les tiraban hacia abajo del agua. Nuevas corrientes aparecieron a causa de este suceso. Sin poderlo evitar se vieron tragados por el agua y llevados hacia algún lugar.

Al cabo de un rato pudieron salir a la superficie aunque no estaban conscientes del todo por culpa de la falta de aire y estaban desorientados sin saber donde estaban ni en qué dirección estaban mirando. Cogieron aire un poco desesperadamente hasta que consiguieron un poco del oxigeno que necesitaban. Entonces empezaron a mirar a su alrededor para encontrar el lugar exacto donde debían encontrar la isla.

—¿Dónde estamos?

—En el agua.

—Eso lo he notado —dijo Yuuchi.

—¿Y la isla?

—No lo sé… parece que nos hemos alejado más de lo que deberíamos.

—Estoy cansado —dijo Chet jadeando i tragando un poco de agua en el proceso.

—No hables. Respira y no te ahogues.

—Lo intento… pero se me cansaron las extremidades. No creo poder nadar mucho más.

—Haz el muerto.

Y así lo hizo el rubio. Se puso boca arriba mirando el cielo fijamente y se quedó tumbado de manera que flotaba sin necesidad de moverse. Me acerqué a él para no perderlo. Haciendo el muerto uno e deja llevar más por las olas que si estás en movimiento constante. Y lo cogí por la cintura para evitar que nos separáramos en un descuido, que no tenía pensado tener.

—Y-Yuuchi…

—Es para no perderte.

—Oh… —parecía algo desilusionado.

—¿Querías otro motivo?

—N-no…

—En verdad, también aprovecho para tocarte —dijo mirando como aparecía un pequeño sonrojo en la cara del peli-largo— Tienes una cinturita muy linda.

—¿G-gracias? —preguntó sin saber que decir.

—De nada —respondió sonriendo el RBD de pelo blanco— Todo tu eres muy lindo a ser sinceros, por eso quiero que seas solo mío.

—¿Tu… tuyo? —dijo más rojo aun.

—Sí. Quiero que seas mi novio.

—¿N-novio?

—Sí. ¿Aceptas?

—Sí —dijo asintiendo con la cabeza y perdiendo la posición de golpe casi ahogándose.

—Vigila, no te mueras ahora —dijo cogiéndolo para que pudiera recuperarse.

—Gracias.

 

--------------+---------------

 

El terremoto había hecho que Gillis y Saru se tambalearan y cayeran al suelo. Por suerte ellos estaban en la parte de la isla que no había caído y en cuanto se acabó el terremoto y pudieron levantarse ambos se dirigieron hacia donde habían visto la barca anteriormente. Pero de camino hacía allí otro terremoto esta vez más pequeño hizo que se pararan para mantener el equilibrio.

—Ten cuidado, cariño.

—¿Cómo que cariño? —preguntó Saru sonrojado y sin mirarlo.

—Es lo que se dicen entre parejas.

—¿Quién dijo que quiera ser tu pareja?

—No te resististe cuando estuve a punto de besarte así que imagino que no te importa que te bese.

—No es eso. Es que me sorprendiste.

—Entonces, no te daría asco que te besara.

—No dije eso, tampoco.

—Aclárate.

—Y-yo…

—¿Me amas? —cuestionó.

—No te emociones —respondió el doble de rojo— Y-yo n-no t-te a-a…

—No me a… acaba la frase.

—¡Mierda!

—Yo también te amo.

—Yo… no-no… dije que t-te a-ame…

—Pero no lo negaste, amor —dijo acercándose y besándolo al fin.

Fue un beso largo y apasionado. En el cual ninguno de los dos esperaba un final, aunque lo hubo por falta de aire. En poco tiempo hubo otro terremoto y este hizo que un coco cayera de uno de los árboles a la cabeza de Gillis, pero Saru se dio cuenta y lo apartó tirándolo hacia él. Por lo que ambos cayeron, quedando Gillis encima del peli-blanco.

—Linda posición. Lástima que no sea el momento adecuado. ¿Estás bien?

—Sí —dijo empujándolo un poco de encima de él.

—Gracias —dijo al ver el coco que había caído al suelo.

—No hay de qué.

—Te amo, hermosura. ¿Quisieras ser mi pareja, Saru?

—T-tendría qu-que pe-pensar-lo…

—¿Por cuánto tiempo? Quisiera saber rápido la respuesta y espero que sea afirmativa.

—Ya se verá…

—Te amo —dijo abrazándolo.

—Y-yo… creo… c-creo que… t-también…

—¿Entonces es un sí? —dijo esperanzado.

—Supongo.

 

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De repente del cielo aparecieron unos rayos de luz, una lila y una verde, que recogieron a las dos parejas, llevándolas al campo de fútbol del Raymon. Los cuatro miraron hacia todas partes sin entender que pasaba y no donde estaban, hasta que vieron a tres personas. Un hombre de pelo marrón y una banda naranja en la cabeza, un chico de pelo lila que parecía un koala, y otro de pelo verde parecido a un conejo.

—¿Qué ha pasado?

—Al fin… ya sabía yo que estabas hechos el uno para el otro.

—¿A qué se refiere señor Endo?

—No había manera que se declararan, pero veo que mi experimento sirvió de algo.

—¿Experimento?

—Sí. Les pedí a Alpha y Fey que trajeran unos simuladores virtuales del futuro.

—¿Pero para qué?

—Para ponerlos en una situación que les ayudara a declararse y pasar tiempo juntos.

—¿Usted nos envió a esa peligrosa isla?

—Sí —dijo sonriendo.

—¿Quería matarnos o algo?

—No —respondió confundido— no os pasó nada grave. Estaba vigilando.

—¿Estuvo espiando nuestros movimientos?

—Sí —asintió feliz de nuevo.

—¿Por qué nos trajo de vuelta?

—Porque ya sois pareja y ya no era necesario que estuvierais en esas condiciones.

Así fue como las dos parejas acabaron de novios y Endo acabó en el hospital, intentando recuperarse de la gran paliza que había recibido por parte de ambos semes.

FIN

Notas finales:

Hasta aquí este regalo. Espero que te haya gustado y que no haya quedado con un final muy precipitado.

¿Les gustó?

¿Me quedó bien la personalidad de los personajes? (creo que Saru me quedó un poco Tsundere)

¿Fue un poco gracioso?

Espero sus comentarios.


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