-"Nezumi... ¿Me has olvidado?" - Estaba con la luz apagada, solo los truenos daban segundos de luminosidad. -"¿Cuántas veces me he quedado de pie junto a la ventana esperandote?, aun tengo la pequeña esperanza de que aparezcas y volver a vernos, como prometiste... Pero no hay señales de ti, Nezumi ¿acaso todo fue una mentira?."-
Apoyó la espalda en la pared y se llevo las manos al rostro, aguantando las lágrimas. Quizás ya era hora de olvidar a la persona más importante de su vida, a quién le había mostrado que podía sentir desde odio hasta amor.
Durante el día se dedicaba a la reconstrucción de la antigua número 6, cambiando sus estatus y las cosas que en esencia la volvían la falsa utopía. Pasaba la mayor parte de tiempo junto a la comisión encargada, no tenía ánimos de llegar a casa, sentía que si se detenía por un segundo caería en los pensamientos tortuosos del ultimo beso con Nezumi.
Dentro de la comisión se encontraba una tierna joven, quien le había confesado lo que sentía por él, pero Sion, al estar esperando por Nezumi solo la había rechazado. Pero pesé a todo la joven seguía a su lado apoyándolo en la reconstrucción de la ciudad. Era una joven de piel lisa y tez clara, parecía una muñeca, su cabello negro como la noche le recordaba a quién más extrañaba y sus ojos de un azul profundo. Su cuerpo no era voluptuoso, sin embargo era proporcionado.
Aun recordaba cuando ella le robo un beso, un beso que no le dio ninguna sensación, pero sentía que si volvía a pasar, podría corresponderle.
Y así fue, con ese pensar, que ambos estaban en el pequeño cuarto ella sobre las caderas Sion y Sion observando el notorio sonrojo que había aflorado de la chica que con timidez trataba de despojarse de su camisa desabrochandola de un botón tras otro, temblorosa; al observarla solo pudo sentir su corazón apretarse por el arrepentimiento, no era a ella a quien amaba, no era a ella con quien debía estar por siempre. Si habían ilusionado y rotó su corazón, ¿por qué debía hacer lo mismocon alguien tan inocente?. Con una mano acomodó un mechón que se posicionaba sobre su rostro detrás de su oreja, le sonrió con ternura y la abrazo.
-"Lo siento, no puedo hacerte esto... Yo... Aun no... Le he olvidado"- Sonrió amargamente, y abrazó fuertemente a la chica que desato sus lágrimas, entre quejidos y lamentos. Una vez calmado Sion, la fue a dejar hasta su casa, se devolvió a toda prisa, ya que había comenzado a llover.
Cerró de golpe la puerta y subió hasta su alcoba, quedando solo en su cuarto, a oscuras. Con la espalda pegada a la pared se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, abrazo sus rodillas al pecho y se quedó al otro lado de la habitación, lejos de la ventana cerrada. Su garganta estaba seca y sentía un horrible dolor en su estómago.
-Nezumi... ¿Alguna vez me abandonara tu recuerdo?- Cerró sus ojos tratando de impedir las lágrimas que querían salir. Fue cuando sintió su cama crujir. Se levantó y camino hacía esta, sin encontrar nada, ¿qué sucedía?. Escucho pasos tras de si y antes de darse vuelta lo tumbaron boca abajo con el frío filo de una navajo en su garganta. Tomó aire y comprendiendo la situación tomó aire, y en un rápido movimiento libero sus manos y se giro, sostuvo la mano que sujetaba el arma con fuerza y quedo viendo de frente el encapuchado que lo mantenía bajo el.
-"Es extraño ver a alguien de tu tipo en Número 6, ¿querías robar algo? te informo que no hay nada que desvalijar en este pequeño lugar. Si querías asesinarme... No puedo permitir eso"- Sonrió levemente y con la mano desocupada golpeo la mano del otro despojándolo del arma.
El encapuchado desarmado se enderezó y sin quitarse de encima del albino se largo a reír
-"AHAHAHHAHAHAHAHAHAHAH"-
Algo le pareció familiar en aquella risa, sintió un escalofrío recorrer su espalda.
-"Eeeh~! Sion, has crecido bastante"- El encapuchado dejo ver su rostro ante los ojos impactados que presenciaban todo a su alrededor, de pronto Sion se sintió mareado. Se llevo las manos a la boca y sintió como las lágrimas caían a mares por sus mejillas. Sintió la tibieza de la mano del pelinegro secandolas.
-"Qué pasa, Sion?, ¿no estás feliz de verme?"- Una hermosa sonrisa aparecio en su rostro tratando de consolar al de cabellos plateados.
-"Nezumi... "- los sollozos no le permitían articular las palabras, trato de tranquilizarse para decirle lo que tenía guardado en su interior. -"Nezumi... Yo... Q-Quería... verte... Quería verte, Nezumi"-