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Underneath por kitsunengel

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Notas del fanfic:

Underneath le pertenece a Lilang Luha como Fullmetal Alchemist le pertenece a Hiromu Arakawa.

Notas del capitulo:

Holas! Me sentía algo mal esta semana, pero esto no me impedirá darles este fic, que es una humilde traducción del grandioso trabajo de Lilang Luha, quien me autorizó para traerlo hasta ustedes.

Notas del autor original:
- Si no te gusta no lo leas. Esto hace nuestra vida más fácil ;-).
- He escrito algunos fics antes, ¡pero de eso ya hace años! Esto es mi primer ingreso en el fandom, ¡Estoy muy nerviosa! No soy perfecta, pero daré lo mejor de mí en este fic.
- FMA no me pertenece, no estoy aquí para hacer una novela ni ganar el premio Nobel de la Paz. Estoy aquí para escribir un fic de FMA porque es divertido y AMO Fullmetal Alchemist. Siéntete libre de darme tu opinión, alguna corrección, comentar o criticar constructivamenteJ,
- Y espero que todos ustedes lo disfruten, así como yo lo hago al escribirlo!

-Hay aquí un semi-AU y un poco de travestismo, pero todo bien justificado XD

 

A leer!

Prólogo: Misión Aceptada

La voz de Edward, lenta en un principio, creció hasta convertirse en una clara muestra de sorpresa e incredulidad."¿Que quieres que haga QUE?!"

Maes Hughes no retrocedió. En su rostro continuó esa sonrisa jovial, como si nada de lo que hubiera hecho o dicho estuviese mal. "¿Quieres que lo repita? Bueno, puedo hacerlo por ti, ya sabes." Entonces procedió a abrir el sobre color crema que se encontraba sobre su escritorio y apuntó al primer punto del documento, leyendo como si estuviera explicando porqué el cielo es azul a un niño pequeño. “Es una asignación, una asignación secreta para ser exactos”  

Ed ondeó su mano en el aire para silenciar al hombre. "Entiendo lo que dices, pero no es por eso que estoy aquí.¿Cuándo me darás una misión de verdad?"

Maes se encogió de brazos. "Ustedes han estado corriendo en círculos desde hace algún tiempo y consideré que un pequeño cambio en tu rutina sería favorable. En realidad esta no es una misión difícil; solo te tomará un poco de tiempo." Su sonrisa creció en el rostro de ojos verdes, dejando ver sus perfectos dientes. "¿Lo harás, verdad?"

Al rubio le dió un tic en la ceja, sus labios no se decidían entre una carcajada histérica o una mueca. Maes era un buen hombre; un hombre MUY bueno, y cuando mostraba esa sonrisa encantadora, no tenías opción. Edward estaba perdido. Esto de que el enigmático y abnegado padre usara sus encantos y persuadiera a la gente a hacer lo que les hubiera pedido sin tener idea del porqué, le recordaba demasiado a otro militar de rango superior, pelinegro y molesto hasta perderlo de vista… ¿Así eran todos los adultos?

Ed frunció el ceño. "No, ¡No seré un espía en una escuela secundaria! No soy un niño, menos una niñera. ¡Soy un Alquimista Estatal, maldición!” Alzó un puño que estrelló en en escritorio del mayor.

"Esa es la cosa, Edward. Desde que estás aquí, no hemos obtenido las misiones que quisieras. Además sería un desperdicio de tu talento que estuvieras sentado ahi, sin hacer nada."

"¡Pero la Academia St. Agustín está en Ciudad Este! Ve y manda a otra persona ahí. Al y yo no necesitamos caminar por ese lado."

"Ah, ¿Has visto personal joven trabajando en la milicia, aparte de ti? ¿Ves a alguien que pueda pasar desapercibido como estudiante de preparatoria?" apuntó el militar.

Ed hizo una lista mental y cuando estuvo de acuerdo con los nombres, su ceño se frunció más al imaginarse a Havoc disfrazado de estudiante corriendo tras las risueñas colegialas, fallando así la misión. Decidió sacudir la cabeza y alejar esa perturbadora imagen

"¿Eso es un no?" Hughes preguntó al blondo, una sombra de tristeza asomó en sus ojos verdes.

"N-no, no." Ed tartamudeó. "Quiero decir si, es un no…."

Hughes se levantó y juntó sus manos con alegría "¿Esto es un sí entonces? ¿Cumplirás con la misión?"

"¿Qué? ¡No! Yo no dije–."

"Muy bien, Edward Elric." El mayor elevó sus lentes y asintió en acuerdo. "Nadie puede hacer este trabajo major que tú, ¡el grandioso y legendario Alquimista de Acero!” Alzó un puño en el aire y poniendo una pose heroica, a su espalda aparecieron –quien sabe de donde- unos brillitos a lo Armstrong.

"Hey, yo no soy un personaje así. ¡Sólo soy un niño!"

"¡Ajá! Y acababas de decir que no lo eras, que eras un Alquimista Estatal! Hm, hm." Pasó un dedo por su cara. "Un Alquimista Estatal poderoso que  puede hacer cualquier cosa, ¡incluso caminar por los peligrosos callejones de la adolescencia!” El hombre se enderezó empujado el montoncito de papeles con respecto al caso, en la otra dirección. "Y podrías entrar a la biblioteca Universitaria Estatal, si es de tu interés."

Edward se irguió a al oír la palabra ' biblioteca.' 

Hughes continuó. El "St. Agustín es adyacente al campus de la Universidad Estatal Oriental, y ellos pasan para compartir varios medios. El acceso por el que los estudiantes pasan a la Biblioteca Universitaria no está demasiado lejos de las aulas." 

Una biblioteca donde pudiera investigar a gusto era demasiado tentadora para él, como una zanahoria colgada delante de un caballo. El rubio finalmente recibió los papeles, mientras los hojeaba y leía con cuidado cada uno de los puntos. "Así que…. ¿Todo lo que tengo que hacer es pretender que soy un estudiante de secundaria?”

"Tú serás perfecto para esto." Hughes lo tranquilizó. "Simplemente finge que eres un estudiante más, guarda un perfil bajo, y ve si los rumores de alguna actividad ilegal son verdad. Como yo estaré aquí, tú estarías informando al cuartel Oriental”. 

Ed parpadeó ofuscado. "¿Y dónde entra Al en todo esto?” 

"Por supuesto, Al irá contigo. Aunque no puede ser visto en la academia por obvias razones."

Edward frunció el entrecejo un poco. Las únicas personas con las que él interactuaba de manera recíproca eran Winry y Al. Realmente no sabía como era socializar con gente de su edad. 

Dándose cuenta de la vacilación del muchacho, Hughes abrió sus brazos en gesto de emoción. "Piensa en esto, Ed. ¡Es una oportunidad de oro! ¡De ser un estudiante de preparatoria por un tiempo! Te ayudará a aclarar la mente y luego podrás retomar tu investigación con calma. ¡Acepta! ¡Sé un niño! ¡Haz travesuras, ten peleas, fuma crack! "

Edward pestañeó. Esa energía que el mayor desbordaba siempre lo dejaba un poquito confuso y enenredado. E internamente se preguntó cuántos prisioneros habían muerto de una hemorragia cerebral al ser interrogados por este sujeto. Al menos, Hughes no había mencionado la letra “E” aún.

“¡Sé que tendrás la experiencia de tu vida! Y,” El mayor sacó una pequeña foto del bolsillo de su camisa. Al ver esta acción tan familiar, Ed comenzó a sudar frío y a retirarse con lentitud hacia la puerta. “¡Mi pequeña Elysia irá a esa escuela algún día!” Le puso la foto de su primogénita a Edward en el rostro, pero esta quedó tan cerca que Ed solo veía un borrón de amarillo y rosado frente a su nariz.

¡Nooooo! Ed exclamó mentalmente cuando la voz incesante de Hughes elogiando a su princesa se convirtió en un zumbido dentro de su oído. Le parecía a unas uñas arañando una pizarra con la palabra “Venganza” escrita en ella. Le hacía dar ganas de meter la cabeza en tierra como un avestruz y seguir alejándose…

“Mírala, ¿no es lo mejor que has visto en tu vida? Ella será la más inteligente y popular niña que haya pisado el prístino campus del St. Agustín. Ganará los campeonatos de fútbol y será la presidenta de su salón, ¡todo en uno! Y no vas a creer lo que hizo ayer, ella fue y…”

La espalda de Edward finalmente había chocado con la puerta, y Ed no desperdició la oportunidad. “Ok-GraciasYteVeréCuandoHayaTerminadoConEstoADIOS!” Cuando abrió la puerta, Edward corrió tan rápido como pudo hasta llegar al hall. Solo se permitió detenerse cuando el aire del exterior abanicó su rostro y pudo ver la ruda figura de Al en la fuente de agua del patio, esperando por él.

“¿Estarás bien con esto, Nii-san?” Al le preguntó aprensivamente mientras caminaban desde la estación de trenes hacia los cuarteles del Este. Habían llegado una hora antes de lo previsto debido a algunos problemas con el horario.

“¿Porqué lo preguntas, Al?”

“Por la cara que has puesto.”

“¿De qué estás hablando?” Edward frunció el ceño.

“De esa cara” Al apuntó a su rostro. “Luces como si te hubieras comido el caramelo de leche que te obsequiaron en el tren.”

“¡Claro que no Al, estoy BIEN! Quizas esté un poco disgustado porque viajé hasta Central sólo para ser mandado de regreso al Este, y con el precioso cargo de niñera y la mierda.” Sus brazos comenzaron a moverse más rápido conforme su estado emocional se incrementaba agitadamente y sus delirios aumentaban con la charla incoherente. Los pasajeros que descendían del tren y pasaban por su lado apenas prestaban atención a la armadura quieta con pose relajada y al chico que murmuraba y se movía molesto a su modo. Al ya estaba acostumbrado; en estos casos lo mejor era esperar que se le pase. El mayor continuó. “Tengo que fingir, Al. ¡Fingir! ¡Tengo que fingir que soy un normal y emocionado adolescente joder! Y por si fuera poco, ¡También tengo que reporter todo al Cuartel del Este!”

Al dió una vuelta alrededor de su hermano, pensando. Luego dijo, “Pero nosotros conocemos a todos aquí, y todos son buenas personas”

“¡Todos excepto el Coronel Bastardo, él no lo es!”

“Hm, yo no pienso que él sea malo.”

“Me lo imagino ahora. ¡Esa sonrisa insolente que pondrá cuando se entere de mi asignación en el St. Agustín! ¿Al, recuérdame porqué acepté esta misión?”

“Porque olvidaste tus orejeras en casa”

Ed se detuvo. “Al, ya sabes que no te obligaré a que estés aquí si no lo deseas.”

Al se encogió de hombros. “Está bien. Tengo la biblioteca de al lado para distaerme mientras te espero. Sólo cuidate, hermano. He oído que estudiar en una preparatoria es como lanzarse a un bosque oscuro en medianoche y repleto de lob@s hambrient@s”

Es este tipo de frases la que hace que Edward se cuestione el verdadero nivel de inocencia de su hermano.

Lo que le siguió al comentario fue la visión de una puerta de madera demasiado familiar.

“Mira hermano. Arreglaron la puerta.” Al observaba las marcas de patadas y arañazos que la pintura no pudo disimular, hechas casi todas por ellos.

Ellos escuchaban los ruidos del otro lado de la puerta, entre charlas, risas, grititos y otras cosas que se mezclaban ente si, haciendo difícil el reconocimiento de sonidos.

“Suena como animales trabajando” Ed murmuró y luego suspiró resignado. “Oh bien, aquí vamos.” Ed levantó su pierna de automail y pateó la puerta, haciendo su habitual entrada.

Notas finales:

Hasta la proxima actualización! Dejen reviews! :D


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