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How To Save A Life por Sabaku No Ferchis

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Notas del capitulo:

Holaa...!!!

Primero que nada, lo siento por la tardanza jaja, pero es que noo había inspiración xP...Jaja este capi lo hice dos veces porque no me salia jaja, pero pues creo que al fin quedó.

 

Muchas gracias x sus rvws, saben que los aprecio mucho mucho :D

 

N/A: las letritas en cursiva son los pensamientos de los personajes xP

 

Sin más a leer..!!

 

°°MelloComeChocolates°°

Capítulo 3       

 

Because he cares.


Aquella mañana el sol permanecía oculto, ausente, sin el más mínimo rastro de su presencia en todo el cielo. Las nubes estaban coloreadas de un sublime color grisáceo, tan áspero y cenizo que amenazaba con inundar todo el panorama de la cuidad en un aura depresiva.


Nublado...

Y para empeorar las cosas, el malicioso viento corría salvajemente, meciéndose a ritmo veloz entre las calles y callejones que se apreciaban desde la ventana; pareciera como si tratara de devorar todo lo que había a su alrededor... Era un mal día, eso era todo ¿No?


Suspiró.


Cerró las cortinas de su ventana y terminó de ponerse el uniforme escolar. Se miró en el espejo y se acomodó la delgada corbata oscura, percatándose de amarrarla justo en el punto exacto, luego se fajó la blanca camisa y se colocó el saco color azul marino -casi negro-


Contempló su delgada figura reflejada por el cristal. Se veía muy -demasiado- formal, y eso era bastante extraño viniendo de él ¿Pero qué estoy haciendo? ¿Desde cuándo me preocupo por cómo me veo? Frunció el ceño y se desacomodó todo el uniforme, trató también de despeinarse el cabello, pero desgraciadamente siempre volvía a su forma original.


Volvió a mirar su reflejo.


Bufó.


Lucía como siempre.


Tomó el pequeño celular Apple y miró la hora. Marcaban las 7:30. Aunque aún faltaba media hora para que comenzara su clase, se apresuró a agarrar su casi vacía mochila y rápidamente salió de su habitación.


Como siempre, fue uno de los primeros en llegar, a excepción de Kiba y Shino, quienes se encontraban hasta el fondo, apoyados en la paleta de sus pupitres, molestando a una chica peliazul.


Sasuke entró tranquilamente a aquel salón, siempre con su mirada indiferente y manteniendo sus facciones libres de cualquier emoción. Se sentó en su asiento correspondiente y apoyó su mentón en sus puños, dirigiendo discretamente sus oscuras pupilas hacia sus compañeros.


—Vamos, Hinata, ya dinos quien es— dijo el castaño zarandeando un poco a la chica, haciéndola quedar más roja que una manzana madura.


— ¿No te has dado cuenta, Kiba? Es más que obvio de quien se trata— inquirió Shino, quien se mantenía cruzado de brazos observando como Hinata abría los ojos como platos y comenzaba a jugar con los dedos como una niña pequeña, con el sudor escurriéndole por toda la cara.


—Etto... Etto.....


— ¡Teme!


Sasuke desvió la mirada de los tres chicos y antes de que pudiera siquiera reaccionar unos brazos lo atraparon apretándolo de tal manera que los pulmones del azabache empezaban a rogar por un poco de aire.


— ¡Dobe, quítate de encima!— dijo en un tono de fastidio. ¡Diablos! Naruto siempre hacía eso cuando lo veía. Llegaba de la nada, lo abrazaba y luego se ponía a contarle sobre las locuras que había hecho la noche anterior.


Y ese día no era la excepción.


—Debiste estar ahí, Sai casi se muere de miedo con esa película; lo único malo fue que Deidara invitó a su novio, y se la pasaron la mitad de la película besándose como actores de películas porno... Pero como sea, mi hermano siempre ha sido un exhibicionista.


—Ajá— soltó Sasuke, rodando los ojos, fingiendo escuchar todo lo que decía su rubio amigo.


—Umm, ¿Y tú, Teme? ¿Qué hiciste ayer por la noche?


Sasuke se limitó la mirarlo, observando detenidamente como Naruto esperaba su respuesta con una enorme sonrisa plasmada en su piel canela; sin embargo, el Uchiha sólo rodó los ojos y miró hacia el techo.


Ahh, lo que había hecho anoche...


—Nada... — o por lo menos nada que a Naruto le importara.


El rubio arqueó una ceja y con una expresión exagerada de confusión encajó su mirada en el azabache. ¿Era su imaginación? ¿O ese día Sasuke estaba más raro de lo normal?


Ambos se quedaron en silencio, absteniéndose de hacer contacto visual, hundiéndose cada uno en sus propios pensamientos hasta que el profesor llegó.


—Buenos días— saludó el maestro desinteresadamente, acomodándose aquellos lentes redondos que lo distinguían de los demás profesores.


—Buenos días, Kabuto-sensei— dijeron todos al unísono, excepto Sasuke; siempre se le había hecho estúpido saludar como niño de primaria cuando llegaba el profesor, así que simplemente no lo hizo y se limitó a dar una pequeña reverencia como los demás.


—Comencemos con la clase— anunció el peliplateado profesor.


Sasuke rodó los ojos y largó un suspiro; la clase de anatomía era bastante -demasiado- aburrida. Escuchar tanto de la próstata, del páncreas y de las células del cuerpo le provocaba un extraño revoltijo en el estómago. Y esa clase acababa con  dos malditas horas de su vida... ¿¡Qué podía ser peor!?


Oh, pero no se podía quejar; la segunda clase era la que había estado esperando todo el tiempo. La clase de Kakashi-sensei. Y no era exactamente que la psicología le interesara en lo particular, era más bien el hecho de que esa era la única clase que compartía con aquél misterioso pelirrojo; era el único momento en el que podía verlo.


Así que espero.

 



Un leve gruñido gutural abandonó los labios pálidos que se deformaban en una mueca de fastidio. Apretó los párpados oscuros y enrolló su delgado cuerpo entre las sábanas desordenadas de su cama, cerciorándose de cubrir sus oídos con estas.  


Esperó pacientemente hasta que sus facciones comenzaron a relajarse, mostrando sólo aquel rostro inexpresivo y estático que era ya muy propio de él.


Los golpes en la puerta, uno a uno, volvieron a hacerse presentes, esta vez con más ansiedad por ser atendidos. Gaara ahogó otro gruñido y sin más se levantó de la cama, haciendo que las sábanas se deslizaran por su incolora piel para dejar al descubierto su erótica semi-desnudez.


Cansado, fastidiado, Gaara se dirigió a pasos torpes hasta la puerta de su habitación, preguntándose quién podría ser la persona que se encontraba del otro lado. Después de todo, él no recibía otra visita que no fuera la de sus profesores para hablar sobre su bajo rendimiento en clases; así que supuso que podría ser uno de ellos, tal vez... Pero ellos no solían tocar tan de prisa, ¿o sí?


Fuera como fuera, no había tiempo para dudar. Esos malditos golpes sobre la puerta hacían que sus tímpanos rebotaran de dolor y que las punzadas en su cabeza se hicieran un poco más fuertes y profundas. Lo mejor sería abrirla antes de que sus oídos comenzaran a sangrar.


¡Mierda! El rechinido que emitió la puerta al abrirse hizo que el pelirrojo se retorciera un poco a causa del dolor que gradualmente se intensificaba en sus débiles sentidos. Apretó los párpados nuevamente y se llevó una mano a los cabellos color rojo sangre, enterrándola como pudo en su piel para así poder nublar un poco la horrible sensación que se apoderaba de su cabeza.


Pero cuando abrió los ojos... Ahh, el dolor se fue casi como por arte de magia, siendo rápidamente reemplazado por una expresión que denotaba odio puro y desprecio completo.


No era ningún profesor...

Sus pupilas turquesa se centraron en las de color azabache, que lo miraban detenidamente, como estudiándolo, ligeramente preocupadas.

Sasuke...


Aquellas gemas del color de la noche, que Gaara nunca admitiría lo hermosas que eran, comenzaron a descender, deteniéndose sobre el blanco pecho del pelirrojo, saboreándolo detenidamente, con un ligero sonrojo escondido tras ese rostro sin emociones.


La perfecta vista le fue interrumpida por la puerta que trataba de cerrarse en sus narices; pero Sasuke no era un tonto, y rápidamente reaccionó ejerciendo presión contra esta, obligándola a permanecer abierta, obligándola a dejar que siguiera contemplando la belleza que se externaba de ese delgado cuerpecito blanco.


Después de un rato forcejeando contra la puerta, las fuerzas de Gaara se acabaron y Sasuke terminó entrando al cuarto. 


— ¿Qué quieres?— preguntó el pelirrojo en el tono más frío que pudo salir de su garganta, frunciendo el ceño y cruzando los brazos en el acto.


— Faltaste a clases...— le contestó, ausente, sin apartar la mirada del pecho desnudo del otro.


— ¿Y?


Sasuke permaneció callado, hipnotizado por la perfecta figura que poseía el pelirrojo. Sus ojos vagaron por esas delgadas líneas que curveaban las caderas estrechas y bien definidas, como si hubieran sido talladas por los mismísimos griegos; también pasaron por sus brazos largos y delgados, tan blancos y lampiños que casi adquirían un tono rosado. Maliciosamente, sus ojos descendieron hasta llegarse a posar sobre la división entre sus piernas y sus caderas, que estaba eróticamente cubierta por unos ajustados bóxer negros.


Una sensación electrizante le recorrió todo el cuerpo.


¿Por qué no podía apartar la mirada de ese chico? ¿Por qué sentía su rostro sonrojarse ante tal escena? ¿Qué tenía Gaara que lo hacía sentirse de esa manera? Ahh, el simple hecho de tratar de buscar una respuesta lógica ante eso hacía que su cabeza diera vueltas sobre su propio eje hasta dejarlo mareado. Y es que quizá ni siquiera existía una respuesta a esas preguntas...


Se relamió los labios ligeramente y ahogó un pequeño suspiro.


— Te estoy esperando.— la voz de Gaara sacó al azabache de sus eróticos pensamientos y rápidamente centró la mirada con la de color turquesa.


Su subconsciente trataba de articular alguna respuesta coherente, pero prácticamente se le hacía imposible; sus ojos querían seguir contemplando la desnudez de Gaara.


Y lo habían querido hacer desde la mañana. Se hubieran conformado con tan sólo ver su rostro, pero el maldito pelirrojo se había salido con la suya y faltó a todas las clases del día, como si simplemente lo hubiera hecho para molestar al otro. E inconscientemente así había resultado, Sasuke se molestó... Peor aún, se preocupó.


— ¿Por qué faltaste?— preguntó decidido, tratando de sonar lo más tranquilo posible.


— ¿Eso a ti que te importa?— ¡Trataba! ¡Sasuke trataba! Pero Gaara era siempre tan distante e indiferente...


El azabache se mordió el labio inferior y apretó los puños. Cerró la puerta detrás suya y se acercó a paso lento hasta quedar a sólo centímetros del pelirrojo.


Suspiró.


— Me importa porque eres mi compañero de equipo— dijo —. Y me preocupa nuestra calificación.


Ajá, era una mentira, ¿pero que más podía decirle? ¿Que estaba al borde de la locura por no haberlo visto en todo el día?


Gaara se quedó unos segundos observando, analizando las palabras que Sasuke había soltado.


—Pues si tanto te interesa entonces termina tú solo el trabajo.— dijo, cortante, con el mismo semblante helado de antes.


Y fue justamente entonces cuando Sasuke perdió lo último que le quedaba de paciencia.


— ¡Me tienes harto!


Gaara no supo cómo, ni cuando, pero de un momento a otro se encontraba recostado en su cama, sus manos sujetas con fuerza, una mirada penetrante sobre la suya... Tan cerca.


— ¿Por qué eres así? ¡Mierda!, ¡Realmente me desesperas!— gritó el azabache ejerciendo más presión a las muñecas del pelirrojo. Gaara, por su parte, sólo lo miraba con atención, en su sitio, sin moverse.


—Quítate de encima— su voz, tan neutra y seca, sin emociones.


El Uchiha volvió a morder su labio inferior, esta vez haciéndolo sangrar un poco. Esa mirada indiferente, esos ojos secos y fríos realmente lo sacaban de sus casillas ¡Lo volvían loco!


— ¿Por qué tienes que ser así, Gaara? ¿Por qué actúas de esa manera?— preguntó nivelando el tono de su voz, manteniendo aún la expresión de desesperación en el rostro.


Los labios rosados se doblaron en una diminuta sonrisa.


—Eres raro...— dijo para sorpresa del otro — ¿Por qué demonios te importa como sea yo?


—No es que me importe, es sólo que...


—Que, ¿qué?


Sasuke abrió más la herida de su labio y un delicado hilo carmesí resbaló por su barbilla. No sabía que responder, era muy difícil tratar de hablar con ese pelirrojo y con el paso de los segundos se le hacía una tarea completamente imposible.


Y entonces notó algo que hasta el momento había pasado desapercibido.


Su cuello.


Miró asombrado los rasguños y moretones que marcaban el cuello del pelirrojo, como si algo o alguien hubiera tratado de desgarrarle la garganta. Entonces recordó la manera en la que Gaara se retorcía en su cama la noche anterior, la manera en la que la expresión de su cara se deformaba cada vez que expulsaba un grito de dolor. También recordó cómo se sintió él al verlo, la manera en la que su corazón parecía querer abandonar su pecho y salir corriendo a donde Gaara, porque le dolía verlo sufrir de esa manera. Y quería hacer algo para ayudar a su ángel.


— ¿Qué te pasó en el cuello?— preguntó directamente.


Gaara abrió los ojos como platos, frunciendo el ceño nuevamente mientras un gruñido se preparaba para salir por su garganta.


— ¡¿Eso a ti que te importa?!— gritó, jadeando, tratando desesperadamente de zafarse del agarre del pelinegro, pero era inútil. Sasuke tenía mucha más fuerza que él.


Y se dejó caer sobre su cuerpo.


Sasuke acomodó su rostro en el hombro del pelirrojo y aspiró su aroma. Gaara, involuntariamente soltó un suspiro.


— ¿Q-Qué haces?— preguntó sorprendidamente.


Sasuke se acomodó mejor sobre el pelirrojo, disfrutando el contacto que mantenían ambos cuerpos. Sus manos abandonaron las muñecas pálidas y Gaara dejó de forcejear.


—No me gusta verte así, Gaara— le susurró al oído, con el tono de su voz extremadamente suave, casi dulce, acomodando su pierna izquierda entre la entrepierna del otro.


— ¿¡Qué!?— dijo al tiempo en el que se estremeció ante el contacto. Sasuke hubiera quedado maravillado si tan sólo hubiera visto el color que adornaba las mejillas de Gaara en ese instante.


—Estás loco— exclamó, tratando violentamente de quitarse al azabache de encima, hasta que por fin lo logró, haciendo caer a Sasuke del otro lado de la cama.


—Ahh, ¿Sabes? Quizá sí esté loco, la verdad no lo sé...— informó mientras se levantaba de la cama y se dirigía a la salida de la habitación —. Estoy en proceso de comprobarlo.


Gaara lo miró desde su sitio, intentando descifrar lo que el Uchiha decía.


—Más te vale que mañana te encuentre en clases, ¿Entendiste?— amenazó antes de salir, clavando su mirar en el pelirrojo. Después, sin más, abrió la puerta y desapareció tras ella.


—Maldito loco— susurró Gaara para sí, recostándose sobre su cama nuevamente; tratando de conseguir el sueño que la noche anterior no pudo.


Ahh, por eso se había quedado en cama, por eso había faltado a clases. Se sentía echo una mierda. Su cuerpo le dolía internamente y sus ojos, irritados, le rogaban por un poco de sueño que simplemente no se hacía presente. Que miserable era su vida...


Y para empeorar las cosas, tenía un nuevo problema. Ese maldito Uchiha acosador...


¿Qué trae entre manos ese idiota?


Escuchó el sonido de la lluvia empezar a chocar contra su ventana. Posó su mirada sobre el firmamento que adornaba la noche y lo hermoso que se veía al ser decorado con la lluvia. Las gotas de agua lo tranquilizaban. Le hacían olvidar todo, a Shukaku, a Sasuke... Todo. Y relajó su cuerpo sobre el colchón, dejando un suspiro detrás y sus pupilas se perdieron entre sus párpados.


Oh sueño, dulce sueño.

Notas finales:

Mmm quedó raro, lo sé xD... como sea, prometo que el próximo será mejorcito okiis xD

 

°°MelloComeChocolates°°


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