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How To Save A Life por Sabaku No Ferchis

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! nwn Aquí les saludo desde mi casita, terminando de comer mi chocolate y, pidiéndoles una enorme disculpa por tardarme tanto con el cap u.u Etto... mi unica excusa es el tiempo, pues... En mayo le tuve que hacer su especial a Dei y en Junio a Ita xD (los dos tuvieron un bello Sasori no Danna, desnudo, metido en una enorme caja de regalo  ewe) Y además estaban los exámenes y, recientemente, el rol xD

Pero aquí traigo el cap y ahora sí prometo no tardarme nada en actualizar y... leer por ahí los fics que tengo pendientes xDD

Espero que aun sigan leyendo, pues es por ustedes que sigo escribiendo y creyendo que no soy la unica amante de esta hermosa pareja C:

Sin más, el capi nwn

Capítulo 11

 

 

Inside your restless soul, your heart is dying.

 

 


**Solía ser mi única protección, pero no ahora. Porque mi camino ha perdido el rumbo, de alguna manera.**



A través de esa puerta, él está...


No puede oírlo, pero siente su presencia tan cerca suyo, casi percibiendo su aroma; por eso sabe que está ahí. Y él ya no intenta moverse, simplemente dejó el puño quedo sobre la puerta, sosteniendo la vana esperanza de que el pelirrojo le abriera...


¿Cuánto tiempo ha estado así?


Recordarlo le resulta difícil; todo pasó tan rápido como la velocidad de la luz. De pronto los labios de Naruto hacían posesión de los suyos y él estaba tan sorprendido que no podía hacer nada. Quiso quitarse al rubio de encima, claro; pero cuando tomó la iniciativa ya era demasiado tarde...


El aire le faltó al verlo a él parado frente a la puerta, su corazón pesó dentro de su pecho justo cuando notó esos hermosos ojos cristalizarse; aguamarina llenándose de un líquido acuoso que, de pronto, quebró su alma...



¡Le dolió tanto que quiso morir! Y lo peor fue que, de nuevo, reaccionó tarde. El taheño había dado la vuelta casi instantáneamente después de haber juntado sus miradas. Un sonoro portazo marcó su huida. Aquello logró por fin que Sasuke escapara de su trance, entonces apartó al rubio quien tenía cara de no entender nada de lo que pasaba, corrió fuera y se estrelló contra la puerta de Gaara suplicándole que abriera como si al moreno lo estuviera persiguiendo un asesino.


Pero Gaara nunca contestó, y desde entonces no escuchaba nada...



Mordió su labio inferior cuando notó que Naruto estaba detrás suyo. Me tardaría años si trato de explicar las ganas que tenía Sasuke de matarlo, pero como en ese momento el Uchiha tenía cosas más importantes por las cuales preocuparse, se limitó a lanzarle una mirada furiosa y volver toda su atención al pedazo de madera frente a él.


"¿Sales con él?" Había preguntado entonces el rubio. De pronto las facciones se le notaban tan serias que, si no fuera porque era su mejor amigo, Sasuke no lo hubiera reconocido.



El moreno dejó de mirarlo por el rabillo del ojo y su atención volvió a la puerta.



"¿Tú qué crees?" Contestó con sarcasmo; su voz tratando de ocultar todo el dolor que de él brotaba.


El de los ojos azules tragó saliva, evitando así que el gemido de dolor nacido en su garganta diera a luz.


"¿Por qué no me dijiste?" Preguntó al desviar la mirada a un costado mientras ejercía presión en los puños.


Naruto también estaba sufriendo.


"¿Por qué debería decírtelo?" Escupió el azabache, esperando impaciente a que el rubio se largara de una vez.


Porque soy tu amigo, quiso decir; pero las palabras se le perdieron en la punta de la lengua. Y es que lo que el rubio quería de Sasuke no era una simple amistad. Aquello que siempre había buscado, desde que lo conoció, fue poder tener el acceso a su corazón—como muchos otros— y si bien ahora era su mejor amigo, seguía luchando para llegar a donde nunca nadie había llegado... Oh, lo siento, me equivoqué. A donde sólo Gaara logró llegar: el corazón de Sasuke Uchiha.


Quizá fue que tardó en aprovechar su oportunidad con él... Quién sabe. ¿Por qué demonios se tuvo que esperar a que Hinata se le declarara para correr con el moreno y hacer lo mismo? Bueno, es que nunca creyó que Sasuke hubiera encontrado a alguien más...


¡Maldita sea, estaba llorando! Y lastimaba con sus uñas las palmas de sus manos preguntándose: ¿Por qué el pelirrojo? ¿¡Por qué ese maldito pelirrojo!? ¿Qué tenía Gaara, que no tuviera él? ¿Qué era aquello que logró llamar la atención de Sasuke? Y no. No podía aceptar seguir siendo "amigo" para el moreno cuando ese pelirrojo lo era todo...


"Sasuke, yo...


"No creíste en serio que te iba a corresponder, ¿verdad?" Interrumpió de pronto, aquél que era dueño de su corazón. Sasuke tenía la frente apoyada en la puerta del taheño.



Silencio...



"Por favor, Naruto. Si yo sintiera lo mismo por ti te lo hubiera dicho hace mucho" Escuchó al menor reprimir un ruidito, aun así continuó "No hay nada. No te quiero de esa manera, ¿me entiendes? Ahora vete..."



Pero Naruto no lo entendía. Él quería creer que aún tenía oportunidad...



"Pero yo..."


"¡Ya basta, Naruto!" Gritó Sasuke dándole un puñetazo a la puerta del pelirrojo "¡Lo arruinaste todo, ya lárgate!" agregó esta vez con una voz que parecía querer escupir lágrimas. Apretaba los ojos, y las lágrimas salían con más fuerza.


Naruto se echó a correr, deshaciéndose con cada paso que daba lejos de Sasuke. Sintió como si su corazón dejara de latir...


Y desde entonces, la escena no ha cambiado. Sasuke se encuentra con la espalda pegada a aquella puerta, su rostro inexpresivo, conformándose sólo con la presencia del pelirrojo que se cuela por debajo de la puerta.



Dentro de sí, siente ese vacío en el estómago torturándolo, como si fuera un hoyo negro que se traga todo a su paso. La culpabilidad le consume, y sólo quiere deshacerse de aquello que lo separa de Gaara; quiere entrar a abrazarlo y apoyar la cabeza del menor en su pecho para que éste sienta el latir de su corazón; que dé cuenta de lo necesitado que está de él...



Hunde la cabeza entre sus piernas, limpiándose las lágrimas con la tela de su pantalón. No importa cuánto tiempo pase, él seguirá esperando.

 



•_•

 


Gaara no para de preguntarse cuándo demonios el Uchiha se irá. ¿Que no entiende que no quiere verlo nunca más? ¿O el moreno es tan idiota que necesita que el pelirrojo salga y se lo diga en la cara?



Se recarga sobre la puerta, suspirando. Desliza sus piernas por el frío piso y cierra lentamente los ojos. Quiere tranquilizarse, olvidar todo lo que pasó y despejar su mente, pero ni medio minuto pasa cuando de pronto algo lo obliga a hacer presión sobre los ojos y su rostro. Ese algo; la maldita imagen del Uchiha bastardo besuqueándose con un idiota de pelo amarillo, hace florecer las lágrimas entre la negrura de los ojos de Gaara. Se siente impotente, ganas de salir y golpear a ambos hasta matarlos; de liberar todo su odio y resentimiento contra la cara que amó tanto...



—Gaara...— escuchó el susurro que hizo a todo su cuerpo paralizarse; los latidos de su corazón incrementando a mil por hora. Sus ojos ahora están abiertos como platos, incrédulos y con la bolita aguamarina bailando alrededor. Giró solo la cabeza, quedando de perfil contra la puerta. Iba a gritarle al idiota que se marchara, pero éste se le adelantó:—. Gaara, por favor, perdóname...


Había súplica, dolor, aflicción; algo nada común en un Uchiha con fama de ser orgulloso y arrogante. Pero a Gaara no lo iba a engañar algo tan primitivo como aquello. Porque no con un simple "perdóname" iba a remediar todo el daño que le hizo, lo único que hacía era restregarle en la cara —no literal— cuánto lo había lastimado.


No contestó, no porque quisiera escuchar qué más tenía por decir el otro, sino porque el dolor torturaba su garganta en una estrangulación perfecta. Empero, el mayor continuó hablando.


—Lo que viste fue un error— sí, un error, ¡como toda su maldita vida!—. Sabes que nunca haría algo que pudiera llegar a lastimarte—dijo el moreno sin pensarlo, apretando los puños a tal grado de lastimarse las palmas de las manos con las uñas.


Sasuke levantó la mirada y se quedó esperando por segundos, a ver si su pelirrojo se dignaba a contestar algo. Pero el silencio fue tal que el pelinegro se vio obligado a pegar el oído sobre la puerta, tratando por lo menos de escuchar el mínimo sonido por parte de Gaara.



Nada...



Vaya, maldito silencio extendido por segundos eternos, que poco a poco le va envenenado el corazón hasta que el simple latido le duele más que un millón de agujas sobre la piel. Llegó a caer en la desesperación, y ahogando un ruidito estrangulado, golpea la puerta.


— ¡Por favor abre la puerta, Gaara!— pidió casi en un tono de orden—. ¿¡Por qué no entiendes que no fue mi culpa, maldita sea!?— aquel tono, tan afligido y pulido por lágrimas no era nada normal en un Uchiha, y de pronto Gaara se vio tentado en abrir la puerta y ceder de nuevo a sus estúpidos sentimientos.


Pero no lo hizo...



Porque, ¿qué caso tenía, perdonarlo solo para esperar el día en el que lo volviera a lastimar? Así sería, ¿verdad? Si no era el rubio, sería cualquier otro(a) y el ciclo infinito se repetiría...


Gaara nunca ha experimentado un dolor tan intenso como ahora, y eso él lo odia. Es una estupidez sentirse muerto por otra persona; mas por aquel que es el responsable de su sufrir. Siente que lo traga un hoyo negro al recordar al moreno degustando de labios ajenos frente a sus narices, duele recordar que esos labios le dijeron cuánto le querían semanas atrás. Y, de pronto, Gaara se da cuenta de que no hay sentimiento más doloroso y problemático que el amor...


—Tal vez así es mejor— habló despacio, pero fue suficientemente perceptible para el moreno quien en el momento se giró completamente hacia la puerta—, ódiame...



Su mejor solución: Olvidar todo lo vivido con Sasuke Uchiha. Regresar a su vida anterior, donde todo tenía sentido y todo era tan sencillo. Ser odiado, ignorado y menospreciado por todos incluyendo al azabache. Así, sólo volvería a su dulce soledad y nadie lo lastimaría de nuevo (aparte, claro, del demonio mapache). Y no tendría que preocuparse de sentimientos tan peligrosos como el amor, sólo de él, en su mundo de apenas una persona...


— ¿Recuerdas qué fácil es?— preguntó, más para él que para el moreno, pero éste logró escucharlo.


Dio un saltito, abriendo como platos sus ojos rubíes. Había algo en su corazón que se incrustaba con el paso de los segundos, con cualquier sonido escapado de los labios de Gaara. ¿Le estaba pidiendo que lo odiara? ¡Maldita sea! Tiene que ser una broma ¿cierto? Algo tan imposible como pedirle a alguien que logre cegar el sol...



Él no puede odiarlo, aunque lo intente. Vaya que trató de hacer que el pelirrojo le pareciera indiferente en el pasado, pero lo cierto es que nunca pudo dejar de verlo. Era una atracción que no se lograba explicar; como alguien tan miserable como Sabaku No Gaara fue capaz de robarle el corazón sin siquiera percatarse de ello. Y si bien para el pelirrojo era fácil ser odiado, para él era una tarea imposible dejar de amarlo...


—Sabes que no puedo hacerlo— confesó doblando los labios en una delgada sonrisa—. Aunque lo intente, no puedo...


—Claro que puedes, todos pueden. ¿Por qué tu no?— inquirió con sarcasmo.



El moreno tragó saliva y recargó la cabeza sobre la puerta, doblándose a su lado izquierdo, quedando de perfil sobre ésta.



—Ya te lo he dicho muchas veces—el pelirrojo encaró una (inexistente) ceja—. No puedo odiar a lo más importante en mi vida.



— ¡Cállate!— prorrumpió Gaara, batallando con es tumor que se formaba en su garganta—. ¡Ya no digas esas estupideces Uchiha, que esta vez no te servirán de nada!



No. Por supuesto que no quería (y no iba) a caer en la trampa del moreno esta vez. De nada le serviría al otro ponerse cursi y romántico, Gaara no se permitiría ceder si de todas maneras (seguramente) volvería a lastimarlo.



— ¡Tú nunca me amaste!— continuó, hundiendo el rostro entre sus piernas y lastimando con las uñas las palmas de sus manos—. Es más ¿acaso puedes amar, o lo único que te interesa es follar con el primero que se te ponga encima?— no se esperó por ninguna respuesta—. Eres un imbécil, ¡pero más imbécil yo por haberme dejado llevar por este maldito sentimiento! Ojalá nunca te hubiera conocido, Uchiha.



Las iris pequeñas bailaban sobre los ojos de Sasuke, saturados de lágrimas y con un espantoso color rojo. Movió la boca, como queriendo decir algo, pero apenas ruidos estrangulados salían de su boca. No puede creer el concepto que tiene Gaara de él, no puede aceptar que el otro crea que el amor que siente por él es una farsa, que simplemente lo utilizó como un juguete sexual.



—Te odio...— completó el pelirrojo, en el susurro más tenue que se pueda imaginar. Parecía, más bien, como si tratara de convencerse de sus palabras.



Y Sasuke no hizo nada. Sólo se abrazó con fuerza a sus piernas e hizo presión en la garganta para que sus gemidos no se oyeran tanto.

 



 


Horas después, Gaara estaba sobre su cama, con la cara hundida en el colchón. Había dejado de llorar hace poco más de veinte minutos y caído en un sueño profundo. Realmente, no le importaba si en su subconsciente llegaba la visita de su mapache asesino; es más, eso le agradaría mucho, así quizá las garras del demonio remplazarían el dolor que envuelve el corazón del pelirrojo cada vez que recuerda a Sasuke. Pero Shukaku no aparece por ningún lado y Gaara está completamente solo.



Apretó los puños y su rostro se tensó, formando millones de arruguitas entre sus (inexistentes) cejas. Los golpes sobre la puerta habían sonado demasiado fuerte y sus oídos quedaron algo entumidos. Relajó sus facciones solo para volver a presionarlas cuando la segunda ronda de golpes se hizo presente, esta vez, mucho más ansiosa que la primera. Gaara abrió de golpe los ojos y le lanzó una mirada despectiva a la puerta. Se levantó de mala gana, extendió ambas manos y puso sus palmas en ésta.



Gruñó bajito.


— ¡Lárgate!— exclamó. Su voz se escuchaba algo forzada, la garganta le dolía un poco y qué decir de su estómago. Parecía un remolino feroz que te mareaba con sólo mirarlo. Lo último que necesitaba era que el moreno le siguiera insistiendo.



Los golpes callaron. Gaara soltó un suspiro y de inmediato volvieron a sonar. El pelirrojo abrió la puerta, con la pura intención de mandar a la mierda a Sasuke (de nuevo), pero apenas y se abrió la mitad, notó a la mujer rubia de bata blanca que le miraba con el ceño fruncido, reprobatoriamente. Ella estaba acompañada de Shizune y Karin, una de las enfermeras que habían entrado ese mismo año.



— ¿Qué quieren?— preguntó el pelirrojo un poco más tranquilo, aunque sin quitar la cara de pocos amigos que siempre cargaba.



La rubia de dos coletas extendió la mano y le pegó en el pecho un sobre amarillo.


—Tus radiografías, Sabaku.



Ellas entraron prácticamente sin permiso, la rubia haciendo un lado al taheño para despejar el camino a las otras dos. Gaara se ahogó un gruñido y se quedó esperando quién sabe qué.


— ¿Y bien? Ábrelas—ordenó Tsunade cuando terminó de sentarse sobre la cama de Gaara y había cruzado las piernas, con tanta confianza como si estuviera en su casa.



Ante la mirada de las tres mujeres (las más jóvenes con las manos detrás de las caderas, y un rostro que Gaara pudo adivinar nervioso) él sacó las radiografías del sobre y las miró. Vio cosas que realmente no le interesaban, era tan solo la figura de su torso en tonalidades blancas con un toque de azul, pero fue hasta que notó una anormalidad en su vientre cuando sintió una especie de tirón en el estómago e inmediatamente se giró hacia Tsunade, dándole una mirada sorprendida.


—Ahí está la explicación de tus dolores de estómago y el vómito de las "papitas echadas a perder"—señaló con una media sonrisa sobre los labios pintados de rosa claro.


Gaara intentó repasar las palabras en su cerebro y cuando logró entender un poco, sacudió la cabeza mentalmente, convenciéndose de que el solo hecho de considerar esa idea, era una completa estupidez. Pero... ¿Entonces qué más podía ser?



—Quiere decir que...


—Eres un doncel— concluyó sin más la rubia. Gaara apretó los labios—. Y estás esperando un bebé.



El pelirrojo quedó completamente mudo, pues abrió la boca para decir algo, pero simplemente no salió nada. Las piernas le temblaban y el sudor comenzaba a escurrirle por la frente. Había escuchado algo de los donceles antes, pero creyó que se presentaban una vez cada milenio... Y, sinceramente, nunca se imaginó ser uno de ellos.

 

 

Hombre que puede embarazarse, ahora me siento más fenómeno...



—Escucha, Gaara-san—comenzó a decir Shizune en tono cordial—. Sabemos que esto puede ser algo difícil para ti, pero... Necesitamos que nos digas quién es el padre.



Y Gaara sintió un hueco en el estómago que por poco se lo traga por completo. Frunció el ceño y mordió su labio inferior. El dolor en su pecho había incrementado tanto como si le hubieran clavado un cuchillo en el corazón. Su silencio permaneció largo rato hasta que desesperó a la rubia y a la pelirroja, que eran mucho menos pacientes que Shizune.



—Dinos con quién tuviste sexo, más fácil— dictó Karin cruzándose de brazos, haciendo un esfuerzo sobrehumano por no sonar tan brusca. A Tsunade le resaltaba una gotita por la sien.



—Uchiha—mustió bajito, con la mirada concentrada en el suelo—. Sasuke.


Esperó a que dijeran algo, lo que fuera, ¡sólo que por favor no lo dejaran en ese silencio! Y al ver que fue todo lo contrario, levantó la cabeza, encarándolas. En sus rostros había cierto matiz de sorpresa e incredibilidad, y Gaara atinó a pensar que ellas creían que les estaba mintiendo.


Claro, porque seguramente Sasuke Uchiha es demasiado para revolcarse con alguien como yo, se burló mentalmente de sí mismo, queriendo formar una sonrisa amarga.



—Uchiha... Sasuke— pronunció la directora poniéndose de pie—. ¿Es una....—se comió la palabra broma, sabía que era despectivo para el pelirrojo. Además no le encontraba una razón para mentir, aunque tampoco para creerle al cien. Lo mejor sería arreglar el asunto con el mismo Uchiha—. Olvídalo— suspiró y le hizo un además con las manos a las dos muchachas, indicándoles que era momento de irse—. Te recuerdo que tendrás que ir a revisión muy seguido. Preséntate en la enfermería mañana por la tarde.


La rubia no esperó respuesta por parte del pelirrojo y salió de la habitación, seguida por Karin y Shizune, siendo la última la única que se despidió.



Estando solo nuevamente, Gaara caminó hasta quedar frente al espejo. Miró su reflejo durante un momento y realmente sintió lástima por sí mismo. Palpó su vientre un poco, apretando el rostro...


Ahí estaba creciendo el producto de su estúpido amor por el moreno.













 

Notas finales:

*La frase del principio es parte de la canción Valentines Day, de Linkin Park

*El título del cap, es parte de la canción Viva la Gloria? Little Girl, de Green Day

¡Y eso fue todo por hoy! nwn Desde que publiqué el primer cap me pidieron m-preg, y... ¡Aquí lo tienen! mi primer mpreg TTwTT Este, pues creo que ésta venita cursi y sentimental mía aun no muere xD ¡Ya sé que soy súper melosa! xD

Espero que les haya gustado y aun sigan leyendo n.n ¡Vamos, ayúdenme a que el SasuGaa gane más terreno! x3

¡Hasta la próxima!


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